Capítulo 2
"No todo es lo que parece..."
Ana se despertó muy tarde por la noche, se levanta sin ánimos y se dirige al baño, con un poco de agua quita el sueño que quedaba en ella, salió de su habitación y se dirigió a la terraza, con un par de cigarros, encendió uno y le dio una gran calada, sintió que esto no era suficiente y se dispuso salir de la casa e ir a la bodega, donde se guardaban los mejores vinos, ya que su difunto esposo era fanático de ellos, y tenía un paladar exquisito, agarro una de la botellas, más específicamente un "Pinot Noir", y se dirigió de regreso a casa, a la terraza, sirviendo una copa de vino y encendiendo otro cigarro. Si bien ella sabía que mezclar estos dos, no le haría nada bien, siguió haciéndolo, puesto que en su mente ella olvidaría todo lo que le había dicho Diana más temprano.
Ana: Una hija, cuantos secretos más me ocultabas Cesar - dijo dando otra calada a su cigarro, para después dar un sorbo de vino.
Así estuvo por algunas horas, hasta que el vino y el cigarro empezaron a hacer efecto en su cuerpo, Ana por cuenta propia, se dispuso a dormir, para pasar aquel efecto, muy consiente de que al despertarse no estaría del todo bien físicamente.
Después de varias horas...
Ana despertó con un sorprendente leve dolor de cabeza. Se levanto un poco más animada, se metió al baño a darse una ducha, al salir, ya fresca se puso una ropa sencilla.
Bajo a la cocina, donde la empleada ya tenía su desayuno preparado.
X: Buenos días señora - dijo poniendo un plato con tostadas, aguacate y unos huevos revueltos, con un vaso de jugo de naranja.
Ana: Gracias - dijo, la empleada salió de la cocina, dejándola sola.
Prendió la gran tv que tenían en la cocina, viendo las noticias, viendo que en la mayoría de canales, el tema principal a cuestionar era sobre la muerte de su difunto esposo. Apagándolo para evitar sentimientos que le bajen los ánimos, se levanto llevando los trastes sucios y poniéndolos en el fregadero.
Estaba apunto de subir los escalones, cuando escuchó su timbre sonar, Alice, quien es la empleada doméstica se dirigió a abrir la puerta, dándose con la sorpresa de escuchar una voz muy conocida.
Alice: Señorita Veronica, pase - se hizo a un lado dejando pasar a la morena.
Veronica: Gracias - dijo sin mirarla, yendo directo donde se encontraba Ana, puesto que las escaleras doble se encontraban frente a la gran puerta de entrada - Ana querida - dijo corriendo a abrazarla.
Ana: Hola Veronica, un gusto volver a verte después de 3 semanas, sin saber nada de ti - dijo con un toque de regaño en sus palabras.
Veronica: Si, lo siento mucho, pero es que estuve algo ocupada, ya sabes cosas de la empresa - dijo con un ligero nerviosismo que Ana no notó.
Ana: No te preocupes.
Veronica: Y por cierto, lamento mucho la muerte de Cesar - la abrazó con tristeza fingida.
Ana: Gracias - dijo cuando se soltó de su abrazo.
Veronica: Ya veras que todo va a estar bien - dijo.
Ana: Pero bueno, más nada puedo hacer, dime tú?, cómo has estado? - le pregunto mientras con la mano la invitaba a tomar asiento en un par de sillones que habían al pie de la escalera, casi que escondidos.
Veronica: Bien la verdad, muy bien - le sonrió - mis hijos están con su padre, de vez en cuando, los voy a ver, todo depende de mi tiempo.
Ana iba a responder pero entró Alicia ofreciendo limonada a ambas mujeres, la aceptaron y la muchacha se retiró.
Ana: Me alegro por ti, me alegro que estés bien Veronica, y disculpa si te incomodo con mi pregunta, pero, no te sientes mal?, o sola sin tus hijos cerca tuyo?, digo porque durante su niñez vivieron contigo, no me imagino lo que sería adaptarse en otro lugar y algo lejos de su madre - preguntó dando un sorbo a su limonada para luego dejarla sobre la pequeña mesa.
Veronica: No la verdad que no, si hay ocasiones en los que los extraño mucho, si te soy sincera, pero aparte de eso no, porque se que están en buenas manos, que están con su padre.
Ana: Claro, solo ustedes dos saben lo que es bueno para sus hijos.
La platica continuó por varias horas, hasta que llegó la hora de que Veronica se vaya, se despidió de Ana con un beso en la mejilla y un abrazo, al retirarse Ana se dispuso a descansar, no sin antes asearse, luego se tumbó en la cama entrando a un sueño profundo.
Continuará...
Os leo que les pareció, les quiero.
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