Capítulo 19: Sangre sucia

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En mi opinión,
tu linaje de sangre
no te define.


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—No me lo esperaba de ustedes —explicó una voz de un hombre alto y pálido.

—Pero ya las recuperamos —argumentó Druella seriamente.

—¡Crees que eso es un mérito! —gritó el hombre con ira pegándole en la cara—. ¿Has dicho "las"? —cuestionó la persona con curiosidad.

—La sangre sucia se vino con nosotros —confesó el padre de Calynn molesto.

El pálido hizo una mueca de asco mientras veía con desprecio a sus seguidores.

—Saben bien que solo mis fieles seguidores tienen la marca —especificó el hombre—, y no queremos que su hija pierda ese honor ¿cierto?

—¡Yo no lo quiero! —gritó la pequeña levantándose del frío piso de la vacía habitación. Se tardó un poco en incorporarse y saber dónde estaba porque estaba acostumbrada a la acogedora cama del cuarto de Lily. Se despertó con la respiración alterada y los ojos llorosos, antes de quedarse dormida se había dedicado a llorar por todo lo que estaba a punto de suceder y porque no podrían escapar de aquel lugar.

—¿Te encuentras bien? —la interrogó la pelirroja que se había levantado rápidamente.

—Sí, solo ha sido... —comentó la chica, aunque no encontró las palabras para terminar.

—¿Esta vez qué ha sido? —preguntó Lily en un susurro apenas audible, todavía con los ojos casi cerrados.

—Él los ha castigado —explicó Calynn fríamente sin lograr expresar todas las ideas que tenía en su cabeza sobre lo que había visto.

—¿Quién? —la cuestionó Lily confundida.

—Su líder ha castigado a mis padres —contestó la pequeña, analizando las palabras.

—¿Por qué? —curioseó la pelirroja.

—Porque me escapé y porque tuvieron que traerte aquí —murmuró—. Creo que realmente les molestó tener que traerte conmigo —agregó.

—¿Crees que nos hagan algo por eso? —cuestionó Lily sin evitar sonar en tono de preocupación.
Calynn se quedó pensativa un momento, después de tanto tiempo Calynn sabía que ellos eran capaces de cualquier cosa, pero quería tener tranquila a su amiga.

—Tal vez —respondió al cabo de un momento de ensimismamiento—. Espero solo haya sido un sueño, pero es que se sintió demasiado real. Lily no contestó, Calynn interpretó su silencio como una expresión de miedo ya que no podía ver su rostro a causa de la oscuridad—. Lo sé, sé que es normal tener miedo —expresó la pequeña de ojos azules. La niña iba a comentar algo más cuando escucharon ruidos fuera de la habitación, rápidamente volvieron a acostarse en el piso y fingieron estar dormidas.

—¡Todo es culpa de la asquerosa sangre sucia! —fueron las únicas palabras que lograron captar desde el interior del cuarto.
Calynn retuvo las lágrimas que estaban a punto de salir de sus ojos, se supone que estaba dormida.
Se siguieron escuchando algunos ruidos y gritos que no lograban entender. El cuarto estaba totalmente oscuro, tan solo una pequeña línea de luz entraba por debajo de la puerta.

¡Alohomora! —escucharon atentas la voz de Cygnus detrás de la puerta.
La puerta se abrió estrepitosamente y se escucharon los pasos de sus padres al entrar.

¡Lumos máxima! —gritó esta vez su madre mientras que la habitación se llenaba de la luz de la varita.

—¿Piensan que voy a creer que sigan dormidas después de este escándalo? —denotó Druella.
Ambas niñas abrieron los ojos, aunque les molestaba la fuerte luz—. ¡Levántense! —indicó Druella mientras dejaba ver su cara con un pequeño golpe.
Las niñas se levantaron sin replicar y fue cuando observaron que cada uno de sus padres sujetaba dos varitas. Hubo un momento de silencio donde las pequeñas únicamente estaban siendo apuntadas con la varita. Calynn observaba su varita mientras pensaba cómo quitársela a su madre, parecía que tenía la mirada perdida pero no era así.
Sin pensarlo más, Calynn se abalanzó contra Druella mientras forcejeaba para quitarle la varita de las manos.

