Capítulo III: ¿Es la decisión correcta?

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento
al lector.

El cementerio de Konoha estaba tranquilo a esa hora del día, prácticamente no había gente visitando a sus familiares o amigos fallecidos. Se podía apreciar la silueta de un hombre que tapaba su cuerpo con una capa oscura y cubría su rostro con una máscara. Logro escuchar de un viejo amigo que el día del parto de Kushina estaba programado para ese mismo día. Se quedó un momento más, tal vez para sentir la paz de su antigua aldea.

Una cabellera azabache llamo su atención, había una chica de espalda a él, de complexión delgada, su brillante cabello llegaba a su cintura. Ella se dió la vuelta después de que el pájaro que observaba volará de su rama. La reconoció de inmediato, aunque había crecido y llevaba ropa diferente a la que solía usar cuando era más chica, poseía los ojos con cierto toque de lavanda que la diferenciaban del resto de su Clan, (aunque ahora carecían de brillo). Actualmente estaba por cumplir quince años, sus cambios eran cada vez más notorios.

Su corazón se aceleró un poco, recordando lo que uno de sus rescatistas le confesó el día que todo cambio. Hinata acariciaba la piedra que hicieron en honor a los caídos. Rozaba con sus dedos un nombre en específico. 

—Perdóname Obito-kun, no debí tomar esa misión, tal vez así habría ido con Kakashi-kun y Rin-san. Ella estaría bien y no— su voz se fue perdiendo, al final su llanto ganó la batalla y le impidió hablar.

Quería ir y decirle que no la culpaba por la muerte de Rin, de hecho, tampoco a Kakashi. Todo era culpa del mundo en el que vivían, por eso él iba a cambiarlo, en su nuevo mundo Hinata no lloraría y él podría encontrarse nuevamente con Rin.

Hinata siguió llorando, limpio con discreción sus ojos y prosiguió a visitar a su otra amiga. 

—Lo siento mucho Rin-san, hoy no pude traerte flores, la tienda seguía cerrada. Mañana vendré más tarde, buscaré unas flores adecuadas para ti. 

Su antigua amiga se quedó un momento en silencio, hincada frente a la tumba de Rin, el único ruido que emitía era el de sus sollozos. Se debatía entre acercarse o permanecer en su escondite, ya se había quedado más de la cuenta. Su mente se negaba a aceptar la verdad que todos parecieron notar, quería acercarse, tocar sus hombros y consolarla. Alguien le ganó ese lugar.

Shisui Uchiha estaba detrás de ella, no lo miró llegar, pero si noto cuando acarició sus hombros y la envolvió en sus brazos. Le susurraba palabras de consuelo en el oído, Hinata asentía, la tranquilizó poco a poco. 

—Recuerda que debes llamarme cuando vengas a visitarlos, tu padre considera que aún no estás completamente preparada para venir sola. Cree que puedes recaer. 

¿Recaer?, No entendía de lo que hablaba Shisui, eso lo irritaba.

—Ya no tengo depresión Shisui-kun, estoy bien. 

—Aún así, quiero acompañarte.

—Esta bien, gracias.

—¿Ya le has dado a Rin la buena noticia?

Hinata sonrió ligeramente, termino de limpiar sus ojos y le dedicó una mirada fugaz a la lápida— Todavía no.

—¿Por qué?, A Obito se lo contaste ayer.

—No encontraba la manera— Shisui la abrazó por detrás, acariciando el vientre de la Hyūga. 

El hombre de la máscara entrecerró su único ojo visible, ¿De qué estaban hablando?, Apretó sus manos, claramente frustrado.

—Rin-san, Shisui-kun y yo estamos saliendo.

—Vamos a cumplir tres meses pronto— confesó Shisui feliz. 

La noticia le cayó como un balde de agua fría. Retrocedió unos pasos y luego decidió desaparecer con la técnica que había usado para llegar. Ella nunca sería suya.

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La observó desde su ventana la noche en que atacó Konoha, unos minutos antes de comenzar con su plan. Ella dormía tranquila, aferrándose a su ligera manta y susurrando entre sueños. Entro con sigilo, por un momento la idea de sentarse a la orilla de su cama le pareció tentadora, pero el miedo a despertarla fue mayor, prefirió seguir de pie. 

