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Hola mis lectores favoritos...
Lamento haberlos abandonado tanto tiempo. Tuve algunos pequeños inconvenientes que ya resolví.
Por eso he querido recompensarlos con una maratón de cinco capítulos.
Los quiero y espero que lo disfruten.
- ¿Emily? -dijo-. Mariano Paredes quiere vender su diez por ciento de las acciones, sabe que Cowell y Asociados no tiene solución y desea irse a su país. Además si las compras tendrías el cincuenta y cinco por ciento, tendrías más voz y voto que el mismo Jhordan.
Desde el otro lado de la línea Emily sólo quería saber por la salud de su ahijado. -Claro. ¿Cómo va mi ahijado? -preguntó con reproche. Le había tenido que comprar las acciones a Sue para pagar la cirugía de Dale, su hijo, porque no quiso que fuera ella quien costeara los gastos a pesar de ser su madrina. Odiaba lo extremista que era su amiga, pero sabía cómo hacer para devolverle sus acciones sin que se sintiera comprometida.
- Está mucho mejor, el tratamiento le ha ayudado, sólo queda esperar el día de la cirugía -hizo una pausa-. Eh... con respecto a Cowell y Asociados.... Ten en cuenta que el dueño es un arrogante engreído -dijo ignorando su reproche-, un tipo de los que no te gustan. Te divertirías presionándolo a vender.
- ¿Segura?
- ¡Claro! Confía en mí. ¿Cuándo te he dado mal un dato de ese tipo? Además, el señor Cowell me citó esta misma tarde, no sé por cuál motivo, debe estar desesperado, nunca me había citado, él piensa que las mujeres somos para el sexo y quedarnos en casa con los hijos y se disgustó mucho al saber que Sebastian me dejó sus acciones y que sería yo en adelante la que tomara decisiones. Me ha hecho la vida cuadritos desde entonces y deseo saber cuál será su desenlace.
- Ok, trata de hacer una cita con el señor Cowell y formula una promesa de compra-venta con Mauricio-colgó.
- Bueno, en vista de que esto no llegará muy lejos hoy, mejor nos citamos nuevamente cuando la señora Patterson haya regresado y le mostramos la propuesta que tienes. Yo por mi parte tengo que retirarme ya, debo ver varios pisos y comprar uno, mi madre y Sofía vendrán en cinco días y quiero que estén cómodas.
- ¿Sofía es tu novia?
- Eh... algo así, ella me acompaña a donde quiera que voy -dijo despidiéndose de su padre y de Mariano.
- Yo también tengo cosas que hacer, me estás comunicando lo que pase -dijo Mariano estrechando la mano de Jhordan a modo de despedida y ambos salieron de las instalaciones de la empresa.
- ¿Diga? -dijo Jhordan contestando el celular.
- ¿Amor te demoras?
- Cambio de planes, tal parece que puede haber una posibilidad de que haya una solución si tener que tocar mi dinero de emergencia.
- ¡Qué alegría, por fin dejaré de preocuparme! Eso me vuelve vieja más rápido.
Sue Patterson condujo su Audi blanco a las oficinas de Cowell y Asociados, aparcó detrás del deportivo azul y se dirigió a la entrada. -Hola Mara -saludó a la rubia esbelta que estaba en recepción.
- Señora Patterson. ¿Qué la trae por aquí?
- El señor Cowell me ha estado buscando.
Ella asintió tomando el teléfono. -Déjeme anunciarla.
- Gracias Mara.
- Johana, aquí se encuentra la señora Patterson -hizo una pausa mientras le respondían del otro lado de la línea-. Siga -dijo colgando el teléfono.
- Te lo agradezco -Emily se acercó a ella, Sue la miró-. Mara, te presento a... Elizabeth es alemana, no habla nuestro idioma -Mara inclinó la cabeza a modo de saludo.
Emily se giró hacia Mara. -Hola -saludó a Mara en alemán.
- Hola, ¿desea tomar algo? -contestó Mara en un alemán fluido.
- No gracias. ¿Cómo es que una persona que habla el alemán está de recepcionista? -preguntó con curiosidad.
- Fue lo mejor que encontré en esta empresa machista. Las demás me ofrecían empleos con salarios más bajos.
- ¿En qué te especializaste?
- Yo estudié Relaciones Públicas.
- ¿Y hablas más idiomas?
- Sí. Francés e italiano.
- Oh... pero eso es maravilloso. Eh... voy a dar una vuelta.
- Adelante.
Sue subió al último piso y vio a Johana coger de inmediato el teléfono para anunciar su llegada. Siguió de largo guiñándole un ojo a Johana y ella asintió. Llamó a la puerta.
- Adelante -oyó la voz de Jhordan.
Ella abrió y entró. Vio a Jhordan de pie junto a la ventana que abarcaba toda la pared del fondo ofreciendo una vista hermosa de la ciudad, era un hombre guapo aun para su edad, debía reconocer, sus ojos azules con destellos vedes eran cautivadores.
