capitulo 1

El adolescente quedó impresionado al ver el portón de la mansión, abriéndose. (Es la primera vez que veía un lugar tan grande y lujoso) No se imagino ni mucho llegó a pensar que Adair, quién le tendió la mano sin previo avisó perteneciera a una familia tan adinerada.

-No se bajen del auto.-Expresó el Omega, es un hombre alto de 1.75 metros de altura.-Jaime saldrá un momento con los paraguas.-Mira al chico de bonitos ojos café, todo nervioso.

¿Quién es tan despiadado o de mal corazón como para mandar a un chico de su edad a la infantería? Se nota que no fue porque le gustase, como papá de dos hijos, ver algo así es verdaderamente molesto.

-¿Ya llegamos?-Frota sus ojos.-¿Está lloviendo?-Mira por la ventana.

-Si.-Responde su papá, abriendo la puerta.

-Bienvenido señor Zat y jóvenes maestros...¿él es?-Los cubre con el paraguas.

-Un invitado.-Responde Adair.-Prepara la habitación junto a la mía.-Ordenó.

Su mirada tuvo un destello juguetón al ver el sobresalto de Agni, mirándole con incertidumbre. Agni se encuentra tan desorientado al respecto de todo esto que no sabe que decir.

-Como diga-Ve a Agni.-Bienvenido, joven.-Entraron por la puerta principal, dejo los paraguas a un lado.-Cubrirse con esto por el momento.-Le entrego una toalla a Agni.-Con permiso.-Subió al tercer piso, a cumplir órdenes de su primer joven maestro.

-Yo...

-No es momento de que hablemos.-Comento el señor Zat.-Primero toma una bebida caliente.-Sugiere amablemente.- Dew, llevarlo a la cocina.-Mira a Adair.-Vamos, tenemos que hablar muy seriamente.-Iba regañarlo por la forma en que se expresó de Agni, (sobre como lo llamó perro)

-Bien.-Sigue a su papá.-Volvere en un momento.-Inclina su rostro hacia adelante.-Te prohíbo que te enfermes.-Dicho eso se retiró.

Solo entonces Dewei se dió cuenta de la existencia del adolescente, sin comprender que pasaba él cumplió el pedido de su papá.

‹¿Por qué seguí a está familia sin decir nada? Cuando viene a salir de mi trance ya me encontraba dentro de esta ostentosa propiedad. ¿Por qué trajeron a alguien como yo? ¿Me veía tan lamentable como para conmover sus corazones? Tal vez quieren convertirme en su nueva obra de caridad.

Me iba a reusar pero termine encontrándome con esos vivaz ojos amarillos casi dorados, en ese instante fue como ver el sol brillante sin la mínima intención de apagarse aun cuando estaba siendo bañado por la ruidosa y muy violenta lluvia. Sin pensarlo tanto tome su mano, no perdería nada pensé en ese instante, No tengo nada que perder.

¿Qué podrían esperar de alguien que no tiene nada para empezar? Ni siquiera soy lindo como un Omega para que llamé la atención, soy un chico sin gracia. Mi madre decía que hasta un perro es más bonito que yo, que era verdaderamente una desgracia ser alfa si al final era peor que un beta.

Por algo mis padres prefiero enviarme a la infantería a cambio de dinero, (y todo el que fuera ganado sería para ellos también) que arreglarme un matrimonio a cambió de dinero. Mi escuálido cuerpo no era atractivo y mucho menos mi rostro, es algo que he sabido desde siempre.›

Para empezar no tenía buena alimentación ahí del porque su escuálida, sus padres no son lo suficientemente ricos pero tienen un trabajo estable, sin embargo como en la mayoría de casos los padres suelen tener preferencias y en este caso su amor estaba en el segundo hijo, (se llevan solo unos meses de diferencia) que también es un alfa de ojos azules.

‹No tenía la fuerza suficiente ni el poder para negarme, se suponía que si iba a la infantería, ellos pagaría las facturas de hospital de mi abuelo, la única persona que ha sido bueno conmigo. Sin embargo, luego de escapar de ese lugar al darme por muerto, como pude regresé en busca de mi abuelo.

Solo para enterarme que; él había muerto hace menos de un mes, si no hubiera vuelto ellos me seguirían mintiendo todo para vivir en comodidad gracias a mi agobio.

