Capítulo 34: El verdadero inicio
┏━━━━━━━🌙━━━━━━━┓
La tortura es
un primer paso a la
total locura.
┗━━━━━━━🌙━━━━━━━┛
Esa noche fue de las mejores, las hermanas Black dormirían en una misma habitación sin sus padres y por eso Calynn estaba más que tranquila, aunque no confiaba enteramente en Bellatrix.
La pequeña Black tomó la cama que estaba junto a Andrómeda pues de sus tres hermanas en la única que confiaba era ella, o al menos confiaba más en ella que en cualquier otra.
El único problema esa noche fue Bellatrix, a pesar de su edad esta se comportaba como una mortífaga mayor.
—No le hagas daño —defendió Andrómeda a su hermana.
—¿Por qué no? ¿No crees que es injusto? Ella tiene la marca sin haber pasado por alguna iniciación —exasperó Bellatrix con la varita en la mano.
—El Señor Tenebroso sabe lo que hace, ¿acaso dudas de sus planes? —le soltó la castaña.
—¿Yo? No. Solo es que, bueno, ¿quién es ella para tener tantos privilegios? —preguntó la chica enfadada.
—¿Privilegios? —respondió Calynn incrédula sin dejar contestar a Andrómeda—. Por si no te has dado cuenta soy una mortífaga obligadamente —concluyó la chica.
—Con mayor razón, nosotras somos voluntarias —recalcó la última palabra antes de meterse en la cama con su varita en mano. Narcissa tan solo miró a Bellatrix con desaprobación y también se recostó en su cama con expresión cansada.
Andrómeda abrazó a su hermana para después cada chica se acostase en sus respectivas camas y apagara las lámparas de sus mesitas de noche. Pero Calynn tan solo se acostaría para analizar el día, estaba cansada, pero tenía mucho para pensar.
No podía creer que ese día había sido tan diferente a lo que ella siempre había pensado, repasó su día entero, sin saltarse ningún detalle hasta que llegó a su charla con el Señor Tenebroso y meditó por un momento lo poco que se habían dirigido la palabra, recordando cada detalle.
La pequeña Black entró a la habitación con cautela porque no se sentía segura de estar allí.
—¿Qué hechizos de defensa has practicado? —cuestionó el hombre directamente al grano.
—Pues... —titubeó la chica antes de contestar el primer hechizo que se le vino a la mente—, el hechizo Expelliarmus.
El hombre tan solo negó con la cabeza y la mandó fuera de su vista.
Después recordó el resto del día, pero el sueño comenzó a vencerla hasta que cerró sus ojos totalmente, pero para su mala suerte, comenzó a soñar.
—¿Un solo hechizo defensivo? —exasperó la voz del Señor Tenebroso—. Nada está saliendo como lo planeado, ¿en qué ocupaste estos meses?
—Ella se ha negado —explicó la voz de Druella—, no le interesa el lado tenebroso.
—Eso no puede ser posible —respondió el hombre incrédulo—. ¿Me estás mintiendo Rosier?
—¡No, tiene que creerme!
Calynn no podía observar lo que pasaba, tan solo escuchar por lo que no pudo vislumbrar el rostro de Voldemort.
—No te creo una palabra, eso no puede ser posible debe haber una explicación...
Pero fue interrumpido por otra voz desde la realidad.
—Guarda silencio, si despiertas a Bellatrix puedes asegurar que esa fue tu última pesadilla —susurraba la voz de Andrómeda ante los gritos de la pequeña. Calynn volvió a la realidad, mientras abría sus ojos pudo ver unas pupilas color miel por lo que se asustó al no saber quién era—. Tranquila, soy Andrómeda. —Al parecer la castaña había notado el gesto de temor de su hermana, por lo que se había apresurado a contestar. La pequeña se incorporó totalmente y trató de organizar su mente que aún seguía meditando el sueño—. Es una suerte que no despertaras a Bellatrix, sino, te hubieras considerado muerta. —Al parecer, Andrómeda pensó que su hermana le preguntaría lo que había sucedido pero lo que ella no sabía era que no había necesidad ya que ya sabía la respuesta—. Hablas mientras duermes, ¿no lo sabías?
—Sí, ya lo sabía —contestó esta sin darle importancia.
Se despidieron y antes de dormirse tan solo se escuchó una voz desde los pisos inferiores.
—¡No, tiene que creerme!
Ambas se miraron, Calynn no podía creer que lo que había soñado hace unos momentos estuviera pasando en ese instante; se le vino a la mente la idea de salir del cuarto y averiguar el final de aquella charla, pero no se atrevía a arriesgarse. Su hermana la miraba con el ceño fruncido, confundida hasta que esta se encogió de hombros y se acostó en su plácida cama para que después su hermana la imitara y durmieron cómodamente como Calynn nunca se lo hubiera imaginado.
