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Por fin la operación había terminado. Sue ya estaba más tranquila. Sin embargo, ella aún necesitaba un té para calmarse un poco. Bajó a la cafetería y compró un late para Sue y un té caliente para ella. Subió nuevamente a la sala de espera y vio a Sue rodeada de más gente. Había llegado Galia y Jack. Le alegró verlo y le ofreció una gran sonrisa cuando sus miradas se encontraron. Galia salió a su encuentro y le dio un par de besos en las mejillas. Al abrirse paso vio a un hombre de espaldas conversando con Sue. Ella la miró por un costado y salió a su encuentro. Antes de llegar, el hombre se giró encontrándose con unos ojos azul zafiro con destellos verdes que la miraban con ternura. Ya no con el odio con el que la miraron la última vez que estuvo enfrente de él.
– Dmitri –dijo sin voz.
Él dio un paso hacia ella. Ella retrocedió dos. – Emily –dijo con voz temblorosa y ronca.
Intentó acercarse a ella y ella retrocedió lo más que pudo. Se dio la vuelta. Necesitaba alejarse de él. Formaba parte de su pasado y quería alejarse de su pasado. Comenzó a caminar buscado la salida.
– Emily –dijo él con más seguridad.
– No –fue lo único que dijo ella y salió corriendo. Se montó en la moto y partió a gran velocidad.
– ¡Emily! –gritó corriendo tras ella montándose en su auto y perseguirla.
Condujeron por un camino de cruces. Ella giró a la derecha. De soslayo vio una mujer en una camioneta que se pasó un semáforo rojo. Llevaba varios niños abordo y no entendió porque se había volado el semáforo. Por poco logró mantener el control de la moto.
Dmitri dio el cruce después de la camioneta con los niños y sintió que el corazón se le salía al ver cómo Emily casi pierde el control de la moto.
Más adelante en el cruce próximo Emily vio un auto que iba directo a estrellase con la camioneta. Ella adelantó a esta por la derecha haciendo que la mujer frenara justo antes del impacto que recibió ella en la llanta trasera cuando lograba alcanzar el extremo de la carretera.
Dmitri vio el momento en que el auto la golpeaba en la llanta trasera. Ella perdió, en esta ocasión, el control total de la moto saliéndose del camino y chocando contra una roca. Salió despedida por los aires. Luego cayó al suelo dando vueltas hasta que se estrelló contra un árbol golpeándose la cabeza contra el tronco quedando tendida en el suelo al pie del árbol. Él bajó con desespero de su auto y corrió a su lado. La vio con sus ojos cerrados. Vulnerable. Quería tomarla en sus brazos, pero sabía que no podía moverla. Llamó a urgencias y en minutos estuvo la ambulancia y la policía recogiendo los por menores del accidente.
Los testigos oculares declararon que ella había evitado que la camioneta con los niños a bordo colisionara con el auto que cruzaba la calle.
Todos fueron al hospital para ver que no tuvieran lesiones los niños. La mujer que conducía la camioneta y el conductor del auto que resultó ser una mujer en alto estado de embarazo. Ninguno tenía daños mayores a raspones y sustos afortunadamente.
Ninguno, salvo Emily que no había sufrido la misma suerte.
Al hospital llegaron Jack y Galia que se encontraban aún en Londres. Sue y Mauricio llegaron después. Pierre no pudo venir porque se encontraba resolviendo algunos asuntos que requerían su presencia. Odiaba no poder estar con Emily en estos momentos, pero confiaba en que Sue y Mauricio harían lo que fuera necesario para que estuviera bien. Los gemelos ya se encontraban en camino.
– Los parientes de Emily por favor –los rostros giraron al hombre con bata azul de cirugía que estaba en la entrada de la sala de espera. Ninguno.
Se dio la vuelta para regresar al ver que ninguno respondía al llamado.
– ¡Espere! –dijo desesperado Dmitri-. Yo soy su ex- esposo, al menos díganos cómo está –el doctor lo miró un instante y luego respondió:
– Presenta un trauma severo en la región occipital derecha. Por fortuna llevaba el casco puesto de lo contrario se le hubiera roto el cráneo. Gracias a eso sólo tiene un hematoma que le hace presión en él. Podemos operar o inducirla en un coma para desinflamar el hematoma. Necesito a un familiar para que nos de la autorización de proceder con cualquiera de los procedimientos.
– ¿Qué riesgos hay en cada uno?, ¿qué nos recomienda? –dijo Mauricio.
– La operación es peligrosa. Podría traer consecuencias de comportamiento, y entendimiento más adelante. Yo recomendaría la inducción a coma para la desinflamación. Podría alterar algún sentido, la vista, el oído, o el habla, pero sólo sería temporal. No obstante, si no tiene familiares el hospital operará, -dijo con aspecto serio-, políticas –explica.
