Capítulo Final II

Ningún miedo es insoportable, a menos que sobre tiempo para pensar en él. Por eso en ese instante en el que la acción de Yoongi dio luz verde a una lucha que ellos no sabían cómo terminaría, todo el miedo que sentían se multiplicó convirtiéndose en valor y fuerza para proteger a los suyos. Eso era todo lo que necesitaban para convertirse en seres que no tenían nada que temer.

Una explosión creada por el rey llegó y con ella casi un centenar de hedios desaparecieron. Sin embargo, era como si solamente se hubiese caído un soldado, aquello no hizo diferencia alguna, al menos visible. Hedas se reincorporó con agilidad dispuesto a ir directamente hacia Taehyung, mas leyendo sus intenciones el pelinegro saltó hacia él y detrás suyo todos los demás echaron a correr, comenzando a librar una batalla campal en donde no se sabía cuál sería el resultado final.

Fueron muchos los hedios que se desviaron hacia los niños por órdenes de Hedas, el mafa de esto incluso intentó interponerse cuando notó esto pero, antes de siquiera poder reaccionar correctamente, todos aquellos que se iban acercando fueron desapareciendo. Esir reía mientras corría adentro de la cápsula alrededor de sus hermanos. La protección evitaba que llegaran a los niños pero era el primogénito y heredero de Luna Dorada quien sin saber lo que hacía los eliminaba con gran facilidad.

Por perder el enfoque Taehyung fue derribado pero con gran habilidad se deshizo del contrario prendiéndole fuego. A medida que la piel comenzaba a quemarse, cenizas se esparcían por el aire, era un proceso que culminaba tras cinco escasos segundos, comenzando nuevamente en un cuerpo nuevo.

Algunos erisianos cayeron pronto, otros tantos hedios también fueron desapareciendo y varios simplemente caían en el suelo dependiendo del arma que acababa con sus vidas. Jin peleaba casi a la altura de Namjoon, no solamente sus entrenamientos influyeron, la adrenalina que golpeó su cuerpo también lo mantenían luchando entusiasmado aunque en ocasiones se cansara, volvía a recargarse rápidamente. Trataba de evitar el combate cuerpo a cuerpo pues sabía que en fuerza física saldría ganando, su lucha era con las armas y el mismo método utilizaba Jihyun.

Corrieron en varias direcciones para separarlos, era arriesgado tenerlos a todos alrededor cuando eran tan poco porque pese a que eliminaban constantemente gran número de hedios, ellos estaban en desventaja.

Jimin notó como su hermano era emboscado, quería llegar a él pero mismo si su velocidad había incrementado desde su unión, esta no alcanzaba para llegar a su lugar en pocos segundos. Su vista y la de Nana se cruzaron, haciendo que esta buscara al menor de los Park con la mirada, barrió con una descarga eléctrica los hedios entre él y el rubio, yendo acto y seguido hacia el menor, eliminando todos aquellos que se le habían acercado sin contemplaciones. Tiró de su brazo cubriéndolo con su cuerpo e hizo que este peleara a su lado sin separarse para poder defenderlo.

Jungkook por su lado tenía como objetivo al líder de la revuelta, mismo que se le perdía entre tantos hedios. Logró divisarlo pero cuando iba hacia él, un hedio de evidente alto rango lo detuvo. Se reincorporó rápidamente encontrándose con el padre de su amigo; no tenía tiempo para perder con él. Iba a deshacerse de él con rapidez pero se detuvo al ver a Jin dispararle. Sabía que un solo tiro a él no le haría nada por eso defendería a Seokjin, mas Namjoon cayó entre ambos y tomando a su padre por el cuello, lo levantó en peso antes de estrellarlo contra el suelo. Una seña de parte de su amigo le dejó claro que este lo tenía todo cubierto, por ende se alejó de allí en busca de su objetivo.

— ¿Piensas que tienes lo que se necesita para acabar conmigo, gusano? — Cuestionó con befa y sarcasmo. El puño de Namjoon lo hizo voltear el rostro y escupir sangre cuando colisionó con su rostro. — Estás unido al equipo perdedor por estar atrás de un inservible humano. Si hubieras sido un buen hijo ahora mismo estarías liderando esta guerra y yo no tendría que matarte.

