Capítulo 27: Tarde en el lago
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Agua del lago
remojaba sus manos
con gran ternura.
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Cuando llegaron a la sala común después de la noche en el bosque, Meryl había salido de la enfermería y los había esperado a que llegaran del Bosque Prohibido.
—Qué bien que pudiste salir de la enfermería, amiga —saludó Calynn a la rubia.
—¿Qué tal el Bosque Prohibido? —preguntó la rubia.
—Es bueno para ejercitar los pies —bromeó la pequeña recordando cuando era perseguida por los centauros.
—¿Y tus dientes han vuelto al tamaño normal? —interrogó Frank.
—Creo que sí, aunque los noto más grandes que antes. Pero agradezco que no quedara como castor —expresó la rubia sonriendo para que observaran los dientes blanquecinos.
Después de explicarle a Meryl en qué consistió su búsqueda al Bosque Prohibido se fueron a dormir a las acogedoras camas.
Los días pasaron volando, el primer partido de Quidditch ya se acercaba y los alumnos estaban eufóricos.
El frío comenzaba, así como los entusiasmos por Halloween que tan solo estaba a quince días. Frank era quien odiaba la clase de vuelo porque hasta la tercera clase no pudo subirse a la escoba, a diferencia de Lily que había resultado muy buena y le había gustado un poco más que a Frank; en la clase que le va mejor a Meryl es DCAO aunque ella no pone empeño en ninguna materia, Calynn tenía una gran habilidad para DCAO y Encantamientos, se empeñaba aunque no tanto como Lily quien ya había leído la mitad de todos los libros y estudiaba a todas horas que podía, era algo que disfrutaba mucho la niña.
El festín de Halloween se acercaba, los alumnos de segundo les habían explicado a los de primero más o menos en qué consistía y ahora estaban ansiosos de que esta llegara.
—Lily, ¿qué página dijo? —preguntó Meryl a la pelirroja durante la clase de pociones de un día antes del festín de Halloween.
—Hola mis queridos alumnos, hoy vamos a aprender a preparar la Poción Curadora de Forúnculos también conocida simplemente como poción para la cura de las ebulliciones, para esto necesitarán los siguientes ingredientes —explicó el profesor de pociones.
El hombre dijo todos lo que necesitarían, los pasos para elaborarla y les indicó que comenzaran.
Empezaron a machacar los colmillos de serpiente. Meryl batallaba con los colmillos mientras que Lily a su lado los aplastaba con suma facilidad pasando rápidamente al siguiente paso.
Mientras tanto una mesa al lado estaban Frank y Calynn, el niño se había acercado a el caldero de la pequeña Black para poder ayudarle con los ingredientes mientras le sonreía levemente.
Siguieron la clase normal. Cuando Lily ya estaba en el paso tres, Meryl seguía tratando de machacar los colmillos con mucha fuerza como si eso le ayudara.
—¡Esto es una pérdida de tiempo! —expresó la rubia machacando aún más fuerte los colmillos cuando uno de estos salió disparado mientras algunos alumnos lo observaban. Mary MacDonald se hizo para atrás para evitar que le cayera el colmillo, pero se asustó al chocar con una chica de Slytherin llamada Amelie, el colmillo le cayó en el ojo a la Gryffindor y se echó para atrás con mucho dolor empujando a la Slytherin quien chocó con su caldero. Esto provocó que este cayera desparramando toda la poción por todo el suelo haciendo que algunos alumnos se apartaran para que la poción no los quemara.
—Mi poción... —expresó la chica morena de Slytherin mientras que repentinamente cambiaba su color de cabello negro a un azul oscuro—. Has arruinado mi poción, niña de Gryffindor, ahora arréglalo.
—No haré tu trabajo por ti, niña de Slytherin —mencionó la Gryffindor sin evitar sonar con repugnancia mientras se tapaba su ojo adolorido.
La pequeña niña de Slytherin al parecer no quería problemas porque no le contestó a Mary, pero se echó a llorar silenciosamente mientras que a un extremo de la clase donde se encontraban James y sus amigos, uno de ellos comenzó a reírse a carcajadas mientras que Lily y Calynn se acercaban a la chica de piel morena para consolarla.
—¿Quién ha sido el causante de todo esto? —intervino el profesor de pociones.
La mayoría de los estudiantes voltearon a ver a Meryl haciendo que el profesor notara al culpable.
—Los colmillos han tenido la culpa, si fueran más suaves y menos inquietos no hubiera pasado esto —mencionó la rubia riéndose.
—Esto no es de gracia señorita... —reprendió el maestro preguntándole su apellido.
—Johnson —contestó Meryl.