Acarició sus mejillas, se quitó el guante de su mano derecha para sentir mejor su piel. Suave y cálida, justo como la recordaba. Sus labios lo llamaban, ¿Shisui ya habría robado su primer beso?, Claro que lo había hecho, ella confesó que estaban saliendo, Shisui no perdía el tiempo.

—Si eres feliz con él, te prometo que no le haré daño está noche.

Hinata se removió inquieta, tal vez era el frío, busco en su armario otra manta y la cubrió con ella.

—Shisui-kun.

Sonrió con amargura, ella soñaba con Shisui. Aunque fuera verdad lo que Zetsu decía, y él estuviera enamorado de la Hyūga que dormía sin preocupaciones aparentes, ella no le correspondía, jamás lo había hecho y jamás lo haría. 

—Lo siento.

—No te disculpes.

—Te prometí— Hinata cerró con más fuerza sus ojos, el hombre enmascarado acarició sus hombros desnudos, el tacto pareció calmarla porque continuó hablando dormida— No le dije a Obito-kun mis sentimientos.

Apartó la mano de inmediato, como si la piel suave de Hinata lo quemara. Se fué para impedir escuchar más, si seguía por ese camino, su antigua amiga lo haría dudar de sus decisiones. 

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—Quiero ser yo quien cuide del bebé de Minato-sensei.

Hiruzen dejó los papeles con los que tenía que lidiar de nuevo debido a la muerte del cuarto Hokage. 

—Estaba pensando que alguien más se encargará de él los primeros años.

—Permita que sea yo quien tenga ese privilegio. Haré pasar a Naruto-kun como a mí hijo, será un Hyūga, nadie en la aldea sospechara que tiene al Kyūbi dentro, no lo van a discriminar. 

—Tal vez funcione, pero si lo haces pasar por un Hyūga habrá gente que intentará secuestrarlo. 

—No podrán, Otôsan quiere que tome el cargo cuando cumpla dieciocho años. Si me convierto en la líder de los Hyūga, ellos deberán proteger a Naruto-kun también.

—¿Por qué no participas en su crecimiento desde las sombras?, Kakashi decidió hacerlo de esa manera. 

—¿No aceptará mi propuesta?

—Lo siento Hinata, cuidar un niño no es una tarea sencilla. Sólo vas a cumplir quince años, no estás preparada. Será mejor que por ahora te ocupes de pasar el tiempo con tu madre, tu padre necesita apoyo.

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—Sabía que te encontraría aquí— Hinata dejo de hablar a la tumba de su maestro y su esposa. Sostuvo mejor al pequeño Naruto y se puso de pie.

—Buen día Kakashi-kun.

Kakashi se acercó a ambos, acarició el cabello de Naruto. El hijo de su maestro tenía dos meses cumplidos. 

—¿No lograste que Hokage-sama aceptara?

Hinata negó— Piensa que soy muy chica.

—Lo eres.

—Además, Okasan tendrá a su bebé pronto. Ya nos hicimos a la idea de que no sobrevivirá al parto, ella misma lo dice. Hokage-sama tenía razón, necesito ser el apoyo de Otôsan. Por eso no podría cuidar bien de Naruto-kun.

—¿Tú estás bien con eso?, No quiero que entres en depresión nuevamente.

—Tranquilo Kakashi-kun, ya supere esa etapa. Estaré bien, las pérdidas son dolorosas, pero estoy aprendiendo a sobrellevarlas. 

—¿Estas completamente segura?

—Si, estoy segura. 

Kakashi apretó su hombro con afecto, era una de sus amigas más cercanas, agradecía al cielo que a ella aún seguía con vida, que todavía la podía proteger. Parecía tener una maldición, todos los que eran cercanos a él morían. Por eso tenía miedo de formar una relación de amistad más abierta con cualquier persona. Pero sabía que Hinata era una de las personas que sabía defenderse, que lo llamaría si se encontraba en peligro. Porque sabía que protegerla era una promesa que no pensaba romper. Hinata lo sabía y no le dificultaba su trabajo. 

—¿Ya pensaste en un nombre para tu hermana?

—Okasan quiere llamarla Hanabi, el nombre me agrada. 

—Es lindo.

—¿Algún día me dirás de qué se tratan los libros que tanto lees?— Kakashi río nervioso— Te he visto repetirlos en más de una ocasión.

—No creo que sea apropiado hablarte sobre la temática de mis libros.

