Hellblazer
AMOR VINCIT OMNIA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/The Sandman (crossover).
Pareja: MorfeoxTony
Derechos: ¿todavía existen?
Advertencias: esto es un crossover así que hay cambios para más placer porque no es una cátedra de canon sino un fanfic para soñar y suspirar porque eso es bueno para el alma. Con muchos toques de angustia y eventos algo desagradables. Una historia de encargo.
"Amor Vincit Omnia", el amor lo conquista todo.
Gracias por leerme.
**********
Hellblazer.
Tell me your troubles and doubts
Giving everything inside and out and
Love's strange, so real in the dark
Think of the tender things that we were working on
Slow change may pull us apart
When the light gets into your heart, baby
Don't you (Forget About Me), Simple Minds.
Pepper estaba sana y salva gracias a Happy quien la encontró desorientada cerca de Queens. Tony se disculpó con ella por haberla expuesto, regalándole unas vacaciones que la rubia se negó tajantemente pues no era mujer que fuera a asustarse solo porque un idiota la secuestrara para manipular al millonario. Con salidas muy precisas del cuartel de Hob, el castaño estuvo trabajando al lado de los Vengadores, enseñándole a Steve sobre el mundo moderno en los descansos, regresando antes de que permaneciera mucho tiempo en un solo lugar. La clave para que el demonio que lo estaba buscando no lo encontrara era moverse, de esa forma su rastro no era preciso y funcionaba también para el Corintio, así que era como matar dos pájaros de un tiro.
-Ironman, Fury tiene una misión para nosotros dos, únicamente.
-Vaya, eso suena interesante ¿fingiremos ser un par de viejos super héroes de la Segunda Guerra Mundial?
Steve rio, negando. -No lo creerías.
-Pruébame.
-Vamos a cuidar de Tony Stark.
El maldito tuerto de Nick Fury quería meterlo en problemas, no supo si porque había notado el interés de Steve en su persona como Ironman y deseaba ver arder al mundo o porque no tomó en cuenta el pequeño detalle que Tony y Stark y su armadura eran uno solo. La cita era en Madripoor en el sudeste asiático donde estaban las dos caras de la moneda, una zona lujosa donde se reunían la crema y nata de los negocios millonarios internacionales y por otra parte, el barrio bajo donde se reunían la crema y nata de las mafias más poderosas y narcotraficantes. Pepper tenía una junta de negocios, pero el castaño tomó su lugar para dejarla descansar, sabiendo que ahí era un sitio peligroso.
-¿Qué te parece, Ironman? ¿Hacemos de una buena vez el plan?
-Y el plan del plan, Cap.
-Me encanta que pensemos igual.
Tony estaba consciente que un día ya no podría mantener esa fachada con el capitán Rogers y por cada día que pasaba a su lado le era más difícil revelarle la verdad. Ir a Madripoor sería como en esas películas cómicas donde tendría que estar disfrazándose entre una identidad y otra para despistar al rubio, o bien usar su nuevo modelo dirigido a distancia con JARVIS apoyándolo. Esto último es lo que ideó para sortear semejante embrollo que pretendía ser un gesto generoso de SHIELD pues Industrias Stark era como el santo patrono Médici de la organización y la Iniciativa Vengadores. Steve estuvo más que listo para subir al Quinjet e ir a la movida ciudad asiática, sonriente porque a su lado viajaba una armadura hueca.
-Tengo su itinerario, Señor Stark.
-Valentía, me alegra que hayas venido conmigo.
-No soy tan bueno como la señorita Potts, pero le di mi palabra de cuidarlo con mi vida.
-Cuida esas promesas, te pueden costar mucho.
-Si le soy sincero, me alegra viajar en estos días... es su aniversario.
-Oh, lo siento.
-Prefiero distraerme.
-Y vas a estar más que ocupado conmigo, Valentía.
-Lo sé, Señor Stark.
La cuestión de esa cita era atraer a una célula terrorista adjunta a HYDRA, para atraparlos y así comenzar a investigar qué tanto hacían y sabían esos viejos enemigos del capitán. Tony agradeció enormemente que Valentía tuviera esa discreción propia de los mayores para permitirle uno que otro momento a solas, monitoreando su armadura que no se despegó del rubio, tanto para protegerlo como para encubrir su doble identidad. Ni le extrañó ser emboscado por esos títeres de HYDRA durante una cena de negocios, rescatado al mejor estilo de los cuentos de princesas por el bien portado Steve Rogers, protegido bajo su escudo con sus brazos rodeándolo.
-¿Se encuentra bien, Señor Stark?
