19. Sin esperanza

Al día siguiente, Louis estuvo pensando en todo lo que sucedió.

No podía sacarselo de su cabeza.

Por más que intentará.

Volver a ver al duque, le sentó absolutamente mal.

Pero... Por otro lado, estaba su relación con Tomás.

Y por mucho que lo amase Louis, no podía seguir con él, por sus traumas del pasado.

Su odio. Su rencor. Su miedo.

Tomás le hacía sentir de esa forma, a Louis.

Y por esa razón, Louis no podía seguir con Tomás.

-Lo siento mucho Tom, tú has sido muy importante en mi vida... Pero justo ahora, estar cerca tuyo, me lastima...

-Y lo entiendo perfectamente, no te forzaré. Hasta que puedas verme, siempre estaré aquí.

Y con un último abrazo, se fue Tomás del lugar. Y después de eso, ambos se sintieron vacíos.

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-¿Problemas con la novia, muchacho? -le preguntó un señor de treinta años a Louis. A lo que Louis sonrió tristemente.

-Yo... Ya no sé ni que sentir -confesó-. Cuando creía que había conocido buenas personas, que me entendían, me estampe contra la realidad.

-Solo te diré una cosa chiquillo. No porque alguien no sea lo que esperabas, ya significa que es malo. Y es verdad que aunque a veces las personas, no son siempre lo que esperamos, también tienen una historia. Y merecen ser escuchados.

-¿Y cómo puedes hacerlo? -repuso Louis destrozado por dentro. -¿Cómo puedes volver a confiar en alguien que traicionó tu confianza?

-Con el tiempo muchacho. -respondió de vuelta el señor-. El tiempo lo cura todo.

Louis iba a decir algo, pero en su lugar, prefirió callar. ¿Es posible algo así?

"No, claro que no", se regaño a si mismo Louis.

"El daño ya fue hecho, no puedo darles una segunda oportunidad"

Y con eso dicho, continuo trabajando.

***

A la mañana siguiente, Tomás fue citado por Damián.

Y por ende, se vieron en su despacho.

Tomás le tenía mucho rencor a Blackthorne. Pero era porque Blasking le había impuesto ese rencor.

-¿Para que me buscabas? -dijo entonces Tomás con la voz irritada.

-Tienes que salirte del clan de Blasking. -dijo el duque de forma directa.

-¿Cómo lo sabes...?

-Un colega tuyo me lo confirmó -respondió con el semblante serio Damián-. Tienes que salir de ahí. Nada bueno te esperará.

-¿Y a ti que diablos te importa?

-Solo quiero que no sufras más por culpa de Victor.

Tomás lo miró sorprendido. Pero negó.

-¡Eso no te incumbe!

-Sé que no me incumbe. Pero no puedes esperar, que le ponga todo facil a ese miserable.

-Bueno, es verdad...

-Tomás, se que me odias, pero yo no pienso igual que Blasking. Sé que soy igual de malvado y esto no cambiará mis pecados, pero... Tienes que escucharme.

-Más te vale, que sea rápido...

Y entonces procedió a contarle todo Damián a Tomás.

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