Especial 1
— ¿En este preciso momento, quiero que me expliques qué tú hacías en Tellus sin nuestro consentimiento? — Interrogaba Taehyung al mayor de sus hijos con gran seriedad.
Si bien habían pasado varios años desde lo sucedido con Hedas y ellos se encontraban sin una amenaza directa, siempre se debía tener cuidado, más cuando ellos pertenecían a la familia real. Mas no era solo eso, por muy maduro, inteligente que Esir fuera, por muy mayor que luciera, este solamente tenía ocho años. En la Tierra algunos niños se escapaban para jugar al patio e incluso asustaban sus padres yendo hacia la calle en busca de alguna pelota que se les fuera de las manos, pero su hijo, él era muy diferente. Sus fugas eran como las de su abuelo Kore, iba de un planeta a otro como quien iba a la cocina por un helado.
Quizás parte de la culpa recaía en él por no vigilarlo más o por simplemente confiarse. Al comienzo este siempre robaba la sortija de su mafa, luego que la cambiaron de sitio y lo regañaron comenzó a buscar otras vías de escape.
— Yo solamente quería ir a jugar con Ixion y estar con mis abuelo Jimin, Hobi y Kore, aquí me aburro mucho y no tengo con quien jugar o estudiar. — Protestó.
— Tienes a tus hermanos. Si tantos deseos de jugar tienes puedes hacerlo con Nalbi o Arcinciel, no tienes que viajar a Tellus y mucho menos a escondidas de nosotros para hacerlo. — Le recriminó verdaderamente molesto y algo preocupado.
— ¡Ellos no están a mi altura! — Exclamó enojado poniéndose al tú por tú con su mafa. — Son muy niños y me aburren.
— Mide tu tono y tus palabras muchachito, no hagas que yo me moleste más de lo que estoy porque sabes muy bien que no te va a gustar. Ixion es aún mucho menor que tus hermanos, además... Si tanto deseos tienes de ir, ¿por qué no nos avisas? Cualquiera de nosotros puede llevarte, tus abuelos podrían venir a buscarte e incluso Namjoon podría encargarse de ello. Ixion también puede venir aquí siempre que quiera.
Frotó su sien con frustración buscando calmarse, no le gustaba alzarle la voz a su hijo pero no podía aplaudirle el comportamiento, él no se gobernaba. Con su mirada le advirtió a Kook que no se entrometiera y lo mismo hizo con Yoongi, quien odiaba presenciar esas escenas en donde regañaban a su pequeño campeón. Mas no dijo nada porque sabía que Taehyung estaba en todo su derecho de ponerlo en su lugar, en sus tiempos si hubiese sido Eidon, él ya le hubiera dado unas pequeñas nalgaditas.
— Aquí el problema no es que vayas a Tellus sino que lo hagas sin avisar, mintiendo y escondiéndote de nosotros. Lo que para ti fueron unas horas, aquí fue todo un mes y si no te fui a buscar yo mismo fue gracias a tu abuelo, aquí presente pero no te lo volveré a dejar pasar. Esta es la última vez que lo hago. A partir de ahora voy a suprimir tus poderes y activaré la alarma de tu cuerpo, el mínimo intento de abandonar Luna Dorada, va a traer grandes consecuencias para nosotros dos, Esir.
— ¡Tú no puedes prohibírmelo! Yo soy Esir Kim Jeonbin, príncipe de Eris y Luna Dorada, heredero al trono de este reino y no permitiré que tú...
— ¡Hey, frena! — Gritó molesto Taehyung. — Tus títulos conmigo no funcionan, eres mi hijo y punto, no vas hacer lo que se te de la gana. A mí tú me respetas por las buenas o te mostraré mil formas de respetar que no te van a gustar. Ya he hablado contigo de mil maneras y pareces no entender. Podrás ser en un futuro el mismísimo rey y aún así no pasarás jamás por encima de mí y si yo digo no, es no y punto. Es más, a partir de ahora no habrán más encuentros con Ixion, como Atemin le daré la orden a Namjoon de que no te permita más ver a tu amigo y lo mismo haré con tu abuelo. Eso será algo que tendrás que ganarte. Hasta que tú no me demuestres que realmente eres merecedor de ese título que tanto pregonas, tú no volverás a ver a Ixion. No tendrás poderes, las alarmas estarán activadas y no estarás un solo minuto sin supervisión de un adulto. ¿Queda claro? ¿Pregunté si quedó claro, Esir?
