IX. Parte 1

El sonido de la orquesta comenzó a retumbar en los oídos de la princesa de Liones, debía admitir que el salón era precioso, estaba sorprendida con la estructura del lugar.

- Annis, está noche será muy duradera, ya verás —dijo Gelda tomando su brazo.

- ¡Por supuesto! —contesto Elizabeth dando una gran sonrisa.

Por otro lado en el lugar se encontraban Ban y King, ambos riendo de alguna tontería que habían dicho.

- ¿Cuáles son tus planes de esta noche, King? —preguntó Ban con su típica sonrisa burlona.

- No lo se, disfrutar la noche —dijo el hada con una sonrisa.

- Bueno con Gaara quien no va a disfrutar la noche —dijo de forma burlesca haciendo que King le diera un codazo.

- Idiota, no te hagas que bien que quieres divertirte con Jenna —dijo defendiendose.

- Ni siquiera sé si vendrá, es mejor ver de lejos, recuerda que Gelda estará aquí —dijo con una gran sonrisa.

- Ese no es tu territorio —dijo King poniendo los ojos en blanco.

- No hablaba de eso idiota, hablaba de nuestro querido principe Zeldris, ya verás el espectáculo que habrá hoy, será divertido —dijo riendo.

- Eres una mierda de persona —dijo King negando con la cabeza.

Al lugar vieron entrar a Gelda junto a otra chica rubia, King miro extrañado al par, "¿Quién es ella?", pensó, movió el brazo de Ban.

- Mm —dijo Ban mirándolo.

- ¿Quién es la chica que acompaña a Gelda? —preguntó mirando a ambas chicas. Ban al escuchar a su amigo volteó hacia las chicas y ahí estaba una mujer que nunca había visto, rubia, ojos azules, piel pálida.

- Ni idea —dijo mirándola más detalladamente.

- Tiene una gran relación con la princesa —dijo King mirando a ambas chicas que reían.

- Bueno vayamos a conocerla —dijo arrastrando a su amigo.

Al llegar y estar cerca de ambas chicas, ambos sintieron que ya la conocían, pero... ¿Por qué no recordaban su nombre?.

- Oh Ban, King, hace tiempo no los veía —dijo Gelda al verlos, Elizabeth sonrió de regreso.

- Oh sí, hace tiempo —dijo King.

- Hay una sensación rara, siento que te conozco pero no recuerdo de dónde, ¿Podrías recordarme? —dijo mirando a la rubia con curiosidad.

- Ella es Annis, hace mucho que no venía a verme, tal vez por ello la medio recuerdas —dijo Gelda con una leve sonrisa.

- Así es, soy prima de Gelda, aunque yo si te recuerdo Ban —dijo Elizabeth sonriendo, sabía quién era, el pecado de la avaricia.

- Ohh tienes razón —dijo King, chasqueando los dedos.

- Wow, que bueno que hayas venido, está noche sera sorprendente —dijo Ban sonriendo divertido.

Ambos chicos se quedaron sentados platicando con ellas, Elizabeth hablaba solo cuando era necesario, pero debía conseguir información.

- ¿Y que tal va el reino? —preguntó con una sonrisa.

- Va bien, el rey está cada vez más emocionado —dijo King, tomando de la copa que sostenía en la mano.

- Es verdad —dijo Ban.

- Oh, oh, también está la misión de Ban —dijo King.

- ¿Misión? —preguntó Elizabeth.

- Si, es algo referido sobre una  información acerca de una mujer, de casualidad no sabes nada, ¿Gelda? —preguntó mirando a la rubia.

- Oh no, no, ¿Por qué debería saber yo? —preguntó la chica, dando un trago de su copa.

- ¿Zeldris no te dice nada? —preguntó Ban con una sonrisa coqueta, haciendo que Gelda comenzará a toser, "Annis" comenzó a darle palmaditas en la espalda.

- Por dios Ban, obviamente no —dijo la chica limpiándose la boca con una servilleta.

- ¿Una mujer dices? —preguntó Elizabeth, curiosa.

- Si, no sé quién es, pero el Rey la está buscando como loco —dijo bebiendo de su copa.

- Ya veo —dijo Elizabeth, algo pensativa.

Al lugar entro el Rey Belfegor, se veía tan imponente, como siempre, llevaba su capa color rojo oscuro, atrás de él caminaban los príncipes.

