Hay días y días
AMOR VINCIT OMNIA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/The Sandman (crossover).
Pareja: MorfeoxTony
Derechos: ¿todavía existen?
Advertencias: esto es un crossover así que hay cambios para más placer porque no es una cátedra de canon sino un fanfic para soñar y suspirar porque eso es bueno para el alma. Con muchos toques de angustia y eventos algo desagradables. Una historia de encargo.
"Amor Vincit Omnia", el amor lo conquista todo.
Gracias por leerme.
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Hay días y días.
Hay dos días en la vida
para los que no nací
dos momentos en la vida
que no existen para mí
ciertas cosas en la vida
no se hicieron para mí
Hay dos días en la vida
para los que no nací
Hay dos días en la vida, Jarabe de Palo.
Tony sonrió al ver al Capitán América explorar como quien está tratando con una nueva especie de serpiente venenosa a la cafetera de la cocina comunal en la nueva y resplandeciente mansión de los Vengadores en donde, de momento, solamente habitaba la Viuda Negra, ese capitán recién salido del hielo y él como Ironman. En teoría, nadie de ellos sabía su verdadera identidad, pero el castaño ya estaba consciente de que esa espía pelirroja sabía todo de la misma forma que él ya lo sabía porque JARVIS se había infiltrado en los sistemas de SHIELD, el único inocente era Steve Rogers, quien trataba de entender el nuevo mundo a su alrededor no con muy buenos resultados.
-Ese botón no...
-¡Jesús!
Las expresiones y palabras del rubio eran como agua refrescante para la mente de Tony tras la máscara metálica. Parecía de esos niños escondidos en un lugar abandonado lejos de la civilización al que rescatan y traen a la gran ciudad sin más. Steve todo lo preguntaba, a veces eran cuestionamientos muy tiernos que daban risa, en otras ocasiones ponía el dedo sobre la llaga. Entendió por qué su padre Howard terminó tan encantado con ese súper soldado, sin duda alguna el capitán Rogers era una persona íntegra, amable de buenos sentimientos cuya gran meta en la vida era hacer prevalecer la justicia con la más alta honestidad de la que pudiera ser capaz, todo empaquetado además en un cuerpo perfecto digno de una pintura cual ángel caído del cielo.
-¿Todo esto lo ha donado Tony Stark?
-Sí, capitán -respondió Natasha, esa Viuda Negra rusa.
-Parece que no ha cambiado eso de compensar el mal con acciones altruistas.
Desafortunadamente, el rubio tenía entre ceja y ceja a Tony, porque el hecho de haber acumulado una asquerosa cantidad de dinero por venta de armas, muchas de las cuales ni siquiera sabia estaban siendo vendidas o él autorizado su creación, era para Steve un pecado imperdonable, menos si por ello al millonario le decían el Mercader de la Muerte por lo mismo. Además de que lo que leía en sus arcaicos periódicos tampoco ayudaba, un playboy que se la pasaba presumiendo sus logros además de viajar por todo el mundo para hacer gala de sus habilidades como empresario o mostrar al mundo su última creación tecnológica que ofrecer a sus seguidores que la comprarían apenas estuviera en los estantes. La opinión del capitán respecto a eso era muy pobre, comparada con la que tenía de Ironman.
-¿Qué te parece todo esto, Ironman?
-Es un lugar grande sin duda.
-Debo expresar mi tranquilidad de que tú estés aquí.
-¿Por qué dices eso, Cap?
-No lo sé, siento que con tu presencia, todo esto será más sencillo, eres un gran héroe, Ironman.
Para Steve, ese héroe en armadura que volaba por los cielos era digno de su aprecio y confianza, igual no entendía por qué se relacionaba con Tony Stark cuando este no lo merecía, pero no lo decía abiertamente. Al castaño le comenzaba a gustar que el capitán lo buscara, que siempre tomara en cuenta su opinión o que decidiera compartirle lo que fue su mundo alguna vez con todo y que Tony ya lo sabía, su padre se había encargado de enaltecerlo durante su niñez cuando él estaba demasiado embobado con Morfeo para creer que hubiera una persona mejor. Cosa curiosa, la presencia del rubio también tenía un efecto tranquilizador en la mente del genio millonario, casi igual a ese don de Brandy para darle paz interna.
