41

7/X

Esa mañana se levantó temprano. Se duchó y se vistió. Salió a buscar su auto. Tomó las llaves que tenía en el escritorio del estudio y al girarse para salir James lo detuvo. Llovía fuertemente y no lo dejaba salir. Se enojó con él y salió afuera. Tomó un paraguas y se subió al auto, seguido de James. Era su amigo y entendía que lo quisiera proteger de los peligros de una carretera mojada y con lo ansioso que estaba de poder verla a ella nuevamente podría tener un accidente. James le quitó las llaves. Él conduciría, de esa manera evitarían un accidente automovilístico. Al acercarse a la entrada de las puertas de hierro vieron un Logan negro obstruyendo su paso. Dmitri maldijo y se bajó del Jaguar abrió las puertas y se quedó helado cuando vio al hombre salir del Logan negro.

***

El sonido del teléfono lo despertó. Eran las siete de la mañana, ¿quién podía llamarlo un domingo a esa hora de la mañana?
– ¿Sí? –contestó adormilado.
– ¿Sabías que tu hijo ya regresó de su viaje fuera del país? –la voz inconfundible de Anastasio lo despertó de inmediato.
– Deja a mi hijo fuera de todo esto –gruñó enojado.
Te dije que te golpearía donde más te duele. Dime, ¿pudiste despedirte de él esta mañana? –Jhordan dejó caer el teléfono. Salió precipitado de la cama. Se subió a su auto y condujo con prisas a casa de su hijo. Llovía con fuerza y era un desafío poder ver la carretera por donde transitaba. Notó que un auto modelo noventa y nueve lo seguía. Era el mismo auto que había estado montando guardia en su casa desde el día en que Anastasio escapó. Agradeció haberse quedado dormido con la ropa puesta el día anterior de haber salido en pijamas.... Se detuvo enfrente de la casa de Dmitri y respiró hondo al ver que aún no salía de ella. Vio a su hijo salir seguido de otro hombre y subirse a su Jaguar. Decidió entonces, taparle la salida y hacer que se quedara dentro de la casa. No le funcionó. Dmitri salió hecho una furia e iba directo fuera de la protección de las puertas de hierro de su casa. Salió a toda prisa de su auto viendo cómo Dmitri se detenía bajo la lluvia observándolo con los ojos abiertos.
– Creí haberte dicho que te olvidaras de mí –espetó Dmitri con rencor.
– Hijo debes regresar a dentro de la casa. Afuera corres peligro –le dijo Jhordan con desespero.
Se oyó el ruido de una moto acercarse a ellos y dos puertas de auto cerrarse.
– ¡Cuidado! –gritó uno de los hombres que salieron del auto detrás de Jhordan. Jhordan giró la cabeza y reconoció a uno de los hombres de la moto al pararse con un arma apuntando a Dmitri.
– Anastasio –dijo en un susurro-. ¡Dmitri! –gritó, corriendo hacia él cubriéndolo con su cuerpo.
Varios disparos retumbaron en los oídos de Dmitri y un cuerpo caía con todo su peso sobre él. Miró a su padre desangrándose. La moto se dio a la huida seguida del auto que estaba detrás del Logan negro. Acomodó a su padre en el suelo y unas lágrimas corrían por sus mejillas.
– Hijo –dijo Jhordan con su último aliento-. Perdóname.
– Te perdono papá, pero calla –Jhordan puso una mano en el rostro de su hijo.
– Fui un canalla contigo y con ella. Estaba cegado. No sabía lo que hacía. Sólo espero que ella me perdone también y que logre comprender que tú no tuviste nada que ver. Te amo hijo –dijo casi sin aliento.
– Yo también te amo papá –dijo Dmitri con lágrimas brotando como cascadas por sus ojos. Jhordan sonrió cerrando sus ojos para siempre.
– ¡Papá! ¡No, papá! –Dmitri lanzó un grito desgarrador. James se acercó a él, que aún seguía en el suelo con el cuerpo inerte de su padre y le colocó una mano en el hombro reconfortándolo.

***

Esa mañana de domingo ella se despertó sobresaltada a causa de una pesadilla. Le hacía falta Sofía ella dormía en su habitación y la protegía de sus pesadillas. Hasta que Dmitri le pidió dormir con él, y con él sentía que a las pesadillas les daba miedo presentarse ante ella. Era como si supieran que él no dejaría que se le acercaran. Dio un suspiro. Le dolía tener ese tipo de recuerdos. Miró la hora. Diez de la mañana. Tomó su teléfono y marcó a Sue para darle su nuevo número y pudiera darle informes de Dale y sus avances para la operación. Sin embargo, ella había aprovechado y le había dicho que Jhordan había sido asesinado esa misma mañana. Sintió un dolor en el pecho que no se debía a la muerte del hombre, sino más bien al dolor que debía estar sintiendo Dmitri en ese momento. Sabía por experiencia lo que significaba perder a alguien cercano. Observó por la ventana grande de puertas de cristal que daba a su ‘jardín secreto’. Salió necesitaba de su fuente feng shui para tranquilizarse. Quería acompañar a Dmitri en su dolor; pero había decidido comenzar una nueva vida. Sin un pasado que la atormentara y asistir al sepelio de Jhordan era regresar a ese pasado que con tanto deseo quería borrar de su vida. Lo enterrarían mañana en Jardines Eternos. “¿Y sí sólo se asomaba desde lejos? Eso no sería toparse con su pasado. Sería verlo desde la barrera sin intervenir en nada” –pensó buscando una excusa que justificara su presencia en el cementerio. Decidió ir a visitar la tumba de sus padres que se encontraban enterrados en ese mismo lugar. En cierto modo no estaría faltando a su palabra.

