capitulo 6

Agni se quedó muy pensativo ante la sugerencia del señor Anatoly, eso fue muy sorpresivo. No sabía que responder, no creía que su habilidades fueran tan excepcionales es mas, él seguía creyendo que carece de mucho en todo los aspectos.

El adolescente alfa se seguía menospreciando, acaso; ¿no es de admirar su habilidad para disparar a largo y corto alcance sin fallar? Agni desde el momento en que llega a fijar un objetivo no falla, cuando el sostiene un arma en sus manos se vuelve una persona totalmente diferente, como lo que es. Un alfa, sin dudas y con un solo objetivo.

Es por eso que sus compañeros en la infantería pese a su miedo, se sentían seguros porque sabían que su capitán les estaría protegiendo la espalda.

—No es necesario que me des una respuesta en este mismo instante.—Le hizo saber Anatoly.

No le agrado ver a Agni tan ansioso, su propósito no era agobiarlo y mucho menos no quería martirizar al adolescente alfa. Tampoco era su intensión el ponerle una carga obligatoria.

—No quiero que digas "si" porque te sientes obligado, o porque quieras pagar nuestra hospitalidad de alguna forma. No.—Aclaró.—Tienes que darme una respuesta según lo que tú quieres, no te obligues.

—¿Lo que yo quiera?—Preguntó confundido.

Él me está preguntando mi opinión, no está tomando una decisión por su propia cuenta. Él es muy similar al joven maestro Adair, él también me hace saber que mi opinión cuenta. ¿Por qué mis padres no eran así?

—Sí.

—¿Tengo derecho a eso?

—¿Qué?

Anatoly hizo un mal lanzamiento al escuchar la pregunta de Agni, eso le disgusto mucho. Era como si Agni tenía que pedir permiso para decir lo que en verdad quería hacer.

—Es tu vida.—¿Qué le han hecho a este niño como para que pregunte eso? ¿Que clase de familia tenía? una no buena si lo enviaron a ese lugar.—El único que debe de contar son tus deseos, únicamente lo que tú decidas, no porque te sientas presionado o endeuda.

—¿Podré estudiar si aceptó?—Juega con sus manos.

Todavía estoy a tiempo para graduarme por lo menos de la secundaria, también puliendo mis habilidades para proteger al joven maestro Adair.

—¿También estaré junto al joven maestro Adair?—Esa última pregunta era la que mas importaba.

—Si, serás su guardaespaldas por lo tanto estarás pegado a él las 24/7—Anatoly arqueo una ceja al ver la pequeña sonrisa en los labios de Agni.

‹¿Qué cara podrán Adair si le dijera que vi sonreír a Agni antes que él? Ni me lo pregunto, estoy seguro que su rostro se distorsionaria para luego decirme; " agradece que eres mi padre porque sino fuera así, ahora mismo verías solo oscuridad"  eso diría mi aterrador hijo.› Sonríe de solo imaginarlo. ‹Y pensar que todos piensan que es un adolescente de lo mas educado, que cuando sea mayor será todo un santurrón.›

—Me convertiré en su guardaespaldas, pero antes quiero saber que piensa él.—¿No se enojará?—Me gustaría ser yo, quién se lo comenté. ¿Puedo?

—Seguro.—Es obvio que se volverá loco, si es que no tiene ya el uniforme guardo en su clóset, esperando por este momento.—Vamos.—Sube al carrito de golf.—Ellos ya deberían de haber llegado.

—Si.—Subi al carrito.

‹Si voy asistir al colegio también tengo que explicarles todo, del porque me veía de esa manera cuando lo conocí por primera vez. ¿Debería ir a la infantería a prestarme y hacerles saber que no estoy muerto? ¿Pero y si me quieren llevar de vuelta?›

Agni al darse cuenta que se encuentra en una situación mas complicada de lo que creía, se preocupo y está reconsiderando si ser guardaespaldas de Adair, sea lo correcto.

—¡Padre!—Dewei corrió a los brazos de su padre.

—¿Cómo estuvo tu día?—Beso las mejillas de su pequeño
—Bienvenido, cariño.—Con un casto beso recibió a Sonny.

—Estoy de vuelta.—Expreso devolviéndole el beso a su esposo.—¿No te aburrirtes junto a él?

—No, señor.—Respondió Agni.

Sin esperarlo su mirada se encontró con la de Adair, este lo había estado viendo desde que bajó del auto. " Sí, esos ojos los únicos ojos que me ponen de buenas, solo tengo que ver la mirada de mi cachorro para que la fatiga y la irritación se esfumara todo acausa de ese ruidoso concejo estudiantil."