-¿Cómo te llamas?-Pregunta el pequeño Dewei, todo curioso.

Se ve muy lamentable, ¿lo recogieron en la calle? ¿Fue papá? Él es una persona muy sentimental aunque no lo aparente, si por él fuera le daría un hogar a todos eso niños en los orfanatos o que trabajan en las calles.

Siempre dice que cuándo uno puede ayudar hay que hacerlo y sin esperar nada a cambio. Que nunca realicemos una buena acción esperando algo a cambió, eso no está bien.

-Agni.-Sus ojos son iguales que los de ese chico, no. Aquellos ojos son casi dorados y los de este niño son amarillos, amarillos.-Me llamó Agni.-Volvió a decir.

‹¿Está bien que diga mi nombre real? Se supone que estoy muerto, solo así podía salir de ese lugar. Nadie me va extrañar, estoy seguro que mi familia ni siquiera derramará una lágrima por saberlo...¿es mejor de esa manera, verdad?› Aprieta con fuerza la taza en sus manos.

No podía decir que no le dolía todo eso, desde que fue llevado a la infantería no ha tenido la oportunidad de sacar toda su frustración, no tenía tiempo cuando se encontraba luchando para poder sobrevivir enmedio de todos esos chicos mas grandes que él, más fuertes.

-Yo soy Dewei Zat.-Su mirada cambió drásticamente, volviéndose más orgullosa.-El segundo hijo de los señores Zat.-Sonríe.-Tengo 7 años...bueno, casi 8. Los cumpliré en un par de meses.

Agni estuvo a punto de atragantarse con esa bebida caliente, sospecha que estaba en el hogar de una familia adinerada, pero nunca imaginó que sería la propiedad Zat.

-¿L-La familia Zat?

Anteriormente no vivía bajo una piedra como para no saber quién era los Zat, mas cuando es muy mencionanda en los medios de comunicación e internet.

-Sí, ¿haz oído hablar de nosotros?-Preguntó.

-Si, fue hace un tiempo atrás.-Se decía que tiraron la casa por la ventana cuando se enteraron sobre el embarazo de su segundo hijo, hicieron una gran fiesta de celebración.

Son unos padres que aman demasiado a sus hijos, han dejado en claro que sus dos hijos siempre estarán primero.

-Ya veo, vives aquí es lógico que lo sepas, o, ¿no eres de aquí?-Se ve de la misma edad de mi hermano mayor, pero él ya porta un uniforme como ese y lo peor es que hiede a sangre.

El olfato de Dewei es muy sensible y pesar que ese uniforme se encuentra mojado él seguía percibido ese olor a sangre.

-Vivo en está ciudad.-Vivia hace un tiempo atrás, ¿a dónde iré después de que salga de aquí?

No tengo a dónde regresar, tendré que usar mis pocos ahorros en rentar un lugar donde no te pidan identificación, esos lugares donde a penas tienen luz. Solo hasta que cumpla la mayoría de edad y logré rentar un lugar más adecuado. ¿También debo cambiarme el nombre?

No sé que pasará si descubren que estoy vivo, me volverán a llevar por la fuerza a la infantería, sé muy bien que el trato que hizo esa persona con mis padres, no del todo legal.

-Dew. Papá te está llamando.-Informó.-Dice que la ducha ya está preparada.-Ve al adolescente que quería pasar desapercibido.

¿Qué le dijo Dew? Su rostro se encuentra muy pálido. Oh, ¿solo es por el frío? Quién sabe cuánto tiempo llevaba bajo el aguacero.

-Voy-Le da una última mirada a Agni.-Seguimos hablando después.

-¡Dew, no corras!-Exclamó un poco molesto.-Te caerás.

-Pierdes tu tiempo, Adair.-Corre todavía más rápido.

Adair solo niega con su cabeza, su hermanito estaba en la faceta de revoltoso. Ni quería imaginarse el día en que sea un adolescente.

-¿Terminantes?

-Sí.-Deja el vaso a un lado.-¿Por qué me trajo con usted, joven maestro?-Levanta ligeramente su mirada.-¿Qué quiere de mí?

Sus ojos cafes se encuentra un tanto cristalinos, tiembla al igual que su cuerpo, como un perrito temeroso a lo desconocido. ¿Cómo no darle un hogar a un cachorro así de lindo?

