11
Era muy entrada la madrugada. Caía una leve lluvia. Las calles de todo Londres estaban vacías y él conducía a muy alta velocidad hacia el aeropuerto; debía llegar pronto por su amigo, ese mismo día se casaba y no podía darse el lujo de llegar tarde porque perdería la oportunidad de salvar la empresa que ahora era suya. De pronto la figura de una mujer pidiendo ayuda lo hizo frenar abruptamente, retrocedió el auto hasta quedar al lado de la persona que aún sostenía el dedo pulgar en alto a modo de petición de ayuda, bajó el vidrio de la ventanilla y abrió los ojos como plato al ver quien era la persona que se encontraba en dificultades. Vio a la motociclista empapada y golpeada, con la moto destrozada, se bajó del auto y se acercó a ella con mucha preocupación; no entendía por qué se preocupaba por ella y tampoco quiso detenerse a buscar una respuesta.
- ¿Qué te sucedió?
- Me atacaron dos hombres -dijo temblando de frío-. Dijeron que tú me enviabas saludos.
- ¡¿Qué?! ¡Yo jamás haría algo así! -dijo con enojo y más preocupado de lo normal.
Instintivamente la atrajo a su cuerpo abrazándola y brindándole calor. Ella se retorció entre sus brazos hasta que empezó a llorar y se abrazó más a él. Él la apretó más contra su cuerpo y luego se apartó un poco de ella levantando su barbilla para que lo mirara, acercó su rostro al de ella y la besó tiernamente. Ella correspondió a su beso transformándolo en apasionado. Él se la colgó a la cintura dejándose llevar por la pasión que ella había despertado en él y olvidándose del compromiso que tenía con su amigo y su boda. Caminó con ella hacia el auto y la posó en el capó acariciando su cuerpo y queriendo llenarse de su olor, olía a lirios. Ella hizo una línea de beso desde su boca hasta el cuello para luego lamerlo provocando en él gemidos mientras tiraba la cabeza hacia atrás para que ella tuviera más acceso. Ella se apartó un poco y él enderezó nuevamente la cabeza volviendo su vista a ella, la vio vestida de novia, con un velo que cubría su rostro y la navaja apuntándole al cuello. Él abrió los ojos como plato por la sorpresa.
- ¿Creíste que enviándome a esos gorilas te desharías de mí? -hizo un pausa mientras acercaba el rostro al de él-. Te equivocaste- le oyó decir con voz endemoniada, luego la vio cortar su cuello...
Despertó sobresaltado, luchando por respirar y cubriéndose el cuello con una mano, miró su celular; vibraba a causa de una llamada entrante.
- Dmitri -contestó agónico por la falta de aire en sus pulmones.
- Hey amigo, cálmate, soy yo, James.
- ¿Qué quieres ahora?
- Que vengas por mí al helipuerto, tarado.
- ¿Al helipuerto? ¿Y por qué debería ir por ti?
- ¿Será porque no sé dónde vives?, zopenco.
- ¿Sabes acaso qué hora es?
- Sí. Lo sé; pero estoy aquí en Londres y no sé para dónde coger.
- ¿Cómo llegaste tan rápido?
- Me necesitabas con urgencia e hice lo que tenía que hacer.
- ¿James...?
- Hermano, lo importante no es cómo llegué, sino que ya estoy aquí para ti.
- ¿James...?
- Está bien, está bien. Te diré si vienes ahora mismo por mí.
- ¿Por qué presiento que tu respuesta no va a gustarme?
- ¡Oh! ¡Vamos hombre! ¡Por favor!
- Está bien, ya voy por ti.
Condujo por las calles solitarias de Londres con rumbo al helipuerto y tuvo un deja' vú. Rogó porque no se encontrara con la motociclista y su sueño se hiciera real.
Llegó al helipuerto sin contratiempos, su amigo ya lo esperaba en la salida.
- ¡Hey! Casi que no llegas, ¿eh?
- No te quejes y entra de una vez al auto -James puso sus ojos marrones en blanco y se subió al auto-. Ahora sí, dime ¿cómo llegaste tan rápido?
- Wow hermano, que gusto en autos tienes. Este es el Jaguar más veloz que ha sacado esa escudería.
- Sí, así es -Dmitri lo vio con enojo. Estaba desviando su pregunta
- Amigo sé que te dije que no te preguntaría; pero... ¿cómo es que encontraste esposa en Londres si se supone venías ayudar a tu padre?
- Casándome es que podré ayudarlo -dijo mirándolo con ojos medio cerrados-. ¿No piensas responder?
- ¿Y quién es la afortunada?
- No sé, no la conozco. ¿Por qué no me quieres contestar?
- ¿Cómo? ¿Ni siquiera la has visto?
- No, no la he visto -dijo con dientes apretados.
