Capitulo 16.

La habitación estaba iluminada por una luz tenue que entraba por la ventana, creando sombras danzantes en las paredes. Ella seguía mirándome con una mezcla de incredulidad y curiosidad, sus ojos brillando intensamente. El ambiente estaba cargado de una tensión, casi eléctrica.

Finalmente, rompió el silencio con un susurro, su voz temblando con la carga de emociones contenidas:

—Entonces... ¿No es un juego?— La confusión y el desconcierto en sus ojos eran innegables.

La miré profundamente, buscando transmitir empatía y urgencia en mi respuesta. Necesitaba que comprendiera, aunque la dulzura de su malentendido me desconcertaba un poco.

—No, no lo es... ¿Quién te dijo que lo era?— Mi tono era suave, buscando mitigar el impacto de mis palabras con una mirada comprensiva.

Ella negó con la cabeza lentamente, y una pequeña sonrisa, apenas perceptible pero muy presente, comenzó a dibujarse en sus labios, como si hubiera descubierto algo enigmático y personal.

—Nadie. Lo supuse— respondió, mientras su sonrisa se ampliaba de manera casi imperceptible pero innegable.

La tensión en el ambiente dio paso a una curiosidad renovada cuando volvió a hablar, sus palabras llenas de una mezcla de ansiedad y esperanza:

—Pero... ¿Entonces qué es?—

Tomé un momento para buscar las palabras adecuadas, algo que pudiera encapsular la enormidad de lo que deseaba transmitir.

—Es...— comencé, permitiendo que la palabra flotara en el aire un instante, —¿Un nuevo comienzo?...—

Ella permaneció en silencio, pero la sonrisa en sus labios se ensanchó, y sus ojos brillaron con una alegría contenida, como si celebrara internamente la profundidad de esa revelación. La atmósfera se transformó, cargándose ahora de una esperanza cálida, marcando el inicio de algo totalmente nuevo.

Cambié de tema con una sonrisa suave, intentando aligerar la intensidad del momento:

—Bueno, ¿qué te gustaría hacer?—

Sus ojos adoptaron de inmediato un brillo travieso, su mirada volviéndose más caprichosa. Pero no dijo nada enseguida, tomándose un momento para pensar. La observé, esperando pacientemente a que una idea surgiera en su mente.

—¿Qué tal si... dormimos un rato?— propuso finalmente, con una pausa de duda, —¿Juntas?—

Detecté un leve nerviosismo en su voz, pero asentí, aceptando su propuesta con una sonrisa. 

Nos acomodamos en mi cama, que, aunque no era la más ancha ni grande, nos obligaba a dormir casi pegadas. Desde que invité a J a entrar a mi casa, la noche se había transformado en una especie de pijamada improvisada.

Ambas estábamos de espaldas, cada una en su propio mundo de pensamientos. Sin embargo, al cabo de unos minutos, sentí sus brazos rodear mi cintura. Ese gesto, aunque inesperado, me hizo recordar la vez que me salvó de ser arrollada por un camión. La sensación de seguridad y calidez que me transmitía era inigualable.

Me giré lentamente, buscando su abrazo. Apoyé su cabeza en mi pecho, sintiendo su respiración rítmica y tranquila. Ese simple acto me relajaba profundamente, creando un vínculo silencioso pero poderoso entre nosotras.

Fue tan relajante que me olvidé de que mañana había escuela.

Pasamos la noche sumergidos en una atmósfera íntima y cálida, como si el mundo exterior hubiera dejado de existir. Las horas transcurrieron en una danza lenta de susurros y sonrisas hasta que la primera luz del amanecer comenzó a colarse por las cortinas.

Me desperté, sintiendo el peso del sueño aún en mis ojos, y me di cuenta de que ya era tarde. El sol matutino inundaba la habitación con un suave resplandor dorado, y las sombras de los muebles dibujaban formas abstractas en las paredes. Me apresuré a levantarme, con la urgencia de quien sabe que el tiempo no espera.

Giré la cabeza y allí estaba J, profundamente dormida, acurrucada entre las sábanas. Su rostro, relajado y sereno, emanaba una ternura indescriptible. Sus pestañas se proyectaban en delicadas sombras sobre sus mejillas, y su respiración tranquila llenaba la habitación de un ritmo suave y constante.

No quería despertarla. La imagen de J así, tan linda y vulnerable en su sueño, me hizo dudar. Pero la necesidad me empujaba, así que me acerqué con cuidado, tratando de no romper la magia de ese momento. Coloqué una mano suave en su hombro y la llamé en un susurro, esperando que el paso del sueño a la vigilia fuera tan suave como la luz que ahora llenaba la habitación.

—Despierta, bella durmiente— dije en un tono algo burlón, tratando de suavizar el momento.

Ella abrió los ojos lentamente, y una ligera expresión de frustración cruzó su rostro. Sin embargo, se levantó de la cama con un suspiro resignado, estirándose perezosamente mientras los primeros rayos de sol iluminaban su figura.

Y algo que dijo, me dejó helada...

—Oye, V. Tú y yo tenemos algo pendiente. ¿Recuerdas?—



Holaaaaaaaaaaaaa!!!! espero que les haya gustado este cap, y nos vemos en el siguiente, byeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!! xd

(751 Palabras)


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