De espías y vengadores
AMOR VINCIT OMNIA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/The Sandman (crossover).
Pareja: MorfeoxTony
Derechos: ¿todavía existen?
Advertencias: esto es un crossover así que hay cambios para más placer porque no es una cátedra de canon sino un fanfic para soñar y suspirar porque eso es bueno para el alma. Con muchos toques de angustia y eventos algo desagradables. Una historia de encargo.
"Amor Vincit Omnia", el amor lo conquista todo.
Gracias por leerme.
**********
De espías y vengadores.
"Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer."
Antoine de Saint-Exupéry.
"Una situación se convierte en desesperada cuando empiezas a pensar que es desesperada."
Willy Brandt.
-Señor Stark, quiero hablarle de la Iniciativa Vengadores.
Negar que no le emocionó el proyecto hubiera sido mentir, esa idea de reunir héroes singulares que pudieran proteger al mundo como un equipo sonaba a un sueño de niño.
Y por eso, Tony lo rechazó.
Poniendo de pretexto que él no trabajaba bien en equipo y su vanidad de genio excéntrico no le permitía estar bajo las órdenes de un hombre como Nicholas Fury, el castaño huyó de ese proyecto de solo pensar que era tan similar a sus sueños que se le antojaban cada día más y más distantes, como si solamente hubieran sido imaginaciones suyas. Había días en los que realmente lo tomaba así, jurándose no volver a caer en el alcohol, su único culpable de sus alucinaciones en un mundo de los sueños donde un Eterno le había demostrado amor. Por su salud mental y emocional, era mejor cortar por lo sano, aferrarse de uñas y dientes a la realidad más tangible que sí podía disfrutar sin miedo a perderla al no ser parte de su vida.
La mirada de ese hombre con su parche le advirtió que no se daría por vencido tan fácil ni que lo dejaría hacer como Ironman sin estar vigilando sus pasos. Poseía conocimientos y armas que de llegar a otras manos podría dañar al mundo. Tony estaba más que consciente de eso, por eso trabajaba noche y día mejorando a JARVIS hasta que no hubo inteligencia artificial como la suya, así podría trabajar mejor sobre sus armaduras, al mismo tiempo que llevaba a Industrias Stark por otros derroteros menos bélicos, atendiendo al fin la fundación de su madre como una disculpa por haber sido un idiota egoísta por mucho tiempo, ignorando las auténticas necesidades de sus prójimos.
-Buenos días, Brandy.
-Tony, ¿qué haces tan temprano por aquí?
-¿Café?
La abuela se había convertido en una suerte de confesora involuntaria que le escuchaba sin decir nada justo como lo necesitaba el millonario. Alguien que le prestara atención sin juzgar ni rechazarlo luego de saber lo que pensaba o sentía. En buena parte se debía al desconocimiento de Brandy sobre muchos temas del mundo de un genio filántropo, y también porque ella no era esa clase de persona. Entre gatitos ronroneadores, Tony podía pasar varias horas sintiéndose a salvo, en paz en aquel viejo almacén donde rechinaban las tuberías y a veces se caía un pedacito de muro porque los mininos correteaban otro ratón para luego comérselo.
-Entonces... ¿ya no estás con Pepper?
-Lo intentamos, Brandy, o mejor dicho, yo lo intenté con ganas. Pero eso fue lo que precisamente faltó en nuestra relación: ganas.
-¿Eso a qué se debe?
Tony torció su boca. -A que soy un asco de persona.
-Lo dudo mucho.
-Me he equivocado las suficientes veces para afirmar tal cosa, Brandy, no tengo lo que una persona normal llega a poseer para ser digno de cariño o de algo duradero. Todo lo que me rodea son robots y una inteligencia artificial.
-¿Y yo?
-Tú eres especial, eres mi ángel de la guarda, mi dulce compañía que no me abandona ni de noche ni de día.
Brandy rio, sentándose al lado del castaño en el viejo catre, haciendo a un lado un gordo felino.
-Quieres algo que nadie más te puede dar salvo esa persona a la que tanto extrañas.
