Capítulo X: Secretos.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Una mujer de cabello entre violeta y azul, lacio y corto que lleva en la cabeza una rosa azul hecha mediante origami, poseedora de unos ojos ambar, se encontraba escondida entre las sombras, vigilando a la persona que le habían asignado. Hinata Hyūga. Madara tenía cierta admiración por la mujer de lindos ojos, no entendía porque se fijó en la antigua líder de los Hyūga. Madara le había pedido que la cuidara durante su embarazo, debía avisarle de inmediato si ella estaba en una situación de peligro. 

Espero a que el humo se disipará un poco, el padre de la Hyūga había corrido para socorrer a su hija cuando regreso y se percató del caos, uno de los ancianos Hyūga era el único despierto.

—Secuestraron a Hanabi, tienes que ir por ella Hiashi, ayuda a Neji.

—Hinata está embarazada— respondió con calma.

—Si, me quedare a cuidarla. Veré la forma de regresar a casa.

El actual líder del Clan Hyūga partió en la dirección que el anciano le señaló. Konan espero a que desapareciera para acercarse y dar un golpe certero al anciano. Este cayó inconveniente, Konan usó una de sus técnicas especiales para alertar a Madara, su mariposa de origami se encargaría de llevarla a su ubicación. Como no quería llamar la atención, Konan prefirió no utilizar sus alas para llevar a la Hyūga a un lugar seguro. Hizo algunas figuras de origami, con discreción, partió junto a Hinata.

Itachi observó la situación, debía prepararse para defender su aldea, pero prefirió seguir a la secuestradora de Hinata. Le había prometido a Shisui que la protegería.

Konan se detuvo en un bosque, estaban alejadas del peligro. Reviso que el pulso de Hinata estuviera estable. Ella solo se encontraba inconsciente. Itachi se detuvo en una rama, esperando el momento adecuado para atacar.

El remolino que se formó en el aire hizo que las figuras de Konan sostuvieran mejor a Hinata. Madara apareció frente a ella, aparentaba calma. 

—Aquí está, en su aldea parece que se está llevando a cabo un ataque. Ella está bien, solo inconsciente.

Madara asintió y estiró sus brazos, Konan entendió el gesto, le pasó con cuidado a la mujer. El hombre enmascarado tomó a Hinata con cuidado, sosteniendo con fuerza sus hombros, los pies de la ojiperla tocaban el suelo, parecía que él solo la abrazaba.

—Buen trabajo— su voz sonaba fuerte, pero logró ver el agradecimiento en sus palabras.

—¿Por qué me ha pedido que la vigilé?

—Eres la única en la que confío para este trabajo, Konan.

—¿Ella significa algo para usted?— no hubo respuesta —En este trabajo, no es una buena idea que desarrollé sentimientos por otras personas.

—Lo mismo puedo decir de ti— respondió.

Konan no dijo otra palabra, desapareció entre sus figuras de origami. Tobi se quedó mirando a Hinata, su Sharingan no miraba algo inusual en ella, quitó el cabello de su cara y apreció su rostro un momento. 

Itachi salió de su escondite para hacerle frente a Madara —Entrégame a Hinata-san— era una orden, que sabía que Madara no pensaba obedecer.

—¿Por qué debería?

—No sé que pretendes con Hinata-san, pero no pienso permitir que continúes— Itachi no demostraba ningún tipo de sentimiento —No puedo confiar en él hombre que propuso acabar con su gente.

—Y yo no puedo confiar en la persona que aceptó su propuesta— Madara cargó en sus brazos el cuerpo de Hinata, ella era ligera. 

—¿Qué quieres de Hinata-san?

—Ella me interesa— Madara comenzó a desaparecer en un remolino —La llevaré a su casa. No debes preocuparte, nunca le haría daño.

Itachi regresó al lugar donde los ninjas del sonido seguían atacando, se encontró con Kakashi y Gai. El peliplata se dirigió a él, aún sin dejar de prestar atención a su enemigo.

—¿Dónde está?

—Esta bien, la lleve a un lugar seguro.

—Gracias Itachi.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

El funeral del Hokage fue en los siguientes días, la naturaleza había decidido que era un buen día para llover. Hinata dejo que las gotas de agua se confundieran con sus lágrimas. 

