Capítulo 21: Una decisión difícil

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"Si soy Slytherin...
¿Seré como mi madre?"
preguntó Calynn.


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—¡Calynn Black! —insistió la profesora.

—Anda —susurró Lily empujando a su amiga que se había paralizado de nervios.

La niña avanzó lentamente mientras sentía la mirada de todos los presentes en el Gran Comedor sobre de ella. Se acercó a la profesora y la miró suplicante, pero esta solo le señaló el banco. La niña siguió caminando hasta que llegó al banco de madera, se sentó en él y en seguida la mujer le colocó el sombrero en la cabeza.

—Otra Black —susurró una voz.

"¿Quién habla?" pensó la pequeña.

—El sombrero seleccionador —expuso la voz fuertemente.

—¡Baja la voz! —susurró Calynn más fuerte de lo esperado.
La multitud del Gran Comedor la miraba extraño.

—Yo puedo hablarte con mis pensamientos sin necesidad de formular las palabras —explicó el sombrero—, en cambio a ti te están escuchando todos —terminó con cierto tono de burla.

"Entiendo, ¿y qué tiene que sea otra Black?" pensó Calynn.

—Vienes de una familia Slytherin —explicó el sombrero—. Una familia con un linaje incuestionable.

"Lo sé" pensó melancólica y sin poder reprimir un poco de enfado, de qué le servía aquella pureza de sangre con unos padres como los que tenía.

—Aunque no pareces una Slytherin, de hecho, tienes la lealtad de una Hufflepuff, pero estas dudosa a quien dar tu lealtad. Eres inteligente, aunque no tanto para ser Ravenclaw. Eres ingeniosa, pero no ambiciosa. Valor... Serías una buena Gryffindor —expuso el sombrero.

"¿Estás seguro? Mi madre me ordenó que quedara en Slytherin" pensó la pequeña sin poder evitar preocupación.

—Ella se equivoca. Mejor que seas... —hizo una pequeña pausa—, ¡Gryffindor! —gritó el sombrero en la vida real, provocando una sonrisa instintiva de la pequeña Black.
Todos aplaudieron fuertemente a excepción de algunos alumnos de Slytherin. Calynn se levantó con una gran felicidad que no había sentido en mucho tiempo y se dirigió corriendo a su mesa.

—¡Black, Regulus! —continuó la profesora cuando la multitud había callado.

Un niño de pelo largo caminó decido al taburete y se sentó en él, apenas el sombrero le rozó la cabeza este exclamó.

—¡Slytherin!

Algunos otros niños como Amelia y Edgar Bones pasaron a la ceremonia de selección, quienes quedaron en Hufflepuff.

—¡Carrow, Alecto! —llamó la profesora con la misma voz, callando a todos los alumnos.
La pequeña Black alzó la vista al escuchar ese nombre porque se le hacía conocido.
Una niña de cabello dorado se dirigió muy creída al taburete, cuando Calynn pudo verle el rostro de inmediato recordó de que se trataba de la niña que había conocido en la tienda de túnicas durante su visita al callejón Diagon, recordaba que no le había dado mucha confianza.
La niña se sentó y la profesora le colocó el sombrero. La habitación se llenó de silencio, algo que le divertía a la pequeña Black. A menudo Alecto hacía gestos de asco y desprecio.
Después de un rato el sombrero se decidió.

—¡Slytherin!
Alecto sonrió orgullosa y se dirigió a su mesa sin poder esconder el en sí misma. Después, el sombrero seleccionó a lo que parecía su hermano Amycus que también quedó en Slytherin.

—¡Evans, Lilianne! —exclamó la profesora después de un rato.
Calynn pudo observar a su amiga caminar lentamente hacia el taburete, se sentó en él y la profesora le colocó el sombrero.
Pasaron unos segundos y el sombrero exclamó.

—¡Gryffindor!
Todo el comedor aplaudió fuertemente, Calynn aplaudía y se había parado de su asiento pues estaba feliz de tener a su mejor amiga en su casa.
Lily bajó del taburete e hizo una pausa para darle suerte a Severus y después se dirigió corriendo a su mesa para sentarse junto a su amiga.

