Especial 1 parte 3
— Quédate tranquilo aquí, yo iré a recibirlos para que puedas disfrutar los segundos de tranquilidad que te quedan.
Comentaba Taehyung dejando de lado la tableta donde mostraba a toda la familia de su esposo, — bueno, suya también — esperando ansiosos frente a la puerta de su casa con una emoción que parecía carnaval.
Llevaban dos semanas en Tellus, pues, por decisión unánime todos deseaban estar un tiempo allá. Jungkook quiso experimentar su embarazo en la Tierra aunque su Atemin estaba bien seguro de que todo fue para complacer a sus hijos que morían por estar allí. Los gemelos ya querían asistir a una escuela terrestre juntos a quienes ellos consideraban como su prima, Éride, quien, gracias a los largos períodos de viaje hace Eris y Luna Dorada, seguía siendo contemporánea con ellos.
Esir también amaba asistir a una con su mejor amigo, siendo que Ixion no solía viajar con tanta frecuencia como hubiese querido. Ese era motivo suficiente para estar feliz, agregando que todos ellos amaban lo consentidores que se volvían todos ahí. Si bien los reyes procuraban que tuvieran una infancia lo más humana posible, sus obligaciones en el reino no podían eliminarse por completo. Después de todo, ellos pertenecían a los tres mundos casi por igual.
Namjoon viajaba de vez en cuando mientras ellos controlaban lo más que podían desde ese planeta. Gracias a la evolución constante de la tecnología y el deseo de los gobernantes de Luna Dorada por poder tener vacaciones sin interrupciones, en tiempo real estas al tanto de todo lo que ocurría en el otro mundo.
— ¿Sabes que estoy en perfecto estado, sin barriga, tan fuerte como siempre, verdad Dionysus?
El aludido lo ignoró, reclinándose para darle un beso en su abdomen y saludar al nuevo ganador del apodo frijolito. Si bien Taehyung bromeaba diciendo que todos serían eternamente sus frijolitos, el venidero era quien realmente cargaba ese apodo con orgullo.
Ver la vida en el interior de Jungkook y saber que eso fue algo que él dejó allí era realmente increíble. Ver como cada vez se desarrollaba más, viéndose casi completamente formado en su quinto mes de gestación. Su preciosa bebé se veía lista para salir pero disfrutando de un mundo aún sin obligaciones o molestias.
Dejó muchos besitos en el casi plano vientre. Cuerpo malditamente escultural que él mismo aún no había conseguido del todo. Quizás no estuviera extremadamente marcado pero a pesar del aumento de peso, el ahora pelirrojo seguía pareciendo, — no solamente ante sus enamorados ojos — un modelo de revista. No se ejercitaba casi y comía como una bestia pero aquello no se reflejaba en su físico.
— ¿Quién era el que decía que yo era un exagerado sobreprotector durante sus dos embarazos? Tal parece que ahora los roles se invirtieron. — Espetó sonriente acariciando la castaña cabellera de su esposo. — ¿No piensas ir a recibirlos antes de que estén aquí? Seguramente pronto también debe llegar la familia Kim con nuestro hijo. Además, nuestros remolinos más pequeños v-
Como si lo estuvieran escuchando, una Nalbi seguida de Arcinciel entró corriendo y ambos se lanzaron arriba de su fada para llenarlo de besos. Casi pelearon por ver quién pondría sus manos en la barriga para ver a su hermanito pero tras una simple tos fingida, cada uno colocó la mano derecha y juntos crearon el holograma.
— ¡Hola! — Saludaron con entusiasmo a la misma vez a la pequeña Nalsil.
La adoraban y aún no estaba del todo presente frente a ellos, un hecho segura era que esa sería la consentida de los tres hermanos y bueno, no podía negar que su fada también. Su familia, la más hermosa de todas.
— Bueno, ya que nadie se acordó de darme un beso a mí, yo me voy. — Eidon lo pellizcó disimuladamente cuando los pequeños pusieron cara de ser regañados y el castaño rió abrazándolos, dejando un beso en la cabeza de cada uno. — Lored, di trasuri.