-Oh, entonces... ¿te gusta ese capitán?
-No, claro que no... no así.
-¿Cómo entonces? -Brandy abrió sus ojos, mordisqueando el fino croissant que le había llevado.
-Es decir, sí me gusta porque es imposible que no te guste Steve Rogers cuando lo tienes de frente, solo le falta que le brote la aureola en la cabeza, me refiero a que es una persona muy agradable con quien convivir, me gustaría aprender cosas de él.
-Te gusta.
-Lo haces sonar como si me hubiera enamorado de él.
-¿Quizás?
Tony negó categóricamente. -Ya no, Brandy, ya no quiero eso.
-¿Ah? ¿Ya no quieres enamorarte?
-Creo que no sirvo para eso -la mano del castaño fue a su reactor bajo su playera de Black Sabbath- Estoy defectuoso.
-No digas eso, niño hermoso.
-Solo lo veo como un buen amigo, ¿de acuerdo? No más.
-Está bien.
Si algo le comenzaba a chocar sobre sí mismo, era no poder arrancarse del todo su fijación por el más que ausente Morfeo. Todavía una parte pequeñísima de él esperaba que volviera, que solucionara todo con su abrazo y esa voz tranquila que siempre lo guiaba a través de su valle de demonios. Deseaba liberarse de eso, y al mismo tiempo se aferraba con todas sus fuerzas a la débil esperanza de encontrarlo de nuevo. Se decía que por eso era incapaz de mantener relaciones amorosas con alguien, su primer amor había sido nada menos que un ser ficticio producto de su desesperación ante la soledad y el rechazo constante a su persona. Él mismo se había mutilado para tener un afecto sano y real con otro ser humano.
Puesto que Natasha ya no podía estar en Industrias Stark, Pepper necesitó de nuevo de una mano derecha tan eficiente como ella. Luego de muchas deliberaciones en las que Tony notó que así como él no se sacaba del sistema a Morfeo, ella esperaba inocentemente a que la rusa volviera. Al final, aceptó su suerte y permitió que un nuevo asistente apareciera, al castaño le sorprendió muchísimo su elección porque era un hombre maduro, ya con canas en sus impecables cabellos peinados hacia atrás con un traje si bien elegante no era de telas finas como tampoco sus zapatos. Eso sí, poseía un currículum impresionante al dominar varios idiomas, haber trabajado en grandes firmas con todo y que tuvo una pausa de años considerable en su experiencia laboral por una esposa que enfermó de cáncer.
Valentía Forzza, curioso nombre para el caballeroso ayudante de Pepper, paciente y que supo amoldarse al ritmo de trabajo de su ex con mucha facilidad. Tony se sintió algo celoso al principio de ver cómo Valentía se ganaba sonrisas de ella con sus modales que compitieron con los de Steve, ganándose también la aceptación del resto de su equipo. Como era un hombre mayor, tenía esa habilidad de mantenerse callado cuando era necesario y observar en silencio para luego ofrecer lo que se necesitaba sin que se lo pidieran. Aprendió así a llevar el café favorito del millonario a su oficina en tiempo y forma, con una notita de buenos deseos acompañada de alguna frase inspiradora.
-Señor Stark, me permito interrumpirlo, ¿sería tan amable de firmar estos papeles? La señorita Potts quiere que le recuerde su cena del viernes, ya he pedido su traje.
-Gracias, Valentía.
-No es nada, señor. ¿Puedo ayudarlo con algo más?
-¿A salvar el mundo? -bromeó Tony, devolviéndole la carpeta con documentos.
El hombre sonrió divertido. -Lo haría, pero me temo que como persona individual mis esfuerzos no se verían reflejados en el corto tiempo.
-Solo bromeaba.
-Usted sí que puede salvar al mundo, Señor Stark.
-¿Lo dices por lo de la Fundación María Stark?
-No, porque tiene la capacidad de ver hacia el futuro como los demás no. Están tan inmersos en ser hoy algo que olvidan sembrar para ser alguien mañana.
-Wow, otra frase.
-Disculpe, debo parecer un santurrón.
