Capítulo Final I
Por mucho que se atrase, hay cosas que están destinadas a ocurrir tarde o temprano porque, como dice el dicho... Cuando está pata ti, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas. Era sabido que en algún momento terminarían enfrentándose a Hedas, no existía plazo que no se cumpliera y ese, ya tenía fecha de caducidad. Para que ese despreciable ser se tomara el trabajo de ir a buscarlos personalmente a Tellus, era porque estaba decidido a tomar lo que deseaba.
No podían seguir en ese sitio, esperarlo en la residencia por muy segura que fuera, sería un peligro para todos alrededor, además de que tarde o temprano tendrían que abandonar la vivienda y por la vía que utilizaran, serían atrapados sin margen para accionar. Tenían que llevarlo todo a una zona neutral en la tierra y de eso se encargaría el rey de Luna Dorada junto a Kore. Solamente ellos contaban con la experiencia suficiente para la teletransportación y, mismo si podían hacerlo sus hijos, estos no tenían el conocimiento suficiente para ejecutar una teletransportación en masa.
— No creo que debamos sacar a los niños de aquí, al menos no mientras no hayamos derrotado a Hedas. — Comentaba Taehyung con su hija en brazos, siendo su esposo quien cargaba a Arcenciel. — No quiero poner la vida de mis hijos en peligro.
— Hedas no podrá matarlos aunque quisiera. Para empezar, aún son menores de edad, hasta que no alcancen la pubertad completamente y sus cuerpos lleguen a madurar en su totalidad, estarán protegidos, eso sin contar que son sus hijos, en cuanto se sientan amenazados se defenderán inconscientemente. — Expresó el rey. — Tampoco podemos dejarlos solos aquí.
— Yo me puedo quedar con ellos, soy el único que no puede luchar entre todos ustedes. — Jihyung, quien iba de la mano de Esir. Todos ustedes están preparados para luchar, incluso fueron entrenados. Hasta el que menos poder tiene, el más humano de todos, Seokjin, fue entrenado por su pareja y alma gemela. Yo...
— Hablen en otro momento, no tenemos tiempo que perder. — Yoongi se movía agitado de un lado a otro, seguido por Kore quien reforzaba cada traje que llevaban. - ¡Únanse todos!
¿Miedo? Cada uno lo tenía. Sin embargo, sabían también que en caso de peligro se salvaba solamente quien sabía volar bien y alto, cosa que ellos por sus vidas estaban dispuestos hacer. No tardaron absolutamente nada en moverse hacia el destino seleccionado por el rey, fueron dos minutos en los que varios por primera vez experimentaron la teletransportación, descubriendo que no era tan placentero como se veía en la televisión y que, si no se ponían fuertes incluso podía vomitar las bilis.
La sensación de subir al rascacielos más alto del mundo en un segundo y saltar sin paracaídas sin llegar jamás al final, manteniéndolos con el vértigo, repitiendo el salto sin fin una y otra vez durante esos minutos. Las luces púrpuras que los envolvía en una especia de agujero de gusano con destellos de energías, hacían parecer que se movían libremente por el espacio.
Una vez que todo movimiento se detuvo, Jihyung y Jin se voltearon a vomitar incluso lo que no habían comido, se recompusieron rápidamente pero aún así fueron los más afectados por la teletransportación. Junto a ellos llegaron segundos después los quince erisianos que protegían a la familia y estaban ligados a Taehyung. No pudieron seguirles el rastro mientras se trasladaban ya que los poderes de Kore y Yoongi, llevándoles por otra dimensión alternativa donde no les permitieron sentir sus energías y el lazo a su señor, impidiéndoles rastrearlos o alcanzarlos con mayor rapidez y precisión.
Los erisianos los rodearon, todos se organizaban velozmente mientras que Taehyung no salía del trance en el que se embargó desde el momento que las luces desaparecieron y pudo ver alrededor, notando en el sitio en el que se detuvieron. En un principio su esposo no entendía qué sucedía, mas no le hizo falta mucho tiempo para caer en cuenta de lo que lo atormentaba.
— ¡Tenemos que salir de aquí! — Era la frase que se iteraba en su mente, haciéndose audible no solamente para su pareja e hijos, sino también para su mafa que creaba un fuerte basado en energía para los niños, quedarían visibles pero impenetrable por cualquiera que no fuesen sus padres y él. — ¡Tenemos que salir de aquí!
