Capítulo 5

Izuku había estado dándole vueltas a lo sucedido en los últimos días. La relación con Momo había cambiado de una manera que no había anticipado.

Al principio, ella había sido solo una compañera de clase, alguien con quien intercambiar palabras de vez en cuando. Pero ahora... todo parecía diferente. Más intenso. Ella lo buscaba constantemente, lo protegía, y, aunque él no sabía cómo manejarlo, algo en su interior no quería que eso cambiara.

Cada vez que Momo se acercaba, sentía que el aire a su alrededor se volvía más denso, más pesado, como si todo lo que sucedía entre ellos fuera de alguna manera irreversible. Las veces que la veía, su mente comenzaba a divagar. ¿Cómo es que había Ilegado a este punto?¿Por qué, aunque ella fuera un poco... posesiva, no podía evitar sentirse atraído hacia ella?

En la escuela, las interacciones con Momo se volvían más frecuentes. Ella lo buscaba con una sonrisa juguetona en su rostro, a veces tan sutil que Izuku se sentía completamente perdido.

Durante una comida, Momo se sentó frente a él como siempre, pero esa vez, su actitud era diferente. Más provocadora.

-Izuku,¿por qué no me llamas por mi nombre?-dijo Momo mientras jugueteaba con su bebida, mirando con curiosidad su reacción.

Izuku, un tanto sorprendido, la miró por encima de su taza de jugo. Su rostro se sonrojó ligeramente.
-Eh... ¿Momo?-dijo en voz baja, titubeante.

Ella sonrió al escuchar su nombre. La forma en que él lo dijo, algo vacilante pero sincero, hizo que un escalofrío de satisfacción recorriera su espina dorsal.

iOh, qué lindo! Lo dices con tanto cuidado. Es bueno saber que me consideras lo suficientemente cercana para llamarme así.

Izuku se sintió avergonzado, y rápidamente intentó cambiar de tema, pero Momo ya no estaba dispuesta a dejarlo escapar. Se inclinó hacia él, dejando que el brillo en sus ojos lo hipnotizara.

¿Sabías que hay algo
increíblemente atractivo en ti cuando te pones nervioso?--dijo, su tono bajo y juguetón.

Izuku se quedó quieto, sintiendo
cómo su corazón latía más rápido. Cada palabra de Momo lo hacía sentirse más nervioso, más incómodo... pero al mismo tiempo, había una parte de él que comenzaba a disfrutar de esa atención. Momo se daba cuenta de eso. Podía ver cómo el chico tímido que tantole atraía reaccionaba ante su cercanía.

A medida que pasaban los días, Momo se volvía más atrevida. Cada vez que se encontraba con Izuku en algún lugar, encontraba una excusa para acercarse un poco más, para jugar con la cercanía. Durante los entrenamientos, se aseguraba de estar siempre cerca de él, ya sea lanzándole una sonrisa sugerente o dejándose caer en una postura más relajada, como si estuviera a su disposición.

Una tarde, después de un largo día de clases, ambos se encontraban en el salón común. Izuku había estado trabajando en algunos dibujos, como siempre, pero se sintió un poco agotado. Momo, que había estado observando discretamente, se acercó de nuevo. Esta vez, su comportamiento no pasó desapercibido. Se sentó junto a él, tan cerca que pudo sentir la calidez de su presencia.

¿No te parece que haces todo el trabajo mientras otros se quedan atrás, Izuku?-dijo Momo, mirándolo con una expresión enigmática. Luego, sin previo aviso, pasó un dedo por el borde de su cuaderno de dibujo.
Izuku tragó saliva, sintiendo un calor inexplicable recorrer su cuerpo. La cercanía de Momo, la suavidad de su toque, lo hicieron sentirse extraño, casi como si fuera el centro de su atención de una manera que no podía explicar.

-T-Tengo que seguir trabajando.. -musitó, incapaz de mantener la mirada fija en ella.