El lunes temprano se dirigió al cementerio donde se encontraba el mausoleo de sus padres. Estuvo observando la imagen que su padrino había mandado poner. Un arcángel que abrazaba a una joven y lo veía con los ojos llenos de amor. “Thiago y Anne Jhonsson, esposos y padres entregados” –leyó la lápida del mausoleo. Le colocó los lirios que tanto le gustaban y se giró. A un costado, en una distancia de más o menos quince metros, se encontraba Dmitri de pie con la mirada en el ataúd que bajaba lentamente al hueco hecho en la tierra. A su lado estaban James a su derecha y Galia y Jack a su izquierda. Ella se acercó a su moto y se montó. En ese mismo momento su teléfono sonó. Lo contestó sintiendo que era observada.
– Emily –contestó levantando la vista mirando a James que la observaba desde el otro lado y le colocaba una mano en el hombro a Dmitri.
– ¡Em! –el grito de júbilo de Sue la sobresaltó-. Encontraron un donante para Dale. La operación la adelantaron. La realizaran ahora, dentro de cinco minutos –su amiga hablaba sin respirar y lo hacía tan rápido que ella tuvo problemas para entender lo que le decía.
Del otro lado Dmitri miró a su amigo. Este le hizo señas para que mirara al frente.
– Bien estoy en quince –colgó, y vio cuando Dmitri levantaba la mirada hacia ella. Estaba que cortaba el aliento. Su corazón dio un vuelco al reparar en que quiso ir hasta donde ella; pero Jack y James se lo impidieron apretándole más el hombro. Encendió la moto y aceleró, dejando sólo las marcas de la rueda en el pavimento.

***

Dmitri estaba absorto en los recuerdos de los momentos que había vivido con su padre que no se dio cuenta de la presencia de Emily al otro lado de donde él se encontraba hasta que James llamó su atención haciéndole señas para que siguiera su mirada. Al levantarla y verla tan hermosa. Vestida con unos vaqueros negros una blusa de tiritas blanca y una chaqueta negra de cuero. Llevaba unas botas militares de tacón alto y el cabello se le veía extraño. Se le veía como degradado de su color rojo rubí a un amarillo pasando por un naranja zanahoria, pero se veía hermosa. Quiso salir corriendo tras ella y James lo detuvo. Lo miró y este negó con la cabeza.
– No es buena idea marcharte ahora que apenas bajan el cuerpo de tu padre a su última morada –le susurró.
Dmitri volvió su vista a Emily pero ella había desaparecido. El teléfono de Jack sonó y todos lo miraron. Jack se disculpó apagando el teléfono.

– James. Encárgate tú de los asuntos legales de mi padre. De la venta de la casa. Véndela con los muebles que tiene. Sólo recoge los papeles y su laptop. Tengo que revisar todos los documentos y ver si alguno es importante para la empresa y entregárselos a Jack –dijo mientras salían del cementerio.
– Como quieras –dijo James.
Jack y Galia caminaban a su lado mientras este encendía nuevamente el teléfono. Encontró cuatro llamadas perdidas de Mauricio. Le marcó para saber cuál era la urgencia de las llamadas de Mauricio.
– Dime que sucede. Me tienes preocupado –dijo en cuanto le contestaron.
Como conoces a Em desde hace tiempo. Pensé que querías acompañarla en el Hospital Infantil Sagrado Corazón.
– ¿Qué hace allá? –Galia lo miró preocupado.
– ¿Qué sucede? –preguntó ella con preocupación.
– Es Emily –dijo tapando el teléfono. Dmitri se detuvo esperando a que le dijera qué pasaba.
A Dale lo están operando y se supone debería calmar a Sue pero es una bola de nervios igual que yo.
– Estamos en diez minutos. Voy con Galia.
Gracias.
– No hay de qué –colgó y giró a Dmitri sonriendo-. Está en el hospital con Sue. A Dale lo están operando y están hechas una bola de nervios las dos y Mauricio no es de mucha ayuda. Es tu oportunidad de hablar con ella. No la desperdicies.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top