capitulo 2
Sentado sobre la cama con sus manos juntas yacía Agni, con sus ojos todos enrojecidos por tanto llorar, desde que solto su angustia no pudo parar hasta que sus ojos se quedaron sin lágrimas.
Sigue en conflicto pensado en todo lo que había pasado y como va afrontar lo que viene acontinuación, también quería ir a visitar la tumba de su abuelo sin que su familia se entere de su existencia.
Se enteró de la muerte de su abuelo cuando fue a buscarlo al hospital, tenía la intención de llevarlo a otro lugar donde no pudieran encontrarlo, tenía la esperanza de que se recuperará en otro ambiente. Sin embargo, se llevó la dura sorpresa de que ya no estaba en este mundo, fue un duro golpe.
Agni sintió que su corazón fue perforado tan ferozmente, era un dolor más furioso que una bala de salva en sus días de entrenamiento.
Toc, toc, toc.
Ese sonido lo volvió a la realidad, levantándose tan rápido como pudo. Limpio sus ojos esperando que el enrojecimiento no se note tanto, pero era algo complicado.
-¿Adelante?-Se para recto llevando sus manos hacia atrás.
Adair levantó su ceja derecha mientras veía con rareza al alfa, frunciendo sus labios al darse cuenta de que estaba pasando.
-No es necesario que actúes de esa manera, ya no estás en el ejército.-Ya sin esa ropa andrajosa y su cabello peinado hacia abajo se ve mucho mejor.
-Estuve casi tres años en ese lugar.-Sigue derecho, con su mirada en el piso.-Los hábitos serán algo complicados de olvidar.
Lo vivido en ese lugar también me fue difícil de olvidarlo, pero lo he podido superar, ya es algo, ¿no? Es mejor que nada de igual manera no se si un día vendrán a mí de golpe y me dejaran sin aire.
-¿Cuántos años tienes?-¿Lo enviaron desde niño?-¿Cómo te llamas?
-Cumplo 13 en dos semanas, joven maestro.-Expusó.-Me puede decir, Agni.
-Entiendo.-No menciono el apellido, eso significa que oculta algo o simplemente no quiere hablar sobre eso.-Mi nombre es Adair Zat. Mi papá (omega masculino) se llama Sunny de Zat. Mi padre es Anatoly Zat. ¿Ya debes de haber escuchado de nosotros?
-Sí. Son una familia muy mencionada, joven maestro.
Agni se puso nervioso al notar que Adair da vueltas a su alrededor, mirándole detenidamente como si lo estuviera analizando o algo por el estilo. No entendía que estaba pasando por la mente del beta.
-¿Fuiste a es lugar por qué querías o te obligaron?-Tendre que darle mucha comida deliciosa si quiero que gane peso, ¿cómo se verá todo gordito?
El alfa sintió un escalofrío en su columna y no era para menos si Adair, oculta una sonrisa rara en sus labios detras de esa expresión amable.
-Buen, verá...-Sus manos se vuelven un puño.-¿Puedo no hablar de eso?
No quiero contarle mis desgracias a alguien como él, tampoco quiero que me vean con lástima, no quiero eso. Ya me siento lo suficiente miserable como para ver sus expresiones de lástima.
No es necesario que hable de mi vida cuando me iré, dudo que cuando salga de está propiedad logré volver a encontrarme con él. Las casualidades no suelen repetirse, ¿Oh si?
-Bien, no te obligaré a que me lo cuentes si no quieres.-Por ahora, ni crea que se quedará así.-¿Tienes dónde quedarte o te gustaría que...?
-Si tengo.-Ya lo decidí.-Gracias por ayudarme, en verdad se lo agradezco mucho joven maestro.-Hace una reverencia.-Es momento de volver, no quiero abusar de su generosidad.-Tal vez Dios me envió está familia como señal, para que pensara bien las cosas después de enfriar mi cabeza.
Una señal para que no cometiera una locura y que a pesar de sentirme a morir, tenía que seguir viviendo porque mi abuelo no hubiese querido que yo, me dirá por vencido.
-¿Es así?-Sonrío pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos.
-Si, joven maestro.
-Bien.-Da la medía vuelta, cambiando totalmente su expresión.-Pero te sugiero que te vayas mañana.-Sus ojos brillan como los de un tigre.-Ya es tarde y no podrás encontrar un taxi bajo está horrible tormenta.
-Creo que estará bien solo por hoy.-Levanta ligeramente su mirada, viendo la espalda del adolescente y el cuello blanco descubierto.