—Fue divertido aprender un poco de golf.—Expreso.

—Divertido, ¿eh?—Adair arqueo una ceja, mirando a su padre y luego al adolescente alfa.—Con que divertido.—Volvio a repetir.

—Agni tiene algo que decirte.—Anatoly abraza por la cintura a Sonny, la mirada de Adair le estaba indicando peligro y seguramente un exhaustivo interrogatorio.—Tómense su tiempo para hablar.—Ellos tres entraron dejados sólos.

—¿De que quieres hablar conmigo?—Caminan hacía la pequeña mesa para tres personas de enfrente.—Siéntate.—Llamo a Jaime.—Traernos unas bebidas y aperitivos.

—Enseguida, joven maestro.

—¿Entonces?—Suavemente empezó a impactar sus uñas sobre la mesa, mirando al nervioso adolescente.

¿De que querrá hablar? Acaso mi padre se atrevió abrir la boca de que nunca tuve un cachorro, no. Mi padre no podría decirle eso, a Dewei ya lo aconsejé. Que si abría la boca le quitaría su juguete mas preciado.

—Su padre me hizo una oferta.—Endereza su espalda.

—Ah, ¿si?—Padre tendremos que hablar seriamente después.—¿Qué oferta?

Si la oferta de padre para Agni fue una de irse a estudiar al extranjero, entonces será mi padre quien se vaya lejos de papá, por un buen rato.

—Aqui está lo que pidió, joven maestro.—El mayordomo sirvió las bebidas y aperitivos.—Si necesita algo mas no dude en llamar.

—Bien, puedes retirarte, Jaime.

—Con permiso.—Fue rápido en desaparecer.

—En que estamos.—Levanta el vaso con jugo.

—Bueno, el señor Anatoly me ofreció ser su guardaespaldas.

Adair tuvo la destreza de controlar la sorpresa y emoción en sus ojos, pensado en que el uniforme guardado en su clóset no estará por mucho tiempo en ese lugar.

—Con que era eso.—Una sonrisa traviesa se ocultó detrás del vaso,cerca de su boca.

Por eso quiero a mi padre (Y no hace unos segundos estaba pensando en como vengarse de su padre, por si le había dicho algo que lo comprometiera.) Él sabe lo que quiero sin que se lo diga.

Le quería proponer eso a Agni pero no encontraba la manera de hacerlo, porque sabía que si se lo decía el aceptaría corriendo pero no quería eso. Porque también sabía que sería por obligación no porque en verdad lo quisiera.

—Sí, y estoy pensando en aceptarlo.—Une sus manos, nervioso.—Solo que antes quería saber su opinión, ¿si está bien que esté pegado a usted las 24/7?

—No estoy de acuerdo.—Claro que lo estoy, pero si acepto solo así no sería divertido. No podría ver su expresiones de cachorro mojado y de caído.

—¡¿Qué?!—Agni se desinfló.—¿Por qué?

—Sabes bien que ser guardaespaldas de un joven maestro, es peligroso, ¿verdad?—

—Si, lo sé muy.

—¿También debés de saber que la vida de tu maestro está antes que la tuya?—Esa pregunta si la dijo con seriedad.—Eres joven, tienes mucho por vivir. No creo que deberías de tomar una decisión como esa tan apresuradamente, tampoco porque creas que de esa manera nos estás pagado.—Su mirada se volvió lamentable.—Ya pedir a mi cachorro.—Sostiene su pecho.

‹Pobre de aquel que se atreva a lastimar a mi cachorro, ese día deseará no haber nacido. Lo haría lamentarse de haberme conocido, porque nadie toca lo mío y queda vivi para contarlo.› Pensó con mucha frialdad.

—No quiero que tu también te lastimes por obligación, tampoco porque lo quieras.—Eso lo decía en serio.—Es por eso que deberías reconsiderar tal oferta...

—¿Entonces no está de acuerdo porque está preocupado por mí, y no porque no quiera cerca de usted?—Preguntó.

¿Qué es ese pequeño aletea en mi pecho? ¿Asi es como se siente que alguien mas se preocupe por ti? Pero es raro, es un sentimiento diferente de cuando mi abuelo, me hacía saber lo mucho que se preocupaba por mí.

—No se preocupe, prometo protegerlo sin lastimarme. No voy a desaparecer como lo hizo su cachorro.—Sus manos cayeron sobre las de Adair.—Esto algo que quiero hacer, me gustaría protegerlo para siempre, por lo tanto. ¿Permítame ser su guardaespaldas?