-En mejor sitio no quisiera estar.
Ya sabía qué reacción iban a provocar sus palabras, sonriendo para sí cuando el capitán le soltó como si fuese de pronto un leño ardiente que le quemara. Su armadura vino a él con una conversación previamente ensayada en su taller, voces grabadas que fingieron un Ironman preocupado, ordenándole volver a su suite mientras ellos se encargaban. Tony asintió, dando gracias a ambos para marcharse, notando que entre todo el ajetreo, alguien le había vaciado una copa de vino tinto sobre su blanca camisa, suspirando por ese horrible manchón que debía lavar o se notaría la protección de su reactor.
-¡Señor Stark!
-Calma, Valentía, haz honor a tu nombre, esto solo es vino.
-Cielos, señor, vamos a los baños, lavaré esa camisa o estará oliendo a vino el resto de la noche aunque se cambie.
-Eso es verdad.
Entraron a unos baños, solitarios sin que este detalle fuese percatado por el millonario, abriendo su saco para darle espacio a lavar la camisa, quedándose frente al espejo.
-Dudo que el jabón de estos baños lo pueda remover.
-No habrá necesidad.
-¿Eh?
Tony miró por el reflejo a Valentía detrás, este sonriéndole de una forma que no le pareció humana, ladeando poco a poco su cabeza mientras debajo de esos labios se asomaron una hilera de colmillos filosos. Hasta entonces, es que el castaño recordó algo.
-Leviatán... Valentía.
-Hola, Tony.
Lanzó su saco al demonio, buscando la puerta que se cerró de golpe, todo el material fundiéndose para sellarse. Miró alrededor, buscando una ventanita, todo quedó aislado, incluyendo su comunicación con JARVIS. Leviatán se quitó el saco de la cabeza, riendo bajito al chasquear una lengua bífida, caminando hacia uno de los lavabos para arreglarse, acomodando el moño de su esmoquin antes de volverse a él con la tranquilidad de quien ha ganado.
-Tú atacaste a Brandy -acusó el castaño, respirando agitado, pensando en una salida. Steve estaba ahí, pero... ¿cómo llamarlo?
-Si de verdad lo hubiera querido, estaría extinta ahora.
-Eso es algo que diría quien fue burlado.
-Yo no puedo ser burlado, Tony -el demonio sonrió, alzando una ceja al extender sus brazos- ¿Quién crees que dejó pasar a Loki a este mundo?
-¿T-Tú...?
Antes de terminar de parpadear, tenía encima a Leviatán, una garra de este ahorcándolo tan fuerte que perdió la respiración de golpe, alzándolo del suelo, estampándolo contra la pared con fuerza suficiente para rebotar su cabeza. El millonario quedó desorientado unos segundos, retorciéndose en acto reflejo cuando la garra libre del demonio delineó su reactor.
-¡NO!
Todo se volvió blanco de repente, luego, sin más, cayó al suelo tosiendo con fuerza al recuperar la capacidad de respirar, sintiendo que su piel ardía donde las garras de Leviatán lo habían sujetado. El demonio no estaba lejos, hablando por celular con alguien en un latín antiguo. Lamentó mucho no haber prestado atención a sus lecciones porque apenas si entendió una que otra palabra de lo que ese monstruo decía con alguien, sonaba como si estuvieran poniéndose de acuerdo. Leviatán guardó su celular, volviéndose hacia el castaño con su sonrisa de colmillos.
-Lamento la escena, estaba consultando algo.
-¿Vas a matarme? ¿Quieres esto? ¿Por qué quieres mi reactor?
-Tony, ¿crees que te diría?
-¿Por qué no? Estoy a tu merced, nadie vendrá a rescatarme.
-Oh, ya veo.
-¿Qué es lo que ves?
-Piensas que ellos aparecerán.
-¿Ellos?
-El inmortal y el Sueño. No lo harán porque he sellado su escondite, no puedo entrar, pero ellos tampoco salir.
El millonario tragó saliva, recordando cuando le llamó por teléfono, maldiciendo entre dientes. Leviatán rió apenas, poniéndose en cuclillas.
-¿Sabes qué consultaba?
-Como si me importara.
-Deberías, quería permiso para...
Una garra paseó lasciva por la cadera de Tony, quien dio un manotazo con el corazón latiéndole desbocado al buscar alejarse del demonio cuyos ojos negros brillaron en lujuria, relamiéndose esos colmillos.
-Hacerlo con un demonio es... sobrenatural.
-¡NO TE LO VOY A PERMITIR!
-¿Necesito tu permiso?