—Diez puntos menos para Gryffindor —indicó el profesor mientras algunos alumnos replicaban a excepción de James y sus acompañantes quienes comenzaron a felicitar a Meryl por su gran "mérito"—. Potter, Black, Lupin y Pettigrew, si siguen riéndose les quitaré más puntos a su casa, hablo en serio.
Y, como era de esperarse, los chicos rieron todavía más fuerte en busca de perder cada vez más puntos.
—Diez puntos menos, ahora, quiero que los que aún llevan bien su poción la continúen haciendo mientras yo llevo a la señorita MacDonald a la enfermería —ordenó el hombre saliendo de la mazmorra.
—Mi poción —repetía la chica que había vuelto a poner su cabello a un tono negro oscuro—, ella ha arruinado mi poción.
—No te preocupes —consoló Lily.
—Gracias, ustedes podrían ser mis...
—¡Amelie! —llamó un chico rubio de un extremo del aula—. No vale la pena juntarse con sangres sucias y traidores a la sangre, menos si pertenecen a Gryffindor —terminó Malfoy arrastrando las palabras.
La chica lo ignoró, al parecer no le había importado el comentario del chico.
—Yo no tengo preferencias de sangre, ¿quieren ser mis amigas? —preguntó tímidamente.
Ambas Gryffindor asintieron con la cabeza y ayudaron a la pequeña morena a limpiar y recoger la poción derramada en el suelo.
La clase se comportó muy bien durante la ausencia del profesor, ya que nadie se dispuso a jugar y todo el mundo se dedicó a su poción, excepto James y sus amigos que se dedicaron a contar chistes y a recrear la escena del "colmillo volador" como lo llamaban ellos. Cuando el profesor regresó no fue por mucho tiempo, ya que se llevó a Meryl con él sin decir una palabra.
—¡Pierde todos los puntos que puedas, Johnson! —exclamó Sirius a la rubia antes de que salieran del aula.
Lily terminó su poción antes que todos los demás alumnos. Se levantó y fue a sentarse junto a Severus que estaba escribiendo en un libro con su poción también terminada. El niño se ruborizó y cerró el libro rápidamente mientras volteaba a su alrededor buscando que nadie les prestara atención.
—Ya extrañaba estar contigo, Severus —expresó la pelirroja.
Severus estaba, por alguna razón, demasiado nervioso pues miraba alrededor como si buscara ayuda.
—¿Te encuentras bien, Severus? —cuestionó Lily preocupada.
—Ah, yo, sí —tartamudeó el chico cada vez más ruborizado al haber escuchado esas lindas palabras.
Mientras en una mesa más apartada de donde estaban, se encontraban Calynn y Frank. El niño ayudaba a su amiga a terminar su poción que estaba a un paso.
—¿Has acabado todos los deberes? —interrogó Frank a Calynn.
—Solo me faltan los de Transformaciones, pero creo que los haré más tarde —respondió la niña dulcemente.
—¿Quieres un paseo por el lago antes del anochecer? —preguntó Frank tímidamente.
—Está bien, ahí estaré, ¿te parece bien a las cinco? —confirmó la pequeña.
—Sí. Creo que tu poción ha quedado mejor que la mía, tan solo ve el color, la mía parece vómito —comentó el niño con vergüenza mientras aguantaba la risa.
—Tal vez así es la poción, la de Lily es muy diferente a la mía —contestó Calynn.
—Bien, alumnos, espero hayan preparado una gran poción. Pasaré a revisarla y a cada persona que tenga la poción perfecta le subiré cinco puntos a su casa —mencionó le profesor Slughorn con entusiasmo.
La clase terminó resultando que las únicas personas que tuvieron una poción perfecta fueron Lily, Severus y Amelie quienes aportaron cinco puntos a sus respectivas casas. Salieron todos los alumnos de Gryffindor juntos a excepción de Lily y Calynn quienes habían salido con Severus y Amelie quienes se cayeron bien al instante y hasta habían logrado que la morena pudiera decir algunas palabras porque al parecer era muy tímida ya que no le gustaba hablar mucho.
—¿Eres amiga de Lucius? —preguntó Calynn tratando de no sonar con repugnancia.
—Sí, de hecho, tengo muchos amigos de distintas casas. ¿Conocen a Edgar y Amelia Bones de Hufflepuff? —cuestionó la morena.
—No, no sabemos muchos nombres de Hufflepuff o Ravenclaw —mencionó Lily.
—Ellos son amigos míos, también Alice Howell de Gryffindor y algunos de Ravenclaw y ustedes claro —respondió Amelie doblando la esquina.
Siguieron caminando hasta que llegaron al Gran Comedor.
—Creo que debemos separarnos —dijo Severus melancólico señalando las mesas de cada casa.
