Capítulo 26: Travesía al Bosque Prohibido
┏━━━━━━━🌙━━━━━━━┓
La oscuridad
recubría sus rostros
llenos de terror.
┗━━━━━━━🌙━━━━━━━┛
No habían hablado con Meryl desde el día que habían tenido la discusión con Malfoy. La habían ido a visitar a la enfermería, pues había terminado ahí gracias al hechizo lanzado por Lucius.
Era lunes por la tarde, Lily, Calynn y Frank estaban sentados en el suelo junto a la caliente chimenea que les brindaba un acogedor calor mientras terminaban unos cansados deberes de encantamientos que les habían dejado desde el jueves.
—Falta mucho el buen humor de Meryl que nos alegraba la hora de hacer deberes —comentó Calynn tristemente.
—Malfoy las pagará, te lo aseguro —aseguró Frank con desprecio.
—No vale la pena, el gran castigo de ir al Bosque Prohibido es un buen merecido —respondió la pequeña Black,
—¿Qué culpa tenemos nosotros? —exasperó salpicando tinta.
—¿Qué hay en el bosque? —preguntó Lily preocupada por sus amigos.
—Todo tipo de criaturas —contestó Frank continuando con su escrito.
—¿Como la sirena que me encontré? —cuestionó la pequeña Black.
—Eso no es nada, hay criaturas mucho peores que las sirenas en el bosque —explicó el pequeño.
—Aún no sabemos ningún hechizo, ¿cómo nos defenderemos de esas bestias? —se angustió Calynn.
—Supongo que para eso va el celador con nosotros, para protegernos —opinó Frank guardando su escrito terminado y sacando un papel de su túnica.
—Tal vez, pero aun así no creo que sea del todo seguro —respondió la pelirroja que, aunque ella no se había ganado el castigo, estaba preocupada por sus amigos.
Siguieron con su tarea mientras que Frank leía el papel que había sacado con mucha atención hasta que este llamó a sus amigas repentinamente.
—¿Ya leyeron esto? —cuestionó el niño señalando un texto en el papel que sujetaba.
—¿Qué es eso? —preguntó Calynn sin apartar la mirada de su escrito que escribía rápidamente.
—Es el diario El Profeta, el periódico de los magos. En la sección de malas noticias hablan acerca de que la noche del domingo encontraron a dos mortífagos de camino a Hogsmeade que afirmaron que la marca les ardía —contó Frank bastante preocupado.
A la pequeña Black que estaba tomando tinta en el momento en el que el niño leyó la noticia tiró su bote de tinta manchándose la túnica.
—¿Estás bien? —interrogó Frank exaltado.
—Sí, solo soy muy torpe, tan solo se me resbaló la mano. ¿No dicen los nombres de los mortífagos? —cuestionó Calynn tratando de limpiar lo más que podía su túnica.
—Nott y Rosier —contestó Frank volviendo a leer el periódico.
Calynn palideció al escuchar el nombre Rosier, pues era el apellido de soltera de su madre.
—¿Te encuentras bien? —cuestionó el niño cuando notó el nerviosismo de su amiga.
—Sí, de maravilla, tan solo son los nervios de ir al Bosque Prohibido —respondió la niña sin darle importancia tratando de evadir el tema.
—¿Ya terminaron los deberes? —consultó el niño notando que sus amigas habían guardado su escrito y su tinta. Ambas asintieron al mismo tiempo—. Entonces creo que deberíamos bajar a cenar, recuerden que tenemos que estar en los terrenos del colegio a las nueve de la noche y tan solo falta una hora para eso —recordó Frank mientras ayudaba a Calynn a levantarse del suelo.
Después de guardar algunas cosas en su baúl los niños bajaron nerviosamente las escaleras para ir a cenar. Cuando llegaron a la mesa de Gryffindor eligieron sus lugares de siempre solo que ahora sobraba el lugar de Meryl, quien lo ocupó un niño de pelo azabache que se sentó frente a Lily, seguido de tres chicos más que se sentaron a su lado. Lily y Calynn se lanzaron miradas recordando el inconveniente con esos chicos en el tren.
—¿Qué tal compañeros? Creo que nunca nos habíamos sentado juntos a cenar —comentó el chico con gafas—. Ya recuerdo, ustedes dos son las chicas del tren y tú eres Longbottom, ¿no es así?
—Sí —confirmó el chico mientras se servía un vaso de alhelí que le regaló a Calynn.