-No extraño a nadie.
-Sí que lo haces, suspiras y miras a la nada si una te descuida.
-Quisiera ser un héroe de esos que provocan que todos se arrodillen al ser tan admirable, que le llorarían si muriera salvando lo que más ama.
-Yo digo que lo eres, para mis gatos eres un dios.
-Mi padre no me amaba, Brandy, llegó a golpearme por celos. Mi madre me quiso porque salí de su vientre, fue un cariño por obligación que agradeceré siempre al igual que Jarvis. Él sí fue un padre para mí, cuando murió es que me sentí tan desprotegido. Tanto como...
-¿Cómo qué?
-Ya no importa, la cuestión es que no dejo de pensar en Fury y su propuesta, solo que me asalta la duda ¿y si no encajo? ¿Y si no tengo lo que se necesita para ser un héroe?
-Si no pruebas no lo sabrás.
-Decirlo y hacerlo no es igual de fácil.
-Atrévete a soñar, Tony, todo va a estar bien.
-Siempre me repites eso.
-Es tu frase mágica, esa que te ayudará cuando creas que ya no hay esperanza.
-Todo va a estar bien.
-Así es.
-Brandy, si algo te pasa, perderé toda fe en la humanidad.
No le extrañó para nada el que aparecieran sus villanos de turno, eran su yang por ser Ironman, el gran héroe que muchos halagaban en los medios mientras que a Tony Stark lo destrozaban. Salvó a Pepper y a Happy de uno que otro ataque, a una escuela, luego fue a un par de aviones, incluyendo tres cazas militares como favor a Rhodey. En todas esas aventuras siempre notó que había algunos rostros extraños entre los mirones, espías seguramente de SHIELD, la organización que dirigía Fury y que sería como el puente para la Iniciativa Vengadores. Tony se preguntó cómo sería tener compañeros con ese ideal de hacer un mundo mejor, cuáles serían sus habilidades o qué sueños tendrían.
La curiosidad estaba ganándole como los pleitos que también llegaron debido a los cambios en Industrias Stark. Y cierto envenenamiento por Paladio cortesía de su reactor. Tenía que hacer algo al respecto, como encontrar un elemento que lo ayudar a neutralizar su verdugo silencioso. Era una mala suerte que ya no tuviera esa magia de los sueños donde las respuestas estaban ya listas para ser contadas por sus manos creadoras. Como el papeleo fue demasiado, Pepper consideró el contratar una asistente a prueba de castaños perdedizos con tendencia a ponerse en riesgo cada cinco minutos. De entre todos los candidatos a tan particular puesto, quien se presentó como vencedora fue una tal Rushman, pelirroja sexy de mirada mortal quien empató de inmediato con Pepper.
A veces, no siempre, Tony llegaba a tener un ataque de pánico dentro de su taller, llorando sin más por ese corazón lastimado que un estúpido reactor estaba salvando y matándolo al mismo tiempo. Si bien no eran pesadillas como tal, esos malos sueños lo hicieron menos fanático de dormir sus horas, trabajando siempre con JARVIS, saliendo a toda prisa ante una llamada de emergencia de Ironman. Podía sonreír cuando los niños corrían hacia su armadura, tocándola con reverencia, pidiendo un autógrafo sobre su peluche caricaturesco o en su lonchera de marca dudosa, pero cuando se quedaba a solas, se miraba por una cámara, revisando el avance de ese envenenamiento.
-Bueno, mientras ella no aparezca, todavía no será mi tiempo.
Hizo algunas pruebas, varias de ellas terminaron con él improvisando bacanales en su nueva torre por lo drogado que se ponía con sus prototipos. Su trío de salvadores cortaba con ese carnaval, a él metiéndolo a la regadera para un baño frío o esperando pacientes a que vomitara. En una de esas ocasiones, fue esa Rushman quien estuvo a su lado, palmeando su espalda al terminar de saludar al retrete, limpiando su rostro con una toalla fría.
-¿Mejor, Señor Stark?