El menor miró a su abuelo quien casi siempre era su salvavidas pero este negó serio con la cabeza y cuando miró a su fada supo instantáneamente que este no iba a defenderlo tampoco. Empuñó con fuerza sus manos mirando al suelo. Él no quería estar lejos de Ixion, no quería estar todo el tiempo en el palacio estudiando rodeado de servidumbre y sus escandalosos hermanos.
— Te hice una pregunta, estoy hablando contigo así que mírame. Estoy hablando contigo y creo que se te enseñó que cuando los mayores hablan y te lo piden tu deber es mirarlos a los ojos con respeto, ¿o me equivoco? — El menor negó alzando la mirada. — ¿Entonces?
— Ya entendí mafa, prometo que no lo volveré hacer. Pero por favor, permítame ver a mi amigo. — Retomó las formalidades con lágrimas rodando por sus mejillas. — ¡Por favor!
— Yo ya dije como serían las cosas, si quieres verlo tienes que ganártelo. Ahora busca a tu ayo Céres, es hora de que comiencen tus lecciones de hoy. — Habló haciéndose a un lado para que este avanzara entre sollozos., siguiéndolo con la mirada hasta que lo vio retirarse con su ayo. — No vuelvas a cubrirlo Yoongi, él no puede faltarnos el respeto y sé que lo adoras al igual que tus demás nietos pero hay reglas que ellos tienen que entender y acatar. No importa el planeta, ellos tienen que respetar a sus padres.
— Lo sé, tienes razón y créeme que no volverá a ocurrir.
El mayor realizó una venia antes de retirarse a buscar algunas plantas que su esposo necesitaba para regresar a Tellus lo antes posible. Pues desde el momento en que su hijo tomó el trono, ellos se comenzaron a preparar para vivir su retiro en aquel planeta donde tan bien se lo pasaban y tanta tranquilidad los embargaba. Tenía una vida común con mucha comida, televisor y mismos de su Ata.
Unos fuertes brazos rodearon el cuerpo del pelirrojo haciéndolo relajar casi automáticamente. Se aferró a ellos varios minutos antes de voltearse para encontrarse con su trajeado y hermoso rey, su esposo. Jungkook unió sus frentes y acarició levemente sus narices dejando salir una cálida y tímida sonrisa. No era fácil la crianza de tres hijos, aunque teóricamente podían haber escuchado muchas cosas, nadie nunca podría preparar realmente para ser padres. Era todo un reto que tomaron felices pero en ocasiones no sabían qué hacer o cómo sobrellevarlo de la mejor manera.
Las presiones de ser padres no eran comparadas en lo más mínimo a las de regir mundos enteros. Podían velar por el bienestar de millones de personas pero con tres pequeños a veces necesitaban un descanso. Ser progenitores conscientes, tener que ver con la salud mental y física de tres pequeños era una gran responsabilidad. Sus hijos los necesitaban a ellos de la misma forma que ellos necesitaban a sus hijos. La paternidad era hermosa y no se podía comparar con todas las experiencias que ellos vivieron pero, era duro. Otros reyes no estuvieron tan al pendientes de sus hijos como lo estaban ellos, quizás porque conocieron en carne propia lo que era crecer sin tener a los padres al lado.
No los estaban domesticando como mascotas, les daban la libertad de vivir e ir formándose a su manera con una guía responsable. Les dejaban caerse, lastimarse físicamente aunque luego los mimaran, iban mostrándoles las cosas de la vida de acorde a la edad de cada uno pero muchas veces no estaban seguros de estarlo haciendo bien.
— Creo que no debí gritarle, Kook. Los niños deben ser capaces de entender sin uno tener que alzar la voz y mucho menos ponerles una mano encima pero te juro que hay veces en las que... ¡Uhgg! — Exclamó dejándose caer en el cuerpo de su esposo. — No quiero que mi hijo me odie.
— No te va a odiar porque tengas mano dura con él, es preferible ahora y no cuando sea más grande, verás que un futuro nos lo agradecerá así como nosotros agradecimos a nuestros padres por todo lo bueno y malo que nos enseñaron. No seremos perfectos pero somos los padres que le tocaron, no tienen de otra. — Dijo esta última frase sonriendo besando la cabeza de su Ate con ternura.
— Quiero que seamos los primeros y mejores amigos de nuestros hijos sin dejar de ejercer nuestro papel de padres.
