capitulo 34

Tomados de las manos y mirándose muy cariñosamente yacía la feliz pareja, conversando y de vez en cuando dándose unos castos besos mientras sus labios enbozan una sonrisa en medio del beso.

Tantos años casados y seguían mirándose como el primer día, ese día en que sus corazones resonaron tan fuerte al grado de asustarlos pero ellos dos, se encontraban inmersos en sus miradas que no tenían tiempo para prestarle atención a sus latidos cuando sus miradas ya lo decían todo.

—¿Estás cansado?—Pregunta con preocupación, observan las ligeras ojeras en sus ojos.

Había momentos en que disfrutamos de nuestro tiempo juntos los tres, sin embargo, la mayor parte de tiempo estábamos ocupados... No es algo repentino pero si se siente esa extrañes cuando nos pusimos a pensar seriamente sobre el futuro de nuestros hijos, teníamos que asegurarnos que nadie cercano ni familia lejana tomara posición de la fortuna Zat.

Es un patrimonio que únicamente le pertenece a nuestros hijos, nadie externo puede tocarlo porque no trabajamos tanto para que vengan alguien que dice ser familia a quitarles todo por si un día nosotros por x razón no estamos presentes.

Solo es por precaución porque mi esposo y yo viviremos para ver a nuestros dos hijos casados, conocer a nuestros futuros nietos. Tenemos muchas cosas por vivir juntos, en familia.

—¿Quieres que te haga un mensaje?—Sostiene en sus manos el rostro de su esposo, pasando sus dedos bajo los ojos de Anatoly.—Tal vez alivie un poco el estrés.

—Estoy bien, cariño.—Inclina su rostro hacia adelante, apoyando su frente sobre la del contrario.

Ya no somos tan jóvenes pero él me sigue pareciendo tan adorable, cada uno de sus gestos, voz, todo de mi esposa me me hace enloquecer. Lo amo tanto, Sunny y mis hijos son mi mundo y todo lo que necesito para ser feliz. No puedo imaginarme una vida lejos de ellos y de solo pensarlo ya es verdaderamente asfixiante.

—Estaría encantado de recibir ese masaje, pero dámelo cuando estemos en casa.—Besa la mano de Sunny.—A solas en nuestra habitación, desnudos.—Sonríe pícaro.—Tu interior masajeando mi...

—Ni te atrevas a terminar de hablar.—Advierte, cubriéndo con sus manos la boca obscena de su esposo.

No hay momento en el que no se encuentren caliente o diciendo este tipo de cosas, si le pregunto porque no se comporta solo dirá, "eres demasiado sexy como para mantenerme quitó." Lo conozco tan bien.

—Ya te quedaste sin masaje por hablar demás.

—No seas así.—Lame el cuello del contrario.—Que tiene de malo si se que te gusta que hable de esa manera.—Posa sus labios en el oído de Sunny.—Te encanta que hablé sucio sobre todo en la cama, cuando nuestros cuerpos se mezclan y yo llego hasta lo más...

—Solo manten en esa boca cerrada.—Su rostro era un tómate.

‹¡Es un loco como se atreve a decir algo como eso cuando nuestro hijo, se encuentra tan cerca de nosotros dos!› Ve ha esa dirección pero Dewei no les estaba prestando atención.

El pequeño yacía con sus manitas pegadas a la ventanilla, mirando hacia afuera, algo ansioso al ver las oscuras nueves que por momentos parecían brillar; eran los truenos y rayos los que deslumbran el gris en ellas.

‹¿El clima puede cambiar a si de rápido? Un momento está soleado al otro oscuro, esperó que llueva cuando ya estemos en casa, sorprendiendo al antipático de mi hermano mayor y a Agni.

Es su turno de pasar tiempo con nuestros padres y conmigo porque ya estuvimos mucho tiempo separados, tenemos que compartir mas momentos en familia y justo a tiempo que le hayan dado vacaciones.› Sonríe de solo imaginar la reacción sorpresiva de Adair.

Dewei junto a sus padres ya estaban enterado de lo que sucedia en su país, mansión. Mantienen bien protegido y vigilado al heredero del conglomerado Zat, y sobre lo relacionado con Agni eso el propio Adair se los comento a sus padres para que no se llevaran tal sorpresa al regresar.

—Dew.—Le llama la atención.

De los tres él es el mas emocionado de volver a casa, desde que le dijimos que volveríamos no durmió casi nada la noche de ayer por lo Feliz que se encontraba. Alistando los regalos de todos pero espacialmente los de su hermano mayor y Agni.

—Dewei.—Lo vuelve a llamar.

