Cap. 10

Molestia era poco lo que sentía, en realidad, lo que Hades en verdad sentía, era la furia recorrer en su cuerpo.

Con aquel ladrón al frente, no dudó en ir a lastimarlo, así que viendo su oportunidad, lo agarró del cuello y comenzó a ahorcarlo, se sentía perdido, el ladrón le imploro que lo soltara, pero ¿porqué no quería escucharlo?, muy fácil, quería acabar con aquellos juegos, no soporto que lo utilizarán, no de nuevo.

Sin embargo, la imagen cambio a otra persona, una que creyó haberla olvidado con el tiempo y esto lo asustó.

—Hades-xiang—
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*Gasp*

Hades se levantó de golpe y se sentó en su cama, aquel sueño que tuvo no le gustó en lo absoluto, así que se quedó un rato sentado mientras calmaba su respiración. Una vez que se encontraba relajado, suspiró de manera cansada mientras ahora veía el techo de su habitación, a pesar de los días que pasaron, pensó... en aquel acto que le hizo a ese ladrón, aquello... no estaba bien, su plan original era dejarlo inconsciente, pero... ¿en qué falló?... esa era una pregunta muy agotadora y confusa, así que decidió mejor volver a acostarse, para así darse una respuesta en la mañana, además, ya habían pasado unas horas desde que recibió la visita de su vecino y con eso en mente intentó relajarse, eran las 3 de la madrugada, así que dormiría otro poco antes de levantarse, aunque realmente no tenía mucho que hacer.
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Después de dormir otro poco, el detective se levantó temprano e inició con sus actividades, aunque algo más calmadas.

Se bañó cuidadosamente, se colocó una nueva muda de ropa, cambió sus vendas y pasó a preparar su desayuno, aunque esa parte fue algo complicada, ya que la muleta que tenía al lado derecho le estaba estorbando al momento de querer servirse algo de café, así que luego de terminar de servir su desayuno, fue con este a su sala de estar, dónde comió tranquilamente en la pequeña mesa frente a su sofá, y por último, se dedicó a ver noticias en su televisor, pensando que ya después dejaría los trastes sucios en la cocina.

El detective pasó con el mando del televisor de canal a canal, hasta encontrar con el que buscaba.

"...el caso del atropello fue resuelto por nuestro Teniente oficial de la policía Zeus, quien capturó además un paquete de joyerías proveniente de lugares de dudosa procedencia, pero dentro de estas joyas también se encontraban algunas de la famosísima marca Beelko, que se figuró hace unos días como robada por el ladrón Qin Shi Huang, vamos con la siguiente nota"

Esto sorprendió a Hades, así que subió el volumen del televisor para así escuchar mejor y poner más atención a la noticia, mientras que sacaba de su bolsillo su teléfono móvil para tomar notas de los hechos.

"Muy buenos días espectadores, nos encontramos en la escena del crimen, cerca del centro comercial Odinson, dónde se ocurrió un atropello hacia un señor, la víctima, estaba caminando tranquilamente por esta vía peatonal, pero para su desgracia, jamás pensó en sufrir un atropello de una camioneta con un conductor irresponsable, por suerte para él, la patrulla del Teniente oficial Zeus se encontraba cerca mientras daba una ronda por la ciudad, así que con ayuda de un oficial, llamaron a la ambulancia mientras se dedicaron a perseguir a los agresores de este atentado. Una vez que lo acorralaron, este conductor fue detenido inmediatamente, sin embargo, una inspección a su camioneta, fue lo que cambió el agravio de lo sucedido. En la parte de atrás del vehículo, nuestros policías encontraron unas simples bolsas de basura, que en vez de tener desechos orgánicos, tenían joyas en su interior, para más explicaciones, tenemos aquí en vivo y en directo al Teniente oficial Zeus, por favor teniente, díganos lo que ocurrió en este lugar"

Hades vio a su hermano sonreír orgulloso mientras le lanzó una mirada coqueta a la reportera y a la cámara, suspiró pesadamente ante eso, ya que su hermanito jamás cambiaría.

"Si, lo que ocurrió fue una desgracia total, no obstante, se nos informó que la víctima sólo sufrió golpes superficiales y uno que otro raspón en la piel, en cambio, el sujeto que conducía y sus acompañantes eran ladrones de una organización criminal que estamos investigando, no podemos dar más detalles, pero le aseguro que las joyas serán entregadas a sus dueños y que la seguridad estará igual de atenta ante este altercado~"

El detective vio con desagrado aquello, pero al ver que la conversación no iba para más, muteo el sonido de su televisor y procedió a llamar a su hermano, que en esos momentos, ya no se encontraba hablando con la joven reportera.

¡Hermano!, Jojo~ ¿Cómo estás?— preguntó un divertido Zeus detrás de la línea.