Extendió su mano para apoderarse del cuello de su hijo pero hábilmente este lo esquivó inmovilizándolo mientras que Jin se encargaba de ir eliminando a cada hedios que se les acercaba.

— Nunca fuiste mi padre y la única razón por la que no acabé con tu asquerosa y miserable vida la última vez que nos vimos fue porque tenías lo único que me importaba en el mundo. Esa fue tu ventaja y ahora, no la tienes. — Con sangre fría y sin dubitación atravesó su pecho, dejando apretado su aún latente corazón. — Por mi madre, mi alma gemela, por todo lo que has causado con tu maldad y por mí. — El mayor intentó hablar, mas antes de poder hacerlo, su corazón fue retirado de su cuerpo haciéndolo morir instantáneamente. — Por ser un hijo de puta, como dicen aquí en Tellus. — Estrujó su corazón y utilizando uno de los vaporizadores, lo desintegró.

Cabezas e incluso corazones se podían ver antes de que todo desapareciera. No obstante, parecía que mientras más mataban y desaparecían, más hedios llegaban. Fue por ello que, tras darle una advertencia a toda la familia para que se alejaran del sitio, Nana derrumbó gran parte de la montaña, sepultando temporalmente un gran número de invasores para ganar tiempo.

Aún ninguno de los seres con gran poder los estaba usando a total capacidad pero sabían que tarde o temprano tendrían que hacerlo. Kracius divisó al Atemin y fue a por él, tenía el conocimiento de que era humano, fácil de eliminar y con solo esa muerte podía desestabilizar a la mayoría. Su esposo colapsaría casi inmediatamente, su hijo también y por ende el Ato lo haría de cierta forma al sentir la tristeza de su pareja, junto con ellos los hijos de estos e incluso Kore y de paso el esposo de este. Era el plan perfecto, mas no contó con un pequeño detalle. Jimin no era tan débil como parecía y con su esposo tan cerca, dándole energía podía bastarse para derrumbar a muchos seres del universo, incluyéndolo.

Corrió hasta el rubio lanzándolo al aire, haciéndolo rodar y chocar contra una de las tantas rocas que cayeron de la montaña. Se confió de su victoria, volteándose para contemplar el resultado de su acto pero al ver que nada ocurría, supo que debía rematar el Atemin. Sin embargo al voltearse de encontró con un furioso Jimin que se le tiró al cuello, se apoyó en sus hombros brincando por encima de su cuerpo, sostuvo su cabello y, ejerciendo presión con su otro brazo, tiró fuertemente de este logrando con algo de dificultad que su cabeza abandonara su cuerpo.

Una nalgada sorpresiva lo hizo brincar, encontrándose con su esposo, quien a la distancia lo había ayudado inmovilizando el cuerpo de Kracius.

— Buen trabajo, ese es mi Atemin. — Sonrió algo agitado, lanzando chorros de agua hacia dos hedios que se aproximaban, derritiéndolos como si de ácido se tratase. — Yo me encargaré de esto. — Mencionó rociando el cuerpo del regente de Bukxosus. — Este idiota vino a morir tan lejos.

— ¡Cuidado! — Gritó Jimin antes de disparar. — Por favor, concéntrate.

Yoongi ocultó su sonrisa y asintió, viéndolo correr hacia donde estaba Hoseok, quien parecía estar poseído, matando a cada adversario que se cruzaba en su camino. Era difícil distinguir quién peleaba contra quién. Todos estaban ocupados luchando pero tal parecía que Hedas había desaparecido del mapa.

Seis hedios junto a otros tres del ejército de Kracius acorralaron a Hoseok, sin embargo no les era fácil matarlo y menos lo fue cuando Kore se percató de lo que ocurría. Su cabello púrpura se movía acompasado de sus latidos. Si usaba su poder con su esposo rodeado este podía salir lastimado, no era lo mismo compartir una de sus habilidades y ser inmune a esta que sobrevivir a un ataque de sus poderes. Corrió ignorando todo lo que se le interpuso en el camino, en esos momentos solamente estaba centrado en salvar a su hombre. Se arrastró ayudado por el impulso por debajo de uno de los hedios que liberaba a Hoseok, empujó a otro hacia el lado.