—Está bien, espero verlos después —contestó la pequeña Black para después sentarse en sus lugares habituales dejando un espacio para Meryl quien no había regresado desde que Horace se la había llevado, lo cual ya había sido hace bastante.
James y sus amigos se sentaron frente a Lily y Calynn. Desde la semana donde habían adquirido el castigo del Bosque Prohibido los chicos habían acostumbrado a sentarse ahí todos los días durante la comida y la cena.
—Hola, amigas —saludó James dudoso.
Las chicas los saludaron con una mano.
—¿Quieren un dulce? —interrogó Sirius acercándoles una caja morada con una especie de gomitas en su interior.
Las chicas asintieron y tomaron uno. Calynn lo comió y escupió al instante sirviéndose rápidamente una copa de alhelí para después tragarla completa. James y Sirius rieron a carcajadas sin parar.
—¿Qué tiene eso de gracioso? ¿De qué ha sido ese dulce tan asqueroso? —replicó la niña entre molesta y aguantando la risa.
—Una gragea Bertie Bott, creo que te ha tocado sabor vómito, pero al parecer Lily no ha tenido la misma suerte —explicó James cuando paró de reír.
—La mía sabía a cereza —comentó la pelirroja mientras se chupaba los dedos de lo delicioso que estaba aquel dulce.
—Remus, ¿quieres una? —cuestionó Sirius a su amigo que estaba al lado de él, pero no le contestó ya que estaba muy concentrado haciendo los deberes de Historia de la Magia—. ¡Lunático! —exclamó Sirius más fuerte atrayendo la atención de los presentes en la mesa.
—¿Lunático? —repitió Lily confundida.
—Lo siento, es un sobrenombre que nos hemos puesto entre amigos —explicó rápidamente James.
—¿Qué quieres, Canuto? —dijo el niño con cicatrices en la cara a regañadientes.
—¿Puedes alejarte al menos una hora de los deberes? —replicó el niño tomando el libro y cerrándolo fuertemente.
—Binns ha dejado un pergamino entero acerca del comportamiento de los hombres lobo —contestó Lupin tratando de volver a abrir el libro.
—Como si no conocieras el tema a la perfección —se le escapó a Sirius haciendo que Remus lo mirara mientras negaba la cabeza—, me refiero a que has leído la lección completa para que necesites la ayuda del libro, no tienes ni que estudiar para el examen.
Lily y Calynn se miraron confundidas por ese momento incómodo que se había formado.
—¡Meryl! —saludó James de repente haciendo que las niñas salieran de su ensimismamiento, cambiando de tema de manera exitosa, la llegada de la rubia había sido la mejor excusa. La rubia les devolvió el saludo con una sonrisa en los labios—. Deberías unirte al club, estamos tratando de perder más de ochenta puntos en un día —propuso el chico de gafas.
—Tal vez lo hayan conseguido ya, digamos que mi charla con McGonagall no ha sido del todo visible, pero he logrado perder veinte puntos más de los que ya había perdido en pociones y un castigo el viernes que viene —mencionó Meryl orgullosa.
—¿Visible? —repitió James confundido.
—Digamos que de repente nada era visible en el despacho de McGonagall, literalmente —respondió la rubia dejando todavía más confundidos a los chicos—. He lanzado dos bombas de humo cuando ella no me veía —explicó Meryl antes de echarse a reír sin parar junto con Sirius, James, Lily y Calynn quienes se imaginaron a McGonagall saliendo entre el humo.
—Qué buena idea, ¿en qué consiste el castigo? —curioseó el chico de gafas.
—Tan solo es acompañar a Filch a limpiar algunos pasillos del colegio —contó la rubia sin darle importancia.
—Haremos lo posible para que no lo pases sola —prometió James guiñándole el ojo.
—Como quieran, tal vez se puedan unir a la diversión de molestar a Filch —bromeó la rubia para después comenzar a almorzar intentando parar de reír.
Después del almuerzo, los amigos se dedicaron a hacer los deberes de Transformaciones, aunque esta vez no estaba Frank para que los ayudara.
—Estoy segura de que la próxima clase de Transformaciones la profesora me preguntará todo lo que se le venga a la mente, y yo que tengo menos conocimiento que un gnomo no sabré qué contestar —aseguró la rubia.
—Si quieres puedes preguntarme a mí —recomendó la pelirroja a su amiga mientras Calynn cerraba su libro y se levantaba del suelo—. ¿Vas a algún lado? —curioseó Lily con una sonrisa.
—He quedado de verme con alguien —respondió la niña sonrojada y con una sonrisa en los labios que la delataba.
—¿Frank? —interrogó Lily mientas su amiga ampliaba su sonrisa que interpretó como un sí—. Diviértete —respondió esta vez la pelirroja con una sonrisa en los labios.
