XVII
Santiago
Nos cambiamos rápidamente, estábamos a punto de bajar las escaleras cuando detuve a Marcos.
—Cariño te prometo que todo saldrá bien, no dejaré que te hagan daño ¿De acuerdo?
Asintió con su cabeza.
Terminamos de bajar las escaleras tomados de las manos, en la sala se encontraban mis padres hablando con Ian.
—Papá —alce mí voz, llamando su atención, por lo que volteo a verme.
Al verme de la mano con Marcos, endureció su rostro, y apretó su mano en un puño.
—Hijo...—No deje que terminara de hablar.
—Madre, padre; les presento a Marcos, mí novio —hablé mirándolos serios.
Marcos a mí lado se encontraba nervioso, lo sé porqué le comenzaron a sudar las manos.
—¿Esto es una broma? —pregunto papá, mamá se encontraba sentada en el sillón sin decir nada.
—Para nada papá, nunca hablé tan enserio como ahora.
—Por favor Santiago, no me jodas, tu no eres ningún ... —se callo antes de hablar —No eres ningún marica. —Terminó de hablar mirando a Marcos, con una mueca de asco.
—Más respeto con él, porque te guste o no, Marcos es mí pareja ¿Escuchaste?
Mí padre intento acercarse a Marcos pero le impedí el paso.
—No lo volveré a repetir, no te atrevas a hacerle daño —lo mire desafiante
—¿Cómo puedes defender a un maricón de mierda? Entiende te lavo el cerebro, tu no eres como los de su clase.
—¿Mi clase? A ver ¿Cómo son los de mí clase? —Interfirió marcos haciéndole frente
—Mira, aléjate de mí hijo o...
—¿O qué? ¿Qué le vas a hacer? Ya me entere que fuiste tú el causante de que el me dejara —intervine en la conversación
Me miró con los ojos abiertos, con furia, se acercó a dónde estaba Marcos y le dijo:
—Maricón de mierda —Alzó la mano para pegarle pero enseguida me interpuse entre ambos recibiendo el impacto del golpe.
Sentía la mejilla arder, levanté la vista hacia el hombre que tenía enfrente.
Esto se estaba saliendo de control.
La sala había quedado en un silencio sepulcral, y el ambiente estaba más que tenso.
—Ian, Samuel —llame a los chicos que estaban en el sillón mirando el espectáculo que montó mí padre. — Llévense a Marcos de acá.
—¿Qué? No, yo me quedo. —replicó Marcos
—Vete con ellos Marcos, estaré bien, ahora no te quiero cerca de este hombre —dije mirando a mí padre entre decepcionado y serio.
Los chicos me hicieron caso y se llevaron a Marcos a pesar de los reclamos del mismo.
Cuándo me quedé solos con mis padres, los mire a ambos.
—Miren que se metan conmigo es una cosa, pero que se metan con Marcos es otra muy distinta, si tienen algún tipo problema con mí orientación sexual por las mierdas que llevan en su mente se joden pero con mí novio no se meten ¿Escuchaste papá?
—¿Quién te crees que sos para hablarme así? Más respeto carajo, soy tu padre
—A mí respeto lo perdiste hace tres minutos cuándo intentaste golpear a Marcos.
—¿Cómo puedes tirar todo tu futuro a la borda por un chico que no te conviene? Santiago, razona.
—No tengo nada que razonar, no tenes porque meterte en mis decisiones.
—Está bien, si quieres ponerlo de ese modo, de acuerdo, te quiero fuera de está casa en este instante.
Me sorprendieron de lleno sus palabras, sabía que estaba molesto pero ¿Tanto cómo para echar a su propio hijo a la calle?
—No hablaras enserio
—Estoy hablando muy enserio, te quiero fuera de está casa ya mismo, agarra tus cosas y lárgate.
—Espera, Ricardo. —Intentó intervenir mamá por primera vez.
—Déjalo mamá, el ya tomó su decisión.
Lo mire por última vez antes de subir a mí habitación a empacar mis pertenencias.
Busque la maleta que estaba en mí ropero y comencé a guardar toda la ropa.
En eso, entró Rosita a mí habitación, llorando.
—No llores nana, estaré bien
—Pero mí niño ¿A dónde vas vivir? ¿De qué? si no has terminado la secundaria.
—Ya veré nana, ahora lo mejor es irme de está casa lo antes posible. Además, seguiré con la secundaria, mañana iré no te preocupes.
Ella saco del bolsillo de su delantal un sobre.
—Ten mí niño, no es mucho pero te puede ayudar
—Pero nana son tus ahorros, no puedo aceptarlos.