Un silencio se formó sin que nadie dijera nada.
—¿Se enteraron de lo que le sucedió al creído de Lucius Malfoy? —curioseó James con entusiasmo consiguiendo la atención de los tres amigos que negaron con la cabeza—. Durante la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Malfoy nos estuvo molestando acerca de que no sabíamos hacer ninguna clase de hechizo y que deberíamos regresar a un colegio muggle y cosas por el estilo. Entonces, esperamos a que todos los alumnos salieran del aula y seguimos a Malfoy manteniendo una distancia para que no se diera cuenta y cuando estaba a punto de bajar las escaleras Sirius y yo lanzamos agua el piso con un encantamiento haciendo que se resbalara, pero lo mejor de todo es que al caer derribó a Mary MacDonald quien comenzó a insultarlo mientras Malfoy se levantaba rápidamente ya que no la soporta por ser Gryffindor y ser mestiza. Lo mejor fue que se volvió a caer ya que las escaleras comenzaron a moverse —terminó James para comenzar a reír con sus tres amigos a carcajadas mientras Lily, Frank y Calynn se unían a las risas.
—Qué mal que me lo he perdido —comentó Frank cuando consiguió dejar de reír.
—Eso ha sido muy divertido, James —mencionó Lily dirigiéndose al chico de gafas que se ruborizó al escuchar que la pelirroja dijo su nombre.
—Es una suerte que no se consiguieran ningún castigo —opinó la niña.
—¿Que no nos conseguimos un castigo? McGonagall salió repentinamente de un extremo del pasillo, esa mujer parece que puede aparecerse donde lo desea y...
—Y también escuchar conversaciones a larga distancia —habló una voz detrás del grupo de Potter quienes se quedaron sorprendidos —. A menos que quieran acompañar a la señorita Black y al señor Longbottom a su castigo en el bosque les recomiendo que cuiden lo que dicen —mencionó estrictamente—. Cinco puntos menos para Gryffindor, me entristece tener que quitarle puntos a mi propia casa, pero son las medidas adecuadas que hay que tomar en casos como el suyo señor Potter —terminó la profesora para después dirigirse a la mesa de profesores.
—Anota cinco puntos más Canu... Sirius —ordenó Potter mientras Sirius sacaba un pequeño pergamino de su túnica donde anotó un número.
—¡Es un récord! ¡Treinta puntos en un día! —dijo el chico de lentes muy orgulloso.
—Tal vez logremos vencer el récord de ochenta y cinco en una semana —comentó James entusiasmado.
—¿Les da gusto perder puntos? —interrogó Lily confundida.
—Cada punto perdido quiere decir qué tan alto ha sido nuestro éxito en salirnos con la nuestra —explicó el niño de gafas con una sonrisa en los labios—. Aunque aún no hemos realizado nada tan grave como ganarnos un lindo tour por el Bosque Prohibido, ¿qué nos aconsejan para poder ganarnos ese honor? —bromeó Potter antes de reír.
—Usar magia contra Malfoy, muy sencillo —respondió Frank mientras se servía un poco de pastel de calabaza.
—Y muy divertido. Anota eso en la lista de pendientes —indicó James a Sirius y este sacó el pergamino de nuevo.
—¿Y quién les dio ese castigo? —preguntó esta vez el chico de las cicatrices en la cara—. Oh y yo soy Remus Lupin.
—Mucho gusto —contestó la niña—, fue la profesora McGonagall —respondió la pequeña Black.
—Duelo de varitas con Malfoy frente a McGonagall —dictó James a Sirius quien escribía rápidamente con el frasco de tinta a lado de su plato.
—Creo que deberíamos apurarnos, tenemos que vernos con el celador en los terrenos en menos de media hora —propuso Frank quien comía rápidamente otro pedazo de pastel que se había servido.
—¿Filch los acompañará? —cuestionó James de nuevo—. No puedo creer que no pueda ir con ustedes, digamos que somos el cuarteto más insoportable que Filch haya tenido que educar en todo Hogwarts.
—¿Filch es el celador? —preguntó la niña después de tomar un trago de alhelí.
—Sí, pero al parecer no le agrada tener que colaborar en ningún castigo a menos que cause al alumno un dolor físico, aún lo acostumbran a hacer, pero han tenido la suerte de salvarse de eso —explicó James sirviéndose un poco de budín.