Momo sonrió y, sin pensarlo demasiado, se reclinó hacia él, dejando que su brazo rozara ligeramente el de Izuku.

Izuku estaba completamente desbordado por la sensación de calor que crecía dentro de él. Momo no solo lo había invadido físicamente, sino que lo estaba envolviendo de una forma que no sabía si era su imaginación o si ella realmente lo estaba tentando.

-Yo... no quiero molestar a nadie, Momo...-dijo, pero las palabras salieron como un susurro, perdido entre la cercanía de su cuerpo y la forma en que ella lo miraba.

Momo no dijo nada más. En lugar de eso, se acomodó aún más cerca de él, dejando que su rostro quedara justo frente al suyo. La intensidad de su mirada se volvía más profunda, más enigmática,ya Izuku le costaba respirar con normalidad.

-No me molestas-dijo Momo en Voz baja, sus labios tan cerca de los de él que casi pudo sentir el roce de su aliento-. Tú eres mío, Izuku. Siempre lo has sido.

Izuku se quedó en shock. Las palabras de Momo parecían estar sellando un vínculo que él no había anticipado. Su mente estaba llena de confusión, pero también de una necesidad inexplicable de proteger lo que Momo parecía haber reclamado.

Momo, satisfecha con la reacción de Izuku, se levantó lentamente, dejando que su cercanía fuera la última impresión que él tuviera de esa conversación.

-Piensa en ello, Izuku. Cuando te des cuenta, me tendrás completamente.-Sonrió con picardía antes de girarse y marcharse, dejándolo solo con sus pensamientos enredados.

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A medida que los días pasaban, la relación entre Momo e Izuku seguía evolucionando de maneras que él no sabía cómo manejar. Las interacciones con Momo se volvían más frecuentes y, lo que antes había sido una conexión tímida, ahora se estaba convirtiendo en algo mucho más intenso. Ella, con su seguridad y actitud juguetona, sabía cómo ponerlo en aprietos, y lo hacía con una facilidad desconcertante.

Una tarde, mientras Izuku trabajaba en su proyecto para una clase de estrategia, Momo apareció de la nada, deslizándose con gracia por la puerta del aula. Había algo en su paso que indicaba que esta vez no iba a ser una visita común.

-Izuku, ¿no te aburres de estar todo el día aquí solo? -preguntó con su voz suave y seductora, acercándose al escritorio donde él estaba sentado.

Izuku levantó la vista de su cuaderno, viendo cómo Momo se inclinaba sobre él, tan cerca que él podía oler su perfume floral, suave pero envolvente. Algo en la cercanía lo descolocaba, pero, al mismo tiempo, no podía evitar sentirse atraído por ella.

-Solo estoy tratando de concentrarme en el proyecto... -dijo Izuku, pero sus palabras salieron algo más cortas de lo que pretendía, evidenciando la incomodidad que sentía.

Momo sonrió al notar la reacción de Izuku, disfrutando de cómo sus nervios se volvían cada vez más palpables.

-¿Sabes? Me parece que eres muy guapo cuando te pones tan serio. Aunque... -agregó, su tono cambiando de manera juguetona-, creo que te veo más atractivo cuando te pones nervioso.

Izuku tragó saliva, sintiendo una oleada de calor en su rostro. No era la primera vez que Momo lo hacía sentirse así, pero cada vez que lo hacía, parecía más difícil controlar la forma en que reaccionaba. Momo, como siempre, notaba sus señales y, con un movimiento calculado, se sentó en el borde de su escritorio, cerca de él.

-¿Por qué no me dices más sobre ti, Izuku? -dijo mientras su mano descansaba cerca de la suya, tan cerca que él pudo sentir su contacto sin siquiera tocarla.