—Por favor Santiago, acepta el dinero.
Asentí con la cabeza y termine de empacar toda mí ropa más algunas cosas de valor, yo también tenía algunos pesos guardados asi qué los puse junto con la plata que me dio mí nana.
Busque mí mochila de la escuela y puse una que otra boludez
—Ya estoy ¿Me acompañas abajo?
Asintió algo desanimada.
—Ey, estaré bien, cuándo encuentre un lugar en donde quedarme, te aviso.
Bajamos hasta la sala y solo se encontraba mamá.
—Ya me voy, avísale a mí padre que por fin va a poder descansar.
—¿Cómo pudiste traicionar la confianza que te dimos? —en su mirada reflejaba un solo sentimiento: Decepción. Y no voy a mentir, esa mirada quebró mí corazón.
—No tengo ánimos de discutir contigo mamá, adiós.
Salí de la casa no sin antes darle un fuerte abrazo a mí nana.
Agarre la moto y anduve por un rato hasta que llegue al único lugar en donde estaría a salvo.
Toque el timbre de la casa de Marcos y me atendió él.
—Santiago, mí amor, estaba muy preocupado —Salto a abrazarme fuertemente —Pero ¿Qué haces acá? ¿Y esas maletas?
Este fue el momento en el que me derrumbe por completo, sin poder evitarlo me largué a llorar como un niño de cinco años.
—Mí padre me echo de la casa. —dije como pude debido a las lágrimas.
Marcos se tapo la boca con ambas manos sorprendido por lo que acababa de decir.
Sin pensarlo dos veces me volvió a abrazar haciéndome sentir un poco más seguro.
—Ven entremos, no te dejare solo.
Entre a la casa de Marcos, estaban en la sala su madre, su padre y los chicos.
—¡Santiago! —Corrieron los dos a abrazarme.
—¿Qué paso amigo? ¿Y esas maletas? —lanzó Ian su vómito verbal.
—Mi padre me echo de la casa chicos.
—¿Y en donde vas a vivir? —preguntó esta vez Samu
—Acá, es obvio, no dejaremos a Santiago a la intemperie al menos por estos días.—habló por primera vez la mamá de Marcos.
—Muchas gracias, les prometo que pronto encontraré un lugar para vivir
—No te preocupes por eso Santi, Marcos ¿Por qué no acompañas a Santi a acostarse un rato? Lo más seguro es que este cansado.
Me despedí de mis amigos asegurándoles que pronto hablaríamos
Marcos me llevo a la habitación de huéspedes.
Deje mis maletas en el suelo y me tiré enseguida en la cama.
—Te dejo descansar, duerme tranquilo.
—No, espera Marcos, quédate por favor —dije casi suplicándole
—Está bien, cariño.
Se acercó a la cama y se tiro al lado mío.
—Descansa, ya todo está bien, estás conmigo.
— Te dijo cosas horribles, perdón. —hable avergonzado.
—No quiero que tu me pidas perdón, porqué no me hiciste nada ¿Okey?
—Okey.
Nos quedamos en silencio por un buen rato de a poco me fui quedando dormido con los brazos de Marcos alrededor de mí torso.
(...)
Desperté a la mañana siguiente con Marcos a mí lado y su abrazo alrededor de mí cintura.
—Buenos días —Saludo Marcos mirándome con una sonrisa.
—Buen día
—Oye San, te quería preguntar ¿Quieres que vayamos a la escuela hoy? Si tu no quieres está bien, no hay problema nos quedamos los dos solos pasándola bien. —dijo mirándome pícaro
—Amor aunque la idea suene muy tentadora debemos ir a la escuela, no podemos perder clases. —dije acariciando su rostro.
—Está bien, anda a cambiarnos que mamá nos espera con el desayuno.
—De acuerdo, ya voy.
Me levanté de la cama y me fui al baño que estaba en la habitación. Una vez listo salí de la pieza directo al comedor.
Allí se encontraba Marcos con su mamá.
—Buenos días
—Buenos días Santi ¿Cómo amaneciste?
—Muy bien, muchas gracias señora.
—Nada de señora en esta casa, para vos soy Elizabeth o suegra cualquiera de las dos. —dijo sonriendo.
—De acuerdo, suegra
—Por cierto chicos tengo algo que mostrarles—. Saco su celular de su bolsillo y nos mostró una foto de Marcos y yo durmiendo, estábamos los dos acostados mientras Marcos tenía su brazo alrededor de mí cintura.