La lucha fue feroz en los primeros segundos, el castaño peleando lo mejor que sabía para deshacerse de las garras que tiraron de sus ropas queriendo desnudarlo, estampándolo en la mesa donde se encontraba un jarrón de flores caras que cayó, rompiéndose en el suelo junto con toallas limpias. Tony gruñó, gritando por ayuda al sentir una garra sujetándolo por la nuca y un pie separar sus piernas, otra garra paseándose golosa entre sus nalgas que apretó, rasguñando su pantalón. Sus ojos vieron nublado por las lágrimas que atentaron salir, sintiendo que estaba de nuevo en Afganistán con el Corintio riéndose en una esquina mientras esos guerrilleros se divertían.
El demonio aulló a una luz que atravesó los lavabos, explotando esa pared, empujando a ambos contra las puertas de los cubículos. Tony quedó desorientado, parpadeando al buscar enfocar su vista. Ante él, apareció un hombre demasiado raro para su gusto que vestía una gabardina clara, desaliñado, con una barba descuidada y maldiciendo al imponer sus manos contra Leviatán quien se lanzó en su contra, hablando en ese latín arcaico. Fue un duelo de magia o algo así contra el poder de un poderoso demonio que hizo cimbrar el baño. Tony miró ese enorme boquete, gateando para salir de él, si ese raro salvador suyo venía a su rescate, no le estorbaría. Una garra de Leviatán lo pescó por un pie, el extraño le rebanó esa muñeca, permitiendo que escapara hacia el otro lado.
-¡STARK!
Unos brazos lo sujetaron, reconociendo el aroma de Steve Rogers en su vista mareada, había sido demasiado. Se sujetó a sus hombros, mirando a un costado al perfecto salvador lanzar por un portal de múltiples sellos mágicos a Leviatán, esos baños apenas si resistiendo la batalla. Al calmarse todo, el hombre recién llegado saltó de los escombros dejados para ir hacia ellos, mirando al capitán primero y luego a Tony, sujetando su rostro.
-Eso estuvo muy cerca, un poco más y eras comida de demonio. Pude devolverlo, no matarlo, eso requiere más de lo que tengo.
-¿Quién eres tú? -preguntó un poco molesto Steve.
-¿Yo? Mi nombre es John Constantine, pero me conocen también como Hellblazer. Tú debes ser el Capitán América si he visto bien en internet... y este guapo Tony Stark, tu...
-¿Quién te envió? -el castaño lo cortó, todavía en los brazos de Steve porque sus piernas no lo sostenían bien.
-A mí nadie me envía, me envío solito. Estaba haciendo unos exorcismos y me enteré de que Leviatán estaba aquí arriba, me dije "joder, esto no es nada bueno" me alegra que te encontrara lo suficientemente lindo para desear cogerte primero y comerte después... o comer eso que traes puesto.
-¿Qué? -el capitán miró a Tony.
-¿Puedo tener un doctor?
John Constantine era lo suficientemente extrovertido para asustar al bien portado del capitán Rogers una vez que pudieron llamar a un médico que revisara sus heridas en su recámara. Aquel supuesto detective de lo sobrenatural como se hizo llamar ordenó que los dejaran a solas, sentándose junto a Tony para inspeccionarlo con la mirada, tomando sus manos que olfateó con demasiada confianza para su gusto, haciendo lo mismo con sus cabellos, rostro y luego posando una mano a la altura de su reactor, entrecerrando sus ojos y luego alzando sus cejas con un silbido largo.
-Un corazón de dragón, no me cabe duda por qué todo mundo te busca. ¿Serías tan amable de decirme por qué lo tienes incrustado en tu pecho? ¿Quién te lo dio?
-Yo lo hice.
-Hice una pregunta seria.
-Estoy respondiendo con toda seriedad.
-No me jodas, ¿en serio quieres que te crea que tú hiciste este corazón de dragón?
-Es mi reactor, me mantiene vivo.
-Mierda.
Constantine sacó de su gabardina un paquete de cigarrillos, encendiendo uno que fumó paseándose de un lado a otro frente a un confundido millonario al no entender qué era lo que estaba pensando. El detective se detuvo, apuntándole con el cigarrillo a medio terminar.
-¿Me juras por lo más sagrado que puedas tener en esta vida que tú hiciste solo ese corazón?
-Sí... bueno me ayudó un hombre que ahora está muerto.
-Claro.
-¿Cuál es el problema? ¿Por qué haces un barullo de esto?