— Taehyung... — Musitó Jungkook tomando a la niña de sus brazos a la que este se aferraba con fuerza. — No pasará, eso que soñaste y viste en tus visiones no ocurrirá. — El mencionado se volteó evidentemente asustado, afianzando su abrazo alrededor del cuerpo de Nalbi. Su pecho se agitaba ferozmente y el pelinegro podía escuchar los latidos de su corazón latir del mismo modo.
— No podemos pelear aquí Kook, e-este es el lugar de mis sueños aquí nos vi morir a todos. ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Ahora! — Gritó llamando la atención de los demás.
— Amor, escúchanos a los cuatros... — Habló con firmeza usando esa vía de comunicación que solamente ellos dos tenían y que extraña vez la habían utilizado. El castaño lo miró preocupado, asustado y también sorprendido por escucharlo utilizar esa voz. — ¡Estaremos bien! Nuestros hijos estarán bien, yo lo estaré, todos lo estaremos si luchamos juntos. Entiendo tu miedo, he vivido tu dolor y tus pesadillas con este momento pero creo firmemente que juntos podremos lograrlo y, aunque muchas cosas sean parecidas, si nos fijamos bien podemos notar que hay muchas cosas diferentes, eso es una esperanza de que el final también lo será. No moriré, tampoco permitiré que ustedes lo hagan. ¿Entendido?
Se acercó aún más abrazándolo con su mano libre, sus frentes se unieron y sus labios ejecutaron el más sutil de los roces, tranquilizando de forma algo artificial los nervios de Taehyung. Caminaron de la mano aproximadamente trescientos metros hasta donde Kore había creado una cápsula de protección para los niños, dejando allí con cierto temor a los gemelos junto a Esir. Ambos besaron con calidez y ternura las cabecitas de los tres, regresando a donde estaban todos sin perder tiempo. Bastaron cuatro saltos para llegar allí y, una vez que lo hicieron, dejaron salir sus poderes, de hecho fueron los últimos en hacerlo.
La textura en las pieles de aquellos que no eran completamente humanos cambió, sus cabellos brillaban mostrando una amplia gama de colores, sus trajes no solamente los protegían sino que los hacían ver extrañamente elegantes. Los humanos que se habían unido con sus almas gemelas también sufrieron leves cambios y en ellos estaba incluido Jihyun mismo que hasta ese momento, no se había dado cuenta de algo que todos percibieron al instante.
Al parecer, a pesar de no ser luniano o erisiano y no haberse unido correctamente con Nana debido a que el alma gemela de esta era Jungkook, él también estaba teniendo cambios. Esto indicaba que la erisiana era su alma gemela y que sus sentimientos estaban siendo correspondidos. Su alma gemela no lo amaba pero sí lo quería, estaba con él por decisión y gusto propio, entregando de ella lo que podía e incluso un poco más.
Esto no significaba que pudiera salvarla o que él sufriera las consecuencias que sufrían los seres de otro mundo cuando estaban con su alma gemela, mas dejaba claro que tenían sentimientos mutuos. De alguna manera esta era una nueva esperanza y descubrimiento puesto que era raro que se diera un caso así, que una erisiana pudiera llegar a albergar en ella sentimientos por alguien que no es su alma gemela.
Las lágrimas de sus ojos descendieron y fueron limpiadas rápidamente, no podía creerse lo que le explicaba rápidamente su hermano pero estaba feliz de poder tener un poco de Nana en su interior. Quizás todo era porque ella no era una erisiana cualquiera, no era un ser cualquiera en el universo, tal vez podía ser por las extrañas sensaciones que los envolvieron cuando honestamente decidieron darse una oportunidad. No sabía con exactitud por qué o para qué mucho menos tenía el conocimiento de cómo usar apropiadamente algo que ni siquiera se había dado cuenta que tenía pero esperaba que sus instintos y Talgionana donde quiera que se encontrase lo guiara.
Seokjin y Namjoon estaban tomados de las manos, lo mismo hacían Hoseok y Kore a varios metros de ellos, Jimin entrelazó sus dedos a los de su hermanito mientras era cubierto por su esposo. Escasos pasos delante se encontraban dos seres míticos sin juntar sus cuerpos físicamente, esperando la llegada del enemigo que llevaba siglos atormentando sus vidas.