¡Immobulus! —gritó esta vez Cygnus apuntando a su hija.
Calynn se paralizó al recibir el hechizo, su padre se acercó a su hija y la empezó a empujar hacia una orilla de la habitación sin que se pudiera mover. Cygnus la seguía apuntando con la varita que la enterraba en su barbilla con tanta fuerza que le provocaba dolor.
Cuando padre e hija llegaron a la esquina del cuarto, la madre de Calynn corrió hacia Lily, la tomó del cabello y la jaló frente a su hija donde la pudiera observar.

—¿Ves lo que has hecho? —expuso Druella poniendo el rostro de Lily frente al de ella.
Calynn la observó mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas al observar el rostro húmedo y triste de su amiga con mirada suplicante. La pequeña Black quiso decir algo, pero no pudo mover sus labios a causa del hechizo, tan solo podía observar—. Si no hubieras sido cobarde —comenzó la mujer—, nada de esto estaría pasando.
A Druella se le dibujó una sonrisa en rostro, tiró al suelo la varita que iluminaba la habitación y tomó la varita de su hija.

¡Crucio! —gritó fuertemente la mujer.
Los gritos llenaron la habitación, Lily cayó al suelo a causa del hechizo. Calynn tenía la respiración agitada y respiraba por la boca. Se percató de eso y comenzó a tratar de moverse lentamente para que su padre no lo notara, cuando se aseguró que casi podía mover todo su cuerpo quitó la varita de Cygnus de su barbilla y empujó a su madre haciéndola caer en el suelo mientras los gritos de Lily cesaban. Calynn se agachó para evitar un hechizo proveniente de la varita de su padre, se aproximó a Lily, tomó su mano y la comenzó a jalar con todas sus fuerzas ya que la pelirroja no tenía fuerza para levantarse. Comenzaron a cruzar el cuarto lentamente mientras Calynn se movía rápidamente para evitar uno que otro hechizo lanzado por su padre.

¡Crucio! —gritó una voz de mujer y esta vez el hechizo dio en una de las piernas de la pequeña mientras caía al suelo, pero no le dio ningún dolor. Calynn se levantó lo más rápido que pudo y se dio cuenta que ya no sujetaba a Lily por lo cual creyó que esta se había levantado. Siguió corriendo, casi llegaba a la puerta—. ¡Un paso más y la mato! —resonó la voz de Druella por toda la habitación. Calynn se detuvo en seco, mientras se tambaleaba volteó y vio a su amiga temblando de miedo mientras la varita de Calynn la apuntaba directamente al corazón, Lily la miraba suplicante mientras las lágrimas cubrían su rostro. Calynn no se movió, estaba paralizada de miedo tratando de concentrarse, al cabo de un rato se decidió por avanzar lentamente dejando cada vez más lejos la puerta abierta por donde hubiera podido escapar.
Druella sonrió y aventó a Lily causándole un golpe en la cara, se dirigió hacia donde estaba la varita que iluminaba la habitación y la recogió del suelo, fue hacia la puerta de la habitación seguida por Cygnus que salió del cuarto antes que ella.

—Esto es solo el comienzo —indicó Druella con una sonrisa en el rostro—. ¡Nox!
Y salió de la habitación apagando su varita.
No esperaron a que Druella se alejara del cuarto para que ambas niñas comenzaran a llorar.

—¡Es solo el comienzo! —replicó Lily entre sollozos, lloraba por todo lo que había pasado y por el temor de lo que podía suceder después.

—No fue un sueño —susurró pensativa la pequeña Black con expresión neutra, no quería decir que no tenía miedo, sino que le había sorprendido que aquella pesadilla que había tenido minutos antes de que sus padres llegaran fuera la realidad.

