Epílogo.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

El tiempo en la aldea de Konoha había pasado rápidamente para algunas personas, la paz que se instaló y su nuevo Hokage mantenía lograba tener felices a todos. 

Hinata pensaba que era un día perfecto para una boda. Perfecto para la boda de su hermana menor. 

Hanabi estaba cumpliendo su sueño de juntar su vida con Naruto, y también el de ser la líder de los Hyūga. Su primo Neji también contrajo matrimonio un año atrás, y ahora cargaba en sus brazos a su primogénito. El hijo de Neji sería el futuro líder del Clan, a petición de Hinata y Hanabi. El pequeño Hyūga era el más adecuado al tener a dos padres poseedores del byakugan. Las hermanas planeaban que esa era una buena manera de acabar con las divisiones en el Clan, Hiashi y Neji estaban de acuerdo.

—Te miras hermosa Hanabi— Hinata terminaba de arreglar el cabello de su hermana. La menor tenía sus mejillas encendidas.

—Gracias— una sonrisa se hizo presente en el rostro de Hanabi —Okasan.

—¿Okasan?— para Hinata el tiempo se detuvo unos minutos, ser llamada de esa manera por su hermana menor la conmovió.

—No sólo eres una madre para Naruto, también eres una madre para mí.

—Oh Hanabi— Hinata luchó por no derramar lágrimas, se había esforzado por maquillarse esa mañana para la boda de su hermana. Una verdadera odisea si consideran que ella nunca se maquilla —Muchas gracias.

—No hermana, gracias a ti.

—Te amo Hanabi— su hermana correspondió a su cariño con un abrazo.

—También te amo Hinata.

Obito Uchiha suspiró cansado por enésima vez en ese día. Sus hijos lo estaban volviendo locos con sus preguntas. ¿Cómo les hacía saber que no tenía idea de dónde estaba Naruto?

—Vamos Obito Otôsan— le pidió Shisui, usando su mirada de ojos llorosos para hacerlo caer en su plan —Déjenos ir a buscar a Naruto-niisan.

—No.

—Por favor— suplicó el pequeño Obito, realizando la misma estrategia que su gemelo de seis años. 

—No. Los conozco demasiado bien, encontrarán alguna manera de meterse en problemas.

—¿Nosotros?— preguntaron los dos Uchiha al mismo tiempo, genuinamente ofendidos.

—Si. 

—Otôsan— el pequeño de un año se removió en los brazos de su padre para llamar su atención.

—No debes llorar en este día Hiro, recuerda que es especial para Naruto y Hanabi— el niño de cabello negro y ojos perla detuvo su intento de berrinche al escuchar a su padre. Había logrado su objetivo al captar por completo su atención.

—¿A dónde creer que vas Obito?— Sasuke llegó en el momento indicado para tomar al menor de su ropa, impidiéndole escapar de la vista de su padre.

—Niisan— susurró enfadado. A Tenten le pareció realmente adorable.

—¿Y tú Shisui?— Kakashi imitó a su alumno, tomando al pequeño para evitar que se fuera en busca de Naruto.

—No me cargue tío Kakashi, ya no soy un niño pequeño.

—Entonces dejen de comportarse como tal— los regaño su padre. Los gemelos inflaron sus mejillas para demostrar su inconformidad. 

—Ya estoy aquí— anunció Hinata llegando junto a Itachi y Sakura. Todas las miradas de los presentes se dirigieron a ellos —¿Está todo bien Obito?

—Si, tengo todo bajo control— el Uchiha sonrió, derritiendo el corazón de Hinata en el proceso.

—Allí viene Hanabi— Sakura señaló hacia su amiga, la Hyūga caminaba acompañada de su padre.

—Y Naruto ya la está esperando— Itachi se acercó a su esposa para rodearla con sus brazos y tocar su abultado vientre. 

Como el genio del Clan Uchiha había dicho, Naruto esperaba la llegada de Hanabi. A su lado, Iruka intentaba calmar sus nervios.

—Yo, Hanabi Hyūga. Te tomó a tí, Naruto Uzumaki, como mi esposo— el rubio tomó sus manos.

—Yo, Naruto Uzumaki. Te tomó a tí, Hanabi Hyūga, como mi esposa— los ojos azules zafiro de Naruto se perdieron en los ojos perla de Hanabi. 

Con esas simples palabras, ambos se estaban entregando su corazón. 

Para los primeros meses de casados, Hanabi sorprendió a todos anunciando su embarazo. Unos meses después su hermana mayor les daría la misma sorpresa.

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Shikadai Nara estaba en una verdadera situación peligrosa, o como el diría, problemática. Jamás imaginó que seguir la petición de su madre lo metería en tantos problemas.