Él vaciló por un momento, aún sintiendo la tensión en el aire. Pero al mirar a Momo, se dio cuenta de que algo había cambiado. Ella ya no era solo la chica inteligente y segura que lo había impresionado al principio. Ahora, había una sensación de posesividad que la envolvía, como si de alguna manera lo considerara suyo. Y, aunque le resultaba incómodo, había algo en esa sensación que lo atraía.

-No sé qué decir... -murmuró Izuku, incapaz de mirar directamente a los ojos de Momo.

Momo se acercó más, con la sonrisa que siempre le causaba un nudo en el estómago a Izuku. En un movimiento ágil, tomó su mano y la desvió suavemente hacia su propia mejilla, disfrutando de la sorpresa que se reflejaba en los ojos de él.

-Está bien -dijo, su voz más baja ahora, con un toque de picardía-. No hace falta que digas nada. Es más divertido cuando me haces adivinar.

Izuku sintió como su corazón aceleraba con cada movimiento de Momo, como si estuviera atrapado en su juego. La tensión entre ambos aumentaba y, aunque a veces se sentía vulnerable, algo dentro de él también comenzaba a disfrutar de esa conexión. La sensación de ser "importante" para Momo, de que ella lo veía de una manera tan diferente a los demás, lo hacía sentirse único, aunque a veces esa atención lo abrumara.

Sin embargo, Momo no iba a detenerse allí. Sabía que había comenzado a generar algo en Izuku, algo que él no había esperado. Y como toda persona acostumbrada a obtener lo que quería, no pensaba frenar. De hecho, cada día parecía intensificar su actitud juguetona, rozando siempre los límites de lo que él podría tolerar.

En una noche más tarde, durante la cena en los dormitorios de la escuela, Momo se acercó a Izuku nuevamente. El ambiente era relajado, pero su presencia era casi hipnótica, y él no podía apartar la mirada. Ella lo sabía, y disfrutaba de cada momento.

-Te ves tan... distante, Izuku. -Dijo mientras jugaba con su tenedor, mirando de manera casi desafiante-. ¿Qué te pasa? ¿Te sientes incómodo?

Izuku miró la mesa, sintiendo cómo las palabras se atoraban en su garganta. Momo, al ver su expresión, soltó una pequeña risa. Se levantó de su asiento, caminando hacia él sin que nadie lo notara.

-No quiero que te sientas así. -Momo susurró, ya tan cerca de él que podía sentir su aliento-. Pero hay algo que me intriga mucho... ¿Sabes qué es?

Izuku apenas podía responder, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba bajo su mirada penetrante.

-No... ¿qué? -dijo en un susurro, sin poder mirar directamente a sus ojos.

Momo se inclinó hacia él, casi tocando su oreja con sus labios al hablar.

-Eres mío, Izuku. Y me encanta verte tan confundido. Eso solo me hace querer más de ti.

Izuku no podía soportarlo más. La sensación de que Momo lo había "marcado" de alguna manera, de que lo veía como suyo, era aterradora pero, a la vez, fascinante. Era claro que ella no lo dejaría ir tan fácilmente.

-Momo... -musitó, tomando aire profundamente.

Ella sonrió de manera traviesa, disfrutando del poder que tenía sobre él.

-Sí, Izuku. ¿Qué vas a hacer con todo esto, eh? -su voz era suave pero cargada de una tensión que le dejaba poco espacio a la duda.

Izuku se quedó en silencio, sin saber si debía resistirse o entregarse a lo que Momo parecía estar planeando para ellos. Pero una cosa era segura: algo había cambiado dentro de él, algo que lo empujaba hacia ella, incluso cuando sabía que no podría evitar su atracción.

Fin del capítulo.

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Bueno aquí esta el capitulo, como veo que les está gustando al nomas este capitulo llegue a 20 actualizo, si no llega a 20 me gustas, pues siempre la subiré pero un poco más tardado

Así que por favor apoyen el fic, compartan lo con sus amigos que les guste el izumomo, se los agradecería muchísimo, sin más que decir me despido, hasta la próxima

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