Capitulo 8.
//Narra J//
—Bueno. Volvamos con Lizzy y V —dijo Thad, ahora no tan serio.
Yo asentí con la cabeza, agradecida por la interrupción de Thad que me sacaba de mis propios pensamientos. Luego, caminamos juntos hacia donde estaban V y Lizzy. Al llegar, observé cómo ellas dos se veían tranquilas, sentadas en el césped como si el mundo alrededor no fuera más que un escenario para su juego. Parecía que cualquier preocupación o tensión era algo distante, insignificante.
—Hola, supongo que, am... tú y yo... —dije, intentando articular mis palabras, pero fallando en transmitir lo que realmente quería decir.
Ambas levantaron la mirada hacia nosotros. Lizzy sonrió y V simplemente me observó con sus ojos serenos, como si ya supiera lo que iba a decir antes de que lo dijera. Su mirada me hizo sentir que ella tenía un plan más claro y detallado que el mío. Un pequeño nudo de nerviosismo comenzó a formarse en mi estómago. Sentía que había algo importante en el aire, una posibilidad que apenas podía definir, pero que comenzaba a cobrar forma en mi mente. Tal vez, entre V y yo, había algo más que simples palabras y miradas.
—Sí, vamos a jugar juntas —respondió V finalmente, con una sonrisa apenas perceptible, pero cálida.
Ese pequeño gesto me dio una chispa de esperanza y seguridad. Quizás, después de todo, no estaba tan sola en mis pensamientos y sentimientos. Mientras nos sentábamos con ellas, mi mente comenzó a imaginar cómo este simple juego podría convertirse en el comienzo de algo significativo.
—Claro... —contesté.
—Okey, mi hermana y yo nos retiramos. Que pasen una linda tarde —se despidió Thad.
Me quedé sola con V. La situación era incómoda, ya que apenas conocía su nombre y nada más. Un silencio pesado se instaló entre nosotras, un vacío lleno de palabras no dichas y pensamientos no compartidos.
—Thad ya te contó todo. ¿Verdad? —rompió el silencio V, mirándome fijamente.
Me quedé callada por un momento, insegura de qué responder. Opté por la sinceridad, ya que era lo único que podía ofrecer en ese instante.
—Sí. Pero, no entiendo. ¿Por qué especialmente yo? —pregunté, sintiendo la necesidad de comprender su elección.
V no supo qué contestar. Su postura se encorvó ligeramente, reflejando su incomodidad y la carga de la respuesta que no tenía.
Decidí no insistir más, a pesar de que me estaba tomando como su herramienta de venganza.
Nos quedamos en silencio nuevamente. El viento susurraba a nuestro alrededor, moviendo suavemente las hojas de los árboles. Sentí una mezcla de confusión y curiosidad. No podía entender por qué V me había elegido para su plan, y su silencio sólo aumentaba mi inquietud.
—Bueno. ¿Quieres ir por un helado? —pregunté, cambiando de tema.
—Pero no traigo dinero —justificó ella.
—No te preocupes, yo invito —dije con una sonrisa.
Ella, aunque algo desconfiada, aceptó con un ligero asentimiento de cabeza. Caminamos juntas hacia una heladería cercana que conocía. No solo vendían helados, sino también frapes, malteadas, paletas de hielo, fresas con crema, cafés, y una variedad de delicias que hacían difícil elegir. El aroma dulce y fresco que se escapaba de la tienda nos envolvía mientras nos acercábamos.
Yo pedí un helado de fresa, mi favorito de siempre, mientras que ella optó por uno de chocolate. Nos sentamos en una de las mesas que estaban afuera, bajo la sombra de un gran árbol. La brisa suave y el ambiente relajado le daban al momento un aire especial. No podía evitar sentir que se trataba de una cita romántica, aunque sabía que debía ser paciente.
Conversamos de varias cosas, y me di cuenta de que ella compartía muchos gustos conmigo, incluso gustos culposos.
Hablamos sobre películas, libros, música, y hasta sobre nuestras comidas favoritas. Descubrí que ambas teníamos un amor compartido por las películas de terror, aunque las veíamos a través de los dedos entrecerrados. También nos gustaban las novelas de misterio, y ambas teníamos una extraña fascinación por las cosas paranormales.
Hubo risas tímidas y sonrisas sinceras, y por un momento, todas las barreras entre nosotras parecieron desvanecerse. Me di cuenta de que, a pesar de su actitud fría y distante, V tenía un lado amable y vulnerable que estaba comenzando a mostrarme.
—Nunca pensé que me gustaría tanto el helado de chocolate —dijo ella, rompiendo el silencio con una sonrisa.
—Me alegra escuchar eso —respondí, sintiendo una calidez en mi pecho.
Seguimos conversando, y el helado se fue derritiendo lentamente en nuestros vasos, al igual que las reservas que había entre nosotras. Por primera vez, sentí que realmente estábamos conectando, y eso me dio esperanza de que esta relación podría ser más que un simple juego.
Holaaaaaaaaaaaa!!! espero que les guste este capitulo, y antes de despedirme un pequeño aviso que se me olvidó poner en la descripción:
Habrá capitulos +18, o en otras palabras lemon, si les incomoda este tipo de caps no pasa nada, sáltenselos y ya. Felices fiestas byeeeeeeeeeeeeee!!
(751 Palabras)
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