-Vida mía, si el Infierno ha enviado a uno de sus principales demonios a buscarte, no es porque quieran que los recomiendes para una membresía del club de deportes al que asistas. Te quieren con tu corazón de dragón porque eres un jodido Alquimista y todavía me estoy preguntando cómo carajos puedes serlo, la raza humana está muy por debajo del nivel evolutivo necesario para resistir semejante carga de conocimientos.
-Gracias por la fe que me muestras.
-No es personal.
-Solo hablas de mí.
-¿Tú... alguna vez has tenido sueños raros? ¿Sueños donde te veías en algún paisaje imposible?
-Estuve ahí, en el reino de los sueños.
-Por la pu...
-Pero eso fue antes, cuando era más joven.
-¿De ahí tomaste la idea para este corazón de dragón?
-Sí.
-Mierda.
-John Constantine, agradezco mucho que me hayas salvado de Leviatán, pero tengo cosas que hacer y debo atenderlas ya. ¿Quieres una recompensa monetaria por ayudarme?
-¿Tengo cara de prostituta? No respondas. Bien, supongo debes cambiarte y esas cosas para ir a hablar con el tipo raro que trae un escudo en la espalda.
-Sí -Tony se puso de pie, notando que Constantine no se movió de su lugar- ¿Vas a quedarte aquí?
-Cielo, perderte de vista unos segundos es suficiente para ellos.
-Qué excusa más idiota para verme sin ropa.
-Si quiero tenerte sin ropa no necesito excusas -el detective le guiñó un ojo.
Lo siguiente fue hablar con Steve, no había forma ya de que no uniera las piezas, pidiendo ver el interior de la armadura para darse cuenta de que Tony Stark era Ironman. Su mirada contrariada le provocó un ligero aguijonazo de dolor al castaño, apretando sus labios luego de revelarle esa verdad que tanto había temido contarle. John Constantine se limitó a estar fumando en una esquina, siempre vigilándolo como si fuese un prófugo de la Interpol.
-Puedo renunciar a los Vengadores si...
-No.
-¿Cap?
Fue el momento de las revelaciones, el capitán retirándose su capucha, dejando ver al Steve Rogers debajo del uniforme con una ligera sonrisa.
-Supongo que ya lo sabías.
-Ops. ¿Por qué?
-¿Tenías miedo de que te rechazara?
-... bueno sí.
-Conozco esa sensación, no querer decepcionar más a los demás. No niego que tengo cierto enojo por haberme mentido así, pero también he conocido al hombre tras la armadura y considero que vale la pena mantenerlo en mi vida.
Tony sintió sus mejillas un poco acaloradas, desviando su mirada hacia el detective quien arqueó una ceja por detrás del humo de su cigarrillo.
-Gracias, Steve, significa mucho para mí.
-Debemos volver.
-Oh, esperen -Constantine intervino, acercándose- Este guapo geniecito tiene que venir conmigo, necesito que alguien lo examine para saber más de su condición casi milagrosa.
-No puedo hacer eso, debemos volver a SHIELD e informar de todo lo que ha pasado.
-Por las barbas del Jesucristo Nazareno, estoy hablando de algo que impactará en todo este universo y tú quieres ir a escribir papelitos quien sabe dónde.
-Hey, no le hables así -defendió el capitán.
-Sean conscientes de que esto va más allá de sus simples vidas de... ¿qué me dijeron que son?
-Vengadores.
-Gracias, lindo, eso, Vengadores. Pero veo en tu mirada que no cederás y yo aun tengo resaca por la fiesta de anoche, así que haremos esto. Te dejaré ir a tu cuartelito de boy scouts mientras tomo una siesta corta, luego estaremos hablando de negocios si este capitán lo permite. Tranquilo, matador, no soy Leviatán que quiere comérselo.
-Más te vale.
-Steve...
-Hagan rápido lo que tengan que hacer, volveré.
-¿Cómo...? -Tony se quedó con la pregunta en el aire, ese detective desapareció por un portal. Negó, girándose al rubio con una media sonrisa- De verdad, gracias por no rechazarme, Steve.
-Volvamos, Tony.
-Se siente bien escuchar mi nombre en tu boca.
-Me gusta como suena.
Al menos se había quitado un peso de encima, teniendo otro muy diferente con la persona de John Constantine quien parecía demasiado preocupado de que fuese esa cosa de Alquimista. Hasta donde Tony conocía, no eran otra cosa que una suerte de magos, ya lo habían llamado así antes por su forma de crear nuevos objetos prácticamente de la nada, lo cual era una mentira ya que muchas de sus invenciones provenían de sus recuerdos en el mundo onírico donde Morfeo lo tuvo durante tanto tiempo. Pero era algo que no podía contar a los demás sin que sonara tan loco como a él ya le parecía. Se quedó pensando en la mirada y palabras de Steve, inquieto al sospechar la razón. El castaño suspiró hondo, cerrando sus ojos por unos instantes, antes de que el Quinjet aterrizara y bajara en su armadura al lado de Steve para hablar primero con María Hill de su informe.