—Yo sólo la acompañé a casa— dijo la verdad, aunque para los Uchiha frente a él solo parecía una vaga escusa. 

Himawari se encogió de hombros, lo único malo de ser la hija menor era tener hermanos mayores tan celosos.

—¿Cómo te atreves a pasear con mi hermanita enfrente de mi casa?— lo acusó Obito con una mirada amenazante. 

—¿Ya es tu novia?— preguntó está vez Shisui, cruzando sus brazos para demostrar su molestia.

—¿Cómo planeas mantenerla?— Hiro imitó la posición de sus hermanos mayores.

Himawari solo pudo suspirar. Su amigo seguía asustado, el chaleco que identificaba como Jōnin a los hermanos de la niña a su lado lograban atemorizar a cualquiera.

—¡Obito-san!— el Nara se sintió aliviado al ver al padre de Himawari en la puerta. Justo en ese momento le parecía la persona más sensata, era su salvación.

—Tardaste mucho en traer a mi hija— su última oportunidad de salir ileso se esfumó al ver el Sharingan activado en el Uchiha. Sus hijos siguieron su ejemplo haciendo notar su línea sucesora.

—Que problemático— murmuró.

—¿Qué sucede aquí?— la voz de Hinata fue música para los oídos de Shikadai. La ojiperla venía llegando a casa, por fin después de unos días había terminado su misión. 

—Okasan— la llamó Himawari —Otôsan y mis hermanos lo están haciendo de nuevo.

Hinata negó con la cabeza antes de dirigirse a los hombres de su familia —Ustedes cuatro, será mejor que regresen a casa antes de que me enoje. ¿Cuántas veces debo decirles que no asusten a los amigos de Himawari?

Shikadai se quitó un gran peso de encima cuando las miradas penetrantes de los Uchiha fueron retiradas de él. Himawari y su madre se disculparon con el hijo de Shikamaru y Temari  por el comportamiento de su familia.

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En ese verano tan cálido, era uno de esos días en que la familia de Obito y Hinata entrenaban. Ese día era el turno de los gemelos para dar su demostración. 

Además de ser entrenados por su padre, en cierto momento tuvieron también otros maestros. Obito fue instruido por Sasuke y luego por Kakashi. Shisui prefirió recibir clases de Naruto e Itachi. 

El combate terminó con Shisui siendo derribado por su hermano mayor. Obito celebró después de ayudar a su gemelo a levantarse. Hiro corrió hacia Obito, Himawari en cambio se acercó con una cantimplora de agua para Shisui.

—Hermano, ¿Por qué te dejas vencer?

Shisui le dió un ligero toque a su nariz, un gesto que a Himawari le encantaba —Me agrada ver a Niisan feliz, no quiero que piense que todo su esfuerzo no está funcionando.

La pequeña Uchiha asintió, comprendiendo los motivos de su hermano. Shisui había nacido con grandes habilidades, para él era fácil aprender. Era un prodigio como Itachi solía decir. Obito era diferente, él no nació siendo un genio, por eso debía esforzarse al doble para estar al nivel de su hermano menor.

Hinata observaba a su hijos con una sonrisa en sus labios, Obito le pasó el brazo derecho por sus hombros. A la azabache le fascinaba tenerlo a su lado, y a él le agradaba demasiado poder abrazarla.  

—Te amo Hinata.

—Yo también te amo Obito.

No hacía falta más palabras, ambos se desmontaban su amor en cualquier oportunidad que tenían. La prueba eran esos cuatro hijos que se esforzaban por cuidar cada día. 

Lo único que Obito necesitaba para hacer perfecto ese momento era probar los dulces labios de su amada. Y no pensaba quedarse esperando a que ella lo hiciera primero. 

La atrajo hacia el en un suave toque, posando su mano en su nuca para profundizar el beso. Hinata correspondió gustosa, acariciando su cabello y deslizando sus manos por su cuello. Obito intentó mantener su mente en calma por su propio bien. Lo menos que quería era tomarla entre sus brazos para subir a su habitación y no dejarla salir. Eso lo dejaría para una ocasión en que sus hijos no estuvieran en casa. 

El roce de sus lenguas fue detenido al escuchar la voz de sus hijos, que al parecer discutían entre ellos por algún problema nuevo. 

—Yo me encargo ahora— dijo Hinata, dispuesta ponerse de pie para ver que sucedía.

—Lo haremos juntos— Obito le extendió la mano para ayudarla, ambos se regalaron una sonrisa cómplice.

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Espero les haya gustado esta historia 💕 con esto llega a su fin 

Dejen sus votos y comentarios 💖 

Ya nos vemos en otra ocasión 👀

También los invito a leer las nuevas historias que tengo uwur ❤️

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