1. Todo comenzó con una red social

Aún no recuerdo cuándo fue la primera vez que el rap marcó mi vida, supongo que era muy pequeño... sólo sé que desde que tengo memoria me ha apasionado escribir y cantar mis propias letras. El rap fue siempre mi refugio. Mis padres atravesaban crisis económicas muy seguido en mi niñez debido a que a mi papá le gustaba irse de juerga y beber todo lo que ganaba en su trabajo como bombero, por lo que siempre estábamos mudándonos; íbamos de un lado a otro, recorriendo España como fugitivos, y jamás pude hacer amigos que duraran más de seis meses. No tenía hermanos, así que no había con quien pasar el tiempo, y mi abuelo, quien fue mi mejor amigo, falleció cuando tenía 11 años... Diría que todo eso me marcó. Mi personalidad era ruda y difícil, al llegar a la adolescencia sacaba malas calificaciones y era un verdadero desastre. Quizás siempre he sido ese desastre, quizás nací siéndolo, pero cuando ella llegó pensé que algo había cambiado, pensé que nada sería igual, cuando le hablaba sentía que me ahogaba cuando a la vez me sentía más vivo que nunca...

Vale, comenzaré desde el principio.

Teniendo dieciocho años y mientras vivía en Málaga, España, hubo una presentación de talentos en mi preparatoria, y el que para ese entonces ya era mi mejor amigo, el único que superó los seis meses de amistad, me insistió para que me presentara, sabía que me gustaba rapear y decía que yo lo hacía más que bien. Al final decidí hacerle caso, pero le dije que lo haría sólo si él se subía al escenario conmigo, y es que Miguel Ángel, o Zarcort, como a él le gustaba ser llamado, era un excelente rapper, incluso le gustaba grabarse cantando y subir videos a la red social de YouTube; y por cierto, cada vez tenía más y más éxito, y comenzaba a hacerse popular de a poco.

Los nervios me carcomían cuando subí a aquel escenario, todos mis compañeros estaban atentos para escuchar lo que diría, por primera vez sentí que la atención se centró en mí. En mí, aquel chaval solitario y escondido, aquel chico alejado de la sociedad, aquel muchacho que ya no tenía esperanzas ni metas, ese joven que sólo encontraba felicidad en la magia de las letras del rap.

Olvidé todo lo demás, canté como solía hacerlo mientras estaba solo y dejé el mundo atrás.... Al terminar, todos nos aplaudieron con euforia, y decían que éramos geniales e increíbles. Incluso hubo chicos que querían tomarse fotos con nosotros, fue extraño e increíble, pero fue una agradable sensación al fin y al cabo.

Aquella tarde, cuando llegué a casa de Zarcort junto a él, -pasaba más tiempo en su casa que en la mía, no tenía sentido llegar a un lugar vacío y solitario-, me dijo que definitivamente yo debía darme a conocer, y que iniciar en YouTube no estaría mal. Allí nació nuestra primera colaboración; jamás imaginé que llegaría a ser tan exitosa, que nuestra música llegaría a tantas personas, mucho menos que saldría de España, y que alrededor del mundo, en países que estaban realmente lejos del nuestro, hubiese personas escuchándonos.

Íbamos bastante bien, y tiempo después decidimos hacer una nueva colaboración, la cual parecía tener aún más éxito que la primera. Ahora incluso la gente comenzaba a conocerme como Cyclo, el apodo tonto que Miguel Ángel me había puesto y que ahora era mi nombre artístico.

Una noche estaba en mis redes sociales cuando vi que una chica había compartido el video que yo había hecho junto a Zarcort y me había tuiteado un vago "Hola, quizás no veas esto pero quiero que todos sepan que me encanta lo que haces". Tal vez jamás entenderé por qué me invadió una extraña sensación al leer aquello. Si es que el destino existe, me atrevería a decir que estábamos destinados a pesar de que jamás tuve un rumbo fijo qué seguir ni camino por dónde andar. Ni yo sabía por qué me interesaba, pero lo cierto es que me puse en contacto con ella, y es que los que ahora empezaban a ser mis seguidores me enviaban mensajes privados cada día, y afortunadamente ella no había sido la excepción, por lo que sólo tuve que responderle:

"Hola. Me alegra que te guste lo que hago, lo hago con pasión y amor" -Fue lo que empecé escribiendo, casi inconscientemente.

Prácticamente al instante me respondió:

"¡No puedo creer que me contestaras! Pero realmente eres increíble, amo la forma en la que te tomas tan en serio el rap."