— Lo seremos pero antes que amigos somos padres Tae, nosotros nos llevamos muy bien con nuestros padres ahora que somos adultos y entendemos muchas cosas pero no era así años atrás. Yo no pienso alzarle la mano a mis hijos pero no recrimino a mi fada por darme una bofetada cuando lo merecí, quizás hubieron mejores formas de enseñanza pero esa fue la suya y no por eso me amaba menos aunque en su momento no lo entendí. Mi ma estuvo años alejado de mí , así como Hoseok y Kore de ti, pero de una forma u otra fueron los mejores padres que pudieron ser y no me quejo de las personas en que nos convertimos. Nuestros hijos ahora nos usarán como guías pero en un futuro tomarán sus propias decisiones y labrarán sus caminos. Por ahora no queda más que apoyarlos y llenarlos de cariño hasta que eso ocurra pero si hay que ser severos, lo seremos.
— ¿Cómo lo haces? — Jungkook alzó sus cejas confundido. — ¿Cómo haces para siempre decirme las palabras exactas que remueven todo en mí? Desde el primer día en que nos conocimos, bueno, el primer día que nos vimos en la universidad.
— "Me gusta concentrarme, así que te pediré que no me hagas preguntas o me incomodes durante clases" Dijo el loro insoportable que después no se calló e incluso me cayó atrás para estudiar untos. — Expresó con sorna zafándose de Taehyung,
— ¿Hasta cuándo me vas a sacar eso, idiota? — Le reclamó lanzándole una pequeña llamarada a sus cabellos, misma que el rey rápidamente apagó. — ¡Ven aquí! — Exclamó acercándose para terminarle de quitar las escarcha que se le hizo en la cabeza y plantarle un nada sutil beso.
— Tae... — Musitó entre besos. — Tenemos libertad de hacer lo que queramos pero por favor, los niños. No creo que sea prudente que vean a sus padres perder el control, porque ahora mismo que llevamos un mes sin tocarnos, estoy a punto de perder el control.
Lo separó y se quedó contemplándolo con una amplia sonrisa en sus labios. Debido a sus obligaciones, habían estado un mes sin verse, primero uno y luego otro, se vieron obligados a dejar Luna Dorada, logrando así que estuviesen tanto tiempo separados. Pese a que le costaba un poco, el pelirrojo recobró la compostura y tiró fuertemente de la mano de su esposo hasta llevarlo a la recámara más cercana aunque no fuera la de ellos. Le ordenó a la puerta que se pusiera en modo de seguridad copulatoria y fue incrustado por Kook en esta.
— Hoy — Taehyung lo empujó y corrió hacia él enrollándose en su cintura, besándolo tras cada palabra mientras se iba deshaciendo de la parte superior de su traje. — Hoy te voy hacer mío, hoy seré yo quien te haga gemir de placer estando en tu interior.
El lunasio de cabellera gris rió enarcando una ceja porque desde la primera vez que lo vio tornarse tan salvaje, se había enamorado de esa faceta que adquiría su ahora Atemin. Apretó su trasero con fuerza y el contrario se impulsó haciéndolo caer al suelo, cayendo a ahorcajadas sobre él.
— ¡Eres precioso, Eidon! Amo tu cabello gris y tus ojos con las iris entre amarillas y rojas, evidenciando la pasión y excitación que ahora te recorre completo. — Con parsimonia fue descendiendo su mano hasta llegar a su entrepierna y apretarla con fuerza.
— ¡Dionysus!
— Eso sonó muy sexy, Eidon. — Susurró antes de reírse y dedicarse únicamente a besar sus labios, protestando cuando Jungkook se separó. — ¿Qué sucede, amor?
— Esperemos solamente dos minutos. — Pidió.
El Ate protestó, no entendió muy bien por qué debían detenerse pero mientras esperaban, intentó sin éxito acercarse para besarlo en varias ocaciones. Los dos minutos se cumplieron y el rey eliminó toda luz de la habitación, hasta el menor resplandor. Pocos segundos después música e imágenes de ellos juntos a partir de su primer beso aquella noche donde Taehyung cocinó para él, acompañadas de fuegos artificiales creados por luces bioluminiscentes de la energía de su cuerpo, llenaron el lugar. Toda clase de imágenes se reprodujeron, desde las más dulces e inocentes hasta las más candentes que robaron algunas risas y sonrojos.
— ¡Feliz aniversario, hermoso! — Exclamó Kook incorporándose en sus codos. — Hoy cumplimos diez años de relación sumando el tiempo de Tellus y Luna Dorada. Aquí el día se hace en lo que vendría siendo el mediodía en la Tierra y no a medianoche, por eso interrumpí nuestro encuentro.
— ¿Algún día dejarás de sorprenderme? — El rey negó con su cabeza aceptando feliz el beso que estaba depositando el rey de Eris en sus labios, luego en cada facción de su rostro antes de volver a regresar al mismo sitio. — Te amo cada vez más al pasar de los años.