Adair lleva un corté de cabello corto de cuello pero con volumen en la parte de arriba, le queda muy bien sobre todo al peinar hacia un lado o cuando lo deja caer hacía abajo justo como ahora.
-Pero no puedo no puedo quedarme en esta...
-¡Adair, Agni!-Los llamó el pequeño Dewei.
-¿Qué te he dicho sobre correr?-Dewei solo le saco la lengua.
-Dice papá que ya es hora de cenar, que bajen.-Mira a Agni.-Vaya, te vez muy diferente ahora que te has bañado. ya no pareces un perro mojado.-Vuelve a retomar su camino.-Darse prisa.
Adair solo suspiro al ver a esa pequeña figura toda revoltosa, haciendo y diciendo lo que se da la gana sin importarle nada.
-¿Que decías?-Pregunta, mirándole.
-Sobre la habitación...es muy lujosa.
-Ah, eso.-Entiendo que estuvo en la infantería pero, ¿que tipo de lugar era dónde vivía antes para pensar que esa habitación de huéspedes es lujosa?
Esa habitación ni siquiera tiene las cosas que te hagan creer que es lujosa, es muy simple, ¿cómo puede creer que eso es lujoso?
-No lo pienses demasiado, solo será un día de todas maneras.-Digamos que estoy de acuerdo con lo que ha dicho sobre irse.
Agni no dijo nada y solo siguió de cerca a Adair, la mente del alfa se encuentra conflictiva. Preguntándose en si debería preguntar lo que quiere preguntar o si es mejor quedarse callado.
-¿Por qué me ayudó?-Pregunté.
Si otro joven maestro hubiese sido ni siquiera me hubiera volteado a ver, porque no soy lo suficientemente llamativo como lograr tal azaña, nada que ver con el rostro atractivo y palido de mi hermano menor. Eso ojos azules llaman mucho la atención de las personas.
-Me recordaste a mi pequeño cachorro.-Llevo la mano a su pecho, suspiro melancólico.-Era si de grande, con su sedoso y hermoso pelaje marrón. Todavía puedo recordar sus grandes ojos cafes, mirándome...ah.-Suspiro.-Que tiempos aquellos.
-¿También lo encontró bajo la lluvia?-¿Me está comparando con un perro?›
Pero en vez de molestarse sonrió ligeramente. Ya que, en la manera que se expresa Adair le daba entender que fue un pequeño cachorro muy querido por el adolescente.
-Sí.-Su mirada se entrelazó con la de Adair.-Desde que lo vi me pareció lindo, le ofrecí mi mano al verlo solo y triste. Esperando que se quedará conmigo.
-¿No se quedó...?
-¿Adair?
Esa voz grave y fría erizo la piel de Agni, con nerviosismo llevo su mirada a esa dirección solo para encontrarse con un hombre enorme, 1.90 metros de alto. Un cuerpo sensualmente fornido, largo cabello azabache y una aguda mirada amarilla. Sus características son muy parecidas a Dewei.
-Bienvenido, padre.-Le da un abrazo.-¿Cómo te fue en el trabajo?
-Cansado.-Ve al otro adolescente.-¿Tú eres?
-Soy Agni, señor.-Respondió como la hacia en la infantería.
Él tiene mucha presencia y el solo hacer contacto visual es tan abrumador, mucho más que todos mis superiores en la infantería. Es lo mismo cuando veo a es joven maestro, ¿de grande será tan imponente como su padre?
-¿Adair?-Mira a su hijo con rareza.-¿Me puedes explicar que está pasando?—¿Que se trae entré manos este hijo mío?
Agni se tensó creyendo que le traería problemas a Adair, cuando iba hablar el beta nego con su cabeza, que no intervenga.
-Is é mo choileán (Esta hablando en Irlandés, lo que significa; es mi cachorro.)
-¡Padre!-Corrió a sus brazos. Cortado la conversación de su padre y su hermano mayor.
-¿Cómo estuvo tu día en la primaria?-Lo levantó en sus brazos.-Hablamos después, Adair.-Mira a Agni.-Siente como en tu casa.-Frota sus mejillas en el rostro de Dewei.
-Fue muy aburrido, ¿no sería mejor que vaya al colegio donde asiste Adair?-Preguntó todo esperanzado.-Es irritante lidiar con esos niños queriendo estar pegados a mí.
-¿Por qué mis hijos no se comportan como los niños que son?-Nego con la cabeza.
