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Oh maldición! ¿Cómo se me pudo olvidar avisarle sobre Sofía?" -se maldijo a sí mismo. Desesperado, la tomó en sus brazos notando que a pesar de su talla grande no le suponía mucho esfuerzo cargarla. La llevó a su habitación, la colocó suavemente en la cama y la observó embelesado; se veía como un hada dormida, su piel blanco crema era un espectáculo bajo ese cabello rojo brillante y pestañas del mismo color que formaban un hermoso conjunto. Fijó su vista en los labios rosados de ella, los tenía medio abiertos, como invitándolo a tomarlos nuevamente, de pronto, el timbre de la mansión sonó sacándolo de sus fantasías y haciéndolo salir disparado hacia la puerta, al llegar al borde de las escaleras vio a Fernanda, su ama de llaves, una mujer de cincuenta años y con mucha sabiduría en su mirada dirigirse a la puerta para abrirla. Con tanto agite se le había olvidado presentársela a Emily. Se devolvió a la habitación, "bien, ella se encargaría" -pensó mientras lo hacía. Entró al dormitorio sentándose a su lado y acarició su rostro.
Ella movió la cabeza y abrió sus ojos encontrándose con los de él, al instante retrocedió hasta caer del otro lado de la cama, él corrió en su ayuda; pero ella se puso de pie antes que él le diera alcance, su corazón latía fuertemente, la respiración se le tornó rápida y comenzó a temblar.
- No te acerques -dijo con voz temblorosa.
- Tranquila, sólo trato de ayudar -dijo tratando de calmarla intentando tocarla.
- ¡No me toques! -gritó y sin saber cómo, estaba corriendo escaleras abajo en dirección de la salida. Vio a su nana y se detuvo bruscamente.
- ¡Emily, espera! -escuchó el grito de Dmitri y sus pasos apresurados por alcanzarla.
Se giró a su nana, luego a Dmitri que caminaba preocupado hacia ella, volvió a girar a su nana. Ella se adelantó con mucho cuidado y la abrazó bajando con ella hasta el suelo donde se sentaron y la acunó en su regazo.
- Será mejor que no se acerque caballero -advirtió la mujer de cincuenta años, ojos y cabellos grises y estura promedio, a Dmitri que se acercaba a tocar a Emily.
- Usted debe ser su nana -dijo deteniéndose en el intento.
- Así es, ¿tendría la amabilidad de decirme que fue lo que le sucedió?
- La atacó Sofía y la puso en ese estado.
- ¿Tiene a su amante en la misma casa? -preguntó con enojo.
- No se equivoque mi bella dama, Sofía es una tigresa.
- Y además la compara -dijo indignada.
- No mi señora...
- Clara
- Clara -repitió asintiendo con la cabeza y divertido-. Sofía -continuó-, es mi mascota y es una tigresa blanca, siberiana.
- ¡Oh! Perdone -dijo avergonzada-. ¿Pero no le hizo daño?
- ¿Sofía? No. Y es extraño. Sofía nunca ha gustado de las mujeres que me han acompañado y a ella en cambio... -hizo una pausa observando a Clara-. No me preste atención -dijo finalmente.
- Parece que ya se calmó.
- ¿Está dormida? -preguntó Fernanda.
- Sí, así es. ¿Me ayuda a llevarla a la habitación, joven? -dijo viendo a Dmitri.
- Claro, y llámeme Dmitri -ella asintió.