Cada uno que dejaba a su esposo para enfrentarse a él era derrumbado y desintegrado en el momento que entraba en contacto con sus cuerpos. El que parecía ser el cabecilla de la idea era el único que quedaba y al verlo tan cerca, impelió al humano echando a correr tras esto. Solamente logró dar tres pasos antes de encontrarse cara a cara con un enojado Kore que lo agarró del cuello con ensañamiento haciéndolo sufrir. Introdujo una mano en su boca y con la otra, descuartizó su cabeza.

— Lo mío no se toca. — Murmuró antes de desintegrarlo y correr para comprobar que su esposo se encontraba bien, este no le permitió demorarse mucho, con un corto beso lo incentivó para que continuara la pelea y se fue corriendo para ayudar a Seokjin dejando al erisiano atrás.

Jungkook peleaba con mayor frialdad y precisión que en todas las batallas que participó en el pasado. No obstante, no lograba encontrar a su objetivo, era como si se lo hubiese tragado la tierra en un abrir y cerrar de ojos. El Atojeon por su parte luchaba de igual forma, eliminando a todo aquel que se desviaba hacia sus hijos cruzándose en su camino.

Rabiando furioso, Hedas contemplaba como su ejército iba mermando, no podía entender como tanto Kracius como su mano derecha fueron eliminados tan fácil y velozmente. Era algo inaudito que no lograba procesar. Sus ojos estaban puestos en el pelinegro, su objetivo principal era el descendiente de Kore.

Eliminándolo a él debilitaba a su mafa, fada, Eidon y así sucesivamente pero por alguna razón quería más ver sufrir a Min Yoongi y a su hijo. Por este motivo, levitó con rapidez, hasta acercarse al heredero de Luna Dorada, no quería ni podía fallar. Todo ocurrió a gran velocidad, él disparó en dirección a Jungkook pero algo más lo derribó a él.

— ¡Eidon, cuidado! — Fue todo lo que escuchó el nombrado antes de voltear, cayendo tanto él como su pareja al suelo por la explosión que a él no llegó, encontrándose con Nana tendida en el suelo, cubierta de sangre.

— ¡Nana! — Exclamó arrastrándose hasta ella. — Hey, ¿por qué hiciste eso? Resiste.

— No tenemos tiempo Eidon, yo no importo en estos momentos, Hedas los quiere a ustedes. Es el momento para que hagan lo planeado. Y-Yo estaré bien. — Mintió. Sabía que no sería así pero no podía permitir que por su causa muchos más murieron. — Tienen que llevárselo a otro mundo para que puedan liberar sus poderes sin problemas, los de ustedes son los más fuertes y este planeta no lo resistirá, ya tiene demasiados daños y esto sería fulminante para la vida aquí. — Miró a los ojos a su sobrino, así como a su alma gemela y a Jihyun que acababa de llegar corriendo a su lado. — ¿Tienes el anillo que te regaló tu madre? — Tae volvió e eliminar sus guantes para mostrárselo. — Perfecto, entonces, es ahora.

Era cierto que la energía que emanaría de ellos sería demasiado para que la Tierra pudiese soportarlo. Sería mucho más fuerte que la exposición directo de dos soles a una distancia menos que la que tienen el Sol y Mercurio.

Jungkook siguió la vista de Nana, encontrándose con Hedas levantándose algo desconcertado y debilitado. No quería dejar a Nana allí pero tenía que hacerlo. Mentalmente le indicó a su esposo lo que harían, yéndose cada uno por caminos diferentes para evitar que este se les escabullera nuevamente.

El líder de aquella invasión divisó al pelinegro que venía en su dirección y tras sonreír cínicamente, corrió en su dirección, ambos corriendo a gran velocidad, casi invisibles para los humanos comunes. Lo único que este ignoraba era que no solamente el heredero de Luna Dorada iba hacia él. Taehyung también corría a gran velocidad y, antes de que Hedas pudiese percatarse, ambos estaban tocando su cuerpo.

En un instante estaban en el planeta tierra y al siguiente, estaban cayendo en Titán gracias a la sortija que Kore le había regalado a su hijo. Esta no solamente funcionaba para Luna Dorada, sino para cualquier lugar en el universo que Taehyung tuviese en mente.

