Destino o Casualidad

Dos pequeños niños se encontraban escondidos en una habitación secreta, se encontraban abrazados mientras comían dulces.

-¿Me puedes prometer algo?

-Claro, lo que quieras.

-¿Estarías conmigo siempre?

-No tienes que pedírmelo, yo quiero estar siempre contigo, lo prometo...

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El amanecer se hacía presente, y los rayos del sol entraban por la ventana de una habitación de paredes menta. Con el alzar del astro, la luz trazaba su camino hasta el rostro de una hermosa joven que no podría tener más de quince primaveras quien, visto su sueño interrumpido, abrió sus ojos. Perlas bicolores, avellana y celeste, ventanas al alma tan hermosas que podrían enamorar al más cruel de los demonios.

Aún abiertos sus ojos, la delicada joven no selevantó, su mirada desenfocada parecía ver el cielo a través del techo de suhabitación, pensativa, murmuro para sus adentros -Otra vez ese sueño...- se dijolevantando el brazo izquierdo, enfocando su mirada nuevamente, reveló un muñón por encima del codo, un recordatorio de un día que solo recordaba en sueños...

-Todos los días tengo el mismo sueño. Un tren en movimiento, las gotas de la lluvia golpeando contra el cristal y la calidez de los brazos de alguien que no recuerdo. Todo seguido de ese horrible sonido chirriante y un gran estruendo... y luego nada- divago en sus pensamientos.

Levantándose al fin, la joven dejo caer la sabana que cubría su cuerpo, revelando aún más cicatrices en su espalda, pecho, cuello y abdomen.

-Desperté en el hospital unos días después, según mi padre, el tren había sufrido un accidente por el ataque de un villano, pero yo no recordaba mucho. Me diagnosticaron amnesia después de varios exámenes al ver que no lograba recordar muchas cosas por un golpe en la cabeza- continúo, tocando una marca en su ojo izquierdo.

Poniéndose de pie, camino hacia el baño de su habitación, calentando agua en la tina mientras se despojaba de su sostén y bragas para entrar, sintiendo como la incómoda sensación de su brazo faltante se calmaba en contacto con el agua caliente.

-Mi familia trato de hacerme recordar varias cosas que había olvidado, pero siempre parecía que me ocultaban algo a causa de mi padre- pensó saliendo de la tina y secando su cuerpo con una toalla -Parece que esto causo que mis padres se separaran después de una pelea en la que los escuche- recordó secando su cabello con dificultad.

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''-¿¡Cómo pudiste hacer eso, Enji!? ¿¡Cómo fuiste capaz de abandonarlo cuando más nos necesitaba!?- reclamaba una mujer de blanca cabellera y complexión media.

-Entiéndelo, Rei. Yo no abandone a nadie, lo dejé en un lugar donde se harán cargo de él en su situación- respondió el hombre llamado Enji, de cabello rojo y gran complexión, sin siquiera mirarla.

-Claro que lo abandonaste, lo dejaste solo en su momento más frágil y ni siquiera nos dices donde está para ir a visitarlo. A Hikari le serviría mucho ir a verlo, pero no nos dejas hablarle de él...- revelo Rei, pare sorpresa de la niña que los escuchaba a escondidas.

-¡Ni lo van a hacer! ¡Ella no recordará a ese chico!- exclamo Enji encendiendo varios mechones de su cabello en llamas.

-¿Tanto odias a tu hermano para ni siquiera dejar que su hijo esté con nosotros?- pregunto Rei con molestia por la situación de su sobrino.

-¡No me hables de ese maldito! Por su culpa, nuestra Hikari está...- trato de decir Enji solo para ser interrumpido.

-¡No fue su culpa y lo sabes! Nadie sabía que eso iba a pasar y si alguien salió más afectado fue ese pequeño al que abandonaste, él perdió todo por protegerla lo mejor que pudo- expuso Rei enojada por la terquedad de su esposo en culpar a alguien sin culpa alguna.

-Eso no me importa, no quiero volver a escuchar ninguna palabra de ese hombre o su hijo en mi hogar de nuevo- termino Enji, negándose a continuar con la discusión.

