Capítulo 91
Se removió con tranquilidad en su lugar, se sentía descansado, alivianado. No abría los ojos disfrutando aún de ese estado adormilado del que hacía mucho tiempo no disfrutaba. No podía dormir bien, sus sueños, tristeza e incluso pesadillas constantes se lo imposibilitaban. Sin embargo, se sentía tan a gusto que se asustó, levantándose de un brinco al recordar todo lo ocurrido. ¿Eso había sido un maldito sueño? Quiso llorar de solo imaginárselo, mas las luces de la carretera le hicieron voltearse a ver el asiento del conductor.
Sus ojos se humedecieron con tan solo constatar que Jungkook sí estaba ahí, a su lado, mirándolo como siempre solía hacerlo aunque con un deje de preocupación. Sintió su mano sobre su frente y luego sobre su vientre, misma que fue retirada rápidamente.
— ¿Descansaste bien? Te quedaste dormido después de comer mientras recibías un poco de energía de mi parte, estabas demasiado debilitado. — Escuchar su voz le seguía pareciendo un sueño. — Cuando ya estemos en casa y estés más tranquilo, tendremos tiempo para que ambos nos podamos revitalizar correctamente. — Taehyung se sonrojó ante sus palabras, ocultando su sonrisa cuando su esposo le guiñó el ojo. — ¡Hermoso!
Podía darse cuenta que estaban yendo de regreso a Seúl, mas a penas habían salido de Sokcho, guiándose por las señalizaciones todavía le quedaban dos horas de viaje que quería extender de forma infinita. Se sentía tan bien, y asusto estando solamente ellos cuatros en aquel vehículo, que no deseaba que aquel momento acabase.
Como si también quisieran brincar de la felicidad, su interior se revolvió haciéndole arquearse del dolor, mismo que contuvo acariciando su barriga con sutileza intentando que el luniano no se percatara de lo que ya sabía. Quería decirle pero quería que fuera en un mejor lugar, poder disfrutar de su reacción y perderse en sus brazos. Ansiaba eso y muchos más pero por ahora quería mantener esa tranquila intimidad.
— ¿Cómo supiste que estaba en Sokcho y mi lugar exacto? ¿Desde dónde me llamaste porque no traías ningún teléfono contigo? — Jungkook no pudo contener su risa y lo miró feliz. — ¿De qué te estás riendo? ¿Qué dije o hice que te causa tanta risa? — Cuestionó tímido.
— Me río porque me causa ternura esta faceta de mi esposo, tímido, nervioso mientras me hace infinitas preguntas que no me permite responder antes de estar haciendo otra. Te he visto tantas veces sonrojados pero jamás como hoy y quiero decirte que me encanta.
Taehyung golpeó su brazo y ambos rieron negando con la cabeza. La familiaridad no se había perdido pero por alguna razón parecían novios en su primera cita.
— Respondiendo a tus preguntas, todas ellas... Llegué justamente quince minutos antes de aparecerme tras de ti. Solamente me bastó llegar a la casa ay sentir tu ausencia para saber que no estabas allí. Gracias a nuestra unión pude sentirte e incluso ver lo que observabas en ese momento y no me fue difícil adivinar el sitio, sigue plasmado en mi memoria como si hubiese sido ayer aunque para mí eso ocurrió hace tres años.— Buscó instintivamente su mano y entrelazó sus dedos.
El castaño sintió estremecerse al sentir sus labios sobre el dorso de su mano. Cuando se encontraron la felicidad y efusión del momento no le permitió sentir muchas cosas pero, justo en ese momento, cada célula de su cuerpo, su corazón, su mente, le estaban pidiendo aumente de cercanía. Sentir a su esposo dentro de él así como sentir también a Kook. Tragó saliva mordiendo sus labios con fuerza, obligándose a pensar en otra cosa, a concentrarse en lo que le decía.
— Y lo del teléfono, bueno... Eso fue un truco que aprendí, no pensé que funcionara también pero fue perfecto. — Entrecerró sus ojos al notar el aumento de temperatura en el cuerpo de Tae, como por sus sienes corrían gotas de sudor y luchaba por controlar la respiración. ¿Podían ser sus hijo? — Tae, ¿amor estás bien? — El castaño asintió, mas no estaba conforme con su respuesta.
