Capitulo 17: Y fue ahí donde mi mundo se desmoronó por completo.

—¡Hola! Creo que no nos han presentado, me llamo Mari —La vecina de Cassandra me tendió la mano y con algo de recelo se la estreché, era muy efusiva, al menos a mi parecer y no puedo decir que todos los franceses son así porque no conozco a ninguno.

—Mucho gusto —Mi voz sonaba algo forzada, pero no me importó, esta nueva Sofía no buscaba la aprobación de nadie.

—¿Qué haces en Francia?

—¡Mari!

—Lo siento Cass, sabes que soy muy cotilla ¿Lo dije bien?

Reí por su espontaneidad.

—Lo has dicho bien —asentí— ¿Cómo es que sabes tanto español? —busque distraerla con otra pregunta y por suerte funcionó.

—¡Oh! —parecía encantada por mi pregunta—. Mi esposo es español y el fue quien me enseñó a hablarlo ya que entenderlo lo entendía bien por mis cursos en la escuela.

—Qué interesante.

—¡Espero que le puedas conocer algún día! —Está chica me está mareando con tanta efusividad.

—Seguro que si —sonreí de nuevo de manera forzada— Si me disculpan estoy muy cansada, me iré a dormir, con permiso —No espere a que dijeran nada, me levante y ya iba saliendo cuando Mari le dijo algo a Cassandra en confidencia o eso creía ella ya que yo las escuché.

—Es un poco seria ¿no?

No quise decir nada así que fingí no haber escuchado nada, lo cierto es que me dolía ¿dónde había quedado la Ana María con esa chispa de picardía? ¿Acaso el darme cuenta de que mi vida era controlada por mi familia me hizo terminar así? Una parte de mi lo sabia pero era mejor vivir en la ignorancia, hasta que fue demasiado tarde.

Me acoste en la cama que estaba a un lado de la cuna de Roy pensando mientras el sueño me vencía.

"Sentía los ojos pesados, pero unas manos pequeñas le pegaban a mis mejillas, tanto que abrí mis ojos y vi a una niña de pelo castaño.

—¡Mami! ¡Péiname! —Me quede de cuadros ¿Mami? ...¿Yo era mamá? Ahora que lo veía la nena estaba toda despeinada y me tendía un peine con una sonrisa que me recordó a mi papá las escasas veces que sonreía.

—Ven cariño —No sabía su nombre, pero no podía dejarla con todo el cabello revuelto, estaba cepillando su sedoso cabello cuando siento unas manos rodear mi vientre, lo que me hace ser consiente que esta un poco abultado.

—¿Quién es la mujer más guapa de Francia?

Voltee y...

—¡Ana! —Ese gritó me trajo devuelta a la realidad e hizo que me cayera de la cama fue una suerte de que Roy no se despertará, ese niño cuando quiere duerme como una roca, dejará de parecerse a su padre.

Me levanto y veo con un poco de furia a la vecina y amiga de Cassandra.

—¿Qué pasa?

—Has dormido casi tanto como Roy, ya es hora de desayunar.

Quise preguntarle qué cojones hacia allí, pero se volteó a ver a Roy y lo cargo mientras se balanceaba de un lado a otro, eso me recordó a la niña de mi sueño y de mi vientre abultado, causándome un sonrojo ya que a pesar de no verlo sabía que esa hermosa vida solo podría ser con Vicente a mi lado y justamente hoy sería el día que cambiaria mi vida para siempre.

Salí del cuarto acomodándome la ropa y vi a Cassandra preparando el desayuno.

—¿Y Roy?

—Está con tu vecina —digo mientras le robó una fresa.

—¡Me llamo Mari! —dice entrando con el niño en brazos quien dio una risita al ver a su mamá, me dio tanta ternura, Roy era mi debilidad.

—Ven con mamá —Cass abrió los abrazos a su hijo y lo recibió con mimos y abrazos.

Me quede sonriendo como lela al pensar en mi vida con Vicente, unos tres niños corriendo a nuestro alrededor y yo esperándolo con la comida caliente, él decía que no hacía falta que yo trabajara y pues aunque iba en contra de lo que me habían enseñado toda mi vida, por amor, por ese amor era capaz de todo.

—¿Tan difícil es que recuerdes mi nombre? —bufo Mari una vez que ya no tenía a Roy en brazos.

—¿Qué? —Salí de mi letargo sin comprender nada— ¿Dijiste algo?

Ella me vio indignada y Cass solo se soltó a reír, yo reí con nerviosismo.

—Lo siento ¿Mari?

—¡Al fin!

—¿Qué te pasa, pequeña? —me dice Cassandra—. Esa risa no es propia de ti.

—Hoy es el día, Cassie —digo con los ojos brillantes, Mari nos ve confundida.

—¿Me perdí de algo?

—Aquí está niña que hoy hablará con su príncipe para que venga a vivir con ella aquí, a Toulouse.

—Muchas felicidades, tocayita ¡qué su amor perdure siempre!  —Me abraza y me quedo estática.

—¿Tocayita? —la veo raro pero creo que ya debería estar acostumbrada a su efusividad— Gracias...creo ¿me llevarás, Cass?

—Si, después de salir del trabajo ¿quieres venir a ver el atelier? Quizá puedas conseguir algo.

—¿Tú crees? ¡Sería genial! Así tendré algo de dinero al menos en lo que llega Vicente.

—¿Y que tiene que ver tu príncipe azul en esto? —Se extrañó Mari— No me digas que...

—Cuando nos casemos me dedicaré al hogar.

—¡¿Estas de broma?! —El grito de Cassandra nos asustó a todos, en especial al pequeño Roy, que lloro casi de inmediato.

—Asustas al niño —la regañe—No se que tiene de malo.

Ella no me respondió pero era más que obvio que no estaba de acuerdo, pues que le den.

—¿Me ayudaras o no? —termine preguntando irritada.

Cassandra suspiró mientras mecía a Roy.

—Espero que no te arrepientas.

Mari nos vio con nerviosismo.

—¿Y si nos vamos ya? Quizá de pasada podrás hablar con tu novio.

Creo que esta chica empieza a caerme bien.

(...)

—¿Quieres apurarte? —Le hago mala cara a Cassandra y agradezco con un gesto a Mari que se la lleve lejos, al menos en lo que llamo, desde que les comenté a ambas mis intenciones, ella está insoportable.

—¿Hola? Me comunica con Vicente Almagro, gracias.

La operadora me hace esperar un momento y de repente escucho ruido del otro lado del teléfono.

—¿Vicente? —digo esperanzada.

—No —dice una voz femenina— Soy su esposa ¿para que lo busca?

Y fue ahí donde mi mundo se desmoronó por completo.

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