Se despertó con un leve ardor en su antebrazo izquierdo debido a la fresca marca que ahora portaba.
—Levántate rápido, pronto llegarán las visitas y al Señor Tenebroso no le agrada que estemos abajo si no colaboramos —la apuró la voz de Andrómeda, quien ya se había vestido.
La chica se levantó de mala gana y siguió a su hermana.
Mientras tanto en Hogwarts, Lily era la única levantada en la sala común, había madrugado para poder escribir la carta que tanto quería, no por lo que Lily pudiera contarle, si no para saber el estado de su amiga.
Cuando terminó la carta la volvió a leer y posteriormente se levantó de su cómoda cama y se detuvo frente a una jaula blanquecina donde se encontraba una lechuza del mismo tono, el ave comenzó a ulular fuertemente mientras que la chica la callaba evitando así que sus compañeras despertaran. Tomó un listón y lo amarró tiernamente junto con la carta recién escrita a la pata del animal para que después este saliera revoloteando por la ventana hasta perderse entre las nubes; regresó a su cama por su uniforme para cambiarse.
Calynn descendió hasta la primera planta donde se encontró con la imagen de la puerta, por donde habían entrado todos los mortífagos el día anterior, se encontraba abierta, dándole paso a todos los magos y brujas incluyendo a los menores de edad.
—Por aquí —la guio Andrómeda, tomándola de la mano, intentando no tocar la marca, al parecer sabía que esta dolía bastante durante los primeros días.
Pasaron por la gran puerta y lo primero que observó la pequeña Black la sorprendió.
La habitación era mucho más grande de lo que tenía en mente; en medio se encontraba una mesa demasiado larga para ser real, flanqueando a esta se observaban cerca de cincuenta sillas de madera oscura, un poco más a la izquierda se ubicaba una mesa con diferentes aperitivos y bebidas. Localizó algunos mortífagos que estaban ya sentados hasta que encontró a Severus; se disponía a alcanzar el lugar al lado de él cuando fue detenida por la mano de su madre quien la hizo volver a la realidad, ella no estaba aquí por voluntad propia.
Dejó guiarse por Druella con la cabeza baja, aunque deseó no haber observado aquel suelo azabache, en cada paso que daba podía observar un rastro rojizo oscuro, aumentando cada vez más. Siguió el rastro de sangre hasta que cerró los ojos instintivamente al ver al hombre de quien provenía el rastro, más muerto que nada.
—Josh Downs —recitó una voz sarcástica—, futuro auror, es una pena —terminó la voz más falsa de Voldemort. La chica alzó la mirada para encontrarse con aquel pálido rostro, portando una sonrisa burlona—. Cygnus, haz el favor de desintoxicar el comedor —ordenó sarcásticamente mientras los mortífagos reían.
Druella la sentó junto a ella, quien se había situado junto a Voldemort. Al lado de la pequeña Black se arrimó Andrómeda y al lado de esta se encontraba Narcissa.
—¿Por qué ella está en mi lugar? —exasperó Bellatrix recalcando la penúltima palabra al notar que su lugar sería ocupado por su nueva hermana.
—Solo siéntate —le ordenó Druella en un susurro.
—Yo siempre estaba junto a Andy —siguió reclamando la niña.
—Siéntate ahora mismo —comenzó a desesperarse la mujer, pero para su buena suerte su hija había obedecido sin más remedio.
Se quedaron en silencio mientras comían hasta que un mortífago rompió el silencio.
—Mi señor, no sé si lo ha notado, pero hay cuatro lugares vacíos donde deberían de estar... —pero fue interrumpido por una indicación de silencio por parte de su líder.
—¿Acaso sabes de su paradero? —cuestionó el hombre sin rodeos.
—No, mi señor, pero...
—¿Acaso te han proporcionado información para compartirla en su ausencia? —cuestionó Voldemort sonando más molesto en cada palabra.
—No, mi señor, pero no sería conveniente que... —Pero de nuevo había sido interrumpido.
—¡No he pedido tu opinión, Malfoy! —exasperó el líder llamando la atención de todos los presentes.
La pequeña Black se burló en su cabeza acerca de su actitud similar a la de Lucius, siempre queriendo saber cosas que no son de su incumbencia.
—Aléjate de esos pensamientos por ahora —le aconsejó Andrómeda en un murmullo.
Calynn se sorprendió al ver que su hermana podía leer los pensamientos y que, a la vez, lo hacía de manera instantánea.