Inadvertidamente sonreí, aunque estaba tan concentrado ya, que no lo había notado.

"Entonces te gusta el rap" -continué.

"Lo amo" -envió una carita sonriente - "y sinceramente la gente como tú hace que me guste más."

Mi corazón se movió, ¿estaba entrando en la mente de alguien? ¿Estaba cambiando algo para bien?

"Pues te juro que saber eso me hace muy feliz" -admití. Sin darme cuenta estaba sonriendo como idiota. Carraspeé y me incorporé un poco, ¿de qué parte de España sería esta chica? Quizás de Madrid, hablaba como si fuera una chica de mundo, quizás incluso como una extranjera - "¿de dónde eres?" -inquirí.

"Soy colombiana" -respondió con una carita de guiño.

Casi me caigo de la silla al leer su respuesta. ¿Colombia? Eso realmente estaba lejos. En ese momento recordé que en alguna clase de geografía habían mencionado que había seis horas de diferencia entre Colombia y España, nosotros estábamos adelantados.

Eso si que está lejos!" -Reí.

"Así es, pero Colombia es un lugar hermoso, deberías venir a dar un concierto algún día."

"¿Un concierto? De verdad estás aspirando demasiado" -volví a reír - "sólo subo videos a YouTube y tonteo un poco con mis amigos en la preparatoria, no creo que llegue a tanto como para dar un concierto."

"Te equivocas" -fue rotunda, cosa que me sorprendió - "porque ningún sueño es imposible, dado que podemos lograr cualquier cosa si nos lo proponemos y luchamos por alcanzar lo que soñamos".

En ese momento supe que esa chica era diferente, que su pensamiento era realmente filosófico y profundo, que aunque no era precisamente mi estilo, me llamaba la atención, algo me impulsaba a seguir hablando con ella, era como si pudiera entenderme, como si pudiera saber lo que yo sentía a pesar de que ni siquiera nos conocíamos en persona, a pesar de que llevábamos escasos quince minutos hablando.

Relatar todas las cosas que nos dijimos aquella noche sería impreciso, porque para mí, aquello no fueron solo letras y palabras, sino una conexión real. No sé cómo llamarlo ni describirlo, sentí que la conocía de toda la vida y que ella me conocía aún más, como nadie lo hacía.

"¿Cuál es tu nombre?" -Preguntó con un emoticón que parecía en duda.

"Soy Cyclo" -Respondí con simpleza. - "Creí que eso ya lo sabías."

"No, hablo de tu verdadero nombre."

Recuerdo que sentí un pequeño escalofrío que me recorrió de pies a cabeza al leer aquello. Y es que mi verdadero nombre no era que me gustara mucho. Ahora llegaba ella, una chica que ni siquiera conocía, ella quería interrogarme y conocer mi verdadero nombre.

"¡Vamos!" -Volvió a llamar mi atención - "Dímelo ya."

"Vale, soy José Marcos" -Escribí, soltando una pequeña y estúpida risa sin tener idea del por qué estaba actuando así.

"Tu nombre es lindo" -escribió con un nuevo emoticón simpático después de unos segundos de haberle enviado mi respuesta.

"No mientas, ambos sabemos que es una mierda de nombre." -Contesté.

Supuse que le había caído en gracia lo que le estaba diciendo porque escribió varios "Jaja".

"No, es lindo. A mí me gusta".

"Vale, te creo" -me resigné - "¿Por qué querías saber cuál es mi verdadero nombre?"

"Porque quiero conocerte en realidad, quiero saber lo que piensas y creo que saber tu verdadero nombre pueda ayudar a empezar".

Pensar en que una chica que vivía a kilómetros de mí, alguien que ni siquiera me había visto en persona, quería saber más de mí, me hizo sentir extraño.

Hablando con ella, esa noche supe que tenía dieciséis años y que cursaba el último grado de preparatoria en la cuidad de Bogotá. Como nunca estudiaba, siempre fui tonto para eso de los países y las ubicaciones, pero esa noche me interesé más en el país del que ella provenía, incluso investigué cuántos kilómetros me separaban de ella y quedé prácticamente chocado al saberlo. Sí, ella me instó a estudiar geografía; sin saberlo, sin imaginarlo, sin siquiera sospecharlo, ella se estaba metiendo de a poco de mi mente y en mi corazón, y esto último era aún más grave que lo primero.

Todo comenzó con una red social...

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