— ¡Lored, mafa! — Repitieron en perfecta sincronía con un sonoro beso en la mejilla de su padre.
— Da lored, di lor. — Musitó Jungkook besando castamente sus labios bajo la atenta mirada expectante de sus hijos, quienes sonreían ampliamente como cada vez que los veían dándose sencillas muestras físicas de amor.
— Voy atender a los demás. Te cubriré unos minutos más aunque sabes que tus abuelos mueren por verte. Todavía no sé cómo se contuvieron en venir tanto tiempo. — Sonrió poniéndose de pie, saliendo del cuarto audiovisual donde por vigésima vez, su esposo había estado mirando toda la saga de Advengers
Él también las amaba pero, el final de la saga fue lo suficientemente triste y frustrante como para volverla a ver. Sin embargo, ese parecía ser el drama perfecto con el que el pelirrojo liberaba todo lo que le producían los cambios hormonales que seguía alegando no sufría pero lo llevaba del enojo al susceptible y necesitado de afecto Kookie.
No supo de dónde vinieron tantos brazos, fue casi una película de terror pero con final feliz. La mayoría, es decir, sus suegros, los abuelos terrestres de su esposo, Jihyun y Éride, lo abrazaron simultáneamente, no dejándole siquiera una rendija de espacio por la cual mirar.
El contraste entre Tellus y Lunae era abismal no solamente por las diferencias físicas y químicas de los mundos, sino también por eso que a excepción de su familia, no solía ver allá. Por mucha algarabía que pudieran hacer sus hijos o el personal del palacio que no se sentía, todo se mantenía tan tranquilo como si una mosca por allí no pasara.
Por eso amaba hacer actividades exteriores en familia, una forma de reducir el espacio, escuchar un poco más de la música en forma de conversaciones sencillas. Esa algarabía terrícola era una bendición.
— Finalmente veo la mansión Jeon Kim. — Espetó una Yoona que esperaba su turno con una mueca para poder saludar a Taehyung. — Nunca había tenido la oportunidad de estar aquí.
— Es que aquí no se te ha perdido nada. — Habló Jihyun ganándose una mirada reprobatoria de su prima y el castaño no hizo más que reír porque algunas cosas no cambiaban jamás. Esos dos eran los Tom y Jerry de la familia. — Sí, puedes ir a buscarlo, amor. — Le dijo a su hija quien minutos antes le pidió permiso para buscar a los gemelos, también deseando ver a Nalsil en el vientre de Kook.
— Hola para ti también Yoona. — Intervino el castaño, extendiendo el saludo hasta la madre de la nombrada que recorría toda la casa por cuenta propia sin avisar o pedir permiso.
Era imposible no reír, porque aunque quizás aquello en el pasado le hubiese parecido un tanto atrevido dado a su escasa relación, ahora estaba agradecido de ver algo diferente. Extrañaba su planeta y familia más de lo que imaginó.
— ¡Uy, el pequeño de la abuela! — Exclamó la señora Park abriéndose paso entre todos cuando Jungkook apareció atrayendo toda la atención con su presencia. — Tan grande, tan bello. ¿Estás bien? Ven...— Tiró de su mano seguida de su marido hasta la cocina. — No sabes todo lo que hemos traído para que tanto tú como la bebé estén saludables.
— Cariño, te dije que todo esto era innecesario. — Espetó con fastidio colocando la caja llena de suplementos que traía. — Lo siento, Eidon pero no hubo poder en este planeta que hiciera que tu abuela comprara menos comida.
— Abuela, aquí tenemos las despensas llenas. — Musitó el luniano enternecido con la imagen, le recordaba a su mafa e incluso a Taehyung. Los recuerdos de lo que para él había sucedido una década atrás, llegaban a su mente con frescura. — A ver, te ayudo.
— No, no, lo haremos nosotros. — El abuelo se apresuró para apartarlo, haciéndole señas a Jimin para que se lo llevara de la cocina.