—Hola —murmuró Lily a su amiga cuando los aplausos cesaron, dedicándole una sonrisa.

—¡Howell, Alice! —ordenó la profesora.

—Hola, ¿estás feliz de haber quedado aquí? —susurró Calynn.

—¡Gryffindor! —gritó el sombrero y las niñas aplaudieron automáticamente sin dejar de hablar.

—Sí, ojalá Severus quede aquí —respondió Lily en tono bajo y con cierta esperanza.
La pequeña Black no respondió nada pues era seguro que Snape quedaría en Slytherin.
Pasaron varios niños más como Meryl Johnson que quedó en Gryffindor y se sentó junto a Lily.

—Hola —saludó Meryl con cortesía.

—Hola —respondieron Lily y Calynn al unísono.

—¡Longbottom, Frank! —llamó la profesora. Calynn levantó la vista y volvió a centrar su atención en la selección. Frank avanzó sin rodeos y se sentó en el banco, la mujer apenas le había puesto el sombrero cuando este exclamó.

—¡Gryffindor!
Calynn se levantó automáticamente de su asiento y aplaudió hasta que le dolieron los dedos.

—¡Me alegra que quedaras aquí! —le trató de susurrar la niña a causa del ruido, llena de emoción mientras lo abrazaba con bastante cariño. El niño le devolvió el abrazo.

—¡Patterson, Thana! —exclamó la profesora una vez más, llamando a la amiga de las dos niñas.

Calynn y Lily miraron con atención mientras veían a la castaña subir con emoción. Cuando le colocaron el sombrero en la cabeza este tardó bastante en decidir. La chica no realizaba ninguna mueca, simplemente no tenía ninguna preferencia de casas.

—¡Slytherin! —exclamó el sombrero después de un largo rato de espera mientras la niña bajaba casi sin expresión, no sabía si estar feliz por quedar en la casa de las serpientes o ponerse triste por no poder estar en la misma casa donde estaba sus amigas.
La selección continuó con un niño que tenía unas cicatrices en la cara, caminaba de una manera extraña como si no quisiese que lo vieran, llegó al banco, se sentó en él y cerró los ojos para no ver a nadie. El chiquillo tenía pelo castaño y ligeramente largo. El niño murmuraba algunas palabras al sombrero. Después de un momento el sombrero decidió.

—¡Gryffindor!

—¿Por qué no van tantos niños a las otras casas? —cuestionó Calynn.

—No lo sé —respondió Lily encogiéndose de hombros, la verdad es que realmente desconocía cuál era la razón de ella. Lily había llegado a pensar que ella quedaría en Ravenclaw.
Pasaron muchos niños mientras que Lily, Calynn y Meryl hablaban sin parar. A veces volteaban a ver la selección cuando escuchaban nombres conocidos.
Siguieron hablando hasta que un nombre interrumpió su conversación.

—¡Snape, Severus! —la voz de la profesora se escuchaba cada vez más alto a causa del estruendo de los aplausos y las charlas de los alumnos.
El niño caminó un poco indeciso y se sentó en el banco, la profesora le colocó el sombrero y enseguida este gritó.

—¡Slytherin!
Severus sonrió con orgullo, pero después volteó a la mesa de Gryffindor y se entristeció. Se tardó un poco en levantar del banco pues estaba observando a Lily. Después se levantó y se dirigió a su mesa con pesadez.
Tan solo pasó un niño más a la selección y esta vez quedó en Hufflepuff.
De repente, antes de que los alumnos comenzaran a charlar, el director se levantó de su gran dorada silla y se dirigió al atril en forma de lechuza que se alzaba frente al director.

—¡Bienvenidos a otro año en Hogwarts! —vociferó el hombre dando un espacio para los aplausos—. Pero solamente tengo dos palabras que decirles, ¡buen provecho!
En cuanto dijo esto, las mesas se llenaron de ricos manjares, distintas bebidas y una gran variedad de deliciosos postres.

—¡Increíble! —expresó Calynn observando la cantidad de platillos que ocupaban la mesa de Gryffindor, nunca había tenido tanta comida a su disposición, ni siquiera en casa de Lily.
La pequeña Black tomó su plato y se sirvió un poco de budín de Yorkshore que le pareció extremadamente rico. Se sirvió una bebida llamada alhelí según Sirius.