Estacionó rápidamente el vehículo a un costado de la autopista dejando los intermitentes prendido como estaba estipulado, zafó su cinturón y se abalanzó a tocar. El pecho de Taehyung ascendía y descendía con rapidez. El miedo se estaba apoderando del luniano, este sabía que su esposo estaba embarazado y necesitaba de él más que nunca por lo que todos esos meses sin su presencia podían a llegar ser fatales para los tres.
Desabotonó la camisa, llevó las manos a su pecho tratando de escuchar su corazón y el fluido de su sangre. Parecía estar todo en orden aunque su sangre corriera a mayor velocidad de la normal y su corazón estuviese desbocado. Movió ligeramente su mano rozando sin querer uno de sus pezones y eso fue todo lo que necesitó. Taehyung se aferró a su brazo lanzando un gemido agudo, temblando bajo su mano.
Jungkook no podía creer que hubiese ocurrido lo que él estaba pensando. Parpadeó varias veces estudiando el cuerpo de su esposo, sus facciones, notando sus rojizos e hinchados labios al igual que una entrepierna aún abultada. Su propia respiración se cortó durante varios segundos en los que intentaba controlar cada uno de sus instintos primitivos.
— T-Tae, tú... — El castaño tapó su boca sin poder mirarlo a la cara.
— Shhh, por favor no digas nada. Todo esto es demasiado vergonzoso para mí, solamente vuelve a conducir. — Estaba avergonzado con su esposo, sabía que Kook había visto muchas cosas de él que nadie más había visto, o sea, él realmente lo volvió hacer persona en la cama pero era jodidamente humillante haberse venido de esa forma.
No le había hecho absolutamente nada, solamente bastó su voz y algunos recuerdos para que su cuerpo reaccionara perdiendo toda razón. Su toque terminó por desencadenar todo y cuando rozó sus extremadamente sensibles pezones, estalló en un orgasmo. No tuve necesidad de tocarse o ser realmente tocado por su compañero. Él lo revisaba temiendo por su salud pero no tuvo la fuerza para decirle que lo que le ocurría era otra cosa.
— Amor, mírame... — Acunó su rostro pero este no quiso mirarlo, fue entonces que el lunasio hizo desvanecer la parte inferior de su traje luniano para tomar la mano izquierda del castaño y llevarla hasta su entrepierna. Taehyung incrédulo volteó a verlo, perdiéndose en su mirada y bueno, en algo más. — ¿Lo ves, lo sientes? No fuiste el único amor, es normal que nos ocurra esto. ¿Sabes cuánto se necesitan y anhelan nuestros cuerpos? Incluso humanos comunes pueden reaccionar de esta forma, imagínate con nuestra naturaleza. Sería raro que no ocurriera. Además que en tu estado es normal.
— ¿En mi estado? — Preguntó temiendo que hubiese sentido a los niños y que su sorpresa se estropeara, Jungkook sonrió entendiendo su temor y besó castamente su mano.
— Sí, acabamos de vernos después de mucho tiempo, estás sensible, emocionado, has estado debilitado por mi ausencia y cada parte de tu interior pide copular conmigo no solamente por deseo sino también por necesidad. — Tae aún estaba ruborizado pero era capaz de sostenerle la mirada. — Yo me he estado conteniendo todo este tiempo porque quería que llegásemos a casa y poder hacerlo correctamente, tranquilos, en nuestra cama. Esa fue mi idea pero olvidé que tú podrías estar triplemente necesitado, si deseas, puedes llevarnos en este instante a nuestra habitación y ya después enviamos a buscar el automóvil. ¿Te parece?
Claramente que él también moría por sentir a Tae, no hubo un solo día en que no lo extrañara y necesitara. Qurñia y necesitaba hacer muchas cosas pero, lo que más deseaba era estar acostado en una cama con Esir, su semillita, su frijolito y Taehyung entre sus brazos, sintiendo sus respiraciones y el latido de sus corazones.
— Quiero que sigamos como hasta ahora, puedo aguantarme a llegar a la casa, tendremos días enteros para poner nuestros cuerpos al día, ahora solamente necesito tu compañía, sentirte aquí al lado mío y que vayamos en nuestra propia burbuja. No sé cuándo nos dejen hacer así un viaje solos.
Jungkook asintió besando su frente y manos antes de regresar a su asiento con una sonrisa ladeada. Volvió activar su traje, colocó el cinturón de seguridad y se puso en marcha. ¿En casa? Dudaba mucho que tuviesen la oportunidad para ello ahora que lo pensaba con detenimiento. Sus suegros, mafa, Jihyun, Jin y Esir, eran demasiadas personas como para escabullirse fácilmente al menos los primeros dos días.