No podían culparlos, no pudieron estar presente durante el embarazo de Jimin, tampoco en el nacimiento de su inesperada nieta que era la alegría de su casa siempre que iba. Los embarazos de Taehyung de una forma u otra fueron complicados, lo vieron una única vez mientras esperaba a Esir y luego dos veces con los gemelos. Ahora con Jungkook, querían recuperar todo lo perdido con sus cuatro nietos anteriores, con sus hijos.
— Yo estoy bien, a diferencia de los embarazos terrestres el mío tiene muy bajas probabilidades de ser riesgoso. No tienen que preocuparse tanto, puedo hacer todo norma. ¿Ven? Ni siquiera tengo barriga.
Las emociones estaban a flor de piel y su abuela no pudo contener las lágrimas, abrazándolo fuertemente, recibiendo suaves caricias de su esposo y nieto.
— Con un abrazo como ese puede que expulse su krok por la boca, lo está asfixiando.
— Es a ti a quien debería de asfixiar, siempre tan inoportuno. — Chasqueó la lengua la señora Park para voltearse a secar sus lágrimas y ponerse en función de la comida. Jungkook regañó a su padre con la vista, un Yoongi al que se le imposibilitaba ocultar su sonrisa.
— Lo siento, suegra. — Se disculpó besando sus mejillas. — No me llore más porque sino los tratamientos que le traigo de Luna Dorada dejarán de surtir efecto. — Musitó en su oído.
Besaba mientras colocaba en el bolsillo del delantal un envase con extracto de Graksoli, una especie de planta carnívora que se daba en su reino, cuyo veneno afecta la enzima telomerasa de los terrestre. Esto no solo atrasaba el envejecimiento, sino revertía lentamente la senescencia de su piel.
— Con esto estás perdonado. Con tan solo seis meses usándolo y mis arrugas y canas han desaparecido de forma natural. Ni con todo lo que gastan las celebridades en cirugías podrían obtener tan buenos resultados como los que me da mi crema mágica. Un secreto que me llevaré a la tumba — Le guiñó un ojo estirando su cachete aún sabiendo lo mucho que su yerno odiaba aquello. — Ahora sí volviste a ser mi yerno preferido. Por cierto, deja de vestirte como joven de veinte años aunque lo parezcas, ya eres abuelo.
— Eso es interés, suegra. Además, debemos ser justos, soy su único yerno por ahora. — Palmeó el hombro de su suegro y acarició sutilmente el vientre de su hijo. — Recuerde que la edad es una cuestión mental suegra, cocine rico que tengo hambre.
Jungkook sabía perfectamente que su padre lo revisaba constantemente para constatar que ni él ni el bebé sufrían cambio negativos, pero no de decía nada. Prefirió verlo fingir desinterés verbalmente pero mimarlo con sus detalle.
No pasó mucho tiempo antes de que un evidentemente molesto Seokjin llegase junto con los niños y su esposo. Tener que regresar a mitad de camino a la casa porque Namjoon olvidó guardar en el auto los regalos que fue la única cosa que le pidió hacer, lo puso de mal humor. No obstante, bastó un beso suyo para amenizar la bravura y un abrazo de su mejor amigo para hacerla desaparecer por completo aunque aún fingía estarlo para su alma gemela.
— Dios, necesito un centenar de empleados que me ayude a lidiar con mi casa y familia así como en el palacio. Ay... — Suspiró. — Parece un sueño haber estado en lugares tan increíbles siendo atendido y tratado como un rey. — Dejó caer su cuerpo en el sofá aceptando la cerveza que su amigo le tendía. — ¿Qué?
— ¿Vas a beber? — Preguntó Namjoon con las cejas enarcadas ya que desde su maternidad, Seokjin no bebía.
— ¿No lo ves? Yo hoy beberé con mi amigo hasta que tengas que meterme en una ducha para pasar la borrachera. El cuidado de nuestro hijo y casa queda completamente bajo tu cuidado, Dru Kim Namjoon, caballero negro de la realeza luniana y erisiana.
Se burló y Tae no pudo evitar reírse también. ¿En qué momento los nombres de casi todos se extendieron tanto? Lo más gracioso, era que para todos sus compañeros y conocidos en la tierra solamente habían pasado dos años desde que se graduaron de la universidad pero para ellos había pasado muchísimo más.