-¿De que te quejas?-Preguntó su esposa.-Mis suegros comentaron que eras idéntico a ellos.-Abrazo por la cintura a su esposo.-Bienvenido.
-Estoy en casa, esposa.-Cubre los ojos de Dewei, para poder besar los labios de su esposa.-Te extrañe.
-También te extrañe.-Se aleja de él.-Vamos, la cena ya está lista.
‹Su aura cambio completamente cuando empezó hablar con sus hijos, pero se volvió mucho mas dócil al ver al señor Sunny Zat...› Angi recordó como sus padres abrazaban a su segundo hermano mientras a él lo dejaban de lado.
-¿Qué pasa?-En el guarda mucho agobio entre otras cosas.-¿Te dió miedo mi padre?-Eso también es lógico, mi papá es muy serio y por mas que quiera no trasmitir esa aura intimidate es difícil, es parte de él.
Aunque eso cambia cuando interactúas con él, te das cuenta que es una persona cálida con un cuerpo enorme que da miedo.
-No, nada eso.-¿Todas las personas adineradas son así de amables? Lo dudo. Solo tuve la suerte de toparme con alguien como ellos.
-Entonces vamos al comedor.
-¿Voy a cenar en la misma mesa que los señores y los jóvenes maestros?-Eso no es adecuado, los empleados me van a ver feo por tal atrevimiento.-Creo que será mejor que lo haga junto a los empleados...
-Eres un invitado, no un sirviente.-Frunce el ceño y su mirada se enfrió pero solo fue por un instante.
‹¿Qué fue eso? Mis ojos me jugaron una broma, o de verdad vi esa expresión en su rostro...solo estoy cansado y por eso estoy viendo demás, sí, eso es.› se convenció a él mismo.
El adolescente alfa terminó por seguir a Adair, al llegar al comedor hizo una reverencia antes de sentarse en el lado izquierdo del comedor, junto adair.
-¿Te gusta el salmón?-Preguntó amablemente Sunny.-¿Si prefieres algo mas solo dilo?
-No soy quisquilloso con la comida, señor.-El comer algo asi ya es lo suficientemente bueno para mí.
-¿Seguro?-Preguntó una vez más.
-No es necesario que te obligues hacer algo que no te gusta, no vamos a sentirnos mal por eso.-Expresó el señor Anatoly Zat.
-Gracias.-Esto es demasiado abrumador, no estoy acostumbrado a tanta amabilidad.-Pero lo digo enserio, no soy quisquilloso con la comida...está sería mi primera vez comiendo un salmón como este.-Confeso.
El corazón de Sunny se arrugó al escuchar eso, Agni lo dijo como si nada pero en su rostro había un poco de tristeza. Como si hubiese tenido la posibilidad de comerlo pero al final no le dieron y solo tocó ver como los demás lo disfrutaban.
-Entonces come tanto como quieras.-Seguiré Sunny, con una sonrisa.-Sin pena.
-También prueba esto.-Dewei le entrego los pimientos.-Son muy buenos.
-Ni lo pienses.-Adair se los devolvió.-Si son tan sabrosos como dices, comerlos todos.-Sonrió.
-Tks.-Chasqueo su lengua.-Solo los estaba compartiendo, es un gesto amable de mi parte.-Ese par de bonitos ojos amarillos fulminan a su hermano mayor.
-Si como no.-Parte elegantemente el salmón de su plato.
Agni quiso copiar los movimientos pero no le salían, tampoco quería quedar como un bárbaro frente a todas esas personas sofisticadas.
Adair al ver eso disimuló la pequeña sonrisa en sus labios, a sus ojos el adolescente alfa se veía como un animalito nervioso tratando de adaptarse a lo desconocido.
-Hazlo como siempre suele hacerlo.-Expresó, Adair.
-Muestra tesoro.-Agarra el plato de Agni.-Lo haré por ti.-Sonríe.-Seguramente tus manos aun siguen frías por estar bajo la tormenta.-Sunny trató de aliviar la vergüenza en el adolescente alfa.
-¿Frías?—Preguntó el alfa mayor.
-Sí, el estuvo mucho tiempo bajo el agua.-Le Respondió a su esposo, Anatoly-Es bueno que tomarás un té para prevenir cualquier resfriado.-Le entrego el plató, ya con el salmón en pequeños pedacitos.
Anatoly iba a preguntar del porque estaba debajo del agua, pero su esposa le dio una advertencia con la mirada por lo que terminó por guarda silencio.
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