Con firmeza pero mucho más calmado que minutos antes, el pelirrojo tomó a Jungkook entre sus manos y lo elevó en un ininterrumpido beso con el cual ellos perdieron la noción del tiempo. Un beso que comunicaba cuánto se amaba, cuánto se habían extrañado y hecho falta en todas esas semanas que pasaron distanciados. Una unión de labios que reafirmaba y revivía todos sus sentimientos.
A regañadientes el peligris permitió que su esposo tomase distancia, iba a protestar pero terminó sonriendo a percatarse de sus intenciones. Sensual pero con cierto aire de broma, Taehyung comenzaba a librarse de su atuendo, pieza por pieza. Sus dedos bailaban por su piel, fueron succionados y lamidos con vehemencia frente a su mirada casi idiotizada. Dio varos pasos hacia atrás y se sentó en la cama, tomando ahora entre su mano aquella virilidad tan potenciada con la que contaba fuera de Tellus, de mayor tamaño y durabilidad.
— ¡Desvístete para mí! — Le ordenó sin titubear. Kook enarcó sus cejas pero obedeció, terminándose de quitar todo su atuendo hasta quedarse totalmente desnudo. — Mira eso que deliciosa perfección física y lo mejor de todo es que sólo yo la puedo ver y tocar. — Decía indicándole con su dedo que se diera la vuelta para disfrutarlo sin dejarse de tocar un solo segundo. — ¡Ven aquí y arrodíllate!
Agitó su miembro de un lado a otro con una sonrisa diabólica y Jungkook no tuvo más remedio que reír, peinar su larga cabellera con los dedos e ir a su encuentro, colocándose de rodilla. Con suavidad extrema recorrió toda la extensión ajena con la punto de sus dedos, dándole una placentera cosquillas que lo hacía mantener expectante. Amaban ambos por igual la vista que tenían del contrario, libidinosa y hermosa. Taehyung trenzaba sus dedos en su cabello mientras disfrutaba de las pequeñas mordidas, succiones, besos y lamidas a las que sus muslos estaban expuestos.
Jungkook tomó su pie derecho, dejando un surco de besos que iba desde sus dedos hasta sus tobillos, regresaba por su empeine y bordeaba su planta, subiendo hasta su pantorrilla donde volvía siempre a morder. Sus cuerpo reaccionaba a la forma tan obscena y exquisita a la que sus dedos eran chupados, la saliva que escurría de estos y la expresión del rey que lo miraba con ojos chispeantes, lo estaban haciendo lentamente perder la cordura. El mismo procedimiento se repitió con la otra pierna y antes de que se percatara, las manos de quien alguna vez se consideró un simple terrestre, se llenaron de las lágrimas de felicidad que su miembro derramó. Lágrimas blancas y espesas.
Agarró con fuerza el largo cabello gris de su esposo y tiró de este para besarlo con vehemencia sin permitirle alzarse, succionó su lengua y permitió que esta se uniera a una danza junto con la suya. — Eres tan exquisito, me encantas... — Los pensamientos de Tae estaban descontrolados y su esposo disfrutaba con ello. Se separó dejando que un espeso hilo de saliva quedara entre ellos, este terminó cayendo en el mentón de Kook y el pelirrojo ni lento ni perezoso se acercó para retirarlo con su lengua y darle otro corto beso donde solamente sus labios se rozaron por un corto segundo.
Una suave caricia recorrió el rostro de Jungkook antes de sostenerlo con un poco más de fuerza para disfrutar de sus hinchados labios que tenían un tono azul que los hacía lucir muy apetitosos, su lengua los recorrió con parsimonia hasta que sin avisar llevó su cabeza a su entrepierna, haciendo que este lo limpiara como solamente él sabía hacerlo. Ni siquiera había engullido su masculinidad en la boca cuando el pelirrojo ya había echado a perder la limpieza que acababa de hacer, corriéndose nuevamente en su rostro.
— L-Lo siento, esta vez no fue intencional. — Murmuró conteniendo la risa, con sus dedos recogió lo poco que se escapó de su boca y lo ayuda, para luego fundirse en un beso que le permitió degustar su propia esencia. Apoyó las manos en la cintura de su por siempre luniano y lo invitó a sentarse sobre él, dejando suaves besos por todo su torso y pecho. — Te amo.
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¡Hola mis queridos lunianos!
Nos vemos nuevamente, esta vez con el primer capítulo especial de esta historia. Pronto estaré publicando el segundo pero mientras, espero que lean este y que sea de su agrado.
LORED
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Ata: Ex Atemin.
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