-Ya veo...- dijo Rei con decepción en sus ojos -Parece que ya no eres ese buen hombre con el que me case- añadió con tristeza saliendo del despacho, sin notar a la pequeña niña escondida que tenía su cabeza llena de dudas.''

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La chica ahora se encontraba frente a su tocador, ya tenía su uniforme de secundaria puesto mientras se terminaba de arreglar, pero su mente aún viajaba por sus pensamientos.

-Aún no entiendo sobre quién hablaban, pero esa pelea provoco que mis padres se separaran y tuve que quedarme con mi padre. Por suerte, mi hermana Fuyumi se quedó conmigo- pensó con una pequeña sonrisa, mientras la puerta de su habitación se habría, revelando una mujer de gafas y cabello blanco con mechones rojos.

-Hikari, ¿ya estas terminaste? Tienes que almorzar antes de irte- menciono la mujer llamada Fuyumi desde el marco.

-Sí, ya estoy lista- respondió Hikari levantándose y caminando hacia la puerta, solo para ser detenida por su hermana y que esta arreglara unas cosillas en la apariencia de la chica.

-Ahora sí, lista. Ven, vamos a que comas algo, que hoy en su día muy importante- dijo la mujer liderando el camino, siendo seguida de Hikari con una sonrisa.

Cuando llegaron al comedor, ahí se encontraba su padre leyendo las noticias en una tableta.

-Buenos días, padre- saludaron ambas con respeto.

-Hola, hijas- respondió el hombre con una ligera sonrisa, mirando como Hikari se sentaba mientras Fuyumi servía los platos -Hikari... aunque ya no puedas ser una heroína, no dejes que eso limite tu futuro, eres una chica muy fuerte y sé que lograras todos tus objetivos. Espero que te vaya muy bien en el examen- dijo Enji colocando una mano sobre el hombro de la chica, quien no pudo contenerse y abrazo a su padre, agradeciéndole, pues, a pesar de todo lo que paso, su padre nunca les hizo nada malo y seguía demostrándole lo mucho que la quería.

Después de un almuerzo tranquilo, Enji llevo a las chicas a sus respectivos destinos, Fuyumi a la escuela donde impartía clases y Hikari a la famosa UA, donde presentaría su examen a los cursos generales.

-A la salida vas a tener que volver en tren- menciono Enji con un poco de preocupación, deteniéndose en el estacionamiento del lugar.

-Lo sé, papá. Tranquilo, todo estará bien- respondió Hikari bajando de auto.

-Hikari- la llamo a través de la ventanilla, deteniéndola -Suerte- termino de decir.

-Gracias- respondió la chica con una sonrisa, continuando su camino.

-¿Habré hecho bien?- se preguntó Enji recordando el pasado mientras se iba a su agencia.

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La chica caminaba por los pasillos hasta que escucho unas voces.

-... Sé que lo harás bien, Onii-chan- escucho decir la voz de una chica viniendo del otro pasillo de la intersección, deteniéndose.

-Sé que tú también lo harás muy bien en el examen de héroes, Izumi-chan- respondió una voz masculina que hizo que su corazón le doliera sin saber el porqué.

Ocultándose por la sorpresa, solo pudo mirar como pasaban una chica de cabello y ojos verdes con pecas en el rostro, que empujaba una silla de ruedas en la que iba un chico de cabello negro con mechas rojo brillante, que tenía una gran cicatriz en el rostro, peor que la suya.

Al ver a ese chico, todo pareció detenerse para ella, ella sentía que lo conocía, pero no lograba recordar de dónde.

-¿Crees que la encuentres aquí?- pregunto la chica llamada Izumi con un tono algo triste.

-No lo sé- respondió el chico con melancolía -Ciertamente me gustaría verla, pero solo eso. No creo que cambiaría nada de lo que tengo ahora- añadió, levantando su mano para acariciar el rostro de la chica que sonrió ante el tacto, entrelazando sus dedos.

Al ver esa acción, el pecho de Hikari le dolió aún más, pero solo los pudo ver alejarse, aunque tuvo la sensación de que el chico la vio de alguna forma.

-No debo pensar en eso, tengo que dar mi examen- se dijo a sí misma, intentando ignorar la molestia en su pecho.