Quiso llorar como niño, más simplemente pegó su cabeza contra el espaldar de su asiento maldiciendo en su interior, golpeándose continuamente. Luego sonrió al notar la estupefacta mirada de Taehyung con cierta sorna. Si había aguantado dos años podía aguantar dos días más, mismo si no era tan fácil hacerlo con su esposo tan cerca de él.
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El luniano estaba nervioso, lo ocultaba para su esposo pero no podía engañarse el mismo. Sostuvo su mano ayudándolo a salir del vehículo, cerrando tras él la puerta. Cuando llegó a penas e intercambió palabras con nadie, salió súbitamente en busca de su esposo, era consciente de que aún le faltaba un regaño de su mafa una vez que la emoción por verlo allí se disipara. Se detuvo al sentir como Taehyung sostenía fuertemente su mano.
— ¿Qué sucede, amor?
— N-No lo sé, siento una extraña opresión en mi pecho. — Acarició el mismo como si le doliera, aferrándose más a su esposo. — V-Vamos.
— ¿Estás seguro? — El tirón de su brazo le hizo saber que la respuesta fue positiva.
Caminaba a su lado, sintiendo el mismo nerviosismo que tenía su esposo correr por sus venas. Él no se esperaba lo que debería enfrentar una vez que cruzara la puerta principal. Incluso el luniano que lo sabía, no estaba preparado para ver aquello.
Se escuchaban voces rellenando todo el lugar, parecían conversar amenamente sobre un tema que el castaño no lograba escuchar bien. Todas las voces le eran familiares, así que eso le hizo relajarse un poco. No entendía la razón de su preocupación por entrar a su propia casa, mas era inevitable.
La primera persona que divisó fue su sobrino adoptivo, así se autodenominó Park Jihyun cuando comenzaron a vivir juntos. Porque, pese a que le ofreció su antiguo apartamento, el menor prefirió quedarse a su lado acompañándolo, al menos los días que no tenía escuela, ya que su hermano salía mucho más tarde que él de la universidad. El menor de los Park se acercó para abrazarlo a él pero rápidamente lo cambió por su sobrino, seguía pareciendo raro que el tío fuera menor que el sobrino pero se llevaban de maravillas.
Su suegro también apareció frente a él sonriente, pasando una mano por la cintura de su hijo, mirando a Jungkook para saber si el castaño sabía todo pero el pelinegro simplemente se limitó a negar con la cabeza. Sin embargo, al divisar a la pareja que estaba abrazado compartiendo un tierno beso, sintió sus piernas flaquear, siendo sostenido por su esposo.
Hoseok sostenía la mano de su esposo quien había adquirido su forma masculina desde el momento en el que entró en la atmósfera terrestre para darle fuerzas. No había parado de hablar sobre Taehyung desde el momento en que se vieron. Se habían extrañado y necesitado infinitamente, mas ella solamente pensaba en el hijo que sostuvo realmente una sola vez en sus brazos. Sintió su calidez en cada encuentro forjado mientras estaba prisionero pero todo aquello fue una fantasía, no se comparaba con lo que estaban sintiendo en ese momento.
Es que era imposible que Taehyung no se sintiera de la misma manera, por primera vez veía a su mafa no solo como hombre, sino también al lado de su padre, en la tierra, justo delante de él. No tuvo la oportunidad de verlo hasta el día en que se le apareció en sus sueños, dejando siempre un gran vacío al despertar porque por muy real que se sintiera en el momento, terminaba siendo solamente eso, un sueño inducido que les permitía conectar.
Jungkook, Jimin, Nana y el menor de la familia guardaron distancia. El pelinegro estaba listo para apoyarlo y brindarle fuerzas si era necesario pero sentía que eso era algo que tenía que hacer solo. La misma opinión compartía su suegro quien, tras ayudar a Kore a ponerse en pie, permaneció al margen conteniendo sin éxito sus ganas de llorar. Vivió por ver ese momento en el que su familia estuviese reunida, mas le fue difícil mantener siempre la esperanza viva, llegó a creer muchas veces que aquello sería imposible.
