Capitulo 16: Lilith se rinde
Tres grandes peleas estaban a punto de ocurrir, el bien contra el mal, Lilith vs Gabriel, Mio vs Zeoticus y finalmente la revancha entre el ente que poseía a Issei vs Michael. Grandes peleas que podían dar equilibrio o ventaja a alguna facción, no se sabía con exactitud, el destino era raro, incomprendido.
-Mocosa malcriada, eres una aberración, una sangre sucia, me imagino que Sebastián e Isabel estuvieron felices con tu nacimiento.
Zeoticus sonreía con gracia, parte de su ropa estaba quemada o rota por el combate que sostenía.
La mirada inquisidora de la pelirroja menor hacia el demonio de sangre pura era magistral, a pesar de su gran desventaja la determinación no dejaba de existir en sus ojos, algo que Zeoticus encontró fascinante, el amor de una familia si podía existir.
-Mis padres me aman, de echo no querían que viniera, mi papá debe estar buscando a Rías, mi hermana mayor, hija tuya, no quieren que se cumpla la profecía que hiciste, y yo estoy aquí para matarte, con mis propias manos, no dejaré que lleves a mi padre ante Lucifer, no dejaré que lo castiguen cuando ha sido tan bueno conmigo.
Mío seguía erguida, Excalibur extrañamente brillaba mucho, para lo ojos de Zeoticus era impensable eso, un demonio manejando artefactos sagrados, ni en los más locos sueños del infierno podía pasar.
-Niña, estás jugando con poderes que no entiendes, así que cálmate, prometo dejarte viva a ti, pero entiende, tu padre debe morir en mis manos.
-Es por eso que te voy a matar primero, el me platico eso, el orgullo de ser un demonio, que era su deber en cuanto lo encontrarás, por eso jamás permitiré que llegues a ellos.
El poder escarlata irradio en la joven, el demonio no lograba entender cómo era posible que aquella inexperta pudiera mostrar bastante poder, además de que se notaba que su energía era poderosa.
-Eres hija legítima de Sebastián, hace mucho que no nacía alguien como tú, los demonios solemos matar a los de tu especie, mancillan el linaje de un demonio, Sebastián siempre ha sido amable, caritativo, un buen sujeto, alguien que apreciaba, mi mejor amigo.
Zeoticus sin pensarlo atacó de frente a Mio, un gran golpe se llevó la chica, la cuál salió volando estrellándose contra lo que quedaba de castillo, Mio no espero el impacto, poco a poco quitó las piedras que la estaban aplastando, su rostro de dolor se notó de forma inmediata, supo finalmente que Zeoticus ya no estaba jugando con ella, si seguía a ese ritmo no aguantaría mucho tiempo, necesitaba apoyo, desafortunadamente nadie podía auxiliarla en estos momentos.
Logrando salir de los escombros, notó como su oponente estaba en los cielos, ella ya no tenía fuerzas para sostener a Excalibur, por lo que la soltó y cayó de rodillas, pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos había fracasado, ni con todo lo que se había preparado, nada había servido.
-Maldita sea.
Golpeó el suelo, sangre brotó de sus nudillos, las lágrimas ya caían, sollozo, Zeoticus se paró en frente de ella, miro con desprecio la espada y de una ráfaga de poder mando volar aquella arma que era capaz de hacerle daño.
-Luchaste bien para solo tener unos pocos años, pero entiende, jamás me hubieras podido ganar, ahora ni siquiera un milagro podrá salvarte, irónico siendo que yo soy un demonio y tú una aberración.
Zeoticus preparo un ataque para matar a Mío, está ya había cerrado los ojos en espera de su inminente final, pero una gran sorpresa la esperaba puesto que de un ataque salió volando Zeoticus y se estrelló contra unos escombros.
-Finalmente te encontré hija mía
-Papá
Sebastian había llegado, abrazo a su hija, limpio sus lágrimas, con un pañuelo limpio su sangre, notó como sus manos estaban heridas, las tomo delicadamente, de uno de sus bolsillos saco un frasco, el cual le dio a beber, mío poco a poco se recupero, mirando seriamente a su padre.