Estaba a lado de Kakashi y sus compañeros de generación. La tristeza estaba reflejada en todos y cada uno de los habitantes de Konoha. Incluso Gai se miraba decaído, y él era una de las personas más alegres que conocía. 

Se disculpó con Shisui cuando pasó a dejar una rosa blanca para el tercer Hokage, no había hecho algo por ayudar y proteger a su aldea, como su prometido habría querido. Pensar en Shisui lastimó su corazón, él era el amor de su vida, deseaba tanto que estuviera a su lado, compartiendo un abrazo. Aunque ahora intentaba algo nuevo, jamás podría olvidar a Shisui y Obito.

Por la tarde decidió pasar su tiempo libre en una tienda de té, Kakashi estaba sentado frente a ella, no se dió cuenta del momento en que su mejor amigo termino de beber su té. 

—¿Estas bien?

—No realmente— bebió un poco del té, el líquido caliente resbaló por su garganta en una sensación agradable.

—¿Qué sucede?

—No pude defender a mi aldea, me quedé en casa a esperar que todo pasara— Tobi no la había dejado salir en ningún momento, con el pretexto de que era por su seguridad.

—En tu estado era más conveniente que te quedarás en casa, Itachi hizo bien en llevarte.

Se sorprendió porque pensara eso, pero no contradijo a su amigo, era mejor que siguiera creyendo que Itachi la había llevado a casa.

—¿Piensas que las cosas serían diferentes si hubiera estado para ayudar?

—No tiene sentido preguntarnos por el pasado, debes concentrarte en disfrutar el presente— Kakashi tomó una de sus manos y sonrió debajo de su máscara. Hinata se sonrojó.

—Kakashi-kun, quiero pedirte un consejo.

—¿De qué se trata está vez?

—Hay alguien. 

—¿Conociste a alguien?— Kakashi arqueó su única ceja visible.

—Si.

—¿Y bien?

—Creo que merece intentarlo, pero siento que vamos muy rápido. Solo ha pasado poco más de dos meses de la muerte de Shisui-kun— Hinata acarició su vientre con la mano que su amigo no sostenía, el resultado del amor que Shisui y ella se tenían crecía en su interior.

—¿Piensas que es muy rápido porque no ha pasado tanto tiempo desde su muerte?

La ojiperla asintió —También porque... Bueno no lo intentó nuevamente, pero él— se sonrojó al recordarlo —Él me tocó, hace un mes.

—¿Y no estabas de acuerdo?

—Creo que no se trata de eso, si quería, pero siento que no era correcto. En ese momento, una parte de mi solo seguía recordando a Shisui-kun.

Kakashi recargo su barbilla en su mano libre —Ya te ha sucedido esto una vez.

—¿Qué dices?

—Cuando Obito murió, no quisiste intentar algo con Shisui por al rededor de dos años. No quiero decir que Shisui se aprovechara de ese suceso para ver su oportunidad, él solo quería apoyarte, y darte su amor era una forma en que podías tener un motivo más para seguir. Pasabas por momentos difíciles.

Hinata bajó la mirada, el reflejó en la taza de té la observó con tristeza —¿Por qué me dices esto?

—Creo que es una buena idea que intentes algo nuevo, eso es lo que Shisui quería, estarías cumpliendo con su última voluntad. Verte feliz, aunque no fuera con él— la Hyūga sollozó, Kakashi siguió acariciando su mano en señal de apoyo —Si piensas que no ha pasado suficiente tiempo para intentar algo nuevo, dile, él entenderá.

—Pero no quiero lastimarlo, él está siendo bueno conmigo, le tengo cariño. Creo que solo tengo miedo, me asusta querer a una persona en tan poco tiempo, tengo miedo de que me haga olvidar a Shisui-kun y Obito-kun.

—El tiempo es relativo Hinata, puedes amar a una persona por años y al final terminar con esa relación que todos creían iba a terminar en un matrimonio, o puedes conocer a una persona en solo unos meses y comprometerte en poco tiempo. El amor es un sentimiento que no va directamente ligado al tiempo. 

—Kakashi-kun.