Las montañas de tierra blanca los rodeaba, era como estar en el medio del desierto más grande del planeta Tierra. La luminosidad y exposición solar comenzó a diminuir lentamente, la temperatura se hizo más fría y la tensión que despertó en sus cuerpos les dejó saber a todos por igual que el momento, había llegado. Estaban rodeados y lentamente los que parecían ser centenares de hombres, se convirtieron en millares, haciéndolos por varios segundos tambalear.
El cielo se tornaba azul marino con grandes manchas negras y algunas rojas, color de roja en un claro aviso o más bien, recordatorio de que Hedas no estaba solo. Ese color tan rojo como la sangre más espesa de los humanos, demostraba que Kracius, el líder de la galaxia Bukxosus también estaba allí. Un ser casi tan poderoso como Hedas y con la misma sed de apoderarse de todo a su paso.
Por algún motivo Taehyung esperaba verlos llegar volando y no caminando como si estuvieran filmando un drama. El sujeto de larga melena roja y aspecto siniestro que identificaba como a Hedas venía a la cabeza, siendo seguido por Kracius y el padre de Namjoon que caminaban codo con codo, trayendo tras de sí a todo un ejército.
Por los pensamientos de Hedas jamás pasó aquello que presenciaba. Pudo sentir la energía desde el momento en el que entró a lo que él creía una repulsiva atmósfera, sin embargo no esperó que fuera ese el motivo. No pudieron sentirlos o prevenirlo, tampoco tuvieron imágenes de todo aquello puesto que hasta donde se había quedado el heredero del príncipe de Luna Dorada había fallecido y no que aún seguía con vida, mucho menos que estos hubiesen sido capaces de procrear gemelos.
La rabia y envidia que sentía no podía ser ocultada, sabía que todo aquello seguro era posible debido al hijo de Kore y, si este le hubiese dado uno a él, todo sería diferente. No obstante no perdía las esperanzas. Ahora sabía que le tocaría esperar varios años antes de poder hacerse con el trono. Eidon ya había logrado dar herederos, tres. Hasta que estos no alcanzasen la mayoría de edad no podría matarlos, mas tenía nuevas ideas en mente. No podría quitarles la vida o hacerles daño físicamente aunque quisiese debido a la extraña protección con la que nacían los niños en su mundo, más los de la realeza o de especiales uniones.
Lo que sí podía hacer era separarlos de sus padres, llevárselos lejos y encerrarlos, adaptarlos a él como había hecho con Kore. Eran pequeños después de todo y podía hacer que estos se les voltearan a sus padres. Los odiaba a todos, no podría convertirse en rey según lo planeado, tendría que esperar más pero si había esperado lo mucho, podía esperar un poco más. Disfrutando mientras tanto del sufrimiento de todos al no saber el paradero de sus hijos, podría aprovechar la evidente pelea venidera para hacerse con los niños.
Quería también a Kore de regreso, mataría al Atojeon y copularía con ella hasta que le diera un descendiente. Porque sí, no lo quería en su forma masculina aunque también le gustase, deseaba que su primogénito fuera concebido siendo esta un recipiente femenino que pudiera reutilizar a conveniencia. Notó la barrera que cubría a los descendientes del príncipe y supo que llevaría su tiempo lograr su cometido pero esto no le preocupaba. Era imposible que solamente esos tristes seres que apestaban a miedo pudiesen contra todos ellos.
— ¿Recuerdas lo que hablamos? — Le preguntó Jungkook a su esposo mentalmente, viéndolo asentir sin desviar la mirada de lo que ya había identificado como su objetivo. — ¿Lo tienes contigo? Taehyung frotó sus manos para eliminar los guantes de su traje y le mostró las manos a su esposo. — Perfecto, si lo tienes contigo, podremos salir de esto juntos.
El castaño asintió dedicándole una sonrisa antes de volver a centrarse en Hedas, quien cada vez se iba acercando más. No iban a ser los primeros en atacar, no podían desesperarse y necesitaban ver todo lo que los contrarios traían. Si algo conocían de su enemigo era su necesidad de apantallar, mostrar el poder que tenía a los demás y contaban con esto para poder tener una idea certera de a lo que se iban a enfrentar y en caso necesario, cambiar de plan.