Ninguno de los dos daba un paso, simplemente se contemplaban a la distancia con sus pechos trémulos y labios entreabiertos como si de un espejo se tratase. Ambos estaban reaccionando de la misma manera, los mismos gestos, no cabía duda de su parentesco en ese momento. Kore llevó una mano a sus labios al ver a su retoño hecho todo un hombre con dos pequeños retoños en su interior. Tan grande, tan hermoso, le dolía el corazón de saber todo lo que se perdió. Desde su primera sonrisa y paso, hasta su graduación universitaria.
Le dolía no haber estado ahí para él en cuerpo presente cada vez que lloró por él o tuvo un problema. Cuando quería compartir sus dibujos de lunas y estrellas o tenía que revisarle los deberes. Cuando lloraba por sentirse solo, cada vez que llegaba su cumpleaños o mientras lo veía temer de sus sentimientos hacia Jungkook. Fueron tantos los momentos que quiso estar a su lado, brindarle una sonrisa y un abrazo que no le alcanzaría toda una vida para retomar ese tiempo.
Tiempo, no tenía pensado perderlo más, no sabían qué era lo que podía ocurrir en unas horas, así que sin pensarlo mucho, caminó apresuradamente hasta su hijo y lo refugió en sus brazos. Se entregó a un llanto lleno de loros y felicidad a la misma vez, mientras que Taehyung permaneció boqueando totalmente ido de la realizad. Sus manos se mantenían abierta a cada lado del cuerpo de aquel hombre que se parecía tanto a su suegro, diferenciándose solamente en la tonalidad de su cabello. El de su mafa estaba mezclado entre albino y violeta, justo como Eris y sus colores oficiales.
Los sollozos de Kore resonaron en sus oídos, sacándolo de aquel trance en donde se encontraba, se echó hacia atrás varios centímetros para contemplar su ruborizado rostro lleno de lágrimas. Enredó sus dedos en el cabello del ser que le dio la vida y lo atrajo nuevamente hacia su pecho.
— M-Mamá... Mafa... — El nudo de su garganta subió hasta su nariz dificultándole el hablar y respirar. — ¡Oh por Dios, mafa! — La abrazó con fuerza y este le correspondió de la misma manera.
Tenían tantas cosas que deseaban decirse en ese momento pero simplemente se entregaron a la emoción que sentían, olvidándose de todos a su alrededor. Sus piernas aparentemente flaquearon, mas los dos se elevaron varios milímetros del suelo antes de caer arrodillados, sus cabellos se emparejaron con cuatro colores simultáneamente, violeta, albino, castaño y azul. Esa era la primera vez que Mafa e hijo lograban intercambiar sus energías, cosa que no lograron hacer en el nacimiento del menor, donde Kore se vio obligada a huir antes de poder hacerlo.
El brillo que emanaban llegó hasta el luniano que también tuvo cambio de color de cabello, no solamente era negro sino también azul y morado. No obstante, no fue el único, en Jimin también salieron vetas de otro color, al igual que a Hoseok y el de Nana simplemente se resplandeció absorbiendo la energía de sus familiares.
Jihyun miraba asombrado todo sin decir una palabra para no interrumpir el momento pero corrió hacia el espejo del pasillo para ver si él también había sufrido algún cambio, mas su decepción al verse exactamente igual lo hizo chasquear su lengua.
— Todos aquí brillando y cambiando mientras que yo me quedo igualito. La vida es tan injusta. — Refunfuñó sin que nadie lo oyera y regresó nuevamente la sala, uniéndose a las lágrimas que todos los presentes derramaban.
— Mi pequeño retoño se ha convertido en algo más que la más hermosa y valiosa flor. Estoy tan orgulloso de ti mi tesoro. — Besó su coronilla apretándolo aún más como si alguien en ese momento se lo fuera arrebatar y alejarlo de él. — Te amo tanto Dionysus.
— Ma, y-yo también te amo. — Sollozaba aún sin poder creer sus palabras, no podía creer que se lo estuviera diciendo personalmente. — Estás aquí...
Había perdido la cuenta de cuántas veces había dicho ya esas palabras ese día. Estaba consciente que el plan de Jungkook era rescatarlo pero no pensó que regresarían juntos. No se imaginó que después de la impresión de verlo, aún le quedara una más, conocer y ver personalmente al hombre que le dio la vida. Sonrió con cierta timidez cuando Kore agitó su cabello, no podía contener sus lágrimas, menos cuando Hoseok se unió a ellos en un abrazo de tres.
No hubo uno solo de los presentes que pudiera permanecer inmune al momento, todos lloraban y sentían la misma emoción que la recién reunida familia. Se quedaron abrazados varios minