Extraño Amor
-Magh-volvió a murmurar la chica esta vez ya resignada, no se podría soltar del mayor ni queriendo.
- ¿qué es lo que pasa? Haru-nii, Hikari-pregunto el peli plata sonrojado aun, pero ya controlándose.
-Hikari ha insistido en venir a ver cómo te va con tu reto-dijo relajadamente el castaño mayor y luego dirigió su mirada al castaño menor - y al parecer, excelente.
-Haru-nii...-dijo sonrojado hasta las orejas.
-bueno, ya vistes Hikari, andando- hablo volteándose junto a su hermana, la cual seguía sosteniendo.
-¡mansn!-se quejó y ahí finalmente el castaño la soltó-¡ahhh! ¡Al fin! ¿Pretendías asfixiarme o algo así?
-no seas tan dramática- murmuró.
-tsk-chasqueo la lengua y volteo hacia su mellizo-y tu Sora, se suponía que vendríamos a hacer cumplir el reto, ¡no era que te venias a dejar folla~...!
De nuevo su boca fue tapada por su hermano mayor y el peli plata se sonrojo nivel supremo.
-¡Hikari!-le grito.
-¡mahsysg!-le respondió.
-tsk...te lo mereces...
-mabdjsg...
Mientras, el castaño Kuran aguanto una risa por el comportamiento infantil de ambos, pero entonces, una idea rondo su cabeza.
¿Acaso el pequeño peli plata le había pedido su compañía para el baile, solo por algún reto?
No...No lo creo... ¿o sí?
Y además estaba el otro castaño, Haruka.
-ey, Sora -lo llamo- ¿podría hablar un momento contigo? A solas...
El chico por su parte voltio a verlo, y después miro a sus hermanos, a lo que ambos asintieron.
-ok -respondió y seguido a eso, se adentró de nuevo a la habitación cerrando detrás de sí, la puerta.
Una vez el castaño sintió que los otros dos se habían marchado, tomo asiento e invito al peli plata a repetir la acción.
-¿qué es lo que quieres Kuran- pregunto secamente, en serio, este niño debía de tener problemas de bipolaridad como para cambiar de manera tan brusca su actitud.
-llámame solamente Rin-dijo acomodando su cabello - ¿ok?
Pregunto y alzo la mirada, justo en el momento preciso para encontrarse con una linda escena.
Sentado en la orilla de la cama, el peli plata, Sora, mantenía sus nudillos apretados contra sus rodillas, mientras su vista dorada se fijaba en el suelo, y sus pómulos obtenían un delicioso tono rosa.
-está bien...R-Rin...-musito.
-"bipolar, mi lindo bipolar"-pensó manteniendo su compostura.
-¿era todo? -preguntó el más joven aun rojo incómodo.
-no-respondió secamente y se levantó de su asiento sin despegar su mirada color Borgoño del chico- una última cosa, ¿por qué me invitaste ir contigo al baile?
El chico le miro con sorpresa y apretó aún más sus nudillos.
- ¿p-por qué p-preguntas eso?-dijo algo nervioso.
-solo es una pregunta curiosa, nada que no puedas responder, ¿o me equivoco?
El peli plata le miro sin saber que responder, la verdad era que todo había formado parte de un juego con sus hermanos, bueno, gran parte de todo esto.
-ah, bueno, porque...- ¿qué iba a hacer? ¿Le diría que fue por culpa de un estúpido reto de sus hermanos? Cosa que tenía que ver en un 30% con lo sucedido... O ¿le diría la verdad, que en realidad estaba gustando de él y para estar más cerca le hizo tal petición?
-¿me responderás?-dijo tranquilamente el castaño, aunque en su interior todo se removiera.
-porque...-comenzó a hablar de manera dudosa- a mí...Rin...
Cada vez que el chico hablaba, los nervios del Kuran se iban incrementando, cada vez su corazón latía más fuerte, en verdad, ni él se lo creía, ¿cómo era posible que se hubiese enamorado tanto de una persona en tan solo un día? ¡El amor debía de ser algo muy raro!
-Rin...yo...-las palabras le salían de manera atropellada y ya se estaba tardando, poniendo al castaño con los nervios de punta-¡lo siento mucho!
Dijo finalmente en un grito, mientras salía corriendo de la habitación con el corazón en la garganta.
Valla, eso realmente no se lo esperaba el Kuran.
El solo se quedó sentado un par de segundos más, procesando la información, antes de que salir detrás de este pero para cuando se asomó en el pasillo, el niño se había esfumado.