—Para lo que estamos reunidos esta mañana es para informarnos un poco del origen de nuestros invitados —dijo el hombre refiriéndose a quienes les sacarían información—. Elton Downs, por lo que sé es el padre del querido Josh Downs, y Casandra Hoop, extrabajadora del ministerio. —El hombre iba a continuar cuando unos gritos se escucharon en el umbral.
Antes de si quiera poder reaccionar, Calynn fue tomada de la muñeca por Andrómeda y ambas subieron discretamente dejando a la mayoría de los mortífagos en el piso inferior.
—Tus pensamientos son muy concretos, ¿no te han enseñado a cerrar la mente? —preguntó Andrómeda incrédula mientras cerraba la puerta de la habitación.
—No, nunca me han dado clases —contestó la pequeña honestamente.
—A mí me enseñó Druella. —Dio un suspiro de soslayo y continuó—. Nunca volví a tener un recuerdo privado desde ese día. —La castaña se removió en su cama—. Pero cuéntame, ¿cómo es que nunca te vi en estos casi doce años? —curioseó la chica.
—No lo sé, yo no sabía que tenía tres hermanas, ni siquiera sabía que era una bruja —confesó la niña.
—A nosotras tampoco nunca nos hablaron de ti, fue hasta casi el primer día en Hogwarts cuando nos confesaron tal secreto —explicó la castaña—. Obviamente Druella nos obligó a callarnos hasta vacaciones navideñas.
—Pero ¿ninguna preguntó por qué nunca me habían visto? —cuestionó la pequeña Black.
—Claro que lo preguntamos, pero no fue que obtuvimos la respuesta hasta hace apenas unos días, según Druella nunca mostraste poderes mágicos de pequeña, por lo que te creían squib. No creo que lo que nos dijo fuera cierto, pero es muy difícil sacarle información verídica a Druella —concluyó Andy negando con la cabeza.
—¿Squib? —preguntó la pequeña confundida.
—Personas que son hijos de magos pero que no tienen poderes —explicó la castaña.
Se quedaron un pequeño momento en silencio cuando una voz que venía desde el piso inferior resonó en la habitación.
—¡Calynn, baja en este instante o yo subiré por ti! —Calynn volteó a ver a Andrómeda pidiendo su consejo.
—¿Para qué me quiere? —cuestionó la chica con nerviosismo.
—Para cubrir la iniciación que nunca tuviste —exclamó su hermana.
—¿Qué debo hacer?
—Lo que te he dicho, finge que realmente lo disfrutas, que realmente eres uno de ellos. Te aseguro que no podrás conjurar un Cruciatus porque nunca lo has intentado. Así que no te opongas totalmente porque eso es lo peor que puedes hacer. Suerte —le aconsejó la castaña.
Después de que la pequeña le agradeciera, bajó las escaleras con la varita en la mano, a quien le transmitía todo su temor mientras apretaba más la palma que la sujetaba. Cuando bajó todos los escalones e hizo el último eco con sus zapatos, se dirigió al salón que es de donde provenían los gritos, empujó la gran puerta y entró a la habitación atrayendo la atención de todos.
—Ya era hora —le espetó Druella con desagrado—. Sácale información en lo que yo vuelvo —ordenó la mujer mientras salía por la puerta, señalándole a un hombre debilitado y recostado en el suelo. Bellatrix que estaba a su lado, torturaba a una mujer sin piedad alguna mientras ella contemplaba al hombre que portaba, sin duda alguna, un rostro de lástima.
—¿No sabes lo qué es la maldición Cruciatus? —reprochó Bellatrix a falta de una reacción de su hermana. Volvió a lo suyo mientras Calynn observaba sorprendida la facilidad con la que decía las letras de ese hechizo, así como la crueldad con la que lo hacía.
Volvió a observar al hombre y con toda la pesadez, levantó la varita lista para lanzar el hechizo.
—¡Cru... Crucio! —El hombre ya se había preparado para el impacto que nunca llegó ya que lo había lanzado tan débilmente que se había desvanecido en el camino.
"Es tentador ¿no?" —escuchó una voz en su cabeza—. "Tienes a ese hombre a tus pies, podrías matarlo si eso es lo que deseas"
Calynn realmente no quería eso, ni siquiera lastimarlo, no estaba segura de lo que debía hacer.
La voz que le retumbaba en la cabeza se le hacía demasiado familiar pero no lograba acordarse de quién era el dueño de aquel tono.
—¿A eso le llamas un Cruciatus? —se burlaba Bellatrix a su lado.