—Creo que ni en Navidad la mesa estaba tan llena de comida —comentó Meryl mientras se servía más empanadas de calabaza.

—A mi madre nunca le ha gustado la Navidad —comentó la futura mortífaga antes de tomar un trago de su copa dorada.

—Mis padres son muggles, es por eso por lo que siempre he festejado la Navidad —respondió Meryl, compartiendo algunas anécdotas con sus nuevas amigas.
Lily también comentó que era hija de muggles, pero volteaba a todos lados como si buscara a alguien.

—¿A quién buscas Lily? —preguntó Calynn con curiosidad.

—Siento que alguien me está mirando —expresó la pelirroja tomándose el cabello con nerviosismo antes de voltear hacia atrás, que fue cuando vio a Severus mirándola, sin nada en el plato. Cuando este se percató de que Lily lo observaba desvió la mirada rápidamente y comenzó a servirse jugo de calabaza mientras tiraba un poco de este.
Lily volvió la cabeza. La pequeña Black se percató de que su amiga estaba un poco sonrojada y con una leve sonrisa en el rostro, pero no comentó nada.

—¿Y tú, Calynn? —le cuestionó Meryl de repente.

—¿Qué? —respondió desconcertada.

—¿Eres hija de muggles? —cuestionó Meryl amablemente.

—No, mis padres son magos —contestó Calynn indiferente, intentaba que la rubia no siguiera con la conversación, pero al parecer no lo consiguió.

—¡Fantástico! Han de ser maravillosos, yo siempre quise tener al menos un mago en la familia —comentó Meryl.
Lily le dirigió una mirada rápida a su amiga para ver qué contestaba.

—Sí, maravillosos —respondió la pequeña tratando de sonar lo más real posible, no estaba lista para dar explicaciones sobre todo lo que estaba viviendo con ellos.
Durante el banquete no volvieron a hablar del tema. Calynn se sirvió tres diferentes postres mientras tomaba varias copas de alhelí, le había fascinado aquella bebida.
Después de un rato, Lily volvió a empezar a buscar a alguien, pero esta vez parecía que lo había encontrado en la mesa de Gryffindor. Lily hizo un gesto raro y después centró su mirada en el pastel de calabaza que estaba tan grande que casi se salía del plato, no mencionó nada acerca de ese momento, pero no se le quitó de la cabeza por largo rato.
Calynn estaba terminando de comer su último postre cuando de repente toda la comida desapareció y los platos, copas y cubiertos se limpiaron mágicamente.
El director se levantó de nuevo a la vez que las voces se iban apagando.

—Ahora que todos estamos satisfechos —comenzó el anciano—, ¡vamos a cantar el himno de Hogwarts! —terminó con mucha alegría y motivación.
Algunos profesores se levantaron de sus asientos y otros tornaron un gesto de desagrado. De la varita del director comenzó a salir una cinta dorada con palabras, todos comenzaron a cantar sin música y cada uno con su melodía.

"Hogwarts, Hogwarts, puerco verrugoso Hogwarts,
Enséñanos algo, por favor,
Aunque seamos viejos y calvos
O jóvenes con las rodillas costrosas,
Nuestras cabezas podrían llenarse
Con algún material interesante,
Porque ahora están llenas de aire,
moscas muertas y pedazos de pelusa,
Así que enséñenos cosas de valor,
Devuélvenos lo que se nos olvidó,
Simplemente hazlo lo mejor, nosotros haremos el resto,
Y aprende hasta que nuestros cerebros estén putrefactos"


Lily, Calynn y otros alumnos terminaron de cantar un poco rezagados ya que tardaron en comprender que tenían que seguir a Dumbledore.
Ya que todos estuvieron sentados el director continuó.

—¡Bienvenidos a Hogwarts nuevos alumnos y buen inicio de un año más para el resto! Quisiera presentarles al profesorado.