Rayaba el sol cuando despertó, salió hacia el cuarto de Emily, tocó la puerta y luego la abrió, no encontró a nadie. Bajó al jardín y saludó a Sofía, ella le lamió la mano.
- ¡Ah! Ahora sí me quieres, ¿qué te pasó ayer?, ¿por qué me gruñiste?, ¿acaso quieres más Emily que a mí? -ella simplemente sobó su cabeza en la mano de él-. Ni hablar, ya sabré qué fue lo que pasó -dijo poniéndose de pie.
Le rascó detrás de la oreja y entró hasta la cocina. Quizá encontrara a Emily ahí y podría saber cómo seguía.
- Buen día -saludó Dmitri a Fernanda y a Clara que se encontraban hablando en la cocina sentadas en la mesa-. Veo que ya se conocen -ellas lo miraron y le sonrieron contestando así su saludo-. ¿Saben dónde está Emily?
- Mi niña salió bien temprano esta mañana -contestó Clara-. Le dejó dicho que lo esperaba en la oficina para empezar con las evaluaciones.
- Bien, gracias -dijo saliendo de la cocina y dirigiéndose a su habitación.
"¿Qué le sucedía a esa mujer?" -se preguntó-, "¿Cómo era posible que después de lo sucedido ayer saliera así, como si nada?" "Definitivamente, está loca" -pensó. Se duchó, se vistió y salió sin despedirse de Sofía, más tarde la recompensaría. Notó que la moto aún estaba en el lugar donde la había dejado Mauricio el día anterior, "¿En qué se transportaría?" -se preguntó.
Llegó sobre las siete y treinta de la mañana, y habría llegado más temprano sino fuera porque estuvo esperando a James y finalmente decidió que mejor se encontraban en la oficina, además de eso, el tráfico no le colaboró demasiado. Subió por el ascensor directo a la oficina de Jhordan, donde encontró a Sue y Mauricio organizando unos papeles.
- Se te hizo como tarde ¿no? -fue el saludo que recibió de parte de Sue. Mauricio simplemente lo miró. Él gruñó.
- Perdonen; pero no se me informó que tomarían manejo desde el día siguiente a la boda, además el tráfico...
- No estarías pensando en tener una noche de bodas ¿o sí? -dijo Sue sin dejarlo terminar-. Emily te espera en el área de descarga.
- ¿En el área de descarga?
- Para que le ayudes con las evaluaciones, si dispusiéramos de más tiempo lo haría ella sola; pero nos urge abrir la empresa la otra semana y recuperar el dinero que está invirtiendo.
- ¿Evaluaciones? Es la segunda vez que lo oigo.
- Sí, se evaluará a todo el personal, desde el portero hasta los que hacen parte de la junta directiva -decía sin levantar la vista de los papeles-. A ti ya te evaluamos, así que eso te excluye.
- ¡Vaya! Gracias -dijo con sarcasmo.
- Ustedes se harán cargo de las pruebas técnicas y yo de las psicológicas.
- ¿Pruebas...?
- Sí, y dentro de dos días, con el resultado de ambas pruebas, se citará a cada uno para una rigurosa entrevista que presenciaremos todos y en la que se realizaran los nuevos contratos para cada empleado de la empresa.
- ¿Entrevistas...?
- ¿Te das cuenta que te escuchas como un loro repetidor? -dijo Mauricio observándolo con interés.
- Disculpa -dijo enojado con él mismo-. Bajaré enseguida.
Salió sin más mientras llamaba a su amigo.
- James, te encuentro en el área de descarga -dijo al móvil, le dio la dirección de la empresa y colgó.
Llegó al área de descarga y vio que ella la había adecuado con sillas universitarias, enfrente de las sillas colocó una mesa con varios papeles sobre ella, la observó y estaba sexy con su falda tubo que le llegaba hasta debajo de las rodillas de color azul rey, una camisa con cuello y escote en 'v' y mangas tres cuartas hasta los codos de color rosa pálido, unas botas de tacón aguja que cubrían sus pies hasta la mitad de la pantorrilla; en ese momento se encontraba de espaldas y se le antojó conocida, de no ser por su cabello rojo recogido en un moño alto diría que la había visto antes.
- Buenos días señor Dmitri -saludó Mara Scott, la rubia recepcionista, al entrar sobresaltándolo. Él miró a Emily que había volteado hacia la puerta en cuanto escuchó a Mara.
- Buen día Mara. Hola -le dijo a Emily. Ella sólo le guiñó un ojo y a él se le antojó hermosa.
- ¿Te piensas que dar ahí?
- Sí, recibiré a los empleados.
- Bien, como quieras.
Los Empleados fueron llegando y ella los iba ubicando en la silla correspondiente. Después que todos hubieron llegado a las ocho, Emily comenzó a repartir las pruebas a cada uno.
- Como no sé qué nivel de conocimiento técnico tienen, les he entregado a cada uno unas pruebas completas -dijo mientras se colocaba sus lentes para leer-. En ella encontrarán preguntas de todas las áreas -un ruido la hizo callar y girar su mirada hacia Dmitri.