—Shisui no hizo que olvidaras a Obito, para él era importante que no olvidemos a las personas que son importantes para nosotros. Tu nuevo amigo no hará que los olvides, esa decisión es completamente tuya.

—Sabes Kakashi-kun— Hinata sonrió —Eres una persona con mucha sabiduría, estoy segura de que a Obito le gustaría que te conviertas en Hokage por él.

Kakashi rascó su mejilla —No lo digas en voz alta, no ahora que Konoha busca un candidato.

—¿Y si alguien te propone?

—Soy muy joven para el cargo, prefiero seguir teniendo tiempo para la lectura.

Hinata suspiró —Sigues siendo muy desahogado, mejor sigue reuniendo experiencia.

El peliplata sonrió una vez más, estaba mejorando el ánimo de su mejor amiga —¿Y quién es tu nuevo amigo?

Kakashi soltó su mano, Hinata comenzó a jugar con sus dedos. No debía decir la verdad sobre Tobi, eso significaba ponerlo en peligro, pero tampoco se sentía correcto mentirle a su mejor amigo.

—Es un secreto.

—¿Desde cuándo tienes secretos?— Hinata seguía sin verlo, entendió que no le diría lo que ocultaba.

—Nunca te oculto nada, pero esto es algo que no puedo compartir con nadie.

—Esta bien, entiendo.

—Gracias Kakashi-kun, no sé que haría sin ti.

—Serías la chica que llora sobre su té.

Hinata tocó sus mejillas, había un rastro seco de lágrimas en su rostro. Se sonrojó sin poder evitarlo, Kakashi rió —¿Enserio lloré sobre mi té?

Kakashi asintió, con una ligera risa de burla —Yo no tomaría ese té.

La ojiperla se dió una palmada en la frente —No es justo.

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Tobi entró en su habitación abriendo la ventana, no se molestó en tocar, venía con una bolsa de papel en la mano. Recorrió la cortina y se quitó su capa oscura antes de sentarse frente a ella en la cama. 

—Te traje algunos detalles de Amegakure, ojos de ángel.

La ilusión en el rostro de Hinata lo conmovió, era como una niña pequeña esperando por abrir su regalo. Ella era adorable, solo podía pensar en amarla y protegerla.

—¿Estuviste en Amegakure?, ¿Esa es tu aldea?

Tobi negó, sonriendo debajo de su máscara —No pertenezco a ese lugar, solo estuve allí está mañana para visitar a unos miembros de mi organización.

Hinata asintió, no quería hacer más preguntas porque eso significaría seguir hablando de Akatsuki, un tema que Tobi no quería mencionar. Aún así, había algo que no coincidía con la versión de Tobi, por ese motivo haría una última pregunta.

—¿Estuviste en Amegakure está mañana?, El camino de regreso a Konoha es largo, ¿Cómo lograste llegar en tan poco tiempo?

—Tengo una técnica especial, si quieres puedo hablarte de eso. Pero prefiero mostrarte lo que compré para ti.

Hinata sonrió, acarició con su mano derecha la máscara de Tobi y depósito un suave beso en donde debería estar su mejilla. Él se sonrojó, era su primer beso en la mejilla después de mucho tiempo, a pesar de llevar dos meses frecuentando a la Hyūga, no había querido besarla, sentía que debía darle tiempo, y él sin duda se había adelantado el momento en que la tocó y le negó su orgasmo. Pero llevaba tanto tiempo anhelando estar junto a ella, que la idea de tener por lo menos una oportunidad lo tentó. Una oportunidad que no pudo dejar pasar. 

—Esta bien Tobi, hablaremos de eso después.

Tobi abrió la bolsa de papel, lo primero que sacó fué un pequeño ángel hecho de origami. Konan lo había hecho especialmente para mantener vigilada a Hinata, si ella y su bebé se encontraban en peligro, Konan lo sabría y se lo haría saber inmediatamente. Ese era un detalle que le iba omitir a Hinata. 

—La mujer que me lo vendió dijo que se trataba del ángel de Amegakure, quiero que lo lleves siempre contigo. Cuelga al ángel con un seguro a la ropa que lleves. Los cuidará en todo momento.