— Espero que podamos contar el incidente de hoy como algo pasajero. Si logramos sobrevivir, primor, te prometo que nos recompensaré. Seré el hombre, esposo y caballero que deseas. — Namjoon jugueteaba con los dedos de su pareja sin poderle quitar la mirada a su padre, quien lo miraba con sorna detrás de su jefe. — He cometido muchos errores pero quiero que siempre tengas presente que te amo.
Los ojos de Jin viajaron de soslayo hacia el luniano, apretó su mano para tranquilizarlo y sonrió.
— Eso lo sé y quiero que sepas tú que a pesar de todo, siempre te amé, te amo y voy amar eternamente, Nam. Quizás suene extraño pero no tengo miedo, sé que estamos a punto de tirarnos de un cohete sin paracaídas pero te tengo a mi lado y eso elimina cualquier temor que pueda tener. — Susurró haciendo que su pareja sonriera al sentir como todo su cuerpo temblaba producto del miedo. — Me entrenaste y aunque no soy tan fuerte como tú, no van acabar conmigo tan fácilmente. Haré que estés orgulloso de tu insignificante humano.
— No eres insignificante y ya lo estoy. Estoy orgullos de ti, del humano que eres, no existe uno mejor que tú para mí.
Ellos no eran los únicos asustados, Jimin también lo estaba, su hermano no era la excepción. Sin embargo ninguno dijo nada más allá del un "te odio" que bien sabían ellos que significaba "te amo" intercambiado por los Park. Yoongi miró a su Atemin, volvía a sentir el temor corroer su cuerpo pero estaba tranquilo y feliz de tenerlo a su lado. Como reyes regentes de Luna Dorada, como los padres de Eidon y abuelos de hermosas criaturas, los dos estaban listos para morir peleando al lado de sus seres queridos.
— Suga... — Murmuró el menor acariciando el dorso de su mano, ganándose una tierna mirada. — Cuando regresemos a la casa vas a recogerla y cocinarás para mí algo más que fideos instantáneos. ¿De acuerdo?
— Solamente si me prometes que me dejarás después oír música o ver dramas tranquilo, reconfortándome a la hora de dormir con un sexo tan intenso y salvaje que me obligue a tomar las riendas de la casa durante toda una semana. — Jimin negó con la cabeza y ambos rieron sosteniendo más sus manos. — ¿Tenemos un trato? No te escucho contestar.
— Tenemos un trato, Minrey.
— ¡Wacala! — Exclamó el menor de las Park. — Tan cursis y asquerosos que no respetan pa presencia del cuñado.
Tanto su hermano como cuñado le golpearon suavemente la cabeza y no pudo evitar reír, viendo en retrospectiva todo lo que habían vivido desde el momento que supo que su hermano estaba casado con un hombre y que este era el rey de un mundo desconocido. Fueron segundos que los ayudó a liberar tensiones antes de volverse a enfocar en aquella cantidad de seres de otro mundo que iban acercándose.
— Prácticamente los acabo de recuperar...
— Hobi, siempre estuvimos juntos y siempre lo vamos a estar sin importar la distancia o dimensión en la que los tres nos encontremos. Tanto tu hijo como yo te amamos infinitamente, incluso somos abuelos de tres maravillosos retoños que no imaginamos tener el día que nos conocimos. Justamente por ellos, por el amor que nos tenemos, es que hoy lucharemos con todo lo que tenemos y, si alguno no logra salir de esta, no quedarán arrepentimientos. Nos volveremos a encontrar pronto y estaremos juntos eternamente. Puedo esperarte todo un milenio. — Rodeó su cintura con los brazos y escondió su rostro en el pecho ajeno mientras recibía una fugaz caricia sobre su cabello.
— Te amor, Kore.
— Yo a ti, volvería a vivir la misma vida mil veces para conocerte a ti, tener a nuestro hijo y poder llegar hasta este punto sin cambiar absolutamente nada porque, aunque no lo creas ahora mismo son inmensamente feliz.
Los pasos eran tan audible, como si con cada uno de ellos pisaran minas de guerra exaltando sus corazones. Copos de nieve comenzaron a caer, relámpagos centelleaban, truenos resonaban y con ellos la ansiedad aumentaba. Los adversarios caminaban confiados, muchos llevaban sonrisas cínicas en sus rostros, disfrutando lo que estaban a punto de hacer.