—¿Sí, papá?—Deja de mirar por la ventana.—¿Me hablabas?

—Sí, son dos veces en la que digo tu nombre. ¿Asi de sorprendente es lo que estás viendo por la ventana del Jet?

—Nada eso...—Ve con rareza a su papá.—¿Por qué tu rostro está tan rojo?—Se preocupa.—¿Estas enfermo o padre te volvió a molestar?—Mira furiosamente a su padre.

—No hice tal cosa.—Cuando si lo hizo.—Solo hace mucho calor.—Inveta excusas para despistar a su hijo.—Tu papá solo tiene calor... ¡Agh!—Frota su pecho tras recibir un puñetazo de Sunny.

—¿Calor?—Pero yo no siento nada es más, tengo mucho frío por eso voy tan abrigado.

—No le hagas caso a tu padre y solo alejarte de la ventanilla, estas muy cerca y puede ser peligroso.

—Bien.—No tenía pensado discutió con su papá y solo se alejo de la ventanilla.—¿Cuanto falta para aterrizar?—Pregunto e impaciente.

Ya quería tocar tierra, estirar sus extremidades porque ir tanto tiempo sentado se ha vuelto muy incómodo. No podía caminar de punta a punta dentro del Jet por el hecho que están por aterrizar en cualquier instante.

—Estaremos aterrizando en diez minutos.—Comunica Anatoly.

Tenemos que llegar antes de que Adair y Agni vuelvan del colegio, solo que, ahí a fuera se ve muy oscuro lo que Indica que el clima se pondrá un poco feo lo cual es peligroso porque las calles se vuelve resbalosas. Espero que llueva cuando ya estemos a fuera de las puertas de la mansión, sin embargo, si llueve al bajar del avión entonces solo nos tocará buscar refugio en algún hotel hasta que pase la tormenta... Ya quiero ver la expresión de ese bribón.

—Venga acá los dos.—Señala los asientos cerca de él.—Sentarse y abrochar los cinturones.

—Yo me sentaré enmedio de los dos.—Se veía tan tierno yendo hacia su padre, como un pollito.—Papá, darte prisa.—Palmea el asiento junto al suyo.

—Si, si. Ya voy.—Sonríe.

Antes de sentarse y abrochar su cinturón él beso la mejilla de su pequeño, acto seguido los labios de su amado esposo que no tardó en posar su brazo en los hombros de Sunny y este último también hizo lo mismo, protegiendo a Dewei porque los aterrizaje siempre les causa inquietud. Prefieren prevenir cualquier percance que lamentarse después.

Sin embargo, sus preocupaciones estuvieron de mas porque el aterrizaje fue seguro y cada uno bajo del jet sano y a salvo. Yendo al auto que ya estaba a la espera de su llegada desde hace media hora.

—Maestros y joven maestro Zat.—Baja la cabeza.—Bienvenidos.—Saludan los tres guardaespaldas y chófer.

—El equipaje está viniendo.—Mira el cielo y solo estába nublado.—Subirlo rápido al auto para que no vayamos.

—¡Sí!—Antes de hacer lo que se les pedí les abrieron las puertas del auto.

Sunny sentó y acomodo a Dewei en el asiento para niños, asegurando la comodidad y seguridad de su hijo que siempre es lo primero para ambos padres.

—¿Te aprieta el cinturón?—Pregunta.

—Estoy bien.—Sonríe.—Ustedes dos también abrochen sus cinturones.—Palmea ambos lados del asiento trasero.—Adair y Agni nos esperan.

—Sí, ellos nos esperan.—Toman asiento a cada lado de su hijo mientras que los guardaespaldas lo hacen enfrente de ellos.

—Conduce con cuidado.—Sugiere Anatoly al chófer.

—Así lo haré.—Se puso en marcha.

Anatoly apoyo su cabeza en la de su pequeño es lo mismo que hizo Sunny, tomándose de las manos mientras planeaban diferentes cosas que harán en familia lo que incluye también a Agni. Su cariño por joven alfa es muy sincero.

—Dewei, ¿no te acuerdas del pequeño que no quería dejar ir?—Preguntó de la nada Sunny.

—¿Cuál niño?—Hizo otra pregunta solo que está vez con curiosidad.

—El niño que te golpeó porque no querías hacerle caso.—Sonríe Anatoly al recodar eso.

—¡Se atrevio a golpearme...!—Un vago recuerdo llegó a su mente.—¡¿El pequeño hámster todo regordete de ojos verdes limón?!—Brillaron con un poco de claridad dichos recuerdos.

—¿Hamster?—Se desconcierta.—Pero sí, ese mismo pequeño.