—¿Estás seguro?

No hay expresión en su rostro pero por dentro es un caos, fue tomado con la guardia baja. No se esperaba tal declaración y mucho menos que se lo dijeran mientras sostienen sus manos.

—Si te vuelves mi guardaespaldas, te vuelve mío.—Sus ojos conectaron con los de Agni.—Cuando digo mío.—Vuelve a señalar.—Me refiero a que me perteneces y no podrás irte, jamás.—Una parte de Adair esperaba que Agni, lo pensara bien, que huyera de la oscuridad que yacía en su ser.—Es por eso que...

—Sere suyo.

—¿Qué?

Una vez mas lo tomaron con la guardia bien baja, en está ocasión Adair deseaba que su estómago dejara de revolotear de esa forma.

—Sí, seré suyo.—Alza la mano de Adair, aun sin soltarla.—Desde un principio no tenía un hogar al cual volver.—Besa el dorso de Adair.

—Agni...

—Le juró absolutamente lealtad a mi maestro, Adair.—Sus ojos cafes se entrelazan con los amarillos casi dorados.—Sere su más letal arma, o su fiel confidente usarme como guste guste yo, estaré a sus órdenes.

Adair se estremecio ante tal limpia mirada y llena de tanta convicción, sus palabras eran firmes, sin titubeó. En su voz solo podías escuchar sinceridad y determinación.

—¡Agni, puedes venir aquí!—Dewei era el que gritaba.

—Yo...

—Ve con él, seguiremos está conversación después.

—Bien.—Va en busca del pequeño Dewei, averiguar porque lo está llamando.

—¡Maldición!—Sostiene su pecho, sintiendo las agitadas palpitaciones.—Eso me sorprendió, en serio como pudo hacer algo como eso.

Adair escondió en sus manos ese sonrojado rostro, normalizado su respiración agitada, no hace unos minutos se había olvidado como se respiraba.

—¿Y esa expresión?—Anatoly resiste ante la tentación de reírse.—Pareces un tomate derretido.

—Solo calla, padre.—Ese cachorro necesita ser castigado por ser tan atrevido con su amo.—Guarda ese celular, padre.—Ya había vuelto a la normalidad.

—TKS, TKS—Chasqueo su lengua.—Que aburrido.

Da igual de todas maneras ya tengo unas cuantas, se las tomé mucho antes de sentarme. Estuve escuchando todo y fue divertido ver a mi hijo mayor, controlado sus expresiones.

Tengo que mostrárselo a Sonny, estará feliz de ver este tipo de expresion en nuestro hijo que en la mayoría del tiempo, se comporta como un anciano. Luego las pondré en un bonito marco y las colgaré en la habitación, donde Adair no las pueda ver ni encontrar porque las tiraría sin perdí permiso.

Pero en serio ese adolescente es decidido, hasta a mí me sorprendió mucho cuando le dijo a Adair "seré tuyo" por poco y escupo mi propia saliva. Él mismo le había entregado poder al zorro de mi hijo mayor. Sin embargo, tengo que hacerle saber a mi hijo unas cuantas cosas.

—Sabes que él no lo dijo con la intención que tú deseas.

—Por supuesto que lo sé.—Reclina su espalda sobre la silla.—Sus palabras y miradas son de un ser inocente.—Ah, como ansío corromperlo.

—¡Tranquilo!—Le soltó un manotazo en la nunca.

—¡Padre!—Lo acuchilla con su mirada.—¿Por que lo haces?

—Estabas sonriendo muy feo, fue repugnante.

—Mira quién lo dice.—Apuñalo las galletas de su plato.—Eres igual o peor que yo al momento de sonreír así.

—Es obvio, pero yo me veo mucho más guapo y a tu papá le encanta cuando sonrió.

—Porque posiblemente necesite lentes.—Sus miradas parecían dos rayos láser peleando entre ellas.

—Vamos.—Alborota el cabello de Adair.—Sunny quiere que veamos una película, todos juntos.—Se pone de pie.

—Puedes adelantarte, iré enseguida.

—No tardes.

‹Agni, Agni, te dí la oportunidad de irte a donde mis deseos no pudieran alcanzarte. Sin embargo, no quisiste y solo te entregaste a mi en bandeja de plata. Conste que fuiste tú mismo quien dijo que eres mío... Mayoría de edad, ven pronto.› Su mirada era tan brillante, perversamente hermosa.

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