Decisiones Equivocadas
Te quiero, pero no puedo tenerte
y si no te tengo, prefiero la muerte.
Naraku: ¿Cómo está?__ preguntó a su primo toga, luego de haber esperado tras su llegada que este terminará su conversación con un doctor.
Toga golpeó su mano derecha contra su rostro, en ese momento se sentía cansado y más viejo de lo que era. Naraku había venido en cuanto supo que sesshomaru había despertado, pero lamentablemente no era el mejor momento para verlo, sesshomaru había pedido estar solo y había que aceptarlo. El carácter de su hijo mayor era realmente explosivo y era mejor no provocarlo.
Entre tanta conmoción, necesitaba desahogarse con alguien y quién mejor que naraku para ello. Le había contado todo lo que estaba pasando y el diagnóstico que le había dado el doctor. Por tanta situaciones se había descuidado hasta de la empresa, Inuyasha era bastante incompetente y no confíaba en el, pero Naraku se ofreció a tomar el control mientras el no estaba presente y toga estuvo muy agradecido. Naraku tenía, aunque más pequeña, su propia empresa y sabía de negocios por lo que para el sería pan comido y para el mismo un respiro.
Toga: Nos mandó a todos a volar__ recordó.
Naraku: ¿Incluso a kagura?__ preguntó curioso, Toga lo observó curioso y confundido ya que pensaba que su primo acababa de llegar ─ La vi saliendo del hospital cuando llegué, se veía muy afectada__ explicó.
Toga: Creo que fue, tal vez, un poco más benevolente con ella__ reconoció, se dejó caer en una banca que había pegada a la pared fuera de la habitación y escondió su rostro entre sus manos
Naraku: Supongo entonces que deberé esperar hasta tarde para verlo__ se lamentó, su primo asintió, naraku que había examinando a toga no pudo evitar comentar ─ ¿Cuando fue la última vez que dormiste, primo o si quería que comiste algo?__ preguntó sentandose a su lado sin dejar de observarlo.
Toga resopló: No he podido, esto me tiene mal__ confesó, naraku pasó un brazo sobre su hombro en compasión, Toga levantó el rostro y le observó agradecido ─ Te agradezco que te estés haciendo cargo de la compañía, yo ahora mismo no pudiera aunque quisiera.
Naraku negó con la cabeza: No tienes nada que agradecer, somos familia__ le recordó ─ ¿Que te parece si vamos a tomar un trago?__ sugirió.
Toga no estaba muy convencido: No creo que sea muy buena idea__ susurró mirando la puerta cerrada de la habitación donde estaba su hijo.
Naraku: Vamos, sabes que lo necesitas__ insistió, Toga inhaló, pero se levantó junto con su primo.
Toga: Ya que, vamos.
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Era ya de muy tarde cuando llegaron a la que sería la última puerta, no del plantel, si no de la noche. puesto que estaban en el tercer piso y aún faltaba una planta más. Pero Rin estaba más que agradecida de que fuera así, debido a que ya no podía soportar el dolor en sus pies. Había asistido a ese primer día con una zapatos de tacón, eran bajos y cómodos, pero tantas horas de pie ya le estaban causando efecto. ¿Por qué no usar el ascensor? Por qué obviamente al ser un hospital tan importante, debía tener un ascensor, sin embargo a ella le causaban pavor solo de verlos. La enfermera había aceptado a regañadientes, pues, era un mujer de mucha masa corporal y no parecía de las que les gustará el ejercicio.
Enfermera: Bueno, está es la última de hoy__ comunicó, mirando la carpeta en sus manos.
Rin miró el número 301 en el dintel, era la tercera puerta de la planta tres, seguida de ellas una carrera de puertas por un largo pasillo blanco les seguían. No supo por qué, pero al verla tuvo una extraña sensación de incofortabilidad, como si lo que había dentro no le fuera a agradar para nada.