– Entonces la inducción a coma –contestaron todos al tiempo.
– Debo advertirles que ese proceso es más lento. Estimo que deberá estar hospitalizada cuatro semanas, primeramente. Luego de los exámenes que debemos practicarle sabremos si deberá quedarse más tiempo o irse a casa con unas indicaciones para su cuidado.
– Entendemos eso.
– Bien entonces necesitaré al familiar para que llene unas formas para proceder a la inducción al coma.
– ¿Nos permite un instante? –pidió Sue llevándose aparte a Mauricio. Dmitri se quedó con Jack y su madre que no encontraban las palabras para animarlo en el momento.
– ¿En qué estás pensando? –preguntó Mauricio con cautela.
– ¿Recuerdas el pacto que hicimos después que tú casi mueres en ese accidente de avión? –él hizo un gesto.
– Sí, todo por pensar con las emociones a flor de piel.
– Y no dejarte ayudar por nosotras –completó Sue.
– Bien, -dijo Mauricio cruzando los brazos sobre su pecho-, ¿qué con eso?
– Ya que Pierre no está aquí y si lo estuviera no podría porque sólo es el padrino y nosotros tampoco por ser sólo sus amigos… ¿Por qué no lo hace su esposo?
– ¿Te has vuelto loca? –él habló tan alto que los demás giraron sus cabezas hacia ellos. Ella suspiró-, ¿acaso no recuerdas que está divorciada?
– No por mucho tiempo –contestó Sue seriamente. Luego se acercó a la enfermera pidiéndole un momento a solas en la habitación de Emily.
– ¿Sucede algo? –preguntó Dmitri.
Los había estado observando después que Mauricio casi gritó. Temía que le estuviera pasando algo a Emily. Se acercó detallando en la calurosa discusión que sostenían ellos. Sue lo miró un instante.
– Nada, ven conmigo –dijo halándolo de la mano.
– No pensarás… -dijo Mauricio sin querer terminar la frase por miedo a la respuesta, ignorando la pregunta de Dmitri mientras entraban en la habitación.
– ¿Qué sucede? –volvió a preguntar Dmitri con preocupación. No entendía de lo que hablaban.
– Sí lo haré. Lo haremos –reiteró acomodándose en la camilla de Emily junto a sus pies e ignorando a Dmitri, otra vez.
– ¿Con qué derecho? –protestó él molesto.
Dmitri dejó que lo ignoraran. Ver a Emily lo puso mal. Ella estaba acostada en la camilla de hospital con la cabeza vendada. Los ojos cerrados. Inconsciente. Tenía un cuello ortopédico, su brazo derecho inmovilizado por un yeso, la mano derecha y el pie izquierdo estaban escayolados. Sintió ganas de abrazarla y protegerla, si no hubiera sido por él ella estaría bien ahora.
– Con el derecho que nos da el pacto –las palabras de Sue lo sacaron de su trance.
– ¿Pacto? ¿Qué pacto? –preguntó Dmitri confundido.
– Pero te haría falta un juez –Dmitri decidió no seguir preguntando y escuchar lo que decían.
– No es necesario. Conozco un juez que está empleando un programa para hacer los trámites más rápido. Sólo hay que enviarle las formas y él las devuelve con su firma y sello.
– ¿Qué dirá cuando despierte?
– Se enojará, –dijo tranquila-, pero es por su bien. ¿O quieres que le hagan esa riesgosa operación y perderla?
– Claro que no –dijo tensionado.
– ¿Entonces, estás conmigo o no? –él suspiró.
– Estoy –dijo con resignación.
– Bien. Dmitri acércate –él se acercó sin saber a qué se enfrentaba.
– ¿Qué vas hacer?
– Yo, nada. Tú eres quien hará algo.
– ¿A sí? ¿Y qué haré?
– Te casarás con Emily.
– ¿Qué?
– ¿Quieres recuperarla o no?
– Sí, pero no así.
– ¿Y crees que ella te permitirá estar cerca de ella si no es casada? –él permaneció callado-. Sí, eso creía.
Sue terminó de acomodar la laptop y el huellero digital. Llenó las formas y luego colocó las huellas de cada uno en las formas. Cuando le tocó el turno a Dmitri de colocar la suya, dudó un instante.
– ¿Quieres recuperarla o no? –volvió a preguntar Sue. Él asintió-. Entonces coloca tu huella y aprovecha la oportunidad que te damos.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como.
Voten y comenten.
Gracias nuevamente por su apoyo.
Nos estamos leyendo el próximo lunes.
QAP
PD:
El próximo lunes entramos en los últimos capítulos.
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