Intento buscar su presencia, pero maldita sea, esta se esfumo también.
Era un Einzig después de todo.
-maldita sea-mascullo para sí y entro a su cuarto cerrando con un golpe la puerta, haciendo que ese sentimiento color rosa de esfumar llenándole de ira.
¿Que había sido eso? ¿Acaso ese niño le engaño? ¿Solo lo hacía por cumplir un estúpido juego? No, eso no sería así. Nadie jugaba con él. Nadie lo usaba para nada. El era un Kuran, a pesar de todo, el mantenía la sangre completamente "pura" de un Kuran. Ese niño si creí que podía jugar con él estaba realmente equivocado, él se encargaría de hacerlo caer ante él, lo enamoraría, eso haría.
Así que se levantó de su cama y salió hacia los pasillos, iría al jardín a meditar un poco.
Iba ya a mitad de su recorrido, cuando sintió una presencia, sutil pero poderosa, una que solo había sentido un par de ceses de manera simultánea y rápida pero, igual la reconoció, después de todo, se trataba de alguien con su misma sangre, hermano mayor.
Oh mierda, podía sentir como se acercaba cada vez mas ¿acaso venia hacia él?
Camino aún más rápido, intentando alejarse pero, esta se acercaba a la misma velocidad.
En verdad no sabía qué hacer, ¿cómo se supone que debía de reaccionar frente a este?
La primera vez que le vio, no hizo mucho ya que, aunque hubiera una muy ligera sospecha, no creyó que de verdad fuera su hermano, pero ahora que lo sabía un nerviosismo lo lleno.
Iba caminado a paso rápido, cuando una mano se posó en su hombro proporcionándole y cálido tacto incluso sobre la ropa.
-Kuran-san-llamó la voz del bicolor a lo que el chico volteo con su mejor cara de "¿que se te ofrece completo desconocido?"
-¿si?-pregunto con una sonrisa impecable.
-me gustaría hablar contigo un momento-dijo amenamente.
-oh- mierda- claro.
Respondió con una sonrisa aunque por dentro estaba más que nervioso, curioso y de alguna manera, impaciente.
Luego de eso, terminaron de llegar al jardín y pasaron al espeso bosque, caminaron un par de minutos y llegaron a un claro donde se sentaron debajo de un frondoso árbol, algo apartado de la academia, donde el agua de un cristalino arrollo se podía ver correr.
- ¿y bien?-pregunto el más joven a lo que el mayor que mantenía la mirada perdida en el arroyo, soltó un suspiro.
-supongo que ya sabes sobre la situación -dijo sin romper contacto visual con la nada.
Aunque el menor se esperaba esta pregunta, de igual manera una corriente recorrió su cuerpo con solo escucharlo.
-si -respondió y pego la mirada al suelo- Hana me contó.
La tensión reino en el ambiente.
- ¿qué harás?-pregunto el mayor finalmente dirigiendo esta vez la mirada hacia el castaño.
-yo...no permitiré que dañen a los míos- dijo con la mirada aun en el suelo.
Los ojos bicolores del contrario le estaban poniendo realmente nervioso.
-ya...-dijo y desvío finalmente la mirada- yo tampoco lo permitiré.
Afirmo mirándole penetrantemente de nuevo.
De repente, el insomnio que había sufrido la noche anterior cobro factura.
En realidad podía controlar esas horribles ganas que tenia de dormirse, después de todo, era un vampiro, ni necesitaba dormir pero, el sueño era muy pesado y sentía unas enormes ganas de recostarse ahí mismo a descansar.
A unos cuntos metros de ahí, detrás de un par de arbustos...
-ey, saya- llamo la pelinegra, Hikari, a su amigo escondido, un chico de cabello color caramelo y grandes ojos azul hielo, que se ocultaba entre esos arbustos.
- ¿más?-pregunto el nombrado sin despegar su mirada de los largavista que usaba en ese momento.
-Saya-volvió a llamar la chica captando la completa atención del ojiazul el cual volteo con una clara expresión de molestia.
- ¿qué es lo que quieres Hikari? -le pregunto- ¡interrumpes mi Yaoi!
-¿ah?-preguntó confundía, para después de un par de segundos de analizar la respuesta cambiar su expresión a una llena de gracia y para echarse a reír- ¿qué? ¿Haru-nii y Rin? Psss ja ja ja ja.
- ¡shhhh!- intento silenciarle- ¡ya cállate o nos notaran!
