A partir de ahora

En la oscuridad de la noche, con la inclemente lluvia calando hasta los huesos no podía sentir nada mas que un adormecimiento profundo. Quizás estaba tan aterida por el frió que no percibida otra cosa que no fuera el dolor punzante que atravesaba su pecho.

Las lágrimas corrían por sus mejillas mezclándose con las gotas que lluvia que la empapaban por completo. Todavía permanencia sentada en las frías baldosas de la entrada de su casa. No tenia fuerzas para levantarse, aunque tampoco tenía intenciones de hacerlo.

El tiempo estaba perdiendo significado. No se siente capaz de pensar de manera racional, por lo que algo tan superfluo como el movimiento del reloj, es lo menos importante, podría ser que llevara sentada en la misma posición un par de minutos que horas completas, el hecho es que no le puede importar menos.

En los últimos meses todo en su vida se estaba desmoronando, caía en pedazos sin poder evitarlo. Hasta entonces había logrado mantenerse en pie, aferrándose a la esperanza que le brindaba el amor que sentía, sin embargo, ahora no le quedaba nada. Ni la vaga ilusión de un amor que ya no existía mas que en su mente y un corazón roto.

No es capaz de respirar con normalidad, se abraza así misma intentando que el dolor mengue, pero parece una labor imposible. De no haber visto con sus propios ojos, el engaño del que era victima no lo hubiera creído.

Aprieta los puños con fuerza. No puede apartar esa imagen de su cabeza, basta cerrar los ojos para evocar el instante en que su corazón se hizo trizas.

El dolor la paralizo por un instante, mientras que sus piernas amenazaban con ceder. Hubiera querido cerrar los ojos para no ver y cubrir sus oídos para no escuchar, mas no logro moverse. Desde el umbral de la puerta podía verlos enredados en las sabanas, disfrutando de un momento íntimo. Parecería normal si quienes estaban en la cama, en su propia cama, no fuera su prometido y su amiga de toda la vida.

Su voz se perdió en un grito que no pudo escapar de su atenazada garganta. Parecía que el suelo bajo sus pies se estuviera abriendo para devorarla por completo. Un sonido ahogado fue lo único que pudo emitir y que alerto a los amantes que disfrutaban de sus placeres en la cama.

Todo parecía moverse en cámara lente, movimiento a movimiento, la toma se movía con una lentitud de torturo. La sorpresa en sus rostros y después algo cercano a la vergüenza al menos de parte de su prometido.

Lilian es una historia aparte, parecía desconcertada pero una chispa de triunfo se asomo en sus ojos azules, quizás era satisfacción, aunque no estaba muy claro del todo, además, estaba haciendo demasiado esfuerzo en mantenerse en pie como para notar los sutiles vestigios de haberse salido con la suya.

La lagrimas ya rodaban abundantes por su rostro impidiéndole ver con claridad, cuando los amantes se vestían con prisas. Quería huir, salir corriendo y dejar todo atrás, pero estaba congelada desde la punta de sus dedos hasta los fragmentos rotos de su corazón. Apenas podía respirar, el dolor es sofocante, se siente como debería sentirse un pez al que han sacado del agua.

Se mantuvo en pie solo porque tomo como apoyo el marco de la puerta. Fue entonces que escucho su voz o al menos lo que parecía su voz, deshaciéndose en disculpas. Disculpa que no le interesaban. Parecía un eco distorsionado y confuso, palabras sin sentido.

Solo cuando fue consciente de que se acercaba con la mano estirada para tocarla, despertó su cuerpo.

-¡Váyanse! -Exigió con la voz quebrada.

Girándose sobre sus talones salió tambaleando como si hubiera bebido de más, embriagada por un dolor tan intenso que solo quería dejarse caer para abrazarse a si misma e intentar mantener todas sus piezas juntas.

Sus pies la llevaron a la entrada de su casa, cediendo al bajar el primer escalón del pórtico, tuvo que sostenerse de la barandilla para no terminar rodando por los últimos escalones. Se quedo sentada, inmóvil, llorando en silencio, incluso cuando los vio irse juntos no fue capaz de moverse del mismo lugar.

En menos de un mes perdió todo. Su abuela murió, perdió el trabajo y acababa de encontrar a quien creía el amor de su vida en la cama con su mejor amiga.

No se sentía capaz de sentir nada, ni el frió colándose hasta los huesos haciéndola temblar o el viento que azotaba sus mejillas pálidas. Se quedo en el mismo lugar, inmóvil y destrozada. Con la ropa secándosele en el cuerpo cuando dejo de llover y los primeros rayos del sol le lastimaron sus hinchados y enrojecidos ojos.

Entumecida recibió la mañana, aun sentada en los escalones de la entrada. Todavía le temblaba el cuerpo cuando intento ponerse de pie y sus piernas le fallaron haciendo que cayera de bruces contra el lodoso suelo.

Le arrastro por la entrada hasta alcanzar el picaporte tratando de sostenerse para ponerse de pie. Lo logro después del tercer intento y entro mas movida por la inercia que por voluntad propia. No quiso mirar siquiera aquella cama desecha que fue testigo junto con ella de la traición de la que fue víctima.

Se encerró en el cuarto de baño, cerrando con demasiada fuerza, como si temiera que los malos recuerdos entrarían tras ella para seguirla destrozando.

Sin prisas dejo que la ropa mojada resbalara de su cuerpo, antes de entrar a la ducha y dejar que el agua tibia calentara su helado cuerpo.

Ahí, mientras el agua corría, volvió a derrumbarse y lloro de nuevo aun sin lágrimas, ya sin fuerzas para gritar de dolor y de rabia. Sin saber que haría a partir de ahora. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top