Capítulo 9
3 Meses Después...
[...]
Narra ____:
Ya pasaron tres meses desde que llegué a la Academia. Aún no se me olvida el primer día y cómo fue mi estancia. Estos días las cosas han estado más tranquilas. Mi corazón sigue sintiendo lo mismo por Link pero él sigue igual; nada más que comencé a sospechar que Zelda y Link empezaron a andar. ¿Cómo? No sé.
Nelly se volvió mi mejor amiga y en ella me pude apoyar de todo. Ella me intentó ayudar a dejar de sentir algo por Link, pero igual era inútil. Hoy, miércoles día de clases, como es común, fui a mi aula y pasamos la clase aburridas.
[...]
Al finalizar las clases, salimos a descanso y salí al patio porque me había marcado Dark. Ya se me hacía raro, noté que Dark no vino hoy a clase, lastimosamente.
—Hola Dark, ¿por qué no viniste? —pregunté mirando mis manos—. ¿Dark? —no había escuchado nada tras el celular y vi que estaba ya en curso la llamada.
—____, perdón, estaba terminando algo. No pude ir hoy porque tengo que trabajar en... en algo. —dijo dudoso a continuar. Sonreí de lado sintiendo mis mejillas arder—. Oye, perdona que lo diga pero... ¿no te duele ver a Link con Zelda? —dijo haciendo que mi sonrisa desaparezca. Suspiré, asintiendo con los ojos cerrados.
—Sí Dark... me duele un poco pero... —guardé silencio entreabriendo mis ojos, sabiendo que lloraría— ay no, no por favor... —en eso, levanto mi mirada y los vi. Link y Zelda, juntos sentados frente mío. Link tenía un globo con forma de corazón, y un ramo de flores.
—¿____? —escuchaba la voz de Dark resonando repetidamente tras el celular. Me puse de pie y agacho la cabeza. Sentí la mirada de Link posarse en mi, pero al sentirla, aceleré mi paso hasta desaparecer—... ¿_____, sigues ahí?
—Perdón perdón Dark... es que... los vi... —mi voz quebrada y ahogada, hizo que Dark no dijera nada. Sabía que estaba hecha pedazos, pero él intentó hacerme pensar en otra cosa y sugerirme ir a la biblioteca. Hice caso y corrí a la biblioteca mientras seguía platicando con él.
[...]
Al entrar a esta, saludo cortésmente a la bibliotecaria y me encaminé al pasillo de libros de género leyenda. Estaba tan nerviosa e inquieta que me senté con brusquedad en una de las sillas. Suspiro—. ¿Ya estás más tranquila _____? —preguntó con tono triste—. En serio me gustaría estar contigo en este momento... —sonreí— no me gusta saber que te duele ver a mi hermano con una fácil. Mi hermano no vale la pena ____.
—Lo sé Dark... pero... algo tiene que me intriga mucho. No sé, pero no puedo dejar de pensar en él. —dije con tono meloso. Link me volvía loca eso sí sabía, pero me hacía daño y aún así, me seguía enamorando de él.
—Te recomiendo que leas algo, así se te despeja la mente por unos momentos. Te voy a dejar unos minutos, tengo que hacer algo... hasta luego, y... _____... —guardó silencio. Escuché su suspiro nervioso sonar fuertemente—. Te quiero _____, y más de lo que te imaginas, no dejes que mi hermano te haga daño, no merece tus lágrimas. Tú mereces a alguien que te valore, y que te ame de verdad... como... como yo.
—¿Tú? —asintió—... Dark... ¿es verdad? —mis mejillas se colorearon un poco. Mis manos temblaban y sudaban. ¿Dark está enamorado de mi?—. Eh... Dark... disculpa pero... ya debo ir a clases... ha-hasta luego.
Cuelgo la llamada y mis ojos abiertos mostraban confusión. Mis manos seguían temblando y mi corazón palpitaba rapidísimo. Guardo mi celular y me pongo de pie para coger un libro, y despejar mi mente de ambos temas.
Al elegir el libro, escuché su risa. No podía estar tranquila en ningún sitio, y eso que la Academia es más grande que mi casa. Suspiro deprimida por saber que estaban aquí. Abro el libro y finjo no escucharlos y no verlos.
—Ay Link, te amo. —dijo Zelda con tono sensual. Me dio asco.
—Zelda, mi amor, yo te amo más —dijo Link con el mismo tono. Comencé a pensar que, si Link es feliz con ella, ya no tengo la oportunidad de hacerlo cambiar de parecer; pero Dark dice lo que pienso que puede ocurrir. Zelda le romperá el corazón tarde que temprano—, cielo, voy a buscar el libro, no me tardo.