En el escritorio de Jhordan estaba sentado un hombre de ojos azul zafiro con destellos verdes curiosamente iguales a los de Jhordan, su cabeza rapada lo hacía ver inusualmente un tanto sexy. Se notaba que tenía total conocimiento del efecto que el contraste de su color de piel, oscuro, con los de sus ojos causaba en las mujeres. Tenía una boca que invitaba a lo prohibido, una nariz larga, sus rasgos duros como los de Jhordan, su cuerpo era un pecado no admirarlo a pesar de toda la tela que llevaba encima.
El hombre se levantó dejando ver cuán alto era y le sonrió. -Tú debes ser Sue -dijo con un acento que se le antojó re-sexy.
- Así es. ¿Y tú eres...?
- Dmitri Vladislavich -dijo tomando su mano y llevándosela a los labios para besarla. Ella no se dio cuenta en qué momento se había movido hasta ella. Estaba cautivada por sus ojos. ¿Miraría de la misma manera a todas las mujeres? ¿Con esa indiferencia que parecía que le fueran poca cosa? No. Estaba segura que se debía a algo diferente.
- El abogado del señor Cowell, supongo.
Él le brindó una deslumbrante sonrisa burlona. -No. Su hijo -ella se asombró de ver el efecto que tendría en las mujeres esa sonrisa. Gracias a Dios ella era inmune a ese tipo de emociones. Quizá doce años atrás estaría loca por llamar su atención. No. Había que tener cuidado con esa sonrisa devastadora. Miró las manos de Dmitri, la agarraba fuerte pero delicado y no dejó de mirarla mientras plantaba sus labios en el torso de su mano. Pensó maliciosamente en Emily, ella necesitaba a un hombre que le ayudara con su problema de hafefobia, no le vendría mal un poco de romanticismo, y estaba segura de que Dmitri sería de ese tipo de hombre. Se fijó en él, era un hombre que creía en el amor verdadero, pero lo ocultaba bajo esa faceta de play boy. Se le veía harto de las mujeres que se derretían con solo verlo, lo supo por la mirada indiferente que le ofreció, sin embargo, le divertía hacer que las mujeres cayeran a sus pies...
Sue, era una mujer romántica, heredó de su madre sus facciones latinas, piel tersa color canela, cabello negro como la noche y largo hasta la cintura, unos ojos miel que enloquecerían a cualquiera, su estatura baja y su cuerpo menudo harían creer que es una mujer frágil y eso era algo que utilizaba a su favor. La volvía loca cada hombre guapo que veía hasta que conoció al padre de su hijo hace siete años, había llegado a Londres tras la muerte de su madre, Leela O'Neill, ella había sido la última psicóloga que visitó Emily y gracias a su madre ella la conoció y ahora mantenía una fuerte amistad con ella. El mismo año de su llegada a Londres conoció a Sebastian Patterson de quien de enamoró locamente y con quien se casó pocos meses después de conocerlo, un año después nació Dale y fue muy feliz hasta el día de ese trágico accidente donde Sebastian perdió la vida hace tres años, dejándole el veinte por ciento de las acciones que tenía en Cowell y Asociados.
Jhordan nunca estuvo de acuerdo en que ella asistiera a las reuniones de los accionistas y siempre la excluyó de muchas decisiones que debían tomar. Incluso ahora no estaba muy contento de tener que negociar con ella la propuesta que tenía para SEI Jhonsson.
Sin embargo, ella ya no era la dueña de esas acciones. Se las había cedido a Emily como garantía de pago por el préstamo hecho para la cirugía de su hijo. Le habían diagnosticado leucemia severa hacía cinco meses y debía ser operado lo antes posible, no obstante, la lista de espera a un donante era extensamente larga y la única manera de acceder a los primeros cinco puestos era pagando de ante mano la operación.
Después de regresar de su viaje hace cuatro días, se enteró que Cowell la solicitaba con suma urgencia. Quería hablar con ella. ¿De qué? Lo ignoraba, pero intuía que se traía algo entre manos, por eso había acudido a la cita. Volvió su vista a Dmitri tenía una sonrisa burlona y odiaba el tipo de hombres que se creía el centro del universo, tal vez se equivocaba y él no era el adecuado para su amiga. - ¿Para qué querías verme? -dijo soltando la mano del agarre hipnótico de Dmitri-. No dispones mucho de mi tiempo -dirigió su mirada a Jhordan quien se había girado para observarla con desagrado.
Dmitri se recostó al escritorio de Jhordan y la miró. -Supimos que vendiste tu porcentaje de las acciones.
- Y me dijo Alexis que dejó sus acciones en tus manos -dijo Jhordan de modo acusativo-. ¿Tienes algo que decirme?
