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Hola mis lectores favoritos.
Aquí les traigo dos capítulos más. Espero que lo disfruten como yo.
Durante esas dos semanas en que Dmitri estuvo hospitalizado, Emily se había hecho cargo de sus empresas y de las de Dmitri. Viajó a Rusia en tres ocasiones. La primera vez porque Pierre quería satisfacer algunas dudas que tenía acerca del proyecto que Dmitri construía. Afortunadamente, él le había hablado de los planes y expectativas que tenía acerca de la nueva red de hoteles de Pierre y ella le había despejado todo rastro de duda que pudiera presentarse más adelante. La segunda vez porque necesitaban un papel firmado por el dueño para expedir la licencia ambiental en el sector de la construcción. Mientras se construía se realizaban estudios en los que se demostrara que no se dañaría el medio ambiente de ninguna manera y requerían de la firma del dueño o representante legal para la entrega de esta ya que sin este documento no podrían avanzar con el proyecto. Y la tercera vez por un accidente que dejó a varios trabajadores incapacitados. En esa ocasión ella tuvo que hacerse cargo de los gastos económicos que ese accidente generó a las familias de los trabajadores y la empresa.
– Gracias por hacerte cargo otra vez –le había dicho James.
– Dmitri ahora se encuentra indispuesto y es lo menos que podía hacer.
– Se sentirá más en deuda contigo cuando le diga cómo has llevado la situación.
– ¡No! –casi gritó ella-. Digo –dijo con más calma-. No le digas. Seguro pensará que me estoy entrometiendo donde no me han llamado y no quiero que se enoje más de lo que ya está –decía mientras observaba el paisaje de la Bahía del Nevá.
– Estás enamorada de él –afirmó asombrado. Ella lo miró a los ojos.
– Sí, -admitió- pero aún así, no quiero que se entere de nada, ¿está bien?
– Bien, como quieras y déjame decirte que él también está enamorado de ti. Se le nota en la manera en la que pronuncia tu nombre, como si comiera un nuevo chocolate –ella rió y a él le pareció que ella debía reír más.
También tuvo que lidiar con Jhordan quien no dejaba de acosarla. No obstante, debía darle las gracias porque de no ser por el constante acosos no habría podido superar su miedo hacia él. Aún no controlaba los latidos de su corazón cuando él a tomaba por sorpresa, pero controlaba los temblores y las ganas de salir corriendo de ese lugar.
Sofía se había convertido en una gran amiga ahora que Sue le dedicaba más tiempo a Dale. Los abogados de la firma Manzon Strek, la empresa de Jack, le colaboraban con las demás empresas regadas por el mundo. Mauricio sólo se dedicaba a atender las fundaciones, así que estaban ligeros de carga. Tenían a un personal bastante competente y leal al servicio de ellos que les hacían más llevaderas las cosas. Sin embargo, le seguía preocupando el constante ataque de Jhordan. No sabía con qué fin lo hacía; pero lo averiguaría. De pronto el sonido de la puerta al abrirse la hizo girarse de la ventana y mirar al hombre blanco, con la curva del pabellón de la oreja derecha plana y de ojos azul cielo con destellos verdes que la miraban con perversidad.
– ¿Cuándo pondrás a funcionar tu educación y tocarás la puerta de mi oficina antes de entrar? –escupió la pregunta al ver su cinismo en su sonrisa.
– Nunca toco las puertas de ningún departamento de mi empresa.
– ¿Tu empresa? Te recuerdo que dejó de ser tuya el mismo día en que la cediste por causa de la deuda de juego que casi te mata –Jhordan gruñó.
– ¿Y crees que no la recuperaré? –dijo dando un paso hacia ella. Ella no se movió.
– ¿Por qué le haces eso a tu propio hijo?
– ¿Mi hijo? ¿Crees que un negro podría ser hijo mío? –ella lo miró asombrada y enojada al tiempo.
– No sabía que la ignorancia podía alcanzar unos niveles tan altos –dijo con sarcasmo-. Ni siquiera el gran Jhordan Cowell puede reconocer a su hijo.
– ¡Que no es mi hijo! Él es un simple medio para obtener mis objetivos. Sabía que si lo endulzaba como a una planta, con el tiempo, cuando el viejo Nicolai muriera, él me daría lo que siempre me he merecido. Poder.
– ¡Qué tristeza me das! –arrastró las palabras-. Pero más tristeza me da Dmitri, porque el padre que tiene no se lo merece, porqué realmente sí es tu hijo. El destello verde en sus ojos y la curva plana de la oreja derecha iguales que tú, sólo se heredan de una generación a otra. Para que me entiendas, sólo se da de un padre a su hijo.
– ¡Mientes! –gritó.
– Si no me crees, hazle una prueba de ADN y sal de tus dudas; pero deja de hacerle daño, porque cuando sepa lo que has hecho te odiará y lo habrás perdido.