Hinata lo miro confundida. Ambos comenzaron a caminar a la salida del cementerio. Naruto dormía profundamente, la plática de sus dos cuidadores no parecía perturbar su sueño.

—¿Por qué no, Kakashi-kun?

—En su debido tiempo tendrás curiosidad sobre ese tema, sigues siendo pequeña— Kakashi rasco su barbilla, pensativo— Aunque Shisui es tu novio, probablemente sería bueno que te hablara de ello, solo por si Shisui intenta sobrepasarse. ¿Sabes que debes protegerte, verdad?

—¿Protegerme de que?

—Supongo que Shisui y tú aún no hablan de eso.

Hinata siguió pensando, ¿De qué hablaba Kakashi?, se había perdido en la conversación.

—No comprendo Kakashi-kun.

—En la vida de un hombre y una mujer llega el momento en que ambos quieren estar juntos— Hinata asintió ante sus palabras, Shisui y ella querían estar juntos, su novio pensaba en casarse algún día. Kakashi suspiro, dudaba que su amiga estuviera entendiendo a lo que se refería— Me refiero a un encuentro físico. 

—Entiendo— dijo, aunque no estaba segura de haber comprendido. 

—Estoy hablando de sexo.

—Kakashi-kun— chilló Hinata avergonzada— No hables de esas cosas frente a Naruto-kun. 

—Alguien te tiene que informar sobre el tema, puedes hablar de eso con tu padre y pasar vergüenza o puedo informarte lo que sé gracias a Jiraiya-sama.

Hinata estaba sonrojada, demasiado nerviosa— ¿Kakashi-kun, tú ya has tenido esos encuentros?

El peliplata se sonrojo bajo su máscara, golpeó la cabeza de la Hyūga con su libro, sin preocuparse por ser delicado— ¿Por qué preguntas eso?

—Lo siento Kakashi-kun, no preguntaré cosas inapropiadas de nuevo— la ojiperla sobó su cabeza.

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Shisui estaba sentado en el marco de la ventana que había en la habitación de Hinata, su novia llegó a su lado después de dormir a su hermana de un año. La ojiperla se notaba cansada, llevaba su ropa de misión, que consistía en una blusa tipo kimono de color lavanda, atada con un Obi púrpura oscuro, calzas negras y largas, un poco translucidas, un short y unas botas negras. Dejo que su linda novia se recargara en su hombro, él paso su brazo por detrás de su espalda.

—¿Qué tal tu día Shisui-kun?

—En este momento, mi día es perfecto.

Hinata sonrió— Me gustas mucho Shisui-kun.

—También me gustas Hinata-chan, demasiado.

—¿Quieres que vaya a preparar el almuerzo de tu padre mañana?, Sé que te irás de misión, Otôsan dijo que puede encargarse de Hanabi y no es necesario que le ayude. 

Shisui permaneció en silencio, Hinata no lo presionó, el padre de Shisui estaba enfermo desde que eran pequeños, por ese motivo su novio siempre pedía  misiones al Hokage, aún siendo un niño, el dinero que Shisui ganaba era el único ingreso para su padre y él. El ligero temblor del cuerpo de Shisui la puso en alerta, se separó de él para buscar su mirada. Shisui estaba llorando.

—Mi padre está muerto.

Hinata abrió sus ojos sorprendida, lo abrazó con todas sus fuerzas, acarició su espalda de forma lenta, quería demostrarle que tenía su apoyo. 

—¿Qué sucedió Shisui-kun?

—Esta mañana lo encontré muerto, mi tío Fugaku se está haciendo cargo de todo. No quiero regresar a casa, todavía no. 

—No estás solo, me tienes a mi— Shisui se calmó un poco— Puedo pedirle a Otôsan una habitación para ti, puedes quedarte con nosotros el tiempo que tú quieras. 

—A tu Clan no le agradará la idea, todos desconfían de los Uchiha desde el ataque del Kyūbi. 

—Yo no permito que el Clan Hyūga dude del honor de los Uchiha, soy su próxima líder y deben aceptar al Clan de mi futuro prometido— lo dijo segura de si misma, Shisui sonrió entre lágrimas.

—Gracias Hinata-chan.

—Te quiero Shisui-kun, no pienso dejar que pases por esto solo.

—No dejes de iluminar mi vida Hinata-chan, quédate a mi lado.

—Siempre estaremos juntos. 

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Nos vemos en la próxima actualización 💕

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