-¿Que haces aquí?
-Salvandote, tu mamá jamás se perdonaría si algo malo te pasará, además vengo para sacarte de aquí, huye, yo me enfrentare a mí antiguo amo, debo morir con honor.
-No te lo permitiré, por eso escape, yo tengo que tomar está responsabilidad.
-No es tu deber, es mío y de nadie más, ahora largo, si supiste como llegar sabrás cómo volver, dile a tu mamá que siempre fue y será mi reina amada, además debes buscar a tu media hermana, ve y haz lo que te digo.
-No, no te dejare.
Ambos seguían discutiendo sin imaginar que Zeoticus ya se había levantado, sonrió con nostalgia, vio de nuevo a su más leal sirviente, al hombre que le confiaba su vida, aquel que lo traicionó por una humana.
-Sebastian, ha sido un tiempo.
-Vaya que si, amo.
Los dos demonios de sangre pura se veían con deseos de luchar, Sebastián a pesar de ser un hombre algo mayor disfrutaba de las peleas, algo que hacía muy bien bajo el mando de un gran duque, tal como lo era Zeoticus.
-Debes saber que tú morirás en mis manos, tu hija podrá irse, pero iré en búsqueda de Isabel, se que ya no es tan joven pero aún así hay muchas cosas que debo aclarar.
-No permitiré que la toques, seré el vencedor y regresaré a su lado.
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Todo era un caos, cuerpos sin vida estaban poro todas partes, eran trolls y humanos, en las alturas estaban dos grandes guerreras, ambas exhaustas, fatigadas de la lucha, ya habían pasado días desde que todo inicio, sus poderes estaban casi a la par, aunque Lilith uso lágrimas de fénix, no pudo hacer válida esa ventaja contra el ángel más hermoso del cielo, mientras que Gabriel seguía preocupada por su hermano Michael, por Issei y por Rías, no podía permitir que los demonios llegarán a ellos, menos cuando probablemente Issei muera por la contaminación que le causaría la energía demoníaca de Rías.
-Debo admitir que eres mejor de lo que esperaba Lilith, aún si hiciste trampa con las lágrimas fénix.
-Podria decir lo mismo, no esperaba que aguantaras tanto aún después de que me recuperará, se nota que las batallas no han sido en vano.
-Te agradezco el cumplido, puesto que a diferencia de ti yo he estado más en el campo de batalla.
-Quizas, pero también el poder es muy importante para ganar batallas, además soy mejor estratega que tú, pero es momento de terminar con esto, me rindo.
Gabriel dejo de expulsar energía, miro con asombro como Lilith también dejaba de hacerlo, extrañandose mucho, no podía creerlo, la madre de los demonios que nunca había dejado una lucha se estaba dando por vencida.
-¿Pero que es lo que quieres decir con eso?
-A causa de haber luchado de esta manera ya no tenemos energía para seguir, además será muy aburrido si te derrotó ahora, más porque la guerra está cerca, lo importante ahora es matar al Nephilim.
-Te dije que no dejaré que la toques, jamas permitiré que le pase algo.
-Eso ya no es cuestión tuya, en este momento ya debería estar muerta, el dragón blanco, Albion ya debió liquidarla.
Gabriel se sorprendió, más que nada un miedo grande la invadió, no podía creer lo que decía aquella mujer, todo el tiempo esa batalla había sido una distracción, ella ya estaba cerca de los dominios de los dragones, dónde debía estar Rías, por palabras del mismo Ddraig pero si lo que decía Lilith era verdad, sabía que Rías ni Tiamat tendrían oportunidad alguna con aquella bestia, era un ser celestial, solo alguien como Ddraig le podría hacer frente, pero se desconocía dónde estaba y mucho menos donde estaba Issei, las esperanzas se estaban perdiendo, Gabriel miro con rabia a Lilith, pero antes de que está pudiera hacer algo, Lilith levanto una gran cantidad de polvo y desapareció por un círculo mágico, dejando a Gabriel enojada y llena de terror al pensar que Rías había muerto.
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