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El día había pasado y la chica había terminado su examen. Según sus palabras, le había ido muy bien, pero las dudas de su mente seguían divagando sobre quién era el chico en la silla de ruedas, y porque su pecho le dolía al recordar su rostro. Sin querer pensar más en eso, tomo camino a la estación para tomar el tren a su casa.

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Esperando el tren mientras miraba su celular, noto por el rabillo del ojo, como las personas que miro por el pasillo antes de su examen, llegaban al andén, deteniéndose en una entrada del tren algo alejada.

La chica parecía tener el brazo vendado y el chico la estaba regañando.

-Me dijiste que tendrías cuidado- reclamo el chico con preocupación.

-Lo siento, Onii-chan. Es solo que la chica estaba en peligro y...- respondía la chica antes de ser interrumpida.

-Tus piernas se movieron solas, lo sé. Así eres tú, después de todo- dijo el chico resignado mientras la tomaba de la mano y la hacía sentarse en su regazo sobre la silla -Es solo que me preocupa que no pienses las cosas un poco mejor y un día ya no estés- añadió abrazándola con un poco de miedo.

-Perdóname, te prometo que pensaré las cosas un poco mejor- dijo la chica devolviendo el abrazo.

-No hagas promesas que no cumplirás, solo cuídate un poco más- menciono el chico separándose del abrazo con una sonrisa agridulce.

-Está bien, pero aun así estarás tú como mi héroe personal, ¿no es así? Inventor del siglo- respondió la chica, intentando calmar la situación. Lográndolo al ver como la mejilla del chico se sonrojaba.

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Mirando esto desde lejos, la bella chica bicolor sentía crecer más y más la presión en su pecho. Para su suerte, el tren estaba llegando a la estación, entrando rápidamente y colocándose en el área de discapacitados.

Para su mala suerte, vio como la pareja se acercaba a la misma área donde estaba ella, así que decidió enfocarse en su celular. Mientras, a su lado, la chica sostenía la silla de ruedas con un arnés para que no se moviera.

Ella intentaba ignorarlos, pero no todo salió como querría.

-Hola, mucho gusto. ¿Tú también fuiste el examen de la UA?- pregunto la chica peliverde al notarla, mientras le daba una sonrisa.

-¿Eh? Oh, sí, fui a dar el examen de estudios generales- respondió Hikari tratando de no ser grosera con la chica.

-Eso es genial, estoy segura de que te fue muy bien- añadió la chica con alegría -Mi Onii-chan hizo el de soporte y yo el heroico, en el futuro abriremos la mejor agencia de héroes con la heroína y el inventor número 1 del mundo- dijo mirando a su hermano, quien estaba mirando su celular flotar frente a él -Onii-chan, ya te he dicho que no usos tus poderes en público- lo regaño la chica, mirando como el celular caía a las manos del chico.

-Está bien, lo siento- dijo el chico guardando el dispositivo y volteando la mirada hacia la chica bicolor -Hola, mucho gusto, me llamo Izuku... Yamikumo y ella es mi hermana Izumi Yamikumo- continuo el chico, presentándose.

Al escucharlo hablarle, la presión en su pecho pareció desaparece y todo pareció volver a estar bien en su vida. Sin darse cuenta, platico con el par de hermanos hasta llegar a su destino, donde se bajó tras despedirse, pero antes de que se cerrara la puerta, escucho a Izuku hablarle.

-Adiós, Hikari. Espero que nos volvamos a ver- escucho, dejándola llena de dudas, pues no recordaba haberles dicho su nombre, pero el tren ya se había vuelto a ir.

Aun así, sabía que se volverían a ver en el futuro y ella estaría esperándolo con ganas.

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Aquí una cosa que se me ocurrió mientras me quedaba dormido. Es algo extraña, pero me gusta y espero que también le haya gustado o como menos llamado la atención.

También aprovecho para avisar que debido a una extraña situación en mi trabajo, ahora tengo tres meses de vacaciones pagadas. Así que voy a tener mucho tiempo libre para terminar mis historias, ya que están algo abandonadas con capítulos a medio escribir por la falta de tiempo.

Sin más, no se olviden de dejar su estrella y comentario. Hasta la próxima.

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