-No, no, me agradas porque me traes mi café favorito. Entonces ¿crees que soy tan bueno como para salvar al mundo, Valentía?
-A veces, solemos creer que son las personas con los mejores principios, impecables y perfectos los que tienen el poder de cambiar las cosas. Yo creo que somos los imperfectos, los desechados, los que nadie quiere tratar quienes conocemos el valor de un acto de heroísmo. Quienes hemos caminado por el infierno, sabemos que es el dolor.
-Y quien sabe de dolor, todo lo sabe -terminó el castaño, riendo con el hombre- Gracias, Valentía, eso es todo.
-No olvide tomar su almuerzo, Señor Stark, pedí que incluyeran arándanos.
Su primera misión como un Vengador fue en contra de un científico deschavetado que deseaba controlar las computadoras de Nueva York en principio de cuentas. Hubiera dicho a Fury que JARVIS solito podía con ese mandado, pero le pareció una descortesía no estrenar sus credenciales ni ver en acción a sus dos compañeros de trabajo. Con un nuevo traje más adaptado a las necesidades de hoy, el capitán Rogers pronto asumió el rol de líder que Tony le cedió alegremente pues esa clase de responsabilidad definitivamente no la quería, le gustaba ayudar a Steve, su mano derecha, hasta ahí. Fue una misión breve, terminaron capturando al loco tipo en su laboratorio clandestino en el Bronx y entregado a SHIELD donde recibieron aplausos como si hubiera sido la gran cosa, el millonario supuso que fue por ver una vez más a su ícono inspirador repartiendo escudazos a los malos.
-Ironman, ¿podemos hablar?
-Seguro, Cap, ¿qué sucede?
-Bueno... esto es vergonzoso.
-Para nada, Cap, dime, ¿necesitas condones? Vi como mirabas a la Agente 45.
-¡Ironman!
-De acuerdo, eso no, ¿en qué puedo servirte?
-Quisiera... aprender más de este mundo, verlo como tú lo haces -Steve se removió nervioso- Soy un recién nacido, que no entiende mucho de tecnología ni la nuevas forma de comportarse ¿podrías enseñarme?
-Claro, Cap, no hay de qué apenarse, lo entiendo.
-Gracias, Ironman, eres el mejor para mí.
En esas tardes en que Tony pasó instruyendo al rubio en el mundo actual, se sintió como Morfeo debió sentirse con él cuando le presentó su reino onírico. Steve estaba fascinado, riendo y casi pegado a él al ver todas las pantallas holográficas, escuchándolo tan atento como una vez un Eterno lo hiciera. Vino otra misión, esta vez no tan alegre ni fácil porque apareció el archienemigo del capitán: HYDRA. Esa mala hierba trajo con su reaparición nuevos robots atacando una ciudad en Europa a la que rescataron prestos, notando que la organización mostraba una fuerza y logística enorme, se habían estado preparando para un nuevo segundo aire.
-Es como si yo los hubiera traído de vuelta.
-No, Cap, más bien que jamás creyeron que volverías, por eso han atacado. Te temen.
-¿Lo crees, Ironman?
-Seguro. ¿Qué sucede?
-Hay noches... cuando tengo pesadillas sobre el hielo, estoy ahogándome en el frío que se vuelve oscuro y de pronto, ellos están ahí, burlándose porque no logré nada.
-Ste... Es normal sentirse así, no te agobies, Cap. Te consta que tu enorme esfuerzo rindió sus frutos, hoy tu país es libre gracias a ti, el mundo es mejor gracias a ti. Y si debo ser muy honesto, de no ser por ti, yo no estaría ahora volando con un trasto de varios kilos.
-Volveremos a vencer a HYDRA.
-La arrancaremos de raíz, te lo prometo.
El rubio le sonrió de esa forma que hizo a Tony asustarse, fingiendo que tenía una llamada personal que atender para salir casi huyendo de la sala. Oh, no, Steve Rogers no podía enamorarse de Ironman, ni del hombre detrás de la máscara, se decepcionaría enormemente. Tony volvería a quedarse solo. Eso no debía suceder, tendría que mantener una distancia sana con él, no darle a entender cosas que no eran. Regresó a Industrias Stark tan pronto como pudo, tomándose su tiempo en su oficina para calmar su corazón tan agitado que su reactor titiló. Gracias al componente que Fury le dio, no tenía más envenenamiento y su descubrimiento de un nuevo elemento dio a su mejor creación la energía autosustentable que necesitaba. Que titilara de nuevo era por mera reacción.