Bajé el libro y comencé a espiar a Zelda. Me recargué en una repisa y asomaba con cuidado mi cabeza. Vi que un profesor entró a la biblioteca. Vi como ambos se miraban con deseo. Contuve mis ganas de vomitar al ver tan desagradable escena. El profesor se le acercó y la tomó de la mano llevándola lejos de mi visibilidad. ¿Qué hacen? La curiosidad me ganó y los seguí.
—Pero que... —el profesor estaba besando a Zelda frente a mi cara. Después vi como él lamía el cuello de ella. Mi expresión mostraba asco, nunca imaginé ver a Zelda en "acción" con alguien. Luego él la elevó y ella rodeó sus piernas alrededor de la cintura de él. Entrecerré mis ojos ardiendo en rabia al descubrir cómo ella engañaba a Link—. Qué desagradable... pobre Link... —dije en un murmullo de dolor. Miré de reojo a la entrada para verificar si Link seguía buscando el libro, y sí, seguía buscándolo. Cuando volteo, el desgraciado estaba acariciando sus pechos, no quería seguir viendo, pero las intenciones de delatarla eran fuertes—. Eres una perra fácil...
—Mi amor... ¿Zelda? —escuché la dulce voz de Link sonar, haciendo que volteé a la puerta. Suerte él no estaba ahí, pero eso decía que la estaba buscando. Miré hacía ella y se estaba despidiendo del profesor. Me alejé de mi escondite y fingí buscar un libro—. Ah Zelda, te estaba buscando. No encontré el libro, alguien lo habrá apartado.
—Ay que lástima, bueno, lo venimos a buscar más tarde. Ahora... ¿te parece si vamos a la cafetería? —los miré en silencio con precaución, pensando qué hacer. Link buscaba un libro, no sabía cuál era, pero yo aún sujetaba el libro que agarré. ¿Será ese el que busca?—. Oh no, mi amor, no voy a poder, olvídalo, tengo ensayo. Nos vemos más tarde, bebé.
Su celular comenzó a sonar, en eso aproveché para sacar un papel de mi bolso y escribir que Zelda le es infiel. Abro el libro y lo coloco en la portada, para que lo vea. Rogué que Link viera el papel, y que me crea como principal ruego.
—Vale mi amor, te cuidas. —se despidieron de beso en mejilla y ella salió con rapidez. Cuando salió de la biblioteca, tomé del hombro a Link y él automáticamente volteó a verme—. ¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí? —dijo con frialdad, retirando mi mano.
—¿Estabas buscando este libro? —se lo mostré y sus ojos se abrieron. Me miró y logré captar como una sonrisa se dibujaba en su rostro, y a conjunto, sus mejillas se habían coloreado. Sus manos se colocaron en el libro y me miró, asintiendo.
—S-Sí, ¿lo tenías tú? —yo asentí incómoda, mientras mostraba una sonrisa de lado, sintiendo mis mejillas arder. Link notó cómo no soltaba el libro y se me acercó un poco, incomodándome más—. Ya lo puedes soltar... —dijo entre risas logrando que mis mejillas se prendan en un rojo fuego.
—Oh eh... perdón perdón, eh Link... debo decirte algo. —dije con miedo a verle. Miraba sus pies y no se había movido para nada. Pasé saliva nerviosa y volteo para ver sus hermosos ojos, que me llamaban a gritos—... Zelda... Zelda te engaña Link...
—¿Qué? —dijo mirándome con una ceja levantada. El ambiente se tornó incómodo, y noté en su mirada como dudaba de mi comentario—. No ____, te equivocas, ella no me haría eso, seguro me lo dices porque estás celosa, y quieres que termine con ella. Pues fíjate que no sucederá, buena suerte para la próxima.
—¡Link es en serio! —intenté detenerlo, pero se había ido dejándome hablando sola—. Maldita sea... ¡ya te darás cuenta que nunca te mentí! —grité logrando hacer que él me volteara a ver—. ¡Te romperá el corazón!
—¡Señorita! —
—Maldita sea... —dije molesta y salí de la biblioteca antes que Link. Me volteo a verle, apuntado con mi dedo índice—. Ya es tu decisión el creerme o no Link, si quieres sufrir y enterarte por tu cuenta, te recomiendo que busques al profesor Ángel y ver que Zelda... no está ensayando. —escupo, dejándole la duda. Sufre si quieres, sufrirás incluso peor que yo.
—¡E-Espera! —me detuvo, ocasionando que sonría de manera picara y maliciosa—. ¿Es verdad lo que dices? —volteo mi mirada a sus azules y río tiernamente—. ¿De qué te ríes? —dijo con tono desesperado—. Por favor, dime...
—No sé, ya te dije, si no me crees; no me creas, si dudas; averígualo tú. —dije con ternura, viendo la preocupación en la cara Link—. Hasta luego, Linky... —finalicé riendo y guiñándole un ojo.
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