- ¿Al menos sabes cómo se llama?
- Emily -dijo nuevamente con los dientes apretados.
- Lindo nombre.
- ¿James...? Más te vale que me respondas o te tiraré del auto mientras conduzco.
- Está bien. Que mal humor tienes.
- ¿James...?
- Sí, sí. Eh... verás, en cuanto me dijiste que me necesitabas con urgencia porque te casabas, llegué donde tu abuelo y le pedí prestado su helicóptero personal.
- ¿Y te lo prestó así, sin más? -decía mientras daba un cruce para tomar la calle que daba el piso donde vivía.
- Bueno, al principio no quería; pero cuando le dije que te casabas en dos días y que yo sería el padrino de tu boda él accedió y...
- ¡¿Qué hiciste qué?! -gritó y casi se sale de la carretera, tuvo que maniobrar con agilidad para no estrellase contra un poste de luz.
- Tranquilo amigo, nos vas a matar...
- ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? -lo reprendió Dmitri.
- ¿Qué? -dijo con tono de inocencia.
- Él querrá asistir a la boda, la querrá conocer, ¡le has dado falsas esperanzas! ¡Esperará a que le dé un nieto!
- Bueno, él no podrá asistir a tu boda ya que se encuentra indispuesto; pero sí quiere que después de regresar de la luna de miel la lleves a la mansión para conocerla -Dmitri lo miró molesto.
Entraron al parqueadero del edificio en el que vivía Dmitri y subieron por el ascensor hasta su piso.
- Sí. Tienes un buen gusto, por algo eres arquitecto ¡este piso está increíble! ¿Sofía se adapta bien?
- Sí -contestó molesto.
- ¿Aún sigues enojado, amigo?
- Es mejor que te muestre cual será tu habitación.
- Está bien, malhumorado... -hizo una pausa mientras lo seguía por las escaleras hasta su habitación-. ¿Ya compraste casa? ¿Has pensado en qué vas hacer con este piso cuando te cases?
- ¿Eh? ¿Por qué lo dices?
- ¿Cómo que por qué? Recuerda que Pierre quiere que un hombre de familia sea quien trabaje para él. Además le gusta familiarizar con quienes hace negocio y si quiere visitar alguna vez tu casa, este piso no te dejará bien parado. Es muy... masculino y no tiene ambiente familiar.
- ¿Y quién dijo que yo quiero una familia con una desconocida?
- Sí; pero él no lo sabe y como te casas mañana... saldremos a comprar una casa en cuanto amanezca.
- No. Ni lo pienses. Acabo de adquirir este piso hace apenas una semana y no deseo comprarle una casa a una persona que no amo.
- ¡Wow, amigo! No sabía que creías en el amor.
- Claro que creo en él. Es sólo que aún no llega la que ponga mi mundo de cabeza. "¿O tal vez si?"-esto último se lo preguntó en su cabeza.
- Bueno, de igual manera no serás tú quien compre la casa. Tu abuelo te la regalará. Me dejó encargado de eso.
- ¿Por qué metiste a mi abuelo en esto? -lo reprendió Dmitri.
- Yo no lo metí, él solito lo hizo y no puedes quitarle eso, él está entusiasmado.
- Tendré que pedirle a Sue que deberá convencer a mi abuelo de su amor por mí.
- ¿Sue? ¿Acaso su nombre no era Emily?
- Tengo la sospecha que Sue y Emily son la misma persona.
- Hmmm...
- Ahora ve a dormir. Tendremos un día largo.
****
- ¿De verdad piensas hacer esa subasta hoy? Recuerda que te casas mañana y debes descansar hoy para estar fresca para el día de tu boda.
- Sí, lo sé y créeme, no me gusta ni un poco, así que no te creas el cuento de novela romántica, nosotros jamás nos enamoraremos el uno del otro.
- Está bien-dijo resignada-. Pero le puedes poner su mundo de cabeza hasta que logres que te pida el divorcio y nos quedamos con la empresa -ella la miró por un rato.
- No sería tan mala idea; pero primero veamos si podemos sacarla del hueco en el que la metieron.
- Bien, lo que tú quieras. ¿Quieres que lo invite al evento? -dijo con una sonrisa traviesa y alzando y bajando las cejas.
- Ya te dije que no creas que esto es una de esas novelas que tanto te gustan. Y no. No quiero que lo invites, no quiero que me vea aún. Quiero que le se lleve una sorpresa cuando me presente mañana a la boda.
- Dime ¿qué hizo para ganarse tu odio de esa forma?
- Golpeó la llanta trasera de mi moto con su auto y casi caigo al asfalto.
- Ok, no lo invitaré; pero si casualmente pasa por ahí y paga su entrada...
- Si paga su entrada y paga la subasta entonces...
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