-Sí.
-Le traeré algo para la jaqueca y el mal sabor de boca.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Claro, Señor Stark.
-¿Saldrías conmigo?
Ella entrecerró sus ojos, un chispazo de fuego se asomó apenas como un diablillo que desea permanecer escondido, negando luego.
-No.
-Oh.
-Soy su empleada. Es contra las reglas.
-Entonces te despido.
-Lo demandaría.
-Vaya.
-Espere ahí, no tardaré.
La primera vez que vio a Desespero, Tony creyó que se le había pasado la nueva prueba antiveneno. Ya era de madrugada y había tenido una racha de no dormir de más de cuarenta y ocho horas. Era por demás lógico el pensar que estaba alucinando de nuevo, solo que cuando esa mujer obesa tan extraña jugando con el gancho de pescar para arañarse le dijo que estaba contemplando algo muy ajeno a su mundo humano, estremeciéndose ante el pensamiento. Ya sabía que de nada sería pedirle a JARVIS que grabara, esas cosas escapaban hasta de su poderosa IA, caminando hacia esa Eterno quien ladeó su rostro, examinándole de arriba abajo.
-¿A qué vienes?
-Yo no vine, tú has llegado a mí.
-Am, creo que estoy en mi casa.
-¿Lo estás?
Tony se giró sobre sus talones para señalar su sala, encontrándose frente a un enorme salón blanco infinito lleno de una cantidad grosera de espejos que le devolvieron su reflejo... o lo que en verdad era. Rostros maquiavélicos, burlones, desencarnados, fúricos y llorosos. Se llevó una mano a su pecho, sin notar la sonrisa de Desespero al hacer eso, apretando su reactor que titiló apenas. Los reflejos gritaron, dejándolo sordo. Recordó la vez que fue su cumpleaños, probando en la madrugada el pastel que solo mordió por la tarde sin nadie a su alrededor porque su padre había tenido una presentación con miembros del Pentágono y eso fue mil veces más importante que el cumpleaños de su hijo. O la vez que consiguió que su avión de cartón emprendiera el vuelo, gritándole a su madre que solo se llevó un vaso de whisky a la boca, mirando hacia otro lado con un cigarro olvidado en la otra mano.
O esa vez que patinó sobre un puente de luciérnagas, riendo hasta las lágrimas al lanzarse a los brazos de Morfeo, sujetándose de su cuello antes de darle un beso, perdiéndose en esos ojos etéreos, jurándose que nunca habría de amar a nadie más que a él.
-¡BASTA! ¡BASTA! ¡BASTA!
Desespero bufó, rasguñándose con su gancho. -¿Qué debe detenerse?
-¿Por qué me haces esto?
-Yo no lo hago.
-No estoy de humor para jergas retóricas.
-Podría acabar.
-¿Qué cosa?
-Todo eso, podría acabar -Desespero apuntó a su pecho- Si deja de brillar.
-¿Estás loca? Bueno, sí lo estás o no tendrías... ¿por qué me haría eso?
-¿Por qué no? ¿Tiene alguna buena razón como antes? ¿Acaso hay en tus manos lo que una vez te hizo soñar que eras único?
Tony sintió un nudo en su garganta. -No.
-Es mejor quitarlo de una buena vez.
-¿Puedo pensarlo?
-Será peor cada vez, el veneno avanza más rápido.
-Gracias por los ánimos.
-No tienes mucho tiempo.
Despertó en su silla reclinable dentro del taller, ya era de mañana. El castaño se levantó, quitándose su playera para mirar esas venas negras tan avanzadas que parecía guerrero tribal, el Paladio estaba matándolo sin que encontrara la cura. Mirándose al espejo al lavarse el rostro, salió de ahí a toda prisa, buscando a Brandy en el almacén sin encontrarla, solamente a todos esos gatitos que lo observaron quietos, sacudiendo una que otra vez sus orejitas o bostezando. Tony salió casi corriendo de ahí, sintiendo que el sol no era tan cálido, regresando a la ciudad hasta una heladería donde se detuvo a comprar un barquillo de doble bola, sentándose en la orilla de la acera para comerlo.
