LOUIS

Para cuando logré despertar, ya había terminado todo.

No estaba Damián por ningún lado. Porque yo estaba en el hospital...

-¡¿Qué pasó?! -dije entonces exaltado-. ¿¡Qué demonios hago aquí!?

-Estás herido -dijo entonces la condesa.

-¡¿Y Damián?! ¿Dónde está el? -pregunté muerto de ganas de saber cómo estaba el.

-Escucha niño, esto va a ser difícil de decir, pero... Damián murió.

De repente todo mi mundo se desmoronó.

Todo se había venido abajo...

-¡No bromees así conmigo! -pedi débil-. ¿Dónde está Damián? Por favor, dímelo...

-Damián... Murió a manos de ese maldito hijo de puta... ¡Por ese maldito cabrón de mierda que se hace llamar Lewis! Todo sucedió tan rápido...

-No... No... No puede ser cierto... -me aferre a la esperanza de volver a ver a Damián...-¡No puede serlo!

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos... ¡Si tan solo yo...!

Si tan solo yo, hubiera sido más empático...

Con él...

Esto nunca habría pasado...

-Creeme que me duele mucho, mocoso -dijo entonces ella llorando también-. ¿Ahora quien me va a decir que cocino horrible? ¿Quién va a jugar a correr y ver quien gana  corriendo? ¡No me gusta esto!

Seguí llorando más fuerte.

El dolor que habitaba en mi cuerpo, era lo de menos.

Me dolía el corazón.

De una manera increíblemente sobrehumana.

Me dolía mucho...

Ni siquiera pude disculparme...

Damián...

No estoy listo para decirte adiós. Ni hoy ni nunca.

.

.

.

Ya habían pasado dos semanas desde que salí del hospital..

Y nada volvió a ser igual.

Sigo esperando volver a verlo.

Sé que estás en alguna parte, Damián...

Yo sé...