Eso realmente la había molestado y la ira comenzaba a llenar su cuerpo.
"Él es la causa de que tengas que pasar por esto, necesita un merecido, ¿no?" —seguía hablando esa voz en su cabeza. Y, dejándose guiar por la ira, comenzó a lanzarle maldiciones aún sin lograr un alcance. Bellatrix se siguió burlando, mientras que la pequeña Black quería demostrar que ella era mejor que Bellatrix y, sin pensarlo dos veces, lanzó un Cruciatus con tanto odio y tantas ganas de ver al hombre tornar un gesto de dolor, que logró conseguir lo que tanto había insistido la voz de su cabeza.
"Eso es lo que busca Lord Voldemort" —recitó sus últimas palabras y fue cuando comprendió que había logrado lavarle el cerebro para torturar a aquel hombre. En ese instante cortó el hechizo y dejó al hombre. Comenzó a tranquilizarse y a bajar el nivel de su ira, porque realmente ahora estaba molesta con ella misma, por haber creído tan fácil, porque ese hombre no tiene nada que ver con ella, solo que Voldemort necesitaba una buena razón para generar ese odio y ese deseo de lastimar por el cual ahora se sentía culpable.
Regresó a la realidad cuando sintió esos ojos negros característicos de su hermana sobre de ella, volteó a verla y la dejó totalmente muda.
—¿Lo has logrado? —preguntó Druella antes de contemplar la escena y responderse a ella misma, sonrió con orgullo antes de agregar—. Toma, te lo has ganado. —Le entregó un sobre con una caligrafía que reconoció al instante. Sin saber qué decir, tomó la carta, salió del salón y subió los escalones sin detenerse dejando atrás una escena que nunca olvidaría, desgraciadamente, por ser algo demasiado traumático.
Llegó a la habitación donde Andrómeda la esperaba y se recostó en una de las cuatro camas que se encontraban dentro de aquel cuarto y comenzó a analizar lo que acababa de cometer.
—Tienes una varita realmente poderosa, al parecer se guía a los dos lados muy fácilmente, ¿de qué núcleo es tu varita? —curioseó Andy, quien estaba perpleja.
—Recuerdo que era Núcleo de Fibra de Corazón de Dragón —respondió sin importancia y concentrándose más en el sobre que sujetaba mientras comenzaba a abrirlo.
—¿De quién es? —interrogó la chica.
—Una amiga del colegio, Lilianne... —Pero no terminó al quedarse sin aliento al leer todo lo que le había escrito su amiga.
Querida Calynn:
No sé si leerás esta carta, o tal vez llegue a las llamas y arda en el fuego cada milímetro de este escrito, pero en realidad me encantaría realmente que llegara a tus manos. El motivo de esta carta es darte consejos sobre cómo tratarlos, a los mortífagos. No te unas a ellos por ningún motivo y sé igual de rebelde que eres, así dejarás claro de qué bando eres. Yo sé que no serías capaz de lastimar a alguien —esas palabras le llegaron al corazón, precisamente donde habita la conciencia—, pero a veces las malas influencias nos hacen cambiar la persona que realmente somos.
¿Cómo has estado? A pesar de que ha sido muy poco tiempo desde que estuviste en Hogwarts, pero a Meryl y a mí nos ha afectado demasiado. Las cosas en Hogwarts son muy diferentes, James y sus amigos regresaron a sus respectivas casas por lo que Hogwarts ha estado muy callado. El festejo Navideño parece muy hermoso, lástima que no puedes estar aquí.
Creo eso es todo por ahora porque yo no tengo mucho que contar, pero tú, necesito saber lo que te han hecho y lo que has realizado.
Nos escribimos después, espero que muy pronto.
Lilianne Evans.
PD: Tengo el presentimiento de que Meryl sabe sobre de ti y tus padres.
Calynn se quedó sin habla, tantas cosas dichas en una carta la habían impactado. Estaba realmente confundida, ¿debía hacerle caso a su vieja amiga o a su nueva hermana? Era realmente un dilema pues por un lado Lily la conocía desde hacía mucho tiempo, pero su hermana a pesar de que no la conociese, esta llevaba su sangre y conocía mejor a Druella.
La pequeña Black se quedó pensando en eso mientras Andrómeda la miraba un tanto extrañada.
┊┊┊┊☆┊*🌙*┊☆┊┊┊┊
From the playlist
╔═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╗
"Acaba con este destino.
Romper estas cadenas terrenales.
Y liberar el espíritu".
╚═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╝
⌞ Hurt Incantation - Annapantsu ⌟
0:22 ───⊙─────── 1:14
↻ ◁ II ▷ ↺
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top