El hombre comenzó a presentar a los profesores, pero esta vez Calynn perdió el interés en lo que decía el director. Se dedicó a contemplar la arquitectura del castillo, lo extenso que era y los miles de niños que estaban sentados en cada mesa; algunos alumnos de Slytherin se estaban quedando dormidos a propósito durante la presentación del profesorado. Siguió contemplando las mesas y observó que los alumnos de Ravenclaw eran los más atentos a la ceremonia y los más disciplinados. Pasó la vista por su mesa y observó a Frank que también la estaba mirando, se sonrieron y después desviaron la mirada.
Después de que Dumbledore presentara a todos los profesores y los aplausos cesaran el director continuó hablando.

—¡Qué linda es la música! —comenzó el director—. ¡Una magia mejor que cualquier otra! Mañana les espera un día largo, ¡es hora de ir a la cama! —terminó el hombre.

—¡Gryffindor por acá! —gritó una voz del otro lado de la mesa, por donde habían entrado al comedor. Todos se levantaron y se dirigieron hasta donde los habían llamado. Estaban por llegar a la puerta del comedor cuando alguien las llamó.

—¡Lily! ¡Calynn! —gritó una voz desde el otro lado del comedor.

Las niñas se volvieron y distinguieron a Severus corriendo hacia ellas entre la multitud.

—Hola, qué bueno que logré alcanzarlas —musitó el niño con respiración agitada a causa del ejercicio.

—Hola —respondieron las niñas al unísono.

—No sé qué clase vayamos a tener juntos, así que me pareció buena idea venir a despedirme de ustedes —explicó tan rápido que apenas se le entendió.

—Te vamos a extrañar, ojalá que la mayoría de las clases sea con Slytherin —comentó Lily para después darle un fuerte abrazo. Algunos alumnos de Slytherin los miraban extraño al igual que algunos Gryffindor.

—Espero verte en clases —confesó Calynn mientras le dedicaba una sonrisa amistosa.

—Si no queremos perdernos hay que volver a la fila, hasta pronto —se despidió Lily tomando la mano de su amiga para salir corriendo y no quedarse atrás. Se unieron a la fila de nuevo en sus lugares.

—¿Qué ha sido eso? —le susurró una voz a la pequeña Black, esta volteó y vio a Meryl.

—¿Qué ha sido qué? —preguntó la niña un poco desconcertada y a la vez enfadada al saber por dónde iba esa pregunta.

—Hablar con un Slytherin, según los libros, la rivalidad entre Gryffindor y Slytherin hace que al hablar con un Slytherin te miren de manera extraña —comentó—. Y creo que es verdad —terminó con un gran sentido del humor.
Calynn no contestó, además, el sueño comenzaba a invadirla. Tan solo seguía a los demás alumnos y en realidad no había memorizado nada del camino. Después de subir un centenar de escaleras, el gentío comenzaba a detenerse.

—Puerco verrugoso —indicó el alumno que los había guiado a un cuadro, este se movió y dio paso a todos los Gryffindor. Lily y Calynn entraron y observaron la gran chimenea y los acogedores sillones donde podían sentarse para hacer los deberes, también de un rojo fuerte, unas sillas y mesas pequeñas se alzaban por la habitación para poder realizar la tarea.

—Es hora de dormir —expresó la futura mortífaga antes de emitir un bostezo largo.

—Los cuartos a la izquierda son para los chicos y el de la derecha para las chicas —concluyó el alumno para salir de la sala.

—¿Me acompañas arriba? —le preguntó la pequeña Black a su amiga.
Esta asintió, subieron las escaleras después de despedirse de Meryl y enteraron al extenso dormitorio de chicas, a cada uno ya le habían asignado una cama, Lily quedaba frente a la cama de Calynn. Ambas cerraron el dosel de sus camas para cambiarse y tenerlo listo para dormir, ambas se metieron en la cama listas para descansar.

—¡Quién lo diría, hace un día que estábamos dormidas en el suelo de nuestra habitación y ahora tenemos camas con dosel! —expuso la pequeña Black tranquilamente ya que eran las únicas en el dormitorio.
Rieron y platicaron un rato hasta que cayeron dormidas al mundo de los sueños.

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⌞ Entry into the Great Hall and the Banquet - John Williams ⌟

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