Una escena un tanto embarazosa a decir verdad
—¡Mamá! —Exclamó Marcos, poniéndose rojo—. ¿En qué momento tomaste esa foto?
—Luego de que cenamos, te pido disculpas Santi es que estabas profundamente dormido y no te quisimos despertarte. —Se disculpo con una sonrisa tímida—. Bueno como decía después de que vos fuiste a verlo a Santi, note que no volvías por lo que fui a verlos y me causo tanto ternura que no pude evitar fotografiarlo.
—Bueno tan mala no salió ¿Me la pasa?
Después de que la mamá de marcos me pasó la foto, salimos directo a la escuela. Decidí no ir en moto y caminar junto a Marcos.
Caminamos despacio, tomados de la mano.
—Amor, ¿Cómo te sientes después de recuperar la memoria?
—Siento que una parte de mí volvió, todos nuestros recuerdos, todos nuestros momentos felices, siento que volvieron todos a mí y ahora se que nunca voy a dejarlos ir de nuevo.
—¿Ya le contaste a tus padres?
Asintió con una sonrisa
—Si, ayer, estaban muy contentos, y mamá me dijo que iba a programar una cita con el médico para chequear que esté todo en orden.
—¿Quieres que te acompañe?
—Pensaba pedírtelo, si no tenías problema.
—No es ningún problema para mí, mí amor
Llegamos a la escuela y nos fuimos directamente al aula, en el camino esperaba encontrarme con los chicos pero no los vi.
Llegamos al aula y estaban los chicos sentados en su lugar
—¿Qué onda Santi? ¿Todo bien? —preguntó Ian en cuanto me vio.
—Estoy bien chicos, disculpen por no llamarlos anoche, estaba cansado.
Justo cuando Ian me estaba por contestar, entro el profesor de Economía, por lo que tuvimos que quedarnos en silencio, es bastante estricto a decir verdad
(...)
Estábamos en la cafetería, ya habíamos salido de la clase, por suerte estaba de buenas
—Oigan chicos tengo algo que decirles —hablo Ian de repente
—¿Qué ocurre?
—Bueno, ayer estuve hablando con mis padres y le expliqué tu situación, ya sabes que mis papás no están casi nunca en casa debido a su trabajo, la cuestión es que les pregunté si podías quedarte en mí casa y me dijeron que si, yo estoy solo todo el tiempo, solo están conmigo Silvia la que le cocina y Ramón el jardinero así que tengo lugar de sobra ¿Qué opinas?
Me lo pensé unos minutos
— ¿Tu que opinas amor?—. Quise saber la opinión de mí novio ya que estaba viviendo con él.
—Yo que vos aceptaría la oferta de Ian, no es que no te quiera en casa, estoy más que feliz, pero no quiero que te sientas incómodo en casa debido a mis padres, ya sabes, mí madre nos tomo una foto dormidos. —El tono irónico al final de la oración no paso de apercibido.
—Acepto amigo, iré a tu casa.—Me pare de la silla y di un fuerte abrazo. —Muchas gracias, hermano.
Después de esa pequeña escena de emoción, nos fuimos a nuestra respectiva clase, con Marcos nos tocaba Música asique nos fuimos directo a la sala.
—Buen día chicos, bien hoy les voy a asignar un trabajo que será el trabajo final de mí materia, ya está por terminar el año y solo les daré un pequeño trabajo para aprobar, el trabajo consiste en que en parejas realicen una canción con dos instrumentos musicales y los muestren en clase.
—¿Profe, usted va a elegir los grupos? —pregunto una chica.
—No, eso es a elección, bueno pueden irse, nos vemos en la siguiente clase con el trabajo final.
Salimos todos de la sala de música.
—¿Amor, hacemos juntos el trabajo? —pregunté pasando mí brazo alrededor de sus hombros.
—Claro, ya veremos que hacer.
—Yo pensaba en que tu puedes tocar el piano y yo cantar ¿Te parece?
— Me parece una idea genial.
—No tengo ganas de ir a clases, ¿Quieres que vayamos a tu casa y me ayudas a acomodar las cosas?
—Claro, vamos, mándale un mensaje a los chicos que estaremos allí.
Salimos del cole una vez que le mandé un mensaje a los chicos, íbamos agarrados de la mano, disfrutando del silencio.
—¿Santi?
—¿Qué paso amor?
—Te amo
Sonreí como un idiota.
—Yo también te amo.
(...)
Estábamos en la habitación de Marcos, acomodando todo, no se en qué momento desparrame mis cosas, si solo estuve un par de horas.