—¿Crees en eso?

—Las personas deben creer en algo, yo creo en que estarán a salvó si llevas al ángel contigo.

—Gracias, es muy bonito— Hinata tomó entre sus manos la figura de papel, no entendía como un origami podía protegerla a ella y a su bebé. Tal vez se trataba de lo que Tobi decía, solo tenía que creer. Dejó la figura en su buró, después se encargaría de buscar un segurito para llevarlo en su ropa.

—Lo siguiente que compré fué una crema, la señora que me la vendió dijo que era buena para las embarazadas. No tendrás estrías por el embarazo gracias a Tobi. 

Hinata tomó la crema, sus ojos se encontraron con la mirada de Tobi, ambos comenzaron a reír —Esto será muy útil. 

—Tobi puede ayudarte a pasar la crema por tu cuerpo.

—Tal vez.

Ambos sonreían, Hinata sentía que estaba bien intentar algo nuevo con Tobi, eso no significaba que olvidaría a las personas que amaba y ya no estaban con ella. Kakashi tenía razón, como siempre.

—Lo penúltimo se trata de un vestido, para cuando tú vientre comience a crecer, es de color lavanda, para que combine con tus ojos de ángel.

Tobi extendió el vestido, Hinata pensó que por el tamaño, era probable que le llegará por debajo de las rodillas. Tenía un lazo para ajustarlo por debajo de su pecho, lo demás era holgado, un vestido sin mangas pero discreto. Le encantaba.

—Muchas gracias, es hermoso— dobló con cuidado él vestido, se había arrugado por llevarlo en una bolsa, pero no importaba, lo dejó a su lado y abrazó a Tobi. El Uchiha rodeó con sus brazos su cintura, aspiró su dulce aroma, vainilla, su nuevo aroma favorito.

—Este será el último regalo, pero no es para Hinata-chan, es para el bebé— Tobi sacó de la bolsa de papel un sonajero de color azul y un pequeño traje de color amarillo. Hinata tardó un momento en reaccionar, sus sentimientos encontrados le provocaron unas cuantas lágrimas, Tobi limpió sus ojos con sus pulgares.

Lo abrazó de nuevo, Tobi olía a menta, era un aroma completamente agradable —Gracias, es un gran detalle de tu parte.

—De nada. 

Hinata aún no soltaba el regalo que Tobi compró para su bebé, le pareció muy lindo que él mostrará verdadero interés en su hijo.

—¿Hoy tampoco te quitarás la máscara?

—Lo siento ojos de ángel, eso es algo que no puedo hacer.

Hinata bajó la mirada, no entendía porque Tobi tenía miedo de mostrarle quien era en realidad.

—Esta bien.

—Cierra los ojos— la Hyūga obedeció, sabía lo que seguiría, Tobi se quitaría la máscara para besar su frente y después se la volvería a poner.

El Uchiha se quitó la máscara y la dejó en el buró. Buscó en su porta armas una venda y cubrió sus ojos.

—Listo, sin trampas Hinata-chan.

Hinata sonrió, Tobi no se colocó la máscara de nuevo. Buscó con sus manos su rostro, él no la alejó, su piel era suave, siguió deslizando sus dedos por sus pestañas, largas y ligeramente rizadas. El lado derecho de su rostro tenía cicatrices, no lograba imaginar que pudo haberlo provocado, el sostuvo sus manos y las retiró con delicadeza.

—Lo siento, no quería incomodarte.

—No me incómoda, solo no quiero que me mires de esta forma, por eso siempre te pido que cierres los ojos.

—Esta bien— Hinata beso una por una cada una de sus cicatrices, el Uchiha se sonrojó —Obito decía que las cicatrices son parte de la vida de un Shinobi, que estaba bien tener unas cuantas.

Pasó saliva con dificultad —Me quedaré contigo esta noche, ojos de ángel.

—Me harías muy feliz— el Uchiha besó su frente con cariño.

Tobi la ayudó a quitar los regalos que estaban en la cama, la recostó y la cubrió con una manta. Él subió un poco su blusa para besar su vientre que aún estaba plano, bajó su blusa y se recostó detrás de ella. Se durmió abrazando su cintura.

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