-a mí no pero, no puedo decir lo mismo-susurro a su amigo fundashi mientras recuperaba el aire.
Saya, Hanbusa Saya, había sido un buen amigo de la infancia de los mellizos.
Luego de que Kaname abandonase la academia y se largara con Yukki, muchos de los nobles más cercanos al rey se alejaron en gran manera, nunca creyeron que sería capaz de hacerle tal cosa a la persona que amaba, además, si era capaz de hacerle eso al ser que amaba con toda su alma, ¿de qué sería capaz de hacerle a ellos cuando le viniese en gana?
Volviendo al tema, Hanabusa Aido, uno de los nobles más obsesionados con su rey, había sido uno de los primeros.
Luego de un tiempo y después de que algunas cosas pasaran, se había comprometido con nada más ni nada menos que Wakawa Sayori, siendo Saya el fruto de ese amor.
En fin, ahora en este momento ambos, Hikari y Saya se encontraban detrás de ese par de arbustos espiando a los mayores pero sin poder escuchar la conversación.
-ahh-supiro la chica-tu definitivamente no tienes remedio.
-si, si como tú digas- refunfuño y volvió a lo suyo.
- si taaaanto amas el "Yaoi"-dijo haciendo comillas con sus dedos- ¿qué tal si no lo creas tú mismo? Digo, el Yaoi consiste en el amor entre dos hombres, y tú eres un chico.
El chico por su parte se sonrojo un poco y desvió sus hermosos ojos de la chica.
-eso...es diferente-dijo entre dientes.
-¿qué? ¿Acaso ya sabes con quién- dijo con picardía la chica a lo que el sonrojo llego al siguiente nivel- ¿uh? ¿Acerté?
-el...no querría...-dijo con un nudo en la garganta.
-¿que él no querría? ¿Estás loco acaso? ¡Mírate!-dijo señalando al chico- eres más lindo que cualquier chica del turno diurno, ¡e incluso nocturno!
Y no se equivocaba para nada, Saya tenía una contextura elegante, digna de un vampiro noble y delicada, tal cual su madre. Sus cabellos color caramelo, no muy largos pero lo suficiente como para que unas delicadas ondas se formasen haciendo que sus ojos azul hielo resaltasen de una manera única le daban el aspecto de un hermoso ángel.
-gracias-susurro.
-je je je no es nada-respondió y sonrió-ahora dime, ¿quién es el afortunado?
Dijo pícaramente a lo que el chico se tensó de nuevo y se sonrojo de nuevo.
-eso es...-dijo dudoso- no te lo podría decir.
-¿uh? ¿Por qué?-pregunto.
-no insistas, no creo que pueda decírtelo-dijo desviando de nuevo la mirada.
-mmmn...ok-respondió algo desilusionada, pero si él no quería decir nada, no podía obligarle.
Luego de eso volvieron a dirigir la mirada hacia el par de hermanos, y se encontraron con una escena que realmente no se esperaban para nada.
Debajo del roble que les acobijaba del sol, ambos hermanos estaban sentados, el menor de ellos descansaba plácidamente en el hombro del mayor el cual parecía meditar en sus pensamientos.
- wow, que inesperado-dijo la azabache mientras mostraba una sonrisa ladeada y volteaba a ver a su buen amigo pero, no se encontró con lo que se esperaba precisamente.
Saya había sido un fundanshi desde siempre.
Cada vez que veía a un par de chicos más cerca de lo común su "radar yaoista" como el solía llamarle, se activaba y automáticamente podías ver en sus azules ojos un reluciente brillo.
Pero esta vez era diferente.
Parecía más bien algo dolido, y la chica lo capto más que rápidamente y se dio cuenta de la situación.
Después de toda era una chica, una muy observadora.
*Mansión Einzig*
En una de las tantas habitaciones que poseía la extensa y majestuosa casa Einzig, en el despacho del príncipe par ser más específicos, una larga cabellera color plata se removía delicadamente de entre los brazos de su pareja.
Se trataba del cazador Kiryuu Zero, el cual despertaba poco a poco y empezaba a analizar la situación en la cual estaba.
No estaban en su habitación por lo visto, estaban en el despacho de Alexandro.
-ey-llamo suavemente al azabache mientras tocaba su hombro- despierta.
-mmns-soltó un quejido y estirando sus brazos, atrajo al más joven a su pecho.
-Alex-susurro el chico con un deje de advertencia que el contrario omitió y no dio importancia, grave error, y él lo sabía- ¡eh dicho que despiertes, tú flojo!