—Ven a mi casa cuando termines de informar, necesito hablar sobre el atentado que interferiste— dijo Hades calmadamente.

—Uff... quisiera ir, pero... estaré ocupado co-con coosssas..., si algunas cosas en la oficina— contestó algo nervioso Zeus.

—Bien, entonces iré a tu oficina para hablar— dijo Hades levantándose de su lugar.

—¡No, espera!— habló apresurado Zeus —Poseidón me matará si te ve aquí, ah... bien, iré a tu departamento, estaré ahí en dos horas— habló de forma derrotada el menor.

—Bien te esperaré aquí— respondió Hades antes de terminar la llamada.
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Pasaron los minutos con tranquilidad hasta que llegó la hora indicada, al sonar el timbre, Hades sujetó su muleta y caminó hasta su puerta, dónde un cansado Zeus pasaba al hogar.

—Bienvenido— le dijo Hades guiándolo a su sala de estar.

—Si, gracias por la invitación— dijo el menor algo fastidiado.

—¿Interrumpí algo en tu día?— preguntó Hades sirviendo algo de café para después caminar a la jaula de su cacatúa mascota y darle algunas galletas.

—Más que un polvo con una reportera, no, nada en especial— respondió algo fastidiado el menor para después sentarse en el sofá y agarrar algunas galletas de la pequeña mesa frente a él.

—Me alegra no interrumpir a mi hermano menor— dijo con ironía Hades, algo que a Zeus enojó un poco.

—Si... cómo sea, hablando de altercados, es sorprendente que te disparen, pero ya me imagino cómo dejaste al desgraciado, de seguro debe estar con algunos moretones y con los dientes caídos— esto incómodo un poco a Hades, pero Zeus no lo notó así que siguió comiendo de las galletas mientras hablaba —Por cierto, ¿para qué me llamaste?— preguntó.

—Es sobre el ladrón Qin Shi Huang— dijo seriamente Hades antes de sentarse en el sofá —las joyas que encontraste, fueron las mismas que robaron semanas pasadas antes de mi llegada al cuartel de Poseidón, dime ¿qué te dijeron esos sujetos cuando los atrapaste?— preguntó de forma seria Hades algo que a Zeus le intereso, así que este comenzó a pensar mientras cruzaba sus musculosos brazos en su pecho.

—Mnn... al principio me insultaron y me amenazaron con matar a mi familia o algo así— respondió para luego mirar a Hades y tomar la taza de café que le había servido en la pequeña mesa —Sin embargo, uno de ellos parecía asustado, dentro del vehículo que intercepte, habían tres personas, se veían rudas, pero ladraban más que morder, así que no les hice caso, aunque como te dije, uno de ellos estaba asustado— mencionó el menor.

—¿Asustado?— preguntó Hades —¿Asustado de qué?— esto hizo pensar a Zeus.

—Decía algo como estamos muertos, no hay salvación... o él se molestará, pero como eran susurros, no me di el tiempo de escucharlo, ni me interesó— contestó Zeus para así beber de su café —Mmnn~ esto es lo que quería— añadió el menor antes de sorber otro poco de café.

Cómo Hades no pudo sacar más información de su hermano menor, decidió disfrutar de esta pequeña merienda mientras escuchaba el día de su hermano Zeus.
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En otro lugar, un grupo de hombres estaban reunidos en una gran sala, dónde cada uno de ellos, estaba sentado y atado a una silla frente a un enojado joven que caminaba de derecha a izquierda, mientras que otro estaba quieto viendo todo neutralmente a su lado.

—A ver si entendí— dijo el joven que caminaba de izquierda a derecha antes de detenerse —¿Dejaron sólo a esos críos, pensando que esto no sería importante?— preguntó viendo a los hombres atados.

—A-Amo Apolo— contestó tiritando uno de ellos —no pensamos que nada malo sucedería, nosotros...— dijo uno de ellos, pero fue interrumpido.

—Simó...— habló de forma cansada Apolo, antes de ver al francotirador disparar en su lugar a la cabeza del hombre que habló, dejándolo así sin ningún tipo de vida —Gracias...— suspiró agradeciendo el joven jefe de cabellos largos, asustando así a los demás —Bien, continuemos, ¿qué pasó exactamente para que los dejarán solos?— preguntó ahora Apolo con los brazos cruzados en su pecho.

Fue entonces, que uno de ellos habló.

—¡N-No fue nuestra culpa!— ese hombre estaba asustado —¡El jefe de carga nos dijo que era algo sencillo!, ¡Nos engañó!— el hombre comenzó a llorar sin importarle su estado —no pensé que él... ¡sería un traidor!— aquellas palabras hicieron levantar una ceja a Apolo, lo que dijo el hombre si fue interesante.