-¿Señor Stark?
-Valentía, ¿qué haces tan noche por aquí?
-La señorita Potts se quedó a trabajar, pero ya está dormida en el sofá. No quise despertarla... creo que no quiere irse a casa esta noche.
-Entiendo eso.
-¿Usted tampoco, señor?
-Solo que no deseo dormir.
-El descanso está sobrevalorado -sonrió Valentía, ofreciéndole una dona- La hice yo mismo.
-¿Estás de broma? Creí que la habías comprado.
-Cuando no puedo dormir por malos recuerdos, me levanto a cocinar postres.
-Eres un estuche de monerías, Valentía -Tony mordió la dona, alzando sus cejas- ¡Valentía! Si no pones un negocio de donas, te despediré, ¡esto es buenísimo!
-Solo lo hago por mero capricho, me alegra que algo tan egoísta lo haga sonreír. Hace tiempo que no lo hacía, Señor Stark.
-¿Puedo hacerte una pregunta muy muy grosera e íntima?
Valentía asintió, sentándose del otro lado de su escritorio. El castaño mordió esa deliciosa dona casera decorada con gatitos coloridos de dulce.
-¿Alguna vez le fuiste infiel a tu esposa... o quisiste hacerlo? Si no quieres responder, no hay problema, yo sé que puedo ser...
-Nunca, para mí ella la mujer más hermosa sobre la Tierra, perfecta en todo sentido a mis ojos con sus defectos y demonios. Cuando despertaba y la encontraba a mi lado, me decía cuán afortunado era de que un ser tan bello me hubiera elegido por sobre los demás. Conocía a varias mujeres hermosas, más exitosas que ella, con mejores habilidades, pero solo mi esposa me hacía feliz, solo ella lograba que el mundo se sintiera como un paraíso cuando pronunciaba mi nombre y me decía "te amo". Seguro debe pensar que soy todo un tipo chapado a la antigua.
-Eres un hombre de altos principios, Valentía, te envidio.
-Oh, Señor Stark, no se burle de mí.
-Lo digo en serio. Afuera todos andas mojando bragas porque el Capitán América esta de vuelta, cuando en realidad los mejores héroes son gente como tú.
-Y como usted, señor.
-No, Valentía, yo no. Soy un monstruo.
-¿Quién le ha metido en la cabeza eso?
El rostro del Corintio vino a la mente de Tony, apretando sus labios unos segundos antes de sonreír una vez más, terminando la dona, chupándose sus dedos apreciativamente.
-Bueno, si vamos a desvelarnos, que sea con provecho. ¿Tienes ánimos de revisar proyecciones bursátiles?
-Siempre y cuando escuchemos a AC/DC.
-Valentía, eres un demonio encantador.
-Lo soy, Señor Stark.
Riendo con Valentía por su broma, se dedicaron las siguientes horas a estudiar sus pendientes para la junta temprano por la mañana, con una Pepper descansada que lo reprendió como a su asistente por haberse desvelado. Tony sonrió al escucharla, apreciando ese cuidado todavía presente en ella pese a decepcionarla en su relación, ahora eran buenos amigos, de esos que se conocen tan bien para comprender cuando estar y cuando no. Volvió a su torre, considerando si tomaba una siesta pequeña en la tina o bien seguía despierto para la tarde que seguiría con las clases de modernización de un capitán de los años cuarenta.
-"Señor" -JARVIS lo llamó- "Tengo los expedientes de SHIELD."
-Oh, oh, veamos que nos esconde Fury.
-"Hay tres candidatos más para ser Vengadores, uno usted lo conoce."
-¿En serio? Muéstrame, J.
Se trataba del doctor Bruce Banner a quien le había patrocinado una investigación hacia tiempo sobre rayos Gamma, ahora el buen doc era una bestia verde rampante escondida en alguna parte de la India. El segundo candidato era un exespía mercenario arquero que ya estaba siendo integrado a las filas de SHIELD antes de presentarlo. La última adición era la que sorprendió al castaño, nada menos que un ser de otro mundo, un semidios llamado Thor como en la mitología nórdica, y al igual que este, poseía un martillo mágico además de tener problemas de conducta. Buenos secretos que se mantenía Nick Fury para sí mismo, pero había una cereza en el pastel.
-¿Actividad demoníaca? ¿Qué es esto?
-"Al parecer a SHIELD le ha parecido inquietante la aparición de demonios en el planeta, por las fuentes que han consultado, todo indica que se preparan para algo importante o bien buscan algo importante."
-¿El Anticristo? -bromeó Tony, comiendo arándanos obsequiados por Valentía.
-"Lo dudo, señor, pero yo me inclino por esta última opción, se mueven igual que los depredadores cuando encuentran una presa distante."
-No veas tanto National Geographic, J., me provocas escalofríos. ¿Qué pueden querer los demonios con tanto interés? Ósea, se me ocurren varias cosas, pero si a SHIELD le causa estrés cuando tienen en la mira a un extraterrestre mitológico, es porque la situación es grave. Y no nos quieren decir.
-"La jurisdicción de los Vengadores no incluye lo sobrenatural."
-Uf.
-"Señor..."
-¿Qué pasa, J?
-"Señor... no tengo señal del almacén de la Señora Brandy."
-¡¿QUÉ?!
Ironman saldría a toda velocidad hacia la vieja fábrica que no era más que un enorme campo llano con montoncitos de ceniza desprendiéndose a un viento que las soplaba. Tony aterrizó con el corazón en vilo, jadeando al mirar a todos lados buscando una señal de los mininos o de esa noble anciana suya, su ángel guardián. Los ojos se le llenaron de lágrimas al no creer lo que veía, parecía que le hubieran dejado caer una bomba a la fábrica, pulverizando todo de un solo golpe.
-J, análisis, ahora.
-¿Para qué, Anthony?
El castaño se quedó de una pieza al escuchar la voz del Corintio, girándose hacia la dirección de donde vino su voz, encontrándolo muy tranquilo lamiendo un barquillo, muy tranquilo en su traje blanco igual que su sombrero y sus lentes oscuros. El Corintio le sonrió, mordiendo un trozo de su helado.
-Hola.
-T-Tú...
-Es una pena ¿no? Muchas parejas venían aquí a coger.
-¿Qué le hiciste a Brandy? ¡¿Qué le hiciste?!
Disparó sus cañones, que obviamente perforaron el cuerpo hueco del Corintio, este riéndose sin dejar de comer su helado, esperando a que los hoyos fueran cerrándose lentamente, chasqueando su lengua al ajustar sus lentes. Tony se estremeció, sintiendo que el aliento le faltaba y que pese a estar dentro de una cómoda armadura, todo se había vuelto muy frío.
-Tengo que admitir, que esta obra de arte no provino de mi mano, me gustaría saludar al artista que lo ha logrado, es perfecto.
-No mientas.
-Un trabajo preciso, veloz, mortal. Yo diría que esto fue causado por un demonio, y hasta donde tengo entendido, solamente los demonios de alta jerarquía se permiten tanta eficiencia. Los demás son un poco más... ¿cómo decirlo? Imprecisos. Oh, Tony, no intentes huir.
-V-Vete, vete, vete, vete, vete...
La mano del Corintio se cerró sobre su cuello metálico, sintiéndose como si estuviera ahorcando el suyo. Tony jadeó, golpeando a la pesadilla sin resultado.
-Cuando digan que no puedes tener pesadillas de día, tú les dirás que es mentira.
-¡NO! ¡SUÉLTAME! ¡AUXILIO! ¡AUXILIO! ¡MORFEO!
-¿Morfeo? -el Corintio rio burlón, carcajeándose antes de echarse de un bocado el resto de su barquillo, levantando la pesada armadura en el aire sin dejar de sujetarlo por el cuello- Parece que alguien no ha superado a cierto amo de los sueños.
-¡SUÉLTAME! ¡NO! ¡NO! ¡YA NO!
El Corintio sonrió, alzando una mano de la que salieron garras. -Tengo hambre, Anthony.
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