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El día de la boda, Dmitri entregó a su madre al hombre que más odiaba obligándose a sonreír y fingir que nada había pasado entre él y Emily.
Emily se veía hermosa incluso más que el día de su propia boda y eso le provocó un malestar. Se dijo que cuando acabara convenciéndola que estaban hechos el uno para el otro le propondría que se casara con él y le daría su boda soñada…
– Queridos hermanos… -comenzó el padre a oficiar la misa y Dmitri se perdió en sus pensamientos con la vista clavada en la madrina de bodas que llevaba un vestido de tafetán con un escote discreto al pecho y uno profundo en la espalda. Le llegaba hasta la parte baja de ésta y la falda suelta hasta los tobillos. Tenía puestos unos zapatos de tacón alto a juego con el vestido. Se veía hermosa y lo mejor es que era su esposa-… Puede besar a la novia.
En ese momento Dmitri regresó a la realidad. Vio con asco el beso que Jack le daba a su madre y decidió mirar a otro lado.

La recepción en casa de Dmitri estuvo muy amena. Emily decidió que se haría ahí porque deseaba que Galia se sintiera bien y en un lugar familiar. Sue y las damas del Club de Bordado realizaron un gran trabajo con los preparativos, la comida, la música los invitados, los arreglos florales y el pastel de boda.
Emily conversaba alegremente con Sue cerca del jardín de la casa. Galia bailaba su vals con Jack y Dmitri observaba todo desde la mesa dispuesta para ellos. Notó que Emily se alejaba hacia dentro de la casa y a Jack separarse de su madre e iban en la misma dirección. Una punzada de sospecha se instaló en su corazón haciéndolo levantarse con prisas. Se acercó a su madre, que se dirigía a la mesa. La agarró de la mano tirando de ella para que lo siguiera.
– ¿Qué sucede? ¿Por qué tanta prisa? –preguntó su madre tratando de seguirle el paso.
– Necesito que estés conmigo. Necesito mostrarte algo –dijo con dientes apretados.
– ¿No puede esperar?
– No mamá, no puede esperar.
– ¿Dime, te pasa algo? –dijo obligándolo a detenerse.
– Mamá hazme caso –dijo agarrándola de los hombros y mirándola con un brillo de odio en los ojos-. Esto te mostrará la verdad de todo –la tomó nuevamente de la mano y tiró de ella. Ella lo seguía casi corriendo.

*****

– Hola –el saludo de Jack tomó por sorpresa a Emily.
Ella se giró para verlo. Estaba en el umbral de la puerta del estudio.
– Hola –le devolvió el saludo-. ¿Qué haces aquí?
– Quise saber por qué te escapabas de la fiesta.
– No escapaba. Sólo vine por el regalo de bodas para ustedes.
– ¿Regalo? –preguntó acercándose a ella para ver el sobre que llevaba en la mano.
– Sí. Ustedes se irán dentro de poco y quiero que lo tengan allá en Brasil.
– ¿Y qué es?
– Una sorpresa.
– Una sorpresa, ¿eh? –observó el sobre detallando un dispositivo con varios números y una nota. Al leerla frunció el ceño y preguntó-: ¿Qué es esto? –dijo señalando el dispositivo-. ¿Y qué es eso de ‘no abrir hasta dentro de veintidós meses’? –recitó la nota que iba pegada al sobre.
– Eh… Eso –dijo señalando el dispositivo-. Es un cronómetro que se detendrá dentro de veintidós meses y entonces se abrirá. Y eso mi querido amigo –dijo- un aviso para ustedes. Si lo abren antes por curiosidad… no podrá hacerse efectivo. Se anulará, ¿entendiste?
– Sí, claro que entendí –dijo mirándola fijamente.
– ¿Qué? –preguntó incómoda por la insistencia en que él la miraba.
– Es sólo que… -dijo bajando la cabeza. Galia le había pedido que aclarara sus sentimientos hacia Emily y lo había animado a seguirla cuando la vio apartarse de la fiesta y adentrarse en la casa-. Haz hecho tantas cosas por mí que no me atrevo a pedirte nada más. Sin embargo…
– ¿Sin embargo, qué? –lo animó a seguir.
– Es que… aún estoy un poco confundido por lo que siento por ti y con eso no digo que no esté enamorado de mi esposa porque sí lo estoy. La amo con locura, pero… ella me pidió que aclarara eso contigo –la miró implorante-. No quiero hacerle daño Em –hizo una pausa. Como ella no dijo nada, él continuó-. Es sólo si quieres sino… ya veré cómo la convenzo de que sí la amo de verdad.
– ¿Y qué se supone que debo hacer?
Él la miró. Le tomó la mano y se acercó a ella.
– ¿Qué haces? –dijo ella asustada al ver que él se inclinaba hasta rozar sus labios con los de ella.
– Sólo intento saber qué es lo que siento por ti –dijo junto a sus labios y la besó.