Cuando los chicos terminaron de cenar se despidieron de Potter y sus amigos y se dirigieron a los terrenos del colegio cerca de donde habían discutido con Malfoy.
—¿Crees que tenga que ir por la capa de invisibilidad? —susurró la pequeña Black a Lily para que Frank no las escuchara.
—Filch te la quitaría, mejor no —recomendó la pelirroja mientras caminaban a la luz de la luna. La niña se despidió antes de que llegaran a los límites del Bosque Prohibido.
—Creo que ahora debemos esperar, espero que Malfoy no tarde en llegar —opinó Longbottom antes de sentarse en la fresca hierba de los terrenos del colegio.
Hablaron un rato acerca de lo que tal vez encontrarían dentro del bosque tratando de buscar maneras de solucionar alguna situación de peligro que les pudiera surgir dentro de este.
El celador llegó primero y comenzó a quejarse, como había dicho James, de que odia tener que lidiar con los alumnos que infringen las reglas. También les dijo que tenían suerte de haber ganado el castigo de entrar al bosque y no algo más grave a pesar de que lo merecían; después de un rato los chicos dejaron de escucharlo mientras observaban cómo se veían los terrenos del colegio al anochecer.
Malfoy llegó diez minutos tarde de lo acordado y además no dejó de decir quejas y de cómo su padre se quejaría con el Ministerio por los peligrosos castigos que se ponían en Hogwarts. El celador les entregó un quinqué a cada quién con una vela encendida dentro para que pudieran ver en la oscuridad del bosque. Filch cargaba con una ballesta, algo que atemorizó a los pequeños, sobre todo a Malfoy quien se escondió detrás de Calynn al verla.
Comenzaron a adentrarse en el bosque mientras seguían un camino marcado con tierra. A medida que entraban cada vez menos luz se filtraba a través de los árboles hasta que esta desapareció por completo y lo único que los iluminaba eran la luz de las velas que cada uno cargaba.
—Lo que buscamos aquí es la planta Descurainia Sophia, ocupadas para preparar distintas pociones, cuando encuentren una tienen que jalarla de en medio y ponerla en una de las cubetas que les voy a dar para que las carguen en ella —explicó Filch entregándoles una cubeta a cada uno.
—¿Y cómo son esas platas? —interrogó Frank.
—Es verde y larga, aproximadamente les debe llegar a la rodilla, necesitamos al menos que cada uno recolecte cuatro para poder salir de aquí, así que, a trabajar, pero antes los dividiré en dos grupos —explicó el celador—, Malfoy y Black irán juntos mientras que Longbottom y yo iremos por otro extremo. Cualquier cosa que necesiten, pero que sea sumamente urgente, pueden gritar o tratar de hacer algo con su varita —concluyó Filch caminando hacia un extremo dejando a Malfoy y a Calynn solos en medio del camino.
—Andando —ordenó la niña tomando el camino que llevaba en dirección contraria al que habían tomado Frank y Filch.
—Yo me quedo aquí a esperarlos —espetó Lucius tratando de sonar seguro, aunque su voz adquirió tono de preocupación.
—Está bien, si quieres ponte a buscar mariquitas como tú, pero yo sí sigo adelante —aseguró la pequeña Black emprendiendo la marcha.
Malfoy titubeó por un momento, pero después se decidió.
—Está bien, pero ¡espérame! —vociferó Lucius corriendo tras Calynn hasta que la alcanzó y comenzó a caminar lentamente de nuevo.
—Oh vaya, ya me había alegrado de viajar sola —confesó Calynn.
—Agradéceme que volví porque te aseguro que sin mí no podrías sobrevivir ni diez minutos —comentó Malfoy arrogante.
—Acepta que te dio miedo quedarte solo en el bosque y no tuviste más opción que venir conmigo —dijo la pequeña, burlándose por lo bajo.
Eso calló a Malfoy por un largo rato, algo que alegró a la niña, aunque no podía dudar que la había sorprendido.
—¡Por Merlín! Hay muchas hierbas y plantas que llegan hasta la rodilla, ¿cómo vamos a saber qué planta es la correcta? —exasperó Calynn.
—Recogiendo todas las que creas que lo son —respondió Malfoy como si eso fuera obvio.
La pequeña volteó y observó la cubeta del rubio.
—¡No llevamos ni diez minutos y ya llenaste la mitad de tu cubeta! —espetó Calynn.