Rin: ¿Quien está en esa?__ preguntó curiosa y a la vez temerosa mientras rozaba con la yema de su dedo índice de su mano derecha, la perilla plateada y brillante en la puerta. La enfermera pareció gruñir algo en voz baja y Rin detuvo el movimiento para girarse y verla.
Enfermera: Sesshomaru Taisho__ pronunció la mujer, Rin asintió, el nombre le sonaba, pero no supo de dónde ─ Es una persona muy importante puesto que es hijo de un conocido empresario llamado Toga traisho, de seguro has de conocer la familia Taisho, son bastante conocidos en Tokyo y otra partes del mundo.
Rin trató de recordar, tal vez alguien lo había mencionado alguna vez en alguna clase de la universidad, pero de haberlos vistos estaba muy segura que no había sido así. Tenía buena memoria y no olvidaba un rostro tan fácilmente, por lo que el tal Sesshomaru Taisho no era uno de ellos.
Rin: A sinceridad, creo que no lo conozco__ admitió ¿para que mentir?
La mujer suspiró.
Enfermera: Es mejor así, es guapo, pero todos dicen que es un patán....lo acabo de comprobar yo misma aquí__ afirmó volteando a ver la puerta como si está fuera la culpable del carácter del hombre.
Rin: ¿Entonces, entraremos?__ Preguntó, no muy segura luego de aquella información.
En ese momento y para fortuna de Rin, el reloj de la mujer que indicaba que su jornada laboral habia concluido, sonó en su mano. La mujer sonrió feliz y cerró la carpeta mirando a Rin con las mejillas infladas.
Enfermera: Bueno Rin, mañana continuamos, este será tu mayor reto, el señor sesshomaru__ anunció ─ Nos veremos querida, está vez usaré el ascensor__ recapacitó guiñandole el ojo, era obvio que la mujer no tomaría la misma lucha para bajar, en cambio Rin si lo haría unas 100 veces de ser necesario.
Miró a la puerta una vez más, aunque temía por lo que había dentro, algo en ella le decía que debía entrar allí ¿Que hacer? El paciente no se molestaría por qué una enfermera entrara en su habitación, de hecho ese era el trabajo de ellas, revisarlos. Esa sería su perfecta excusa, solo sería una ojeada y saldría de dudas acerca de la persona allí ¿Famoso había dicho la mujer? ¿Por qué ella no lo recordaba?
Rin vivía en un vecindario de personas humildes, pero siempre tuvieron muy pocos recursos como para darse el lujo de tener un computador y pagar el internet. Su uso en el café internet era muy limitado, solo hacer tareas, no tenía tiempo de usar redes sociales. Fue hasta que fue adulta y consiguió un trabajo de medio tiempo donde al fin pudo comprar un celular más o menos adecuado. No era muy avanzado, de hecho era usado, pero le servía para comunicarse con sus seres queridos y amigos.
Cerró los ojos y respiró hondo buscando en su interior el valor que necesitaba para esto. Tenía que tomarlo como una especie de prueba y nada más, tomó la llamativa perilla y la giró hacia la izquierda, pero justo en ese momento su celular vibró en su cartera. Casi pega un salto cuando lo sintió, pero logró contenerse a tiempo. Se alejó de las puertas y se paró en los escalones para no molestar a los pacientes mientras hablaba.
Rin: Aló
Ahome: ¿Rin, estas en el hospital aún?
Rin: si, ya voy de salida ¿Por?
Ahome: Saldremos, tu, sango y yo en una noche de chicas para celebrar tu nuevo trabajo__ Anunció
Rin puso los ojos en blanco.
Rin: Oye, aún no es seguro y ..
Ahome: Claro que si, eso es tuyo amiga, eres la mejor en tu campo.
Rin: No es para tanto__ se sonrojó
Ahome: Te iremos a buscar en unos minutos, esperamos en la puerta.
Rin: Pero yo no he dicho que si...ahome, ahome
Rin alejó el cel de su oreja debido al silencio de su amiga al otro lado de la línea y se dió cuenta de que está le había colgado sin dejarla terminar.