– ¿Es ese el amor que dices sentir por mí? Y tú maldito. Acabas de casarte con mi madre ¿y ya la estás engañando?
Ellos se separaron sobresaltados volviéndose a ver a Dmitri que habló desde la puerta con una voz cargada de odio. Junto a él estaba Galia que los miraba con los ojos abiertos. Jack bajó la mirada. No quería entrar en discusión con nadie. Sólo deseaba quedar a solas con Galia para explicarle. Emily miró asustada a Dmitri quien tenía los ojos llenos de sangre por el odio que sentía.
– Dmitri… yo…
– No digas nada. No sé qué es peor. Si haber tratado de ganarme tu amor sabiendo que estabas enamorada de otro o haber peleado para al final darme cuenta que nunca podrás olvidarte de él –dijo con los puños apretados a los lados. Conteniéndose de no acabar con los dos. Se giró y salió a grandes zancadas.
– ¡Dmitri! –gritó, pero él no se detuvo-. Lo lamento, pero tenía que hacerlo. Perdóname –dijo mirando a Galia a los ojos y salió detrás de Dmitri dejándolos a los dos ahí, en el estudio.

Corrió tratando de alcanzarlo. Él iba más rápido que ella. Sue la detuvo a medio camino y le preguntó: – Emily, ¿qué sucede?
– Es Dmitri –dijo apresuradamente y con angustia-. Me vio besar a Jack y ahora cree que lo engaño. Tengo que explicarle –hablaba a toda prisa-. ¿Dónde está Hernie?
– En la salida. Afuera de la puerta principal esperando a los novios para llevarlos.
– Llévalos tú. Lo necesitaré –dijo y corrió a la salida.
Hernie la vio acercarse a él con desespero. Estaba nerviosa.
– ¿Señorita? –preguntó con preocupación-. ¿Le sucede algo?
– ¿Hacia dónde cogió Dmitri? –fue lo único que respondió.
– Por allá –contestó señalando la dirección que había tomado.
– Vamos. Tenemos que alcanzarlo.
– Como diga –le abrió la puerta del copiloto y luego se subió arrancando el coche de inmediato. La rueda chirrió dejando la marca en el asfalto de la carretera.
Iban a una alta velocidad. Ella quería comunicarse con él a través del móvil fracasando en sus intentos de pronto le contestó.
– ¡¿Qué quieres?! –gritó al teléfono
– Dmitri, por favor detente –le suplicó.
¿Para qué? Para… ¡Proklyatiye! –se oyó un choque a través del teléfono y después nada.
– ¡Dmitri! –gritó a su teléfono-. ¡Hernie, más deprisa por favor!

*****

Galia seguía observando a Jack. No sabía qué hacer. No sabía si salir corriendo o abrazarlo porque no sabía lo que sentía en ese momento. Le había pedido que aclarara sus sentimientos por Emily, pero nunca pensó que la besaría. Ahora no quería mirarla y temía que sus sentimientos por ella hubieran cambiado.
– ¿Jack? –lo llamó dudosa y llena de preocupación. Lo vio negar con la cabeza.
– Galia –dijo y ella se encogió. Su voz se oía triste-. Yo lo lamento. Seguí tu consejo y… -hizo una pausa. Ella sintió que el corazón se le caía a los pies-. Tenía que hacerlo. Tenía que saber –ella se fue acercando poco a poco hasta quedar junto a él y le colocó una mano en el hombro.
– ¿Y? –preguntó con suavidad-. ¿Qué averiguaste? –tenía miedo de escuchar su respuesta, pero se llenó de valor y respiró hondo. Le sobó el hombro animándolo a responder.
Él colocó una mano sobre la de ella y ella contuvo el aliento.
– Nada –dijo volviéndose y tomando su cara entre sus manos.
– ¿Qué? –dijo en un hilo de voz.
– No siento nada por ella. Fue… como besar a una hermana –dijo con una gran sonrisa. Ella soltó el aire que contenía y sonrió también-. Te amo Galia. Te amo mucho –la acercó más a él y la besó. Ella se pegó más a él para profundizar su beso. Él la abrazó con fuerza para que no se le escapara nunca.
– Bien –dijo cuándo se separó de ella-. Es hora de hacer un viaje.
– ¿Y qué pasará con Emily?
– Tranquila. Ella nos avisará si sucede algo –ella sonrió. Al salir se encontraron con Sue en la entrada.
– ¿Y Hernie? –preguntó Jack.
– Está con Emily. Yo los llevaré. ¿Están listos? –preguntó mirándolos a uno y al otro.
– Sí –contestaron los dos al tiempo y sonrieron.

Bueno. Hasta aquí el capítulo.
Esperen mi próxima actualización el próximo lunes.
QAP... Mis lectores

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