Jhordan sabía que ella tenía razón. Iría al hospital a visitarlo y cuando se durmiera le quitaría un poco de cabello y haría la prueba. A veces parecía que era su hijo y otras veces no y eso lo mantenía en una encrucijada, pero no lo detenía de pasar por encima de quien fuera. Lleno de furia se giró y caminó hasta la puerta, cuando se dispuso abrir, la miró por encima del hombro y le dijo aún con la mano en el pomo de la puerta:
– No creas que esto acaba aquí. Sé muchas cosas de ti que no le has dicho a él –hizo una pausa-, como…. el ataque que sufriste en el callejón y que te dejó con un caso de hafefobia severa
– ¿Cómo obtuviste esa información? –dijo aterrada. No quería que él supiera que tenía traumas no soportaría que la viera con lástima y no con la ternura con la que la veía.
– Tengo mis contactos –dijo encogiéndose de hombros y sonriendo porque la había logrado desestabilizar.
– Si se te ocurre decirle te juro que tu querida empresa nunca llegará a tocar nuevamente tus manos.
– Eso ya lo veremos –abrió la puerta y salió dando un portazo.
Emily se acercó al escritorio con las piernas temblorosas. Se sentó con dificultad y dejó caer la cabeza en los brazos apoyados en el escritorio. Su corazón latía con tanta fuerza que ella luchaba por no temblar del temor que sentía. ¿Jhordan la había estado investigando? Era la única manera que él supiera lo del ataque en el callejón. Eso fue una noticia que salió en todos los periódicos de Londres. Recordó con mucha claridad los titulares: Hija de lord Thiago el magnate de los negocios atacada por desconocido deja una horrible cicatriz en su ojo izquierdo. Otro decía: Por poco fue violada hija del Magnate de los Negocios. Y otro: Atacada la hija de ‘Midas’. Agresor se dio a la huida.
Deseaba con todas sus fuerzas poder olvidar ese evento maldito de su vida y siempre tenía que haber algo que se lo recordara.
*****
– Hola, ¿cómo te encuentras?
– Un poco adolorido, pero mejor. ¿Qué te trae por acá?
– ¿Acaso no puedo visitar a mi hijo al hospital? Alguien tiene que hacerlo, ya que tu esposa se la pasa haciendo cambios en la empresa como si fuera suya. Es lo único que le importa.
– Papá…
– ¿Qué? Si en verdad estuviera enamorada como dices tú que lo está, estaría aquí y no saliendo con cuanto hombre pasa por el frente o haciéndome insinuaciones.
– ¿De qué estás hablando papá? –preguntó un poco alterado.
– Pues, que… -en ese momento entró una enfermera que lo hizo salir.
– Salga por favor, el paciente necesita tranquilidad y usted lo está alterando –dijo la enfermera colocándole un tranquilizante que lo hizo dormir-. Salga.
– Déjeme despedirme de él.
– Bien pero sólo cinco minutos. Ahora él necesita descansar.
– Gracias –la enfermera salió y él sacó unas tijeras que llevaba con sigo. Le cortó un pequeño trozo de cabello y la llevó a estudio para una prueba de ADN. El resultado se lo entregarían en una semana, así que le daría tiempo de crear algo con que destruir ese matrimonio y recuperar el control de su empresa y de su vida.
****
Emily se despertó sobresaltada debido al ruido del teléfono. Miró su reloj. Eran las dos de la mañana.
– Emily –contestó rogando que no fuera del hospital donde se hallaba Dmitri…
– Emily, perdona que te despierte, pero si no fuera tan urgente no lo haría.
– ¿Qué sucede Andrés? Ve al grano, me tienes preocupada.
– Es Marcelo, el niño con problemas de adicción y legales.
– Ya estaba curado, no me digas que ha recaído.
– No, se escapó para ver a su novia, en el basurero de donde lo sacamos y el nuevo novio de la chica le disparó varias veces. Necesita un trasplante de hígado con urgencia y en Boston no hay bancos de órganos disponibles.
– Tranquilo, ya me encargo de eso –colgó.
Se levantó de la cama y llamó a Hernie mientras se ponía algo de ropa. Era un alivio poder contar con él a toda hora. Bajó a toda carrera estrellándose con Fernanda.
– Mi señora, ¿a dónde va con tanta prisa?
– Perdona Fer. No te vi. Es la Fundación de Boston, uno de los niños está herido de gravedad –dijo atropelladamente sin darse cuenta que le había soltado información de más a ella.
– ¿Fundación?
– Luego te explico, pero por favor no se lo digas a nadie, quiero que siga siendo secreto.
– ¿Eso quiere decir que ni siquiera el señor sabe?
– Ni siquiera el señor sabe.
– Bien no se lo diré a nadie
– Gracias Fer. Con el tiempo te has sabido ganar mi corazón, te quiero.
– Yo también la quiero mi señora.
– Bueno si en verdad me quieres me tutearás y me llamarás Emily, nada de señora que somos iguales –le dio un beso en la frente y salió de prisa.
Sí, esas dos semanas habían sido muy movidas. El problema con Marcelo que temía que no pudiera salir de esa, y afortunadamente habían encontrado un donante a tiempo. Luego estaba la licencia, los accidentes en la construcción y la entrega del proyecto de Pierre; pero gracias a Dios Dmitri estaría de vuelta mañana y todo iría mucho mejor.
Lamentaba no haber entrado todas las veces que lo visitó, pero siempre estaba con Jhordan y se quedaba con él hasta que se dormía. Sin embargo, ahora él saldría y lo tendría para ella y podría hablar con él. Explicarle, sólo debía convencerlo de que a quien ama es a él y no a Jack.
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