-Ha surgido algo más -la mano derecha de Fury les pasó unas tabletas- Persiguiendo ese rastro sobre HYDRA nos hemos topado con un cuartel no muy lejos de Sokovia dirigido al parecer por el Barón Stryker.
-Vaya que si son insistentes -bromeó Tony.
-Hay que investigar y neutralizar antes de que vuelvan a hacer más daño.
-¿Qué hay de Sokovia? -quiso saber el capitán.
-No mucho. Parece estar controlado por la organización, no tenemos muchos datos al respecto. Tal vez si le pedimos al Señor Stark que use sus satélites espías consigamos más datos.
-¿Cómo saben que tiene satélites espías? -reclamó el millonario.
-Llamaré al resto de los Vengadores para que puedan organizarse.
María Hill se marchó, Steve rio un poco, acercándose a Tony para devolverle la tableta.
-Te gusta jugar ese juego ¿eh?
-Un poco.
-¿Debes volver?
-¿Ah?
-Casi siempre te marchas cuando hemos terminado.
-Bueno, ha salido algo importante, no puedo regresar.
-¿Estarás bien?
-Si te pido algo que suene muy loco e incomprensible ¿me lo darías?
-Dudo que haya algo que pueda sorprenderme ya.
-Oh, Cap, no digas eso porque el universo te escuchará y hará todo lo posible por dejarte con los ojos desorbitados.
-Cuento con que tú me ayudarás en tal caso.
De nuevo, el castaño sintió extrañas mariposas en el estómago, sacudiendo su cabeza apenas, dejando las tabletas a un lado.
-La amenaza era Leviatán, ahora se ha marchado. No hay necesidad de que siga escondiéndome a menos que se trate de otro ser que no me tiene mucho cariño.
-¿Qué es lo que ibas a pedirme?
-Una tontería.
-Dímelo, por favor.
-Solo... quería pedirte que no me dejaras solo. Y que si me quedaba dormido en algún momento, tal vez... tal vez podrías abrazarme para que yo recuerde de forma inconsciente de que no estoy dentro de una pesadilla sino en un lugar seguro.
-Tony, encantado de hacerlo.
-Debo confesarlo o me moriré, en verdad me gusta como suena mi nombre en tu voz, es como...
Como cuando Morfeo pronunciaba su nombre, era lo mismo, esa hermosa sensación de sentirse amado, protegido y aceptado. Steve se acercó, picando su visera para que la retirara y pudiera verlo a los ojos, sonriéndole cuando lo hizo.
-Gracias por tu confianza, Tony.
-Hay que analizar bien esto de Sokovia, huele a otra trampa mortal.
-Pero estaremos juntos enfrentándola.
-Sí... juntos.
Tony sonrió, bajando su mirada y su guardia, el capitán se adelantó y sin más lo besó. Fue un contacto algo brusco y torpe al inicio, dejándolo de una pieza. Steve le sonrió, girándose para tomar su escudo y salir de esa sala donde se habían quedado. El castaño jadeó, tocándose los labios antes de esconder su acalorado rostro detrás de la máscara. No debía sentirse así, era el playboy por excelencia, uno que además había jurado no alterarse por estas cosas. Se relamió apenas sus labios, algo del sabor del rubio quedaban en ellos. Tony bufó, golpeándose un poco la cabeza, eso no debía hacerse. Ni él debería estar ilusionándose de esa forma con alguien más, ¿estaba tan necesitado de afecto que buscaba con Steve lo que no pudo tener con Morfeo?
¿Y si este regresaba?
El millonario se detuvo, considerando eso, porque Morfeo se había marchado cuando él era muy joven, si acaso le había gustado en esa gloria aun inmadura, ya no querría nada con él siendo ya un hombre maduro con un cuerpo manchado de diferentes abusos. No lo reconocería, y cuando lo hiciera seguro iba a desviar su mirada como lo hacía cuando algo le disgustaba. Tony suspiró, palmeando su reactor, ya lo hablaría con sus dos amigos cuando volviera, de momento necesitaban un plan para atacar esa base en Sokovia y desarticular HYDRA. John Constantine también podía esperar, algo le dijo que ese idiota vulgar no se mantendría al margen.
Y eso le gustó para su enorme sorpresa.
-Ah, soy un maldito zorro -se dijo a sí mismo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top