Soltó separándose violentamente, pero un dolor en su espalda baja lo hizo detenerse en seco.
-maldito pervertido- mascullo y dirigió su mirada a un espejo que estaba cerca, viéndose completamente desarreglado, con la camisa a medio abotonar, sin pantalones y con varias marcas de chupetones que recorrían todo su torso y cuello pálido.
-tsk -ahora tendría que usar más ropa, lo suficiente como para tapar tales marcas hechas por el demonio en signo de recelo.
- ¿por qué no duermes un poco más?- escucho susurrar a su pareja medio dormida.
-porque a diferencia de ti, debo de ir a la academia a organizar un baile -respondió mientras cogía sus pantalones y se los colocaba- aunque una ducha no hará nada mal.
Estas palabras activaron las energías del azabache el cual se levantó como un resorte del amplio sofá donde anteriormente habían estado descansando y se ofreció a acompañarlo para "ayudar a lavar mejor su cuerpo".
-no gracias -contesto casi enseguida después de escuchar la propuesta, sabía que si aceptaba su trasero no quedaría a salvo y además, debía estar en unas horas en la academia para una pequeña reunión.
Después de escuchar las múltiples quejas y reproches del mayor, salió finalmente del lugar y se dirigió a su dormitorio, no sin antes pasar por el frente del de Sora, y ver por la franja que había en la puerta mal cerrada, al chico sentado en uno de los muebles, observando el jardín desde una amplia ventana.
"Demasiado pensativo, más bien, parece deprimido"
Pensó el peli plata, a lo que toco para entrar.
-adelante- escucho y paso.
-hola-saludo entrando a la habitación.
-oh, hola padre-dijo el chico enderezando su postura, el a diferencia de su melliza y hermano mayor, llamaba "padre" a Zero-¿qué sucede?
-eso es lo que quiero saber-le respondió a lo que el chico coloco en su rostro una expresión de confusión.
-Sora, ¿qué pasa? Pareces triste...
- ¿uh? ¿En serio?- se hizo el entendido.
-Sora...
-eres observador-mascullo el chico- digamos que, estoy confundido.
- ¿confundido? Ya... ¿puedo saber por qué?-pregunto sutilmente y tomo asiento a un lado de su hijo.
-es sobre...una persona, o más bien, sobre dos personas-contesto, él sabía que podía confiar plenamente en su papa.
-¿es sobre un enamorado?-pregunto con gracia a lo que el chico volteo su rostros sonrojándose, completamente sorprendido.
-oh~ acerté...-dijo y una sonrisa se formó en su rostro-dime, ¿se trata de quien creo que se trata?
-ah...e-so es...no...Creo... ¿de quién hablas?-pregunto sonrojándose aún más.
-de Haruka-respondió con una sonrisa.
-¿ah?-pregunto- ¡¿ahhhhh?!
Exclamo y su pálida piel se volvió rosa fosforescente.
El peli plata ladeó su rostro ocultando una risita.
-n-no te rías-murmuro haciendo puchero sin aliviar su sonrojo.
-uh...lo siento, es que tu reacción...
- ¡papa!
-ok, ok.
-valla vallas escucharon la voz del príncipe- ¿pero que tenemos por aquí?
- ¡Nada!-exclamo sobresaltado por la repentina intromisión.
- ¿Nada, seguro?-interrogo mientras entraba a la habitación y se sentaba detrás de su pareja abrazándole por detrás.
-sí.
-acaba de admitir su enamoramiento por Haruka-soltó el peli plata mayor.
- ¡Papa!-exclamo e hizo un puchero, genial, ahora ambos padres sabian de su perfecto secreto, el cual había compartido ya con Hikari en realidad.
-uh... ¿solo eso?-pregunto como si fuera lo más obvio del mundo a lo que el ojiamatista asintió.
- ¿A qué se refieren?-pregunto el peli plata algo confundido por esa reacción tan peculiar de sus padres.
-Sora, desde que eras pequeño, siempre notamos esa atracción que tenías hacia Haruka, ese amor a un nivel diferente que le brindabas a tu hermano mayor, diferente al que Hikari o Ichika le tenían.
-Se notaba a kilómetros- puntualizó el azabache, haciendo que su rostro se volviera a sonrojar.
-yo...no estoy... enamorado de Haru-nii-dijo de la nada con la cabeza gacha.
- ¿no? ¿Estás seguro?-ironizo el peli plata.
-a mí me gusta Haru-nii pero, no estoy enamorado de él.