-Jaime.-Llama al mayordomo.

Adair ignoró las preguntas de Agni, primero tenía que hacer otras cosas antes de ponerse a responder las inquietudes del adolescente.

-¿sí? Joven maestro.

-¿Ya está lista la habitación y la ducha?-Tomo una gaja de frescas uvas moradas.

-Todo listó como lo ordenó, joven maestro.

-Bien.-Muerde una de esas uvas, sin dejar de mirar a Agni.-Ducharte antes de que te enfermes.-Ordenó en un tono no demande.-El mayordomo de guiará.

-Pero joven maestro...yo-Agni se tesón al sentir el dedo indice de Adair, sobre sus labios.

-Las preguntas serán respondidas después de que te duches y te quites esa ropa mojada.-Cubre su nariz.-Soy beta pero puedo percibir ese olor y hueles a perro mojado.-Comunicó.

Agni bajó su rostro queriendo ocultar su vergüenza. Era consiste de que olía mal, no se había bañado en un par de días. Sin embargo, su intento por ocultar su vergüenza fue en vano.

En estos momentos Adair tiene una sonrisa extraña en sus labios, todo acausa de ese enrojecimiento en el cuello y orejas de Agni. En verdad a los ojos del beta el alfa parecía un adorable cachorro.

-Con permiso.-Sigue de cerca al mayordomo, apenado por como iba mojando el piso.

-No se preocupe por eso.-Jaime se dió cuenta de las inquietudes de Agni.-Una de las empleadas limpiará después.-Informó.

El primer joven maestro siempre ayudando a quienes lo necesitan, es tan idéntico a su papá, el señor Sunny Zat. Pero no comprendo del porque lo trajo a la mansión en vez de enviarlo a otro lugar.

-Es aquí.-Abre la puerta.

-¿Está bien que me bañe en ese lugar?-Todo se ve muy caro.-¿No sería mejor ducharme en una de las habitaciones de los empleados?

No tengo suficiente dinero como para pagar esos objetos por si tengo la mala suerte y se rompen, soy muy consiente de mi mala suerte, mi madre decía que por mi culpa mi hermano se cayó al lago en ese entonces...tal vez sea cierto.

-No te preocupes por eso, piensa de está manera; no habrá otra oportunidad como está para disfrutar de un buen baño estilo joven maestro.-Comento.

-Entiendo.-Entra a la habitación.

-La ropa sobre la cama es la que te pondrás, dejas la sucia en el cesto cerca de la puerta del baño.-Informo antes de cerrar la puerta.

Al quedarse solo Agni camino con mucho cuidado hacia el baño, procurando no tocar absolutamente nada y mucho menos quedarse mirando la hermosa decoración de todo el interior de la habitación. Las paredes están pintadas de colores cálidos y procuraron que no fueran tan llamativas.

-¿Cómo se enciende?

Agni en este instante está extrañado la ducha de la infantería, no era nada complicada de encender y mucho menos era tan grande, ostentosa como la que tiene enfrente. Habían tres diferentes botones con la cual encender y no sabía cuál es cuál. [Fría, caliente, intermedio]

-Que sea lo que Dios quiera.-Presiono el de enmedio, de ahí salió un agua calientita justo lo que estaba buscando para quitarse ese frío.

Agni se metió bajo la regadera, cerrando sus ojos. Solo basto eso para sentirse tan miserable, dándose cuenta que su abuelo murió, ya no iba a volverlo a ver jamás y ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse de él.

Fue hace casi tres años (ingreso a la infantería a los 10 años) la última vez que lo vio se encontraba internado en el hospital, ya con su apariencia toda decaída, sin las energías de cuando jugaba con él.

-¡Maldición!-Golpeo la pared para luego ponerse en cuclillas.

Llorando la muerte de su ser mas querido y la frialdad de su familia, después de tanto seguía sin entender porque no podía recibir un poco de cariño de sus padres en especial su madre, ¿Por qué eran de esa forma solo con él?

¿Qué tenía de malo ser un alfa y no ser atractivo con un cuerpo dotado? Ser un alfa no siempre es sinónimo de perfección, también podían ser imperfectos. No había nada de malo en eso.

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