—Voy a ser el que más haya recolectado —mencionó el rubio arrogante.
—Sí, habrás recolectado pura basura —contestó Calynn rodando los ojos.
Siguieron caminando, a menudo se escuchaban sonidos como el movimiento de los arbustos y el susurrar de las hojas de los árboles, a veces llegaba un sonido que figuraba a unos caballos corriendo o el aleteo de unas alas, pero lo que realmente los asustaba era ver los ojos de los búhos y lechuzas que descansaban en las ramas de los árboles, aunque a veces la niña se preguntaba si realmente eran búhos o era otro tipo de criatura.
Llevaban aproximadamente media hora y Malfoy ya había comenzado a vaciar un poco su cubeta de todas las plantas que había recogido durante el recorrido. Estaban concentrados en lo suyo cuando el galopar de un animal se escuchó a lo lejos y comenzó a escucharse cada vez más cerca de donde estaban.
—¿Qué es eso? —interrogó Lucius casi llorando.
—No lo sé —respondió Calynn tratando de escuchar más claramente.
—Sabía que esto sucedería, correr por nuestras vidas por unas horrorosas criaturas —lloriqueó Lucius.
—Cállate, no me dejas escuchar —replicó Calynn molesta.
—Como si no se escuchara hasta acá el galope de esas bestias —respondió Malfoy.
—Cálmate de una vez por todas —ordenó la niña, exasperando por la cobardía de Lucius.
—¿Cómo quieres que me calme si una manada de caballos furiosos viene contra nosotros? ¡Vamos a morir! Todo por culpa de ese tal Longbottom, no valía la pena... —continuó Malfoy casi llorando.
—No vamos a morir y cálmate, insisto en que dejes escuchar —replicó la pequeña Black.
—¡Ahí están! —gritó el rubio para después salir corriendo rápidamente a los interiores del bosque sin rumbo alguno dejando a Calynn sola con esas criaturas.
Cuando la niña pudo observar a la manada que producía ese sonido identificó rápidamente que se trataban de centauros por ser mitad humano y mitad caballo al tener patas de un caballo.
Calynn gritó fuertemente sin poder evitarlo y salió corriendo, tratando de ganar al ritmo del galope, pero cada vez estaban más cerca de ella, la pequeña seguía corriendo e intentando no tropezar con las ramas y rocas que estaban en el camino. Estaban tan solo a un par de metros cuando la pequeña Black decidió lanzarse hacia un lado, se golpeó con muchas de las plantas que había y las cosas que había recolectado en la cubeta cayeron esparcidas por todo el bosque. En cuanto dejó de rodar en la hierba fue a esconderse detrás de un árbol de un tronco ancho mientras que los centauros pasaban detrás de este a toda velocidad a tan solo unos centímetros de Calynn. Desde donde estaba pudo observar que la mayoría de ellos portaba arcos y flechas, algo que atemorizó a la pequeña. Después de unos minutos, cuando toda la manada hubo pasado, Calynn salió de su escondite cojeando un poco debido a todos los golpes que había recibido al caer en el bosque. Comenzó a buscar su cubeta por todo el lugar totalmente a oscuras ya que al caer había soltado el quinqué que se hizo papilla cuando todos los centauros pasaron sobre de él.
Estaba gateando en el piso buscado, como si fuera ciega, su cubeta donde apenas había recolectado cinco plantas que ahora estaban todas esparcidas por el lugar.
Siguió gateando, aunque ya había perdido la esperanza de hallar la cubeta, siguió su camino hasta que una luz plateada llamó su atención al iluminar un poco las oscuridades del bosque, la niña se levantó mientras buscaba la fuente que brindaba la pequeña iluminación y observó una linda ave que estaba en las ramas de un árbol. El ave era plateada, cuando la miró hizo un lindo sonido como si la saludara, la niña se acercó al árbol y el pájaro se posó en su hombro con suma delicadeza. La pequeña Black trató de acariciarlo y este se dejó para que después volara lentamente hacia adelante, pero se detuvo y volvió hacia la niña jalando su ropa volando de nuevo hacia adelante indicándole que lo siguiera, algo que Calynn la asombró y siguió al ave llena de curiosidad.