Cargas eléctricas disfrazadas de energía púrpura recorrían visiblemente por el cuerpo de Kore, pasándole una modesta cantidad a su esposo para su defensa personal porque aunque era inmune a esta, no podría controlarla correctamente y podía salir dañado. Era más que simple electricidad, era energía pura que podía transformar prácticamente en lo que quisiera. Yoongi, el Atemin y el fruto de estos controlaban su energía transformada en agua e hielo, mientras que Taehyung ardía en llamas literalmente.
Namjoon no poseía la capacidad de convertir su energía en nada extraordinario, mas sí había liberado a su cuerpo del control de la misma permitiéndole completo uso potenciado de todos sus sentidos y fuerza, mientras que su pareja acariciaba sus armas lentamente.
El pelinegro mantenía su mandíbula contraída, observando cada detalle de Hedas, notando como continuamente su mirada se perdía en dirección a sus hijos también los estudiaba pero mantenía un semblante neutro. Ya no quedaba casi miedo en el interior de Taehyung, todo se estaba transformando en emociones un tanto desconocidas para él que iban más allá de la rabia y deseo de supervivencia. Su mirada era oscura pero estaba concentrado, mentalmente él y su esposo trazaban continuas estrategias con cada cosa nueva que veía, pasándoselas a sus malas para que estas también lo comunicaran a sus parejas y así sucesivamente.
Kracius fijaba su mirada en Jihyun, quien tragaba seco con aterrorizado al percatarse de esto. No obstante, cuando un relámpago cayó justo a su lado haciéndolo sobresaltar, se sintió más tranquilo al ver quien realmente era. Nana le sonrió y besó mientras acariciaba su rostro.
— Estoy aquí, contigo. — Fue lo único que se atrevió a decir en ese momento, sabía que le debía muchas explicaciones por su repentina partida, mas no era el instante apropiado para ello. — También te extrañé. — Expresó traes escuchar sus pensamientos con una sonrisa.
Sus ojos viajaron rápidamente a Kracius quien no le pudo sostener la mirada mucho tiempo, para luego viajar hacia Jungkook y su sobrino. Suspiró profundamente y sostuvo la mano de su pequeño humano. Junto a ella llegaron un centenar de erisianos más que se colocaron tras de ellos, notando como el monto de hombres que Hedas tenía era aún mayor que cuando estos atacaron Eris.
— ¡Mi Kore! — Exclamó el pelirrojo de larga cabellera con una ladina sonrisa, abriendo sus brazos en un fingido abrazo.
Solamente cincuenta metros separaban a los hedios de ellos. Ninguno de los dos bandos había lanzado el primer ataque aún y eso incrementaba la ansiedad de todos. Yoongi besó la mano de su Atemin antes de liberarla y caminó frente a todos, colocándose delante de Hedas con sus manos entrelazadas en su espalda.
— ¿Nos vemos nuevamente Hedas? Has intentado cuatrocientas veces y puedes intentar mil más acabar con mi familia pero no lo lograrás. Quizás no lo sepas peroro mientras quede uno solo en pie, tú jamás lograrás tus objetivos. Ni siquiera con todos esos nuevos mequetrefes que te has buscado.
Yoongi sabía perfectamente que sus palabras siempre lo incomodaban, cada movimiento de su lengua hacia él era como la más grande tecnología que siempre lograba agitarlo. Lo provocaba porque sabía que de allí no se irían sin pelear y mientras más tiempo les permitiera permanecer, más desventajas creaba. Debía desestabilizarlo y hacerlo lanzar el primer ataque.
— Creo que deberían permanecer todos tranquilos. Si fuesen inteligentes, seguirían mis órdenes y podrían ganarse un tiempo más de vida o incluso vivir hasta que sus ojos se cierren. Mira, aman vivir en esta planeta, ¿por qué no me entregan Luna Dorada y Eris? Pueden quedarse aquí felices. El único sacrificio que tendrían que hacer sería entregarme a Kore y a su hijo. Entregarme oficialmente nuestro mundo sin reclamaciones futuras, renunciando a ser los descendientes Min la cuna de la realeza y regentes por derecho.
Yoongi se rió exageradamente antes de retomar su serio semblante, haciendo a Hedas fruncir el ceño en respuesta. No tenía prueba que lo demostrasen, mas estaba seguro que el rey no estaba completamente cuerdo, no le tenía miedo al peligro, a él.