— Te amo Eidon... — Escuchó Jungkook con dificultad mientras se levantaba del suelo. La voz no era del todo nítida y carecía de fuerza pero era claro que provenía de Talgionana.

Casi simultáneamente el cuello del castaño comenzó a brillar, su medallón vibró como la vez que lo recibió. Mismo si no se desmayó, cayó temporalmente de rodillas sintiendo como su cuerpo se fortalecía, al mismo tiempo que imágenes de Nana, Eris y todos los antiguos regentes de ese mundo llegaron a él dejándole algo muy en claro. Su tía había muerto y él era ahora oficialmente, el rey der Eris.

Apretó sus puños conteniendo las lágrima, golpeó el suelo haciendo que este se cuarteara, creando una grieta profunda. El pelinegro corrió hasta él, sabía que ya se había enterado de lo ocurrido, debería estar sintiéndolo pero no era el momento para detenerse a llorar. Se agachó sosteniendo su mano, viendo como por primera vez todo el poder de Taehyung se manifestaba, haciéndolo lucir increíblemente hermoso. No era el momento de admirarlo, mas no pudo evitarlo. Acto y seguido lo imitó, dejando también salir todo su poder.

Hedas lanzó un ataque mientras estos aún estaban en el suelo agarrado de las manos, mas simplemente vio su ataque desvanecerse. Confundido agitó su cabeza, cayendo en cuenta de lo que estaba ocurriendo, la impresión de presenciar eso lo hizo trastabillar y querer salir de allí, no era el momento de enfrentarse a dos almas gemelas como ellos tan potentes y unidos. Sin embargo, cuando intentó abandonar el planeta, no pudo hacerlo, ellos habían cerrado todas las salidas sin necesidad de moverse de su sitio, haciendo de Satelles una cárcel y tumba para él.

El ahora rey de Eris emanaba una incandescente luz lila, su cuerpo se veía más grande su cabello también se había tornado de color violeta al igual que su cuerpo, algo más fuerte que el de su luz. Los tonos de su traje de igual modo había cambiado, ahora era blanco y morado, mientras que el de Kook ahora tenía ribetes de color violeta. Las tonalidades blancas y azul aumentaron también de intensidad. Su cabello era azul al igual que el resto de su piel.

Hedas una vez más intentó atacarlos utilizando ahora todos sus poderes pero no logró siquiera que soltasen sus manos. Una sola mirada intercambiaron los esposos, una mirada que les decía que todo estaba por llegar a su fin, lo sabían y lo sentían. Asintieron mutuamente, soltando sus manos con parsimonia, desestabilizando aún más la estabilidad mental del hedio. Ya en ese momento para él lo peor no era la espera por lo que iba a venir, sino todas las cosas que se iba imaginando mientras esperaba. Podía sentir hasta lo más profundo de sus entrañas que ese era su final, uno cutre y sin sentido. Un ser como él no podía morir así, asimismo asintió sabiendo que así sería.

Afincó sus pies en el suelo y como reflejo de espejo el matrimonio hizo lo mismo. Parecían estar los tres sincronizados como si leyeran sus pensamientos mutuamente.

— Ustedes dos no deberían haber nacido. — Fueron las palabras de el pelirrojo antes de saltar y evitar en su dirección.

Esperaron exactamente dos segundos antes de saltar de la misma forma, encontrándose en el aire. Las manos de Jungkook tomaron el brazo izquierdo de Hedas, mientras que su esposo tomó el diestro y sin meditarlo, incrementaron la salida de energía de sus cuerpos.

— ¡Los odio! — Gritó Hedas por última vez antes de explotar en manos de ambos.

Taehyung tiró de su esposo y antes de que todo el planeta donde se encontraban explotara con ellos en allí, lo sacó de Titán regresándolo a Tellus. Pudieron ver la luz, sentir el calor de sus cuerpos pero gracias a la rapidez del pelipúrpura, llegaron a salvo. Bueno, sintieron fuertemente el impacto de una caída para nada planeada pero, más allá de eso, los dos estaban perfectamente. Estiraron sus brazos sobre la hierba donde estaban procesando todo lo que había ocurrido en cuestión de minutos para ellos, echándose a reír una vez que se percataron que ya no habría más Hedas en sus vidas.