—¿Pero por qué lo preguntas?—Mira a su papá.—¿Lo haz vuelto a ver después de tanto tiempo?

—Tu padre y yo lo volvimos a ver hace unos meses atrás, ese pequeño se está quedando en esta misma ciudad.—Sus ojos se oscurecen un poco.

Pese a que se le veía sonriendo con esas personas que no eran sus padres, no se le podía ver feliz del todo como si algo no lo dejará brillar al igual que en aquel momento cuando estába con sus padres. En ese entonces sus ojos verdes si tenían un hermoso brilló.

—Solo pregunté porque quería saber si te acordabas ya que eras más pequeño en ese momento...

—Ishaan, así se llama.—Ese nombre solo vino a mi mente al igual que su mirada fijamente en mí, ¿por qué lo recuerdo hasta ahora? ¿Qué significa esto?

—¿Cómo es que sabés su nombre?—Preguntan ambos padres.

—No lo sé, solo vino a mente...¡Aaah!—Se asustó al escuchar el repentino trueno luego de un rayaso.

—¡Solo está lloviendo bebé no es nada de lo que preocuparse!—Ambos padres cubren los oídos del pequeño.—Esposo...

Como si toda la familia Zat estuvieran conecta por un mismo hilo, ellos sintió una horripilante punzada en su pecho, era sofocante e integrante.

—Esposo, creó que es mejor que detengamos nuestro regreso a casa.—Hay una presión sofocante en mi pecho al grado de dificultarme el respirar.

—Sí, estoy de acuerdo.—Mira por la ventana.—Esta lloviendo demasiado fuerte como para seguir conduciendo.

—Tío, ¡¿Cuánto falta para llegar a casa?!—Le pregunta Dewei al chófer.

—¡Estamos a veinte minutos, joven maestro!—La tormenta es tan fuerte que tiene que gritar para ser escuchado.

—Falta poco pero estoy de acuerdo con ustedes.—Abraza sus padres.—Bajemos del auto.—Fue casi como una suplica.

—Sí.—Asiente.—Busca un lugar lejos de la carretera para estacionarte, si es cerca de una cafetería mucho que mejor.—Le pide al chófer.

—Bien, hay una a tres metros.—Comunicó.—Me estacionare ahí.

—Esta bien...

—¡Padre, el celular está vibrando!—Escucho la vibración al estar cerca de su bolillo.

—Oh, es verdad.—Ve el remitente y no era otro que Adair.—Es Adair.—No pudo evitar sentirse ansioso.

—¡Ponerlo en voz alta!—Algo no se sentía bien y sus corazones se lo hacían saber.

—Hijo...

—¡¿Dónde están?! ¿Están bien, verdad?—Sonaba desesperado.—¡¿Díganme que siguen en el extranjero?!—Era una suplica que no entendían sus padres pero que se sintió hasta el alma.

—Primero cálmate.—Dice Anatoly cuando el también se encuentra nervioso.—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué estás tan alterado?

—Solo responde, ¿siguen en el extranjero?

—Hace poco Bajos del avión.

—¡Sorpresa!—Exclamó Dewei.

—Pequeño tonto.—Quiso relajar su voz pero su angustia no lo dejaba.

—Estamos a 20 minutos de casa.—Sunny creía que ya no era necesario ocultarlo cuando su hijo se escucha así de desesperado.—No te preocupes, tesoro, ¿si?—Trata de tranquilizar a su hijo mayor.—Nos de tendremos en una cafetería, el chófer solo conducirá cuando pase la tormenta.—Comunica.

—¡No esperen más y solo bajen del auto!—No comprendía su desesperación porque sus padres salieran de ahí.—Solo refugiarse en cualquier lugar y esperen por mí.

—Esta bien, lo haremos.—Anatoly empieza a desabrochar el cinturón de Dewei.—No vengas tú solo, traerte a los de seguridad especializados en rescaté...

—¡Anatoly, Dewei!—Se lanzó sobre ellos dos al ver venir el auto en dirección a su esposo.

Anatoly también tuvo la ligereza de reaccionar y cubrir con su cuerpo a su esposa e hijo, asimismo los guardaespaldas tampoco se quedaron quietos e intentaron protegerlos pero el impacto fue demasiado fuerte y al no llevar cinturones salieron fuera del auto.

—¡PAPÁ, PADRE, DEWEI!—Gritó con el corazón en la mano al escuchar el horrible estruendo.

Siguió llamando a sus padres y hermano menor pero nadie respondía, solo se podía escuchar el ruido de la lluvia golpeando el suelo.

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