—Así que hay traidores...— dijo con fastidio Apolo —Bien, Simó, ya sabes qué hacer con este— mencionó seriamente el jefe antes de escuchar otro disparo.

¡A-Ahhhhh! ghu... ¡Arghhh!— gritó el hombre que confesó, ya que una bala impactó en su pecho sin poder matarlo.

Hablen ahora— dijo enojado Apolo viendo sin interés a los demás hombres atados.

—¡S-Señor no sabemos qué es lo qué realmente pasó!— dijo otro tiritando —¡Lo ju...!— no obstante, una bala en su cabeza lo hizo callar.

—Rápido, antes de que terminen cómo este— dijo Apolo, para después encender con un control remoto la pantalla que estaba detrás de él y frente a los hombres atados.

En la pantalla, se vio a un hombre que era el jefe de carga siendo torturado por otro y justo al lado de él había una mujer atada y sin vida, los hombres la reconocieron cómo la esposa de aquel señor.

—Como verán, a Rasputin le encantan los nuevos amigos, así que si no lo quieren conocer, entonces expliquen la situación, por ahora no diré nada por 10 segundos ¿si?, ahora... hablen— dijo seriamente Apolo antes de sentarse en un asiento al lado de la pantalla.

Los hombres que quedaron, suplicaron por su vida, pero ninguno dijo nada interesante, enfadando así aún más a Apolo, así que este cansado, mando a Simó con un chasquido de dedos a callar a uno de ellos para que todos se quedaran en silencio.

—L-Los... cough... trai...dores... llegaron hace un mes cough... cof... eso fue... l-lo que escuché e-en la mañana cough...— habló agitadamente el hombre que Simó había disparado en el pecho.

—Oh~ muchas gracias número 532— agradeció Apolo con una sonrisa —serás promovido por tu lealtad, Simó~, llama a uno de los guardias y dile que lo lleven donde Nostradamus, él sabrá que hacer— después de decir esto, vio a Simó salir de la gran sala jalando el respaldo de la silla donde se encontraba aquel hombre, dejándolo así sólo con aquellos hombres atados restantes.

—¡Bien~!— exclamó Apolo estirándose —creo que nadie más hablará— mencionó para retirarse y escuchar el bullicio de todos esos hombres.

Sin embargo, de todos esos gritos, escuchó el nombre de Leonidas y esto lo hizo sonreír enojadamente antes de poder salir de aquella sala.
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Después de un aromático baño en su gran tina junto a sus sirvientas, Apolo dio la orden para que aquellas bellas mujeres se retiren y entren en el gran baño sus dos hombres de confianza, Simó y Rasputin.

—¿Puedes al menos taparte?— preguntó Rasputin fastidiado.

—Es mi casa, así que hago lo que quiera— respondió Apolo sin ningún tipo de interés —Además, no creo que a Simó le resulte desagradable, ¿no es así Simó~?— preguntó Apolo coquetamente.

—Pufff... No creo que "la muñeca" se queje por esto— mencionó con fastidio Rasputin —Ya dinos de una vez para qué nos llamaste— demandó el hombre mientras apartó la mirada al ver a Apolo salir de su tina de baño.

—Dime la información que sacaste de los hombres que quedaban— mencionó Apolo aburrido para después tomar una bata del armario que tenía al lado de su lavamanos.

—Ah eso— respondió Rasputin de forma aburrida —muchos de ellos no decían nada, pero lo más interesante es que tres de los nueve hombres que me diste, eran informantes de Leonidas— aquello dicho hizo a Apolo suspirar frustradamente.

—¡Ese desgraciado!— gritó antes de impactar su puño contra el espejo del lavamanos.

—Si... creo que el pacto se está rompiendo— mencionó Rasputin mientras veía a Simó caminar hacia Apolo y comenzar a ver el puño de su jefe para así comenzar a curarlo sin decir nada.

—Agh... contáctate con los infiltrados que están con Leonidas y busca información de aquellos que ingresaron aquí, los eliminaremos en la siguiente misión— dijo seriamente Apolo mientras veía a Simó curarlo —¡Oh!, Y también contáctate con Qin, dile que fue su culpa por dejar las joyas en esa bolsa de basura— añadió cansadamente.

—Jaja~ con gusto~— respondió de forma divertida Rasputin antes de salir del baño.

Fue así que una vez que Rasputin se marchó, Simó y Apolo se quedaron sólos.

El francotirador sin inmutarse, siguió con su tarea, hasta que curó la herida de su jefe, dónde este mismo miró su mano con vendas unos segundos antes de sonreír y tomar del su mentón contrario, para que así pueda mirar sus ojos.

—Mi pequeña dama, ¿acaso seguirá molesto conmigo?— preguntó Apolo mientras veía esos ojos vacíos y sin sentimiento alguno —Jo... veo que aún estás enojado— se respondió así mismo antes de atraerlo y pegar su cintura con la del contrario.