Zeldris tenía el rostro serio y Meliodas tenía uno aburrido, incluso bostezo al sentarse alado de su padre. Todos miraban a los recién llegados, incluso Elizabeth vio como Melascula que estaba en una mesa enfrente de ella lo veía tan intensamente.

- Bueno, chicas iremos con ellos, no olvides sacar a bailar a Zeldris —dijo Ban guiñando un ojo. Gelda solo nego con una sonrisa.

- ¿Así que Zeldris? —preguntó Elizabeth, realmente se sentía cómoda con ella, sabía que todo esto era gracias al hechizo, sin embargo, a ella en serio le gustaría hablar con esta chica como Elizabeth, no como su supuesta prima, aún así sabía que tal vez en un futuro se podría lograr, si esa paz de la que antes hablaba se realizaba.

- Puede ser —dijo la rubia sonriendo tímidamente. Elizabeth río divertida, aún así pensaba en aquella misión de Ban, ¿Una mujer?, ¿El Rey Belfegor buscaba a una mujer?.

- ¿Tu sabías sobre la misión de Ban? —preguntó Elizabeth curiosa.

- Si, poco, sé lo que dijo, el Rey busca a una mujer, de hecho hace poco Ban fue a Liones —dijo Gelda, algo seria.

- ¿De verdad? —preguntó, aunque ella sabía lo que había pasado, pues Elaine le había comentado su encuentro con ese pecado.

- Si, odio ese tipo de cosas y lo sabes pero... No hay como evitarlo —dijo Gelda suspirando — Solo debemos planear perfectamente el golpe de estado, tomara tiempo pero...

- Lo lograrás —terminó de decir Elizabeth, ya que el hechizo estaba funcionando bastante bien, Gelda le había hablado de ese plan que ya tenía pensado hacer: Un golpe de estado, sin embargo, ella sabía que no era rival para el Rey, solo tenía que esperar el mejor momento.

- Lograremos —dijo Gelda con una mirada decidida, el corazón de Elizabeth salto, sabía que no se lo decía a ella, pero ambas tenían la misma meta: Obtener la paz en los reinos. Aunque fuera Gelda princesa del clan de los vampiros y Elizabeth princesa de Liones, ambas completarían sus metas.

Las chicas siguieron hablando de diferentes cosas, hasta que un tema salió de aquella conversación.

- ¿La reina? —preguntó Gelda.

- Si, he olvidado su rostro —dijo Elizabeth tratando de sonar crédula.

- Igual yo, sabes aún es raro, desapareció una noche sin dejar rastro y nadie sabe nada —dijo Gelda mirando de reojo al Rey Belfegor que hablaba con algunas personas de su clan — Sabes, la otra vez entre a la biblioteca del castillo de Edinburgh, ya no entraba porque he leído cada libro de ese lugar, sin embargo, encontré uno... Diferente, uno que nunca había leído.

- ¿En serio? —preguntó Elizabeth curiosa.

- Si, era uno delgado, de pequeñas leyendas, una en particular me llamo la atención. Era acerca de un príncipe que nació de un amor prohibido y que tiene una terrible maldición —dijo Gelda, recordando las palabras de aquel libro viejo.

¿Una terrible maldición?, ¿Un príncipe?, había muchas preguntas en la cabeza de Elizabeth y a su mente llegó aquella hoja que encontró en ese libro, era lo mismo... Sin embargo había una diferencia, ese libro estaba escrito por la Deidad Suprema y esto que le cuenta Gelda apareció en un libro de leyendas, ¿Sería lo mismo?, ¿Habría algo escondido detrás de ello?.

Ahora habían miles de preguntas, ¿Era una coincidencia?. Además estaba el otro misterio: La Reina Nerea, era una estupidez creer... Que una noche solo desapareció, además el Rey Belfegor está buscando como loco a una mujer.

¿Será que está viva?, Sí, lo está... ¿Por qué no está aquí gobernando junto a su esposo?, ¿Cuántos secretos tiene el Reino Demoníaco?.

Habían muchas cosas en su cabeza, cosas que sinceramente ella no comprendía, aún no llegaban los caballeros oscuros, esa era la nueva incógnita.









Y sin pensarlo, algo o alguien se acercaba cada vez más a Liones.

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