- ¿Acaso no es lo mismo?-pegunto de manera despreocupada el príncipe posando su barbilla en el hombro de Zero.
-no, no lo es.
-pues...su es así a mí nunca me paso eso, ya que yo me enamore se tu padre apenas le vi-dijo y beso con sumo cariño una de las pálidas mejillas del nombrado.
-Calla-dijo sonrojándose por el comentario.
-valla, fue sencillo para ti-susurro el chico mostrando una sonrisa ladina-ahí ¿por qué sera tan complicado para mi entonces?
-Sora, para todos alguna vez, el amor resulta complejo y difícil, solo hay que saber quién es la persona indicada para poder luchar por ese amor, mírame a mí, incluso yo, me equivoque una vez, aunque no me arrepentiré nunca de haber traído a Haruka al mundo.
El más joven se sorprendió por esa afirmación de su padre, donde el decía haberse equivocado.
El, sabía la historia de la relación que hubo entre él y el rey de los vampiros, sabía que su querido hermano Haruka, era el fruto de esa relación, fruto que ese maldito de Kuran no supo valorar.
Se podía decir fácilmente que el odiaba a ese hombre por todo lo que le hizo a sus queridos padre y hermano, que lo detestaba en sobremanera y que además, odiaba y le asqueaba su adorada hermanita esa la psicópata sin remedio.
Pero al final de todo ese odio, había cierto amor.
Amor que, aunque no admitiera aun y confundiera con una fuerte atracción, mantenía por el hijo de esos desquiciados nombrados antes.
¿Acaso esto era síndrome de Estocolmo o algún derivado?
Si, podría ser, pero el hilo rojo del destino es una cosa realmente loca, enredada y compleja.
*Mansión Kuran*
En la penumbra de una amplia habitación, el cuerpo inconsciente y sin vida de una noble vampiresa yacía hecho polvo.
-corre corre pobre niña que tu sangre derramare, tu lindo cuello desgarrare y a tu corazón extirpare~
Esa melodía tétrica y tenebrosa resonaba de manera escalofriante por toda la habitación.
Otra vez la princesa Kuran había hecho de las suyas, y esta vez la desafortunada había sido una pobre vampiresa noble que por razones desconocidas había acabado en la habitación equivocada.
-Yukki-llamo su hermano mayor entrando al lugar donde el asesinato había sido ejecutado.
- ¡oh! Onii-sama- dijo fingiendo suma inocencia en su melodiosa voz mientras una sonrisa tierna y empalagosa se formaba en sus manchadas facciones por el líquido carmesí.
- ¿Pero qué has hecho?-preguntó mientras dirigía su mano a su frente en señal de molestia-ya hemos hablado de esto Yukki, no lo hagas más difícil.
- ¡Pero onii-sama!-exclamo- es solo una estúpida chica, además, odiaba sus ojos color caramelo, ¡eran como los de la desgraciada de Wakawa!.
-Yukki, esa no es razón para desmembrar a alguien.
- ¡hay! Déjame en paz onii-sama idiota, desde que vistes a la perra esa infeliz de Kiryuu te has vuelto frío conmigo. ¿Que tiene el que no tenga yo? ¡Es solo un cualquiera!
Oh Yukki, me compadezco de ti por decir tales palabras a la ligera.
- ¡Calla niña malcriada!- exclamo el castaño mientras que las ventanas de hacían añicos- fue un error haberte convertido en princesa purasangre.
- ¿qué me calle? ¡A mí nadie me manda a callar!-grito.
-Yukki, hazme el favor de subir a tu habitación y no hagas más complejo esto-pidió cerrando sus ojos completamente irritado.
- ¡No quiero!-exclamo- ¿sabes que haré? Iré hasta donde sea que este ese maldito y le desmembrare, a él y a tod~
Su voz fue acallada.
- ¡hyaaaa!-y sustituidas sus palabras por un agudo grito.
-eh dicho que cierres esa maldita boca tuya-hablo de manera ultratumba el purasangre mientras su aura se volvía pesada y peligrosamente furiosa.
Cuando esa niña había dicho tales palabras, la único reacción coherente el mayor de los hermanos había sido acallarla, como si sus palabras estuvieran hiriendo al peli plata, no lo soporto e hirió por un costado a su adorada hermana.
¿Increíble no?
El, seguía profundamente enamorado del cazador, y no permitiría que nadie le hiciera daño ni con las palabras, tampoco permitiría que nadie más le poseyera, aunque se tratara del mismísimo príncipe del inframundo.
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