Rin: Genial, simplemente genial__ murmuró comenzando a descender olvidandose de la puerta misteriosa.
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Sesshomaru quien había estado despierto observado el techo de la habitación, escuchó las voces de lo que parecían ser dos mujeres hablando afuera. No entendía muy bien lo que hablaban ya que solo se escuchaba un murmullo, pero estaba a punto de gritarles que se callarán de una vez si no fuera por qué cesó la insufrible perorata antes de que el terminara de perder los estribos. Siguió mirando aun a pesar del silencio con una extraña sensación de que alguien entraría en cualquier momento. Lo confirmó cuando notó que la perilla se giraba lentamente como si la persona que quería entrar estaba tratando de hacer el menos silencio posible.
Cómo un león acechando una presa, espero tranquilamente para quien sea que entrase se arrepintiera de haberlo hecho, sin embargo, apresar de que la perilla giró, la puerta nunca abrió. Esperó y esperó, pero nadie entró y suspiró aliviado, aunque extrañado de que quien sea que fuere se haya arrepentido de último minuto como si hubiese adivinado sus pensamientos.
Convencido de que ya nadie entraría, volvió a mirar el techo y se adentró en sus pensamientos. No quería sucumbir a la autocompasión y mucho menos sentir la mirada de lastima de las personas hacia su persona, eso sería de masiado humillante para el. En su nueva "condición" debía depender enteramente de los demás y el no quería rebajarse a tal situación, prefería la muerte a estar en una maldita silla de ruedas el resto de sus días.
Una solitaria lágrima de enojo brotó de sus ojos y resuelto tomó una decisión. Lo había estado pensando durante toda la tarde y noche, nada podía ser mejor para el en ese momento. Kagura merecía a alguien mejor y el no podría soportar verla con alguien a pesar de eso. Tomó una almohada y la colocó sobre su cabeza, hasta para morir debía ser de una manera ridícula, ni siquiera eso podía hacer sin tener que pedir ayuda a otros para poder suicidarse.
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Rin salió del hospital y estuvo frente al edificio esperando a sus amiga durante unos minutos. Cada ves el deseo de marcharse era mayor. Lamentó haber dejado su moto esa noche, ya que de tenerla estaría lejos de allí rumbo a casa. para colmo en todo el tiempo que tenía allí de pie, no había pasado un solo autobús y la estación del metro estaba muy lejos.
Mientras discutía consigo misma dentro de su mente, un auto escarlata se detuvo frente a ella y una cara familiar se asomó al bajar el vidrio de la ventanilla. Era sango.
Sango: Hola Rin ¿estás lista?__ preguntó con una sonrisa, la cabeza de ahome se asomó por la ventanilla de atrás.
Ahome: ¡Rin!__ gritó alegremente y abrió la puerta para que entrase. Rin notó que otra cabeza se asomaba por la ventanilla donde estaba sango y levantando las cejas confundida miró a sus amigas y luego al chico.
Sango suspiró entendiendo: Lo siento Rin, se que dijimos que era "una noche de amigas" pero Miroku se antojó de ir__ se disculpo, lanzando de reojo una mirada fría a su novio quien se encogió de hombros.
Miroku levantó las manos en son de paz: Por eso invité a Kohaku__ declaró.
El corazón de Rin dió un vuelco cuando la cabeza del chico del cual había estado enamorada desde que era pequeña, asomó por la puerta abierta donde ella iba a sentarse. Podía escuchar el latido de su propio corazón martillando en su pecho sin despegar la mirada de aquella sonrisa que brillaba con la luz de los faroles. Sintió que su cara se ponía roja como un tomate y su estómago de revolvió.
Ahome: Ejem ¿Rin, te subirás o esperas una invitación por correo?__ bromeó guiñando un ojo
Rin se sonrojo aun más mientras caminaba hacia el auto apretando su cartera contra su pecho.
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