Jin todavía batallaba con la idea de ver a su hijo cada vez que regresaba de Luna Dorada con su fada mucho más grande. Su niño debería ser un bebito con un año de nacido pero no, ya estaba en la primaria.
Todos pasaban por lo mismo, cada vez que los niños regresaban era como si hubieran saltado el calendario sin ellos darse cuenta. Con los adultos no ocurrían pues estos siempre lucían de la misma forma pero con los infantes, era todo un shock al que todavía no se acostumbraban del todo aunque ya lo aceptaron con naturalidad.
— Aprovecharé que el alcohol se evapora de tu sistema con facilidad impidiéndote caer en estado de ebriedad y beberé. Después de todo el alcoholímetro de la policía en caso de pararnos seguiría marcando cero aunque te tomes mil botellas si eres tú quien maneja.
En momentos como eso, Taehyung agradecía tener una casa donde todos pudieran esta cómodamente pero sabía que sería igual de feliz si estuvieran en un diminuto apartamento todos juntos. Su fada, quien llegó poco después que la familia Kim estaba sentado a su lado en la mesa, jugando con Esir e Ixion. Solamente faltaba su mafa pero, si no era él quien se encargaba de ayudarlo con Eris, no tenía a nadie más. Mas estaba alegre, pronto también regresaría y estaría toda la familia reunida.
— Estos mocosos me hacen sentir como si tuviera ochenta años pero aún tengo veintinueve años. — Miraba Yoona algo conmocionada a su alrededor al ver por primera vez tantos niños. — Quizás el próximo mes regresen diciendo que ya Kookie es abuelo y Jimin bisabuelo. ¡Dios que locura!
— ¿La familia me odiaría si congelara la lengua de esta gracula parlanchina? Me tiene atormentado desde que salimos de Busan, no hace nada más que quejarse. — Espetó frustrado Yoongi dejando de lado su cubierto para mirarla fijamente.
La terrestre se removió en su silla chasqueando a lengua, acomodándose su cabello con cierta molestia.
— Bueno, si se hubieran acordado de mí trayéndome un lindo extraterrestre para amar y casarme, ahora también estuviera en una nube de amor como ustedes. Dándole mantenimiento al cuerpo con un hombre bello y amoroso a mi lado. ¿En serio es mucho pedir? Estoy dispuesta a irme a Luna Dorada aunque sea de sirvienta.
— ¡Yoona! — Exclamó la señora Park con fastidio, viendo como la chica golpeaba la mesa como si pidiera auxilio. — ¿Qué sucede, estás bien? — Preguntó alarmada.
— Está perfectamente bien suegra y nosotros estaremos mejor, no se preocupe. Simplemente tiene su lengua congelada, ya que no la usa para comer que al menos deje que los demás lo hagan en paz.
— Amor...— Susurró Jimin acariciando su brazo para que descongelara la lengua de su primer, sin negar en altavoz que aquello le agradaba un poco. No es que fuera mala pero sus comentarios en ocasiones agotaban su paciencia.
Viendo a todos comer armoniosamente, Jihyun se levantó en silencio yendo hacia el baño con un nudo en su pecho que no podía desamarrar. La última vez que toda la familia se reunió de esa manera, Nana estuvo a su lado. Recordaba como reunió el coraje para acercársele y que esta lo aceptara, fue lo mejor que se atrevió hacer en su vida.
Gracias a ese atrevimiento la ayudó a vivir sus últimos momentos en paz y era el padre de une hermosa niña a la cual tenía que guiar y proteger. Una hermosura que era el reflejo de su madre y según crecía, lo hacía el parecido. Su cabello, sonrisa y elegancia despampanante al caminar. Su firme carácter que a tan escasa edad sobresalía.
Llevó una mano a su boca y se sentó sobre el retrete, parpadeando rápidamente mirando hacia el techo para retener las lágrimas amenazantes de salir. La puerta se abrió y se sorprendió al ver que no puso seguro, apareciendo Taehyung quien en vez de retirarse como pensó, se acercó luego de cerrar la puerta.