La pequeña Black bajó los escalones lo más rápido posible teniendo cuidado con algunos escalones de broma y de tener cuidado cuando las escaleras se movían.
Llegó al vestíbulo en menos de tres minutos y salió corriendo por las grandes puertas que daban a los patios del colegio que aún eran azotados por un aire que refrescaba dulcemente sin que fuera demasiado frío. Siguió corriendo hasta que llegó al lago donde se había encontrado con la sirena hace unas semanas. Cuando llegó Frank ya estaba ahí con un mantel en el suelo, había traído unos dulces y estaba sentado listo para tener un agradable día de campo.
—Hola, Calynn —la saludó desde donde estaba invitándola a sentarse.
—Hola, Frank, qué bonito lugar para pasar el rato —observó la niña, mirando cada parte del paisaje.
—Creí que era conveniente despejarnos un poco de los deberes y trabajos de la escuela —comentó el chico regalándole a su amiga una rana de chocolate.
Ambos la abrieron y comenzaron a comerla alegremente sin decir palabra.
—Me ha salido Dumbledore en el cromo —dijo la pequeña Black asombrada rompiendo el silencio.
—Fantástico, Dumbledore me parece un gran mago —opinó el niño.
—No por nada es el director —agregó Calynn antes de darle otro mordisco a la rana de chocolate—. ¡Se mueve! pero, desapareció.
—A mí me ha salido el de Uric el chiflado, lo guardaré para pegarlo en una tarea de Historia de la Magia —comentó el niño guardándose el cromo en la bolsa de su túnica.
Cuando terminaron la rana el silencio reinó en el lugar a excepción de algunas aves y animales que se escuchaban a lo lejos y el susurrar del viento que movía el agua del lago creando un bonito sonido.
—¿Quieres? —preguntó el chico a Calynn sacándola de sus pensamientos.
—No, gracias —respondió la niña observando que era la misma caja que Sirius le había ofrecido hace unas horas—. Ya me he topado con un sabor desagradable en esos dulces.
—Yo los he separado, los sabores asquerosos en una caja y en otra los sabores dulces, estos saben bien —afirmó el chico, pero la pequeña seguía negando con la cabeza—, confía en mí —terminó Frank sonriéndole levemente.
—Está bien, pero solo uno —cedió la pequeña Black tomando un dulce que le supo muy rico.
—Una vez que empiezas ya no puedes parar —advirtió el niño, y tuvo razón porque en menos de diez minutos la caja se encontraba vacía junto a ellos.
—¿Dónde compras tantos dulces? —curioseó Calynn.
—Mis padres me los envían cada semana por lechuza —explicó Frank sacando otra caja de grageas—. ¿Tus padres no te envían dulces o algún artefacto mágico? —interrogó el niño extrañado.
Si un vociferador se considera un objeto mágico entonces Calynn podría decir que sí. Recordaba perfectamente bien la única mensajería que había recibido de sus padres.
—No, generalmente no me escriben —contestó la niña volviendo a la realidad.
—Qué extraño, pero si quieres te puedo regalar de vez en cuando algunos dulces para endulzarte un poco el día —terminó Frank un poco sonrojado.
—Gracias —respondió la pequeña Black sin poder quitar la vista de los ojos marrones del niño.
Frank se acercó más a ella y la abrazó suavemente.
—Te quiero —le susurró el chico mientras observaban el bello lago frente a ellos.
—Yo también, Frank —le contestó la niña con la pura verdad—, mucho.
Se despidió de Frank pasadas las seis, iba caminando de regreso al castillo, cada vez quedaban menos alumnos afuera y el clima comenzaba a enfriarse cada vez más. Las lechuzas y búhos comenzaban a escucharse a lo lejos al igual que algunos grillos que anunciaban que la noche estaba cerca. Llegó a las puertas de roble y entró al vestíbulo con una sonrisa en los labios dispuesta a subir a la sala común para contarles todo a Meryl y Lily cuando una voz la detuvo.
—Al fin has vuelto —habló Lily rápidamente desde un extremo del vestíbulo.
—¡Lily! Tengo mucho que contarte, ha sido una reunión estupenda, Frank y yo comimos muchos dulces y... —comenzó a explicar la pequeña, pero fue interrumpida por su amiga.
—Dumbledore te busca, McGonagall ha dicho que es urgente, que no puede esperar hasta mañana —confesó la pelirroja nerviosa y después bajó la voz—, creo que tiene que ver con tus padres, tengo miedo de que así sea.
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"¿Y se da cuenta de mis sentimientos por él?
¿Y verá lo mucho que significa para ti?"
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⌞ Jack & Sally's Song - The Hound + The Fox ⌟
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