-¿Señor Stark?
-Rushman, ¿qué te trae por aquí?
-Es mi día libre.
-Ah.
-¿Por qué está ahí sentado?
-Jarvis solía comprarme un barquillo cuando los niños en la escuela se burlaban de mí porque el maestro me había reprendido en venganza al haberlo superado. Nos sentábamos así, yo comía mi barquillo y todos mis problemas desaparecían.
-Suena bien.
-Es solo un ataque nostálgico, nada de qué preocuparse. ¿Te invito algo? Sin malas intenciones.
-Claro. Me gusta mucho el de mora.
-Chica de gustos raros, bien por ti, Rushman.
Dejó su charla a medias porque JARVIS le avisó de otro llamado, con el pretexto de que acababa de tener una idea genial que hacer en su taller, se marchó a toda prisa de ahí. Ironman voló por los cielos hacia la sabana africana donde enfrentó unos terroristas, esa hierba mala que jamás moría pese a sus esfuerzos por erradicarla de golpe. Ahí, su reactor falló, Tony cayó justo cuando tenía acorralados a esos criminales, invirtiendo los papales. Disparos y lanzallamas lo rodearon mientras el castaño luchaba por respirar, recordando esa vez cuando Howard lo sujetó con fuerza del cuello, María golpeando su espalda con lágrimas en los ojos. Cuando Obadiah lo drogó para robarle su reactor. Cuando esos guerrilleros de Afganistán lo hundieron en agua pútrida esperando a que abriera la boca para que aspirara esa peste, electrocutándolo al mismo tiempo.
-¡Ironman! ¡Ironman!
Rhodey lo rescató, bendita la hora en que lo había hecho su cómplice, entregándole una armadura para que fueran un dúo dinámico como Batman y Robin pero sin la tragedia de estos, al menos no esa. Terminó en el hospital con Pepper llorando cuando el médico le comunicó la fatal noticia de su envenenamiento, causando no solo que el reactor fallara sino causándole una muerte lenta y dolorosa. Ella lo abrazó, empapando su mejilla con sus lágrimas con las miradas de Happy y Rhodey llenas de angustia. No quiso que se quedaran con él al volver a la torre, no quería compasiones. Se quedó a solas en su taller con su música preferida acompañando su silencio en lo que dejaba escapar lágrimas.
Vaya héroe que estaba siendo.
-"Señor, alguien lo busca." -JARVIS casi lo hace saltar de la silla al interrumpir sus lamentos.
-¿Quién?
Por un monitor, el millonario se quedó atónito al ver en las jardineras de la torre a Brandy esperándolo con su carrito y gatos alrededor, los demás rodeándola para esquivar su persona. Casi se fue de bruces al correr pisos abajo para ir hacia ella, abrazarla con todas sus fuerzas y echar a llorar sin más como si fuese un niño perdido en el supermercado que su mamá ha encontrado a tiempo. La dulce abuela palmeó su espalda, tomando su rostro para limpiar sus lágrimas con un pañuelo sucio y llevarlo lejos de la mano, hacia el almacén donde lo recostó sin decirle nada, porque no había palabras para consolar, pero sí esos silencios que no dolían. Tony se quedó dormido al acto, soñando con un amplio jardín del tamaño del universo, estrellas y planetas girando a su alrededor, parado sobre un sol azul. Al despertar, le esperaba un enorme vaso de café caliente con unas donas.
-¿De dónde sacaste esto?
-Me lo prestaron.
-Te lo robaste.
-Es igual.
-Brandy...
-Anda, anda, las penas con café y donas son menos amargas.
Como niño pequeño, obedeció, convidando uno que otro trozo de sus donas al minino curioso de turno, ganándose su ronroneo con un cabezazo de amor. Sus fuerzas parecieron renovarse, dejando de estar tan intranquilo y ansioso.
-Gracias por aparecer.
-¿Te sientes mejor?