James llegó corriendo y al llegar tropezó con Dmitri y él a su vez con una silla que se hallaba cerca de la entrada haciendo un ruido estruendoso y provocando un silencio sepulcral en la sala, haciendo que todas las miradas se fijaran en ellos.
- Lo siento -se disculpó Dmitri y fulminó con la mirada a su amigo.

- Esto con el fin -siguió diciendo volviendo su mirada a los presentes- de analizar en qué área se desempeñarían mejor -un murmullo la obligó a callar nuevamente y carraspear en dirección de Dmitri.

- Con una maestra así reprobaría todos los años para seguir viéndola todo el tiempo -dijo James observando a Emily.
- Deja de verla así -le dijo Dmitri dándole un codazo en el estómago.
Miró a Emily que ahora se apoyaba en la mesa que había improvisado como escritorio, estaba medio sentada, con las piernas cruzadas a lo largo y los brazos cruzados en su pecho. Dmitri desvió su mirada a ella cuando escuchó su carraspeo.
- Lo siento -se disculpó nuevamente.
- Trata de que no se repita -dijo un poco molesta volviendo a los empleados-. Bien continuemos -hizo una pausa-. Así que no se preocupen si no saben las respuestas de algunas áreas, no es obligación que tengan conocimiento acerca de todas las áreas -hizo otra pausa-. Bien ahora comencemos.
Las pruebas se llevaron alrededor de cinco horas, a la una les dieron un break de una hora para que tomaran una merienda que ella les había mandado a traer. Dmitri y James merendaron mientras que ella se saltó esa merienda y el almuerzo, se dispuso a organizar las evaluaciones y a subirlas a la oficina de Jhordan.
Sue entró a la sala sobre las dos y más y empezó la evaluación psicológica, esta se llevó dos horas porque constaba de trescientas preguntas. Al terminar se reunió con Emily y Dmitri que le había dado alcance después de la merienda seguido de James y quienes ya se encontraban revisando las evaluaciones.
Dmitri se sorprendió de lo completa que era esa prueba y de lo bien que respondieron algunos empleados encargado del aseo y del parquin, los vigilantes, muchas de las personas de puestos bajos tenían incluso más conocimiento que los de puestos ejecutivos.
- Son las ocho y aun no terminamos de revisar las evaluaciones -dijo Sue.
- Tienes razón, terminaremos mañana temprano -convino Emily.
- Bueno chicas, entonces las invito a comer. Puedo jurar que como siempre que hacen estas cosas se han saltado todas las comidas -Dmitri las miró preocupado.
- Sí, bueno ya me conoces; pero paso gracias, Clara me tendrá algo preparado para cuando llegue, ya saben que ella es como una mamá conmigo.
- Ok, como digas, entonces te acerco a tu casa.
- Si quieres yo te puedo llevar, igual vivo en la misma casa que tú -Emily lo miró con sospecha; pero terminó aceptando. No quería poner a Sue en el trabajo de ir a un lado de la ciudad y luego regresarse, se le haría tarde para llegar a su casa.
Llegaron en silencio a la casa, al pasar las puertas de entrada de la mansión, Dmitri preguntó:
- ¿Cuál es el plan para mañana?
- Terminar de revisar las evaluaciones y citarlos para empezar las entrevistas y redactar los contratos nuevos.
- Piensas reubicar a todo el personal.
- Tú viste algunos de los resultados de las evaluaciones, muchas personas no deberían estar en el puesto en el que están.
- ¿La entrevista la harás tú? -preguntó bajándose del jaguar para abrirle la puerta a ella y ayudarla a salir.
- La haremos los dos. En el contrato dice que ambos tomaremos decisiones sobre el personal de la empresa y aún está en discusión quien tiene la última palabra de las decisiones más importantes -él la miró divertido. Y le tendió una mano para ayudarle a salir del auto. Ella lo miró un instante y luego aceptó la mano de él.

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