Amor, Nicotina y Adicción


[[ Bueno, con animos de expandir el alcance de mis Fics, los traere tambien a esta plataforma, por ahora subire un par di mis historias, para adentrarme en el Fandom que me esta explotando la cabeza de tantas ideas nuevas Link Original: https://www.fanfiction.net/s/11920276/1/Desamor-nicotina-y-adicci%C3%B3nDesamor, nicotina y adicción.]]



Odio los cuentos de hadas. ¿Princesas, castillos, apuestos caballeros luciendo resplandecientes armaduras, marchando en su imponente caballo en busca del amor de su damisela?. Realmente los aborrezco.

Es esa la razón a porque nunca me perdonaré el haberme convertido en esto; Yo, la chica violenta y agresiva de la secundaria, ahora maquillada, peinada y vestida, desfilando por la acera como toda una mugre cenicienta. El destino tiene un maldito y retorcido sentido del humor, o simplemente me volviste una idiota sin remedio; Sea cual sea el caso, estoy segura de una cosa: Cuando te encuentre te haré responsable de este condenado amor no deseado, Kurosaki Ichigo

No había vuelta atrás, soy orgullosa y asumí el desafío de adentrarme en esa selva repleta de universitarias calentonas y en celo, muy similar al historial de bajos y altibajos que por tratarse de ti, mi pareja de 7 meses, mi fastidiosa, insoportable e incondicional compañía, decidí aceptar.

Volví a la realidad al estar en la entrada de el luminoso local, escuchando también la música que escapó por los ventanales; El lugar era obscuro, sin embargo los intermitentes destellos de colores me permitieron hacerme paso entre la multitud, ignorando de momento sus expresiones.

-Tu, una Reed's con sal y pimienta, ahora¡-Le grité al cantinero.

-Por supuesto, princesa-Contestó el mayor dándome la espalda, pero antes de comenzar a preparar la bebida, se giró ligeramente clavándome su asquerosa mirada-Se nos han acabado las rodajas de limón, pero no creo que sea problema para ti, solo pídeselas a tu hada madrina.

Gruñí levantándole el dedo medio, no obstante, previo a dejar salir el insulto una juguetona voz atravesó mis sentidos. Inmediatamente olvidé al barman, y con arrebato embestí a varios estorbos vivientes que me distanciaban de tu silueta.

Solo un 'Pequeño' detalle me impidió saludarte, darte un tímido beso en la mejilla como ya me era costumbre; Porque de haber dicho: 'Hola', la lengua viperina ajena que se escurría por tu garganta, me habría matado con su veneno.

-Una cerveza para la princesa de la fiesta¡-Chilló un castaño cualquiera y con la fugaz exclamación, el universo de papel que me rodeaba, me dibujó como su bufón de circo.

Las carcajadas se mezclaron con los chorros de alcohol que fueron escupidos en mi dirección, logrando empapar el pomposo velo que envolvía mi figura; Los cristales cafés que segundos antes te besuqueaban dejándote sin aliento, los mismos que una vez me sirvieron de confidentes con su cobijo fraternal, se tornaron llorosos por las ineludibles risotadas

-H-Hiyori?¡-Exclamaste sobresaltado-No es lo que pien...-Tus labios temblaron, lucharon por no caer ante la burlesca situación apretándose el uno contra el otro-¿De verdad pensaste que sería una fiesta de disfraces?-Pero tus intentos fueron vanos-Claramente se trataba de una broma, ni siquiera estamos en octubre-Tan estúpida- Hiyori, te ves...como una cría de primaria.

Debí gritar rudas e incontenibles palabras soeces, empero el dolor logró callar la fiereza de mis distintivos gruñidos. Caminé hacia el olor nauseabundo que tu boca promiscua escupía y con el taco afilado de mi calzado, dejé una hermosa marca en tu mejilla, sufrimiento pueril comparado con el que dejaban fluir mis parpados.

Salí a paso acelerado por la puerta trasera, dando con un sepulcral callejón. ¿Qué mejor lugar para caer de rodillas ante la tristeza y humillación?, derrotada ante tu perversa lujuria, aquella que profanó la virtud que juré conservar hasta el día en que diera el "Acepto" frente al altar.

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-Te sentaste en orines de perro.

Un siseo apagado sonó junto a mí y enseguida el olor a tabaco inundo mis vías respiratorias; Deliciosa y exquisita esencia mentolada, penetrante, mi predilecta a la hora de recaer en el adictivo vicio del cual me distancié a petición tuya. Aquella fragancia jamás me resultó tan embriagante como en ese momento, extasiante como el añoro de reconstruir los pedazos de lo que una vez fui.

-Aléjate de mi...no vine a ver idiotas entrometidos-Le respondí encubriendo mis verdaderos pensamientos.

-Te pido disculpas-Me susurró en un tono bajo, con sus parpados luciendo una rojez tan similar-Mi novia no quedó muy feliz cuando discutimos recientemente...de seguro pensó que encamarse con Kurosaki sería una venganza poética-Vi su cabello liso y blondo como el sol, hondearse al tiempo en que se dejó caer contra la pared de ladrillos a un costado-Realmente lo lamento.

Poco me interesaron sus injustificadas disculpas-Tu novia es una fácil, por si no lo sabías-Agregué, luchando por normalizar mi voz.

-Ex-novia de hecho-Resopló sin contradecirme.

Con el ceño enmarañado, ruda y simple, le pregunté si cargaba con una cajetilla. Sin cuestionar mi desvergüenza, el rubio sacó un nuevo tubo blanco y con elegancia lo puso y encendió sobre mis labios.

-¿El amor es una abominación, no crees?-No respondí, percibía que ambos sabíamos la respuesta-¿Hiyori, cierto?-Asentí sin más, a lo que él reveló parte sus relucientes hileras de dientes-Perdona mi sinceridad, pero debo decirte que ese vestido es horrible.

Para mi interna extrañeza, una minúscula sonrisa relumbró en mi rostro con su osada afirmación-Lo sé, como una jodida y fracasada princesa, salida de un sucio cuento de hadas.

-Detesto las princesas-Volteé a mirarlo, tomando una gran calada de nicotina, apoyando por completo mi espalda contra la pared-Estoy seguro que debes ser mucho más que eso.

Suspiré liberando el cálido humo fuera de mis pulmones-Yo...aún lo soy.

-Pues me alegra-Él terminó su cigarro aplastando los restos con la suela de sus botas y sin dejar pasar mucho tiempo, desempacó una segunda dosis de su adicción, la cual prendió con la colilla avivada entre mis labiales-Yo no soy un príncipe, ni mucho menos. Solo Shinji.

-Que irónico nombre para un amante desechado al igual que yo-Concluí con un dejo satírico.


Shinji esbozó una alargada sonrisa, tan impecable e impregnada de aquel maravilloso perfume, la única que desde ese instante me daría el molesto placer de soportar.




Un corto Oneshot, esperen por más, y gracias a las personas que se den a la oportunidad de leer¡

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