Ella lo miró con una ceja levantada y Dmitri se dio cuenta del error en el tono de las palabras de su padre. -No, Alexis no dejó sus acciones en mis manos. Yo se las compré. Y si las vendí, eso no te incumbe, eran mías y podía hacer con ellas lo que quisiera. A menos que hubiera una cláusula que lo prohibiera -dijo con sarcasmo.
- Sabemos que la empresaria Emily Jhonsson fue quien compró tus acciones -dijo Dmitri con suavidad tratando de borrar el impacto que las palabras que su padre habían causado en Sue-. Queremos saber si ella está dispuesta negociar con nosotros.
- ¿Van a vender?
- Eso nunca -contestó Jhordan dando un paso al frente. Sue sonrió-. Tenemos una propuesta que quizá le interese -su tono arrogante la molestó.
- Están conscientes que SEI Jhonsson Internacional no negocia ni presta, ¿verdad?
- Realmente necesitamos una cita con tu jefe -dijo Dmitri tratando de calmar a Sue. Ella lo miró incrédula.
- No es mi jefe. Pero ese es un asunto que no debe interesarle señor Dmitri.
- Sí. Como digas -arremetió Jhordan, él creía que Emily y Sue eran la misma persona y su teatro caería pronto.
- Bien, permítanme realizar una llamada y ya les comunico lo que ella decida -dijo agarrando su teléfono móvil sin apartar la vista de Jhordan, ahora entendía por qué Emily odiaba a ese tipo de hombres-. ¿Emily? -dijo al momento en que contestaron dando la espalda a los dos hombres-. El señor Cowell exige una cita contigo -hizo silencio mientras escuchaba la respuesta al otro lado de la línea-. Bien. Entonces yo me encargo.
Emily paseaba por las instalaciones de la empresa Cowell y Asociados observando una gran discriminación sexual. Los administradores y directivos eran en su mayoría hombres que le gustaban ser obedecidos pero que no tenía ni idea de las funciones que debían ejercer y las personas que se encargaban del aseo, mantenimiento, archivo y secretariado eran todas mujeres con estudios en áreas importantes, algunas incluso hablaban más de dos idiomas. Era increíble ver cómo se desperdiciaba tanto talento humano. Su teléfono sonó.
- ¿Sí? -dijo en inglés al abrir la llamada. Esperó respuesta-. Ok. Te espero en recepción -dijo y colgó. Caminó hacia Mara, la recepcionista rubia.
- ¿Tan rápido terminaste tu paseo? -preguntó Mara en alemán.
- Sí. Ya viene Sue por mí -contestó también en alemán.
Sue se giró hacia ellos con una sonrisa. A Jhordan se le iluminaron los ojos de avaricia. - ¿Por qué mejor no me muestran esa propuesta que tienen? -Sue se fijó en la expresión de él y tomó la carpeta que le ofrecía Jhordan, la ojeó y la cerró-. Bien. Nos estaremos comunicando con ustedes -observó su reloj.
- ¿Cómo? ¿No piensas darnos una respuesta ahora? ¿A caso es difícil para ti comprender los términos de la propuesta?-objetó Jhordan.
- No. De hecho esta propuesta es muy buena, sin embargo, debe analizarla Emily junto con su equipo de confianza, como verás hay mucho dinero en juego así que... -dijo petulante, dándole un poco de su medicina-.... Será ella quien decida si los ayuda o no. Me encantaría colaborarles pero... la verdad es que no te importa mi opinión, ¿no? -dijo mirándolo fijamente-. La respuesta la tendrán en cuanto sea analizada la propuesta por la misma Emily, si algo no le gusta de tu propuesta lo modificará y colocará cláusulas, luego les enviará una copia de la modificación y si ustedes aceptan les dará una cita para la firma de la misma; pero debes tener en cuenta que el hecho que ella analice la propuesta no es garantía de que aceptará. Tómalo o déjalo.
La arrogancia de Jhordan dio paso a su cólera. Sue sonrió, había conseguido apagar la soberbia del hombre. Dmitri notó el cambio de humor en Jhordan, observó cómo se le ponían las orejas rojas de la ira impotente que sentía, se acercó a él colocándole la mano en el hombro para tranquilizarlo. -Esperaremos a que lo analicen. Aquí tiene mi tarjeta por si se les presenta alguna duda que necesite aclarar -le extendió un trozo de cartón con el logo de Construcciones Vladislavich, su empresa en Rusia y su número al respaldo-. Sólo deseamos que no se tarden mucho.
- No es necesario, tenemos un excelente equipo administrativo; pero lo tendremos en cuenta -dijo, tomando la tarjeta que le tendían, la miró y la guardó-. Y nos tardaremos lo que haya que tardase y por cierto -hizo una pausa-. No será a través de SEI que meta la propuesta ya que esa no es la función que ejerce la empresa; pero lo haré a través de Jhonsson Enterprise. -Jhordan gruñó y Dmitri apretó su agarre en el hombro. Sue agarró su teléfono-. Listo -dijo mirando el reloj.
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