-Sí. ¿Cómo sabías que estaba en la torre?
-Porque Ironman no estaba a la vista.
Tony rio, abrazando a la anciana. -Te quiero mucho, Brandy.
-JARVIS se pondrá celoso.
-Sabe que no me sale eso de ser fiel.
-No desesperes, sigue adelante, la tormenta no es eterna. Ahora debes volver, tienes carita de que se te ha ocurrido algo.
-A decir verdad, sí.
Ese universo con su sol azulado en el centro lo tenía inquieto, porque le pareció que la disposición era similar a algo que había visto ya. Solo que no pudo terminar su esquema porque otro villano barato pero molesto apareció llenando de gritos a toda Nueva York con sus androides. Cuando terminó, los ojos de Tony encontraron una maqueta en un local de un átomo, ahí comprendió que había visto en sus sueños, riendo cual loco y volando de vuelta a su torre para experimentar con un nuevo elemento. Las pruebas iniciales fueron positivas, habría que armarse de un equipo especial que luego pediría prestado a los suizos ya que le debían uno que otro favor.
Celebró comprándose unas donas que comió en su taller, casi ahogándose cuando JARVIS lo comunicó directo con Nick Fury.
-Debemos hablar.
-Joder, Fury, tienes el talento para ser indiscreto.
-Tengo la cura a tu envenenamiento.
-¿Ah, sí?
-Es un obsequio de buena fe.
-¿A cambio de que reconsidere unirme a su liga de seres extraordinarios?
-Fuiste rechazado, pero soy hombre que da segundas oportunidades.
-Wow, algo me dice que me necesita para algo.
-Hemos encontrado algo, tu padre lo conoció.
-¿Eh?
Fury cambió su pantalla, mostrándole un video de mala calidad porque era una cámara sumergida en el hielo que captaba un bloque azulado donde se dejaba entrever un cuerpo humano. Tony sacó su lengua al pensar en un cadáver, hasta que notó el escudo con la estrella dorada en el centro.
-No me...
-Debemos extraerlo lo más discreto posible, su especialidad, Stark.
-¿Me darán una credencial o algo?
-Mi agente le dará los datos de contacto, no sea impuntual.
-¿Agente? ¿Quién...? ¡AUCH!
Un aguijonazo en su cuello lo hizo saltar de su silla, tirando su dona para mirar a esa pelirroja sexy de falso apellido Rushman.
-¿Tú quién eres en realidad?
-Soy la Viuda Negra
-¿Y eres venenosa?
-Podría decirse.
-¡Y eres espía de SHIELD!
-Bingo -sonrió ella.
-Tú... debería enojarme y mucho porque esto es intento de robo de secretos industriales, solo que... ¿por qué me siento gracioso?
-Es el efecto del neutralizante, no más veneno.
-Ahora ya puedo probar mi nueva fusión sin problemas.
-¿Disculpa?
-Nada, nada. Bueno, ¿a dónde iremos a recoger a la Capipaleta?
-El Ártico, lleve su abrigo, Stark.
-Tengo curiosidad, ¿no aceptaste salir conmigo porque era tu misión o porque no te gusto?
-¿Quieres la verdad?
Tony hizo caras. -Mejor no.
-Esperaré aquí.
-¿Esperar?
-Su armadura. ¿O desea revelar ya su identidad?
-Nope, bueno, me pondré mi nuevo traje... ¿te puedes dar vuelta?
-Estas paredes son cristales.
-De todas formas.
Viajaron en uno de esos trastos enormes llamados Helitransporte hasta el frío Ártico, en el punto lejano donde habían encontrado a nada menos que al Capitán América, el gran amigo de su padre, su héroe favorito y el símbolo del patriotismo americano por excelencia. Tuvo que aceptar que de cerca y sin tanto hielo encima, era guapo el súper soldado durmiente. Tony bufó, no, ya no haría esas cosas. Por nada se había salvado de semejante tropiezo, ahora era parte de la Iniciativa Vengadores y todo indicaba que las cosas estaban por ponerse más interesantes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top