— No lo retengas, llora si te hace falta para que puedas liberar esa tristeza, de esa forma tu hija la sentirá mucho menos. — Extendió su mano y lo abrazó.
El menor se aferró a su cuerpo dejando salir todo ese dolor que lo carcomía por dentro. Dos años desde la partida de la mujer que amó en el planeta Tierra, la madre de su hija. Según su identificación, tenía veinte años aunque lo cierto es que tenía ya veintiuno debido al año que estuvo fuera del planeta, para la boda de su sobrino, cuando conoció el mundo del que su Éride y Nana eran provenientes.
En ocasiones sentía que todo aquello lo sobrepasaba, seguía sintiéndose increíblemente reciente. Maduró en muchos sentidos con mayor rapidez dado a todos los sucesos, a ese pequeño ser que dependía de él. Sin embargo, no se sentía suficiente para ella, a veces era como ser un niño al cuidado de otro.
Renunció a su universidad y se dedicó de a lleno a su cuidado, educación, a suplir con amor ese lugar que eternamente permanecería vacío en su pecho pero le correspondía al ser que le dio la vida.
— La extraño, la extraño demasiado, Tae. — Lloraba desconsolado como no lo hacía desde que su hija llegó al mundo y despidió a Nana.
Se obligó a no llorar por su bebita pero el dolor interno era desgarrador y a veces sucumbía ante el llanto pero jamás como en ese momento.
— No sé qué hacer, no sé si seré un buen padre. Éride ya tiene seis años y a mi a veces aún me cuesta procesaros todo esto. Cada vez que debo dejarla viajar a su mundo, mi corazón se desgarra, cuando regresa, más grande, mucho mayor mi corazón se apretuja por no poder estar a su lado tanto como me necesita porque no puedo exponerme a viajar una vez más al no ser de extrema necesidad. No logro superar a su madre, seguir su última voluntad. No, No...
— Shhhh... — Lo calmaba acariciando su cabello. — Eres un magnífico padre, Jihyun. Nadie nos da un manual sobre cómo ejercer la paternidad porque por mucho que se hable teóricamente de esto, no se puede decir cómo tiene que ser una persona para ser un buen papá. Sin embargo, tú lo eres y estoy segura que tu hija opina igual. Sé que es duro enfrentarte a todo esto pero, no estas solo, nosotros estamos contigo, tus padres, hermano, tu sobrino, todos estamos contigo, principalmente esa princesa hermosa que tan bien has educado y cuidado.
— Todavía me siento culpable por no poder hacer absolutamente nada para salvarla, en mis sueños siempre aparece ella entre mis brazos con esa mirada triste y un cuerpo que se deterioraba, llenándome de un que no estaba destinado para mí. Sonriéndome y diciéndome que estaba bien, que me quería y era merecedor de todo lo que me brindaba. Luego todo se vuelve una horrible pesadilla, vuelven los hedios y revivo el momento en que la vi lanzándose para salvar a Kook sin yo poder hacer lo mismo que ella y me siento tan inservible.
— No lo eres, pequeño. Ella no dio solamente la vida por el hijo de tu hermano sino por todos, gracias a ello todos estamos vivos, toda nuestra familia sobrevivió. Lo de ella fue un acto de amor no un sacrificio y se fue feliz experimentando algo que solamente tú pudiste regalarle. Fue madre, amada y pese a todo, una mujer feliz. No te castigues más por eso y ama por ambos el fruto de ese amor que se tuvieron. ¿Si?
El menor asintió, quedándose un breve momento más entre sus brazos antes de limpiarse el rostro y regresar junto a todos, junto a su hija.
💜💜💜
¡Wow! Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que actualicé esta historia. Quedaba solamente una parte para terminar el primer especial pero terminé enredándome en infinidades de cosas.
Esta última parte se me hizo algo larga por lo que terminé dividiéndola en dos. Ya me conocen, lo siento mucho. Siempre me excedo de lo establecido. No me demoraré para subir la otra parte así que no se preocupen en unos segundos vienen.
Ya han pasado trece días desde que comenzó este 2020 pero, ¡feliz y próspero año nuevo para todos!
LORED
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