Caminaron un gran pedazo del extenso bosque, después de correr tanta distancia la niña había perdido la orientación del bosque y ahora no sabía en donde se encontraba. Mientras caminaban, la pequeña Black recolectaba una que otra planta que se le figuraba a las que tenía que buscar. Calynn estaba más atenta a todos los sonidos que pudiera escuchar para poder actuar rápido, más ahora que estaba sola y podría moverse con más agilidad, aunque tenía que admitir que le preocupaba un poco el paradero de Lucius porque al parecer no había señales de él por ningún lado. Los árboles eran sumamente altos y unos especialmente tenían un tronco muy ancho. El ave se detuvo en la hierba junto a uno de los árboles de tronco ancho y no se movió de ahí mientras miraba a la niña detenidamente. La pequeña se hincó junto al ave y observó que se encontraba junto a un gran monte de hierba sin nada en especial, incluso algunos insectos pequeños se movían entre la hierba.
—¿Qué miras con tanto interés? Ahí tan solo hay hierba y algunos insectos —le habló la pequeña Black al pájaro plateado que tenía unas grandes alas del mismo color. En ese instante el ave movió la cabeza en dirección a la hierba y comenzó a jalar plantas y ramas con el pico tratando de despejar ese pedazo de hierba. La niña comprendió el mensaje, dejó las plantas que había recolectado a un lado y comenzó a remover todo lo que podía con las manos.
Después de un rato de limpiar esa área, Calynn rozó algo con las manos, era sólido y no tan blando como todas las plantas que había quitado. Se acercó aún más para poder visualizar mejor la hierba y observó una trampilla de madera suficientemente grande para que pudiera pasar una persona. El ave se apartó un poco de la trampilla y la pequeña muy nerviosa la levantó poco a poco y observó que todo era negro y al parecer no tenía fin. Estaba tratando de observar algo cuando más de cien arañas salieron de esa trampilla en dirección a la niña quien dio un grito de susto mientras se levantaba tratando de sacudirse todas las arañas que se le habían logrado subir al cuerpo.
La pequeña Black volvió a acercarse a la trampilla con curiosidad después de sacudirse todos los insectos que se le habían subido cuando una voz a sus espaldas le dio tremendo susto que volteó con la varita en alto y el ave se alejaba rápidamente de ahí.
—Tranquila, soy Frank —la tranquilizó el niño cuando sintió la varita de su amiga en su pecho.
—Lo siento, pero no puedo ver nada y la verdad me has dado un tremendo susto —contestó la niña nerviosa guardando su varita.
—¡Señor Filch, ya la encontré, ya podremos irnos! —indicó Frank antes de que el celador saliera de entre los árboles con cara de reproche.
—Llevamos más de media hora buscándote —respondió el celador molesto.
—¿Ya han encontrado a Malfoy? —cuestionó la pequeña Black a Frank ignorando el comentario del celador.
—Es una suerte que lo encontráramos vivo —comentó el niño que volteó a ver al rubio que había salido de entre la oscuridad. Calynn lo observó y se sorprendió al ver que tenía moretones y golpes en su cara y manos.
—¿Qué ha pasado? —interrogó la niña.
—Los centauros le dieron su merecido —explicó Frank haciendo una pausa—. Quiso hacerse el muy valiente al burlarse de los centauros, quienes no dudaron en sacar sus armas, pero Malfoy logró escapar de eso, pero no de sus pezuñas ya que digamos que la mitad de ellos pasaron sobre de él ya que se tropezó con una de las rocas del bosque —terminó Frank tratando de aguantar la risa.
—Todo fue por tu culpa Black, si no me hubieras abandonado tal vez no hubiera tenido que pasar por eso —agregó Malfoy echándole la culpa a Calynn.
—¿Yo te abandoné? Tú fuiste quien en menos de dos segundos estabas huyendo de los centauros pidiéndole ayuda a tu mami —replicó la niña sin evitar burlarse de la debilidad del rubio.
—No es hora de pelear niños tontos. Tenemos que salir de aquí, síganme —ordenó el celador mientras comenzaba a caminar entre la oscuridad.
┊┊┊┊☆┊*🌙*┊☆┊┊┊┊
From the playlist
╔═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╗
"Profundo en el bosque bajo la niebla.
Ejércitos nos rodean esperando la oscuridad.
Llevando sus máscaras de hierro como escudo.
Sé que vienen. Sé que están aquí".
╚═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╝
⌞ Tomorrow We Fight - Tommee Profitt ⌟
0:07 ─⊙───────── 3:20
↻ ◁ II ▷ ↺
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top