Al rato, cerca del medio día, llegaron Ian y Samuel a la casa de marcos
—¿Quieres que le pida a Ramón que venga con el auto para llevar tus cosas? —pregunto Ian
—No hace falta, en un remis estaría bien.
Pasamos la tarde jugando y viendo películas, una vez que llegaron los padres de Marcos les conté mí decisión.
—Espero que no se enojen, estoy encantado de vivir con ustedes pero no quiero ser una molestia para ustedes
—Acá no eres ninguna molestia Santi, pero si es tu decisión la vamos a aceptar, eso si nos tienes que visitar seguido. —Dijo la mamá de Marcos, apuntándome con el dedo.
—Así lo hare, no te preocupes suegra.
Llamamos al remis, esperamos unos quince minutos hasta que llegó, me despedí de los padres de mí novio
—¿Nos vemos mañana cielo?
Asintió con una sonrisa.
—Te amo
Sonreí mientras besaba su mejilla con ternura.
—Yo más.
Me subí al remis seguido de Ian, llegamos a su casa después de veinte minutos. Le pagamos al remisero y bajamos mis cosas, entramos adentro, en donde nos estaban esperando Silvia y Ramón.
—Bienvenido joven Santiago, nos alegra mucho tenerlo acá. —me hablo Silvia, con ternura.
—Gracias Silvia, Ramón—. Sonreí con agradecimiento.
—Ian ¿Por qué no llevas a Santi a su habitación?
—Si nana, ven Santi
Me despedí de ambos y seguí a Ian por las escaleras, subimos hasta el segundo piso, mí habitación era la primera puerta a la derecha.
Era una habitación amplia, tenía una cama y un escritorio; las paredes estaban pintadas de color azul, la cama estaba del lado de la pared
—Gracias amigo—. Me gire y le di un abrazo.
—De nada, ahora descansa ¿Si? Te llamo para cenar.
Se retiro de la habitación, me aproxime a la cama y me desplome sobre ella, estaba por quedarme dormido cuando recordé algo importante.
Corrí hacia mis maletas y agarre enseguida el celular para llamar a mí nana.
Después de unos segundos contesto:
—¡Nana! —Exclame feliz.
—Mí niño Santiago ¿Cómo está? Dígame que no está durmiendo bajo un puente, ¿Por qué no me llamo antes?
—Tranquila nana, estoy bien, no estoy bajo ningún puente o algo parecido, estaba en la casa de Marcos y ahora estoy viviendo con Ian ¿Ves? Estoy bien.
—Ay mí niño, por favor cuídate mucho, no des trabajo en la casa de Ian y se un buen chico.
—Lo seré nana, te lo prometo. —sonreí a pesar de que mí nana no me viera—. Nana, ¿Y mis padres? —pregunté algo incómodo.
Soltó un suspiro antes de contestar.
—El señor no ha salido de su despacho en todo el día, y su madre se encerró en su cuarto.
—Es mí culpa. —susurré angustiado —Todo esto es mí culpa, nana.
—¡No! No digas eso Santiago Ortis, te lo prohibido ¿Qué es tu culpa? ¿Enamorarte? Jamás va a hacer tu culpa algo tan hermoso.
Me limpie las lágrimas que solté sin querer.
—Arruine todo con mis padres, el poco respeto que tenía de mí padre hacia mí persona lo perdí, mí padre me estaba por dejar a cargo de la empresa familiar y ahora no tengo nada.
—Dime una cosa Santiago, ¿Te arrepientes de haber hecho todo lo que hiciste? ¿Te arrepientes de conocer a Marcos?
Abrí mí ojos, sorprendido.
—¡No!. Por favor nana jamás estaría arrepentido de haberlo conocido, el es mí ángel, mí motor, mí alegría de todos los días.
—Entonces, no has arruinado todo ¿Qué no tienes nada? Tienes amigos que te quieren, un novio que te ama, y a mí, que te amo y me preocupo por vos, entonces si eso es no tener nada, déjame decirte que si Santiago no tenes nada.
« Podes tener un gran imperio o un rancho, pero lo que importa es lo que llevas adentro Santi, eres un chico excelente, apuesto, cariñoso, sincero, solidario; pelea por lo que quieres, estudia, aprende y vas a ver qué no necesitas de tus padres para lograr lo que quieres .
— Muchas gracias nana, eres la mejor del mundo, gracias por tus consejos, te quiero mucho.
—Yo más mí niño, mantenme al tanto de tu situación ¿Si?
—Si yo te llamo, nos vemos.
Corte la llamada, puse a cargar mí celular y me tiré en la cama quedándome profundamente dormido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top