Es entonces que Apolo, abre los labios ajenos con los dedos que estaban sujetando el mentón contrario y sin decir nada ve a Simó pasar su lengua por uno de los dedos antes de succionarlo dentro de su boca.

—Vamos a divertirnos, ¿si?— le dijo Apolo antes de llevar su mano, que se encontraba en la cintura contraria, al abrigo de un callado Simó.

Una vez que Apolo dejó el abrigo en el suelo, pudo apreciar el pecho no tan blanquecino de su mano derecha y eso era debido a sus marcas aún presentes en el cuerpo del otro, las marcas variaban en colores, desde moradas hasta rojizas que apenas lo había hecho recientemente.

Fue así, que pasando su mano libre por estás, las acarició antes de ver nuevamente los ojos de un tranquilo Simó.

—Eres exquisito— halagó Apolo, antes de besar el hombro ajeno para así comenzar a dejar una nueva marca en el pecho blanquecino —Hoy seré gentil~— finalizó con una sonrisa lasciva mientras lamía el pecho de un inmóvil Simó que seguía lamiendo ahora otros dos dedos de Apolo.

Para ellos, no fue necesario explicar lo siguiente que iba a suceder.
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¡¿ME ESTÁS JODIENDO?!— gritó Qin en la llamada.

Oh~ eso me encantaría~, pero no, Apolo dice que vuelvas con las joyas— decía un divertido Rasputin detrás de la línea telefónica.

—¡Hicimos un maldito trato!— reclamó Qin mientras sujetó el puente de su nariz —hice lo que me pidieron, ¡así que no es mi culpa de que sus hombres sean unos inútiles!— gritó Qin con furia.

Jaja... tu mismo eres parte de esos hombres, así que también te llamaste inútil— decía Rasputin con diversión —Además es tu culpa, ¿quién te dijo que dejaras las joyas en simples bolsas de basura?— esto hizo apretar los dientes a Qin, en verdad quería golpear a ese hombre —Da igual suka (perra), Apolo mandó a que recuperes las joyas, así que si no quieres que "accidentalmente" se queme el siguiente fólder, entonces lo traerás, tienes 2 días~— mencionó con diversión Rasputin.

¡Lā Shi! (Mierda)— fue lo que dijo Qin al momento de cortar la llamada y aventar su teléfono móvil a la cama.

Ahora el ladrón se sentía frustrado, no sabía que hacer, no quería resolver el problema que aquellos hombres hicieron, él sabía perfectamente que habían traidores dentro de aquella organización de Apolo, pero jamás pensó que actuarían para robar aquel lote de joyas... Si así iba a terminar, mejor él hubiera entragado en persona las joyas al cliente de Apolo, en vez de esos inútiles hombres que el mismo Apolo mandó.

Trató de respirar tranquilamente y estando ya en un departamento dentro de la ciudad, comenzó a alistarse y salir de aquel lugar como civil, para luego subir a un taxi de dudosa procedencia y por último irse a las afueras de la ciudad, donde ya las prostitutas comenzaban a trabajar.

Era de noche, así que Qin agradeció que la oscuridad del camino lo pueda cubrir un poco con esta misión.

Una vez que llegó con las prostitutas, fue caminando hacia un hotel muy conocido para él.

—Bienvenido al pequeño Oasis, ¿qué se le...? Oh Ying, ¡eres tú!— dijo con emoción el recepcionista.

—Hola Kojiro— saludó el ladrón para después presentar una tarjeta de crédito —la misma habitación de siempre— mencionó sonriente Qin.

—Jaja... no sé porqué prefieres estar ahí, pero si necesitas mantas, no dudes en llamar al servicio de habitación— dijo tranquilamente Sasaki antes de entregarle una llave.

—Así será mi atractivo amigo, así será— mencionó Qin mientras se iba de la recepción despidiéndose en el camino de su amigo recepcionista.

Una vez sólo en la habitación, pasó a cambiarse con su atuendo de ladrón y a salir por el tejado de aquel lugar, no tenía tiempo, así que tenía que idear un plan para distraer al astuto hermano del detective.

—Mngh... esto será difícil— dijo Qin antes de saltar por los tejados de aquellas no tan iluminadas calles.
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Hola mi gente, disculpen la demora, pero desde la mañana me he sentido mal (⁠〒⁠﹏⁠〒⁠) y todo por comer cremas de dudosa procedencia, en fin, tardaré un poco en subir el siguiente capítulo por mi estado, pero eso sí, los retrasos no pasarán de esta semana.

Si les gustó el CAP, no olviden dejar sus estrellitas y/o comentarios, espero que tengan un buen día, nos vemos mi gente (⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡

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