— ¿Estás hablando en serio? Creo que ya te había quedado claro que eso no sucedería jamás, no hay nada que entregarte. ¿No te parece absurdo que un estólido dirigente como tú, sentado en un sillón juegue a pimpón con nuestro futuro y nosotros nos quedemos cruzados de brazos? Con nuestras vidas, sueños, deseos y aspiraciones, con todo un universo... Mal Hedas, muy mal tu forma de intenta doblegarnos.
— Min, creo que no estás mirando a tu alrededor, deberías detener esa lengua viperina que no deja de decir estupideces antes que hagas que retire mi humilde oferta. — Su ojo temblaba dejando en evidencia su ira, desplazando su mirada disimulada hacia todos aquellos detrás del rey.
— Tienes que darte cuenta, puedes intentar estresarme o enloquecerme. Presionar para cumplir tus objetivos pero no podrás joderme tan fácilmente. Esta lucha ha sido con paciencia, tu asfixiándonos y yo fastidiándote la existencia. Porque tu mayor problema ha sido que no captaste la esencia del cuento, tú eres el malo, el gigante destructor y yo la puntilla mal puesta en tu asiento. Porque intentas borrarme, borrarnos... Porque sabes que mientras nosotros existamos seremos siempre lo que quieres ser y no puedes.
Todos pudieron notar los sutiles movimientos en las manos oscurecidas por la molestia de Hedas y pocos segundos después todo su ejército parecía prepararse para pelear. Desde mucho antes que encontrara su alma gemela y concediera a Eidon estuvo intentando luchar contra Min Yoongi pero por alguna razón jamás lograba vencerlo del todo por mucho daño que le hiciese. Por más que intentara Kore, su alma gemela, prefería la presencia de un inepto humano antes que la suya, incluso le había dado un heredero.
Toda esa familia y sus allegados hacían que su vida fuera vacía porque no le permitían cumplir con sus metas o al menos habían estado haciendo eso pero, ya no lo harían más. Necesitaba acabar con esa plaga antes de que se siguiera extendiendo. Se reproducían tan rápido que ahora con los gemelos no dudaba que en un abrir y cerrar de ojo cada uno de esos niños con todos sus poderes tuvieran cinco hijos más o Eidon y su Ato procrearan diez más obstaculizándole su camino al trono y familia futura junto a Kore.
— ¿Por qué no buscas una mejor vida? ¿Le tienes miedo a eso o me tienes miedo a mí? — Hedas arrugó su frente y empuñó sus manos. — Aunque nos pongas obstáculos nosotros los derribaremos, aunque intentes detenernos continuaremos así que esta será tu última oportunidad. Ahora que nos tienes en un buen ángulo...— Yoongi metió ambas manos en sus bolsillos y eliminó la distancia que los separaba, arriesgándose, hasta llegar a su oído y poder susurrarle. — ¡Dispara!
El carácter arrogante de Yoongi, ese que su hijo también había heredado, fue algo que siempre odió.
— Creo que te sientes seguro con el pequeño batallón que has armado. — Una mirada a su mano derecha hizo que Jungkook dejara el lado de su esposo para acercarse pero su mafa lo detuvo.
— Bueno, qué podíamos decir de ti que incluso tuviste que recorrer a otras galaxias para buscar apoyo solamente para atacar e intimidar a este pequeño batallón. — Una pequeña risa de alguien en las filas de Hedas hizo a este último perder el fino hilo que aún mantenía a su ira controlada.
Un solo chasquido bastó para que quien rió quedase frente a él, envolvió su cuerpo en flamas azules hasta que solamente quedaron cenizas. Fue entonces que todos pudieron ver la estrategia de Hedas, mismo que se acercó para agarrar al rey del cuello pero este se giró y con una certera patada a su mentón, lo hizo elevarse en el aire y caer sobre varios de sus hombres. Esa era la señal, la inminente guerra, no aguantaría más.
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Hola mis lunianos, dejaré esta nota corta para decirles que el capítulo final me quedó demasiado largo por lo que tuve que dividirlo. Nuevamente, a penas y he tenido tiempo para finalizarlo por lo que no lo corregí, perdonen los errores que corregiré más adelante, una vez que finalice esta historia.
Me voy para tratar de terminar la otra parte antes de dormirme que ya son las 2:30 am.
LORED
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