No obstante, la felicidad duró poco, había un asunto que ellos aún no habían culminado y eso era la batalla donde todos sus familiares y amigos se encontraban involucrados. Entrelazaron sus dedos y teletransportaron al lugar, mas al llegar ahí no quedaban rastros — al no ser por la parte derrumbada de la montaña —de que en ese lugar hubiese habido lucha alguna. Confundidos voltearon a mirarse antes de literalmente echarse a correr hacia su casa.

Abrieron las puertas desesperados, dejándose caer al suelo cuando vieron a Hoseok y Yoongi jugar en el suelo con los niños.

— ¡Mafa, fada! — gritando emocionado Esir corrió hacia ellos, lanzándose a los brazos de ambos.

— ¡Oh mi amor! — Taehyung lo abrazó y su esposo los abrazó a ambos.

No pudo contener sus lágrimas, ver que todos estaban allí, que estaban vivo, sabiendo que la amenaza de Hedas había dejado de existir, era demasiado bueno, tanto que parecía un sueño. Uno hermoso del que no quería despertar jamás. Nadie los interrumpió, al contrario, dejaron libre la sala para que ellos permanecieran tranquilos con sus hijos y así lo hicieron durante varias horas, hasta que Esir cayó rendido en los brazos de sus padres. Acostaron al ya no tan pequeño Esir y subieron para reunirse con los demás en la cocina.

Casi todos estaban allí reunidos, los únicos ausentes eran Nana y Jihyun. El pánico cundió la mente de ambos pues pensaron al unísono que existía la posibilidad de que este último estuviese muerto, ya fuera por no poder soportar la muerte de su pareja o por haber sido asesinado por algún hedio.

— Ma... ¿D-Dónde está mi tío? — Preguntó Jungkook.

— Oh... Jihyun... — La expresión de Jimin lo hizo temer pero por alguna razón lo vio sonreír y se sintió confundido. — Verás, cuando ustedes se fueron...

Justo en el momento que Dionysus, Eidon y Hedas desaparecieron, por alguna extraña razón los hedios comenzaron a caer. Según la teoría de Kore esto había ocurrido debido a que su líder los había unido a él por un vínculo y al no estar este o poder recibir energía del mismo, fueron perdiendo su poder, dejando solamente a los seguidores de Kacius. Esto hizo que fuera mucho más fácil acabar con todos sin necesidad de dejar salir todos sus poderes.

Sin embargo, mientras algunos peleaban contra el enemigo, Jihyun intentaba luchar contra la muerte de su pareja.

— Nana por favor, resiste. ¿Sí? Ya iré por tu hermano, ella podrá ayudarte. — El menor de los Park se levantó pero con la poca fuerza restante en su cuerpo ella tiró de él. — N-No me detengas, ya regreso.

— Yo puedo llamar a mi hermano p-pero primero necesito confesarte algo. — Acarició su rostro y le sonrió. — Gracias por tanto, pequeño. Gracias a ti conocí muchas cosas y viví otras tantas que no pensé que sería posible experimentar. — Entrelazó sus dedos llevando con parsimonia sus manos hasta dejarlas descansar en su vientre. — Cuando yo me fui...

— ¡Shhh! Eso no me importa, no me importa el por qué te fuiste, lo importante es que ya estás devuelta, conmigo.

— La razón por la que me marché fue porque descubrí... — Tosió varias veces con dificultad. — Descubrí algo que no me esperaba. Tú, — ahora que lo iba a decir le asustaba — tú...

— ¿Yo qué?

— Vas a ser papá. — Soltó sin más.

El menor no reaccionó, no procesaba bien la noticia. Estaba en una disyuntiva porque aunque estaba feliz por esa noticia, le daba ahora triple pavor saber que Nana podría morirse con un hijo de ambos en el vientre.