—¿Qué has dicho? —la cuestionó la pelirroja un tanto mareada.

—Realmente pasó lo que soñé, ¿no lo notaste? —exasperó Calynn sentándose en el suelo junto a su amiga. La niña solo negó con la cabeza—. Mi madre tenía un golpe en la cara, es por eso por lo que se quiso vengar —explicó la pequeña Black.
Lily comenzó a razonar a lo que se refería su amiga.

—Es cierto, eso quiere decir que realmente estaba furiosa y por eso nos hizo esto —comentó Lily entre sollozos.

—Pase lo que pase tendré la marca tenebrosa y no podré hacer nada para evitarlo —concluyó Calynn con voz quebrada mientras recordaba el sueño que había tenido en casa de Lily unos meses atrás, ese mismo que hubiera dado todo para saber que no era verdad.
Hubo un momento de silencio donde notaron que la luz del amanecer comenzaba a entrar levemente por las ventanas e iluminaba un poco la cara de las niñas.

—¿Estás bien? —preguntó Calynn a su amiga después de un rato.

—¿Cómo podías sobrevivir a esto? —la interrogó Lily mientras se tomaba el cuello a causa del dolor que había sentido.

—No lo hubiera logrado sin tu ayuda —expresó Calynn esbozando una leve sonrisa.

—¿Crees que sea verdad que esto es solo el comienzo? —cuestionó Lily con preocupación.

—No, tan solo fue una amenaza —afirmó la pequeña Black.

Y no estaba equivocada, afortunadamente.

Los días pasaron muy lentamente, pero ninguno fue peor que el primero. Ambas niñas se habían acostumbrado rápidamente y cuando sabían que ambos padres salían se dedicaban a jugar juegos muggles dentro de la pequeña habitación hasta que llegaran los padres que casi siempre era ya entrada la noche. Todos los días les traían al menos dos comidas al día y se las dejaban en el suelo de la habitación. Las niñas no hablaban con Druella o Cygnus a menos que ellos les dirigieran la palabra. A pesar de todo, las pequeñas se divertían y conversaban recordando algunos buenos recuerdos, algo que los papás de Calynn no sospechaban en lo más mínimo. Todos los días se asomaban a la ventana esperando que Severus las ayudara, pero nunca observaron al niño durante su estancia. A menudo llovía, a pesar de ser verano, el frío y las lluvias no se esfumaban en lo absoluto.
Durante la última semana de agosto las niñas comenzaron a preocuparse acerca de que, si las iban a dejar ir a Hogwarts, todos sus materiales los tenían los padres de Calynn al igual que su lechuza que no sabían si seguía con vida.
Era treinta de agosto por la noche, de las pocas que los padres no habían salido de la casa. Lily y Calynn charlaban en la oscuridad mientras esperaban la cena que muy rara vez les daban.

—Mañana será uno de los mejores días —expresó Lily con entusiasmo.

—Yo no estaría tan segura, no nos han dicho nada acerca de mañana —explicó Calynn.

—Podrías preguntarles cuando vengan —propuso la pelirroja.

—Tal vez, si es que realmente nos dan la cena —comentó la pequeña Black.
Siguieron hablando acerca de la poca información acerca de las casas de Hogwarts y a cuál querían pertenecer mientras intercambiaban comentarios acerca de las mismas. Se escucharon unos pasos afuera, guardaron silencio de inmediato y se abrió la puerta. Druella entró sin decir palabra dejando un plato en el piso, se disponía a salir cuando una voz la detuvo.

—Mamá —musitó Calynn tratando de no sonar con miedo.

—¿Qué? —le contestó la mujer con reproche.

—¿Vamos a ir a Hogwarts?

Hubo un momento largo de silencio.

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"Abrazándote.
Nadie más que tú".
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⌞ No One But You - Erutan ⌟

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