— Al parecer ocurrió en nuestro primer encuentro, estuve los dos primeros meses ignorando ese hecho pero una vez que lo supe tuve que viajar. No estaba segura de lo que debía hacer, si era posible que ocurriera aunque era mucho más fácil ya que soy mujer y puedo salir embarazada aunque no sea de mi alma gemela. — Observó al menor con pesar mientras llamaba a su hermano mentalmente, el único que sabía sobre el embarazo. — P-Por eso me marché, perdón por no decirte antes. — Sacó de su bolsillo una esfera y se la entregó. — Ahora mismo aunque quiera no podré explicarte muchas cosas pero una vez que muera, todo quedará explicado ahí en detalle.

— Deja de decir barrabasadas, por favor. Tú no vas a morirte y podrás decirme todo personalmente. S-Solo espera. — Iba a buscar a Kore pero en el instante que se decidió, este llegó corriendo, arrodillándose frente a su hermana.

— ¿Cómo es posible que ya tengas los seis meses? Tenías creo que cuatro cuando te marchaste y solamente estuviste dos semanas afuera en tiempo terrestre, eso quiere decir que... Cierto, olvidé la diferencia de tiempos. — Cayó en cuenta Kore.

— Sálvalo, por favor. Quiero que hagas el procedimiento antes de que yo muera, quiero conocerla. — Musitó cruzando su mirada con la del menor, quien no podía hablar.

Para él todo eso era de locos, seguía procesando todo a la vez que entraba en pánico. Traer en ese lugar lleno de polvo y en esas circunstancias a un niño a la vida era insano. Sin embargo, antes de poder decir nada, estaba envuelto por una burbuja creada por Kore, su pareja sostenía su mano y el llanto de un bebé resonaba en sus oídos. Fue tan rápido, tan inesperado que era increíble y casi imposible procesar que hacía una hora que le habían dicho que iba a ser padre y ahora sostenía a una pequeña bebita en sus brazos.

— Hey pequeño, no llores. Yo estoy bien, voy a descansar ahora porque he vivido tu vida diez veces. Aunque sigas sin aceptarlo, en edad telluana podría ser tu tatarabuela. — Habló con sus últimas energías, permitiendo que Jihyun retirara a la niña de sus brazos. — Los quiero y si es cierto lo que dicen, estaré con ustedes toda una vida. No quiero que nuestra hija ignore que fui su madre pero sí deseo que rehagas tu vida y crezca rodeada de amor. — Sintió los labios del menor sobre los suyos al igual que sus lágrimas rodar por sus mejillas. Cada vez lo sentía más lejos y estaba feliz de ser el calor de una familia aquello que sintió por última vez. — Los quiero.

Jungkook escuchaba todo tan asombrado como lo estaba su esposo, era una sorpresa saber que Nana había dado a luz, a la vez que la noticia de su muerte los golpeaba más de lo que querían admitir en ese momento.

+++

— ¿Estás listo? — Preguntaron sus padres a la misma vez.

¿Quién estaba listo para coronarse como rey de un mundo al que nunca había visitado? Cómo iba a estar listo si sabía que el mismo día que lo proclamaran como rey absoluto de Eris, también celebrarían su boda erisiana-luniana con Jungkook y automáticamente también se convertiría en rey de Luna Dorada. Era una locura que no estaba preparado para afrontar.

Ya había transcurrido un año desde todo lo sucedido, desde el día en el que pudieron respirar profundamente y con tranquilidad sabiendo que nadie hostigaría su paz. Sin embargo, saber todo lo que venía lo hacía sentirse presionado de alguna forma.

— ¿Estás listo para unirte a mí en matrimonio en dos mundos que no conoces de nada? — Preguntó Jungkook sonriente tomando su mano. Rodó sus ojos mientras mordía su labio inferior, mismo que el nuevamente pelinegro liberó de la prisión de sus dientes antes de besarlo. Asintió abrazándolo y su ya esposo sonrió, ignorando los quejidos de los mayores. — Entonces vamos.

— ¡Vamos!

🖤💜🖤
Hola mis lunianos, aquí estoy nuevamente dejándoles otro capítulo. Llorando no por el contenido sino porque esta obra llega a su final.
No obstante no se preocupen, todavía nos queda la última parte del final y el epílogo, se me hizo demasiado largo así que no siquiera en dos, terminé dividiendo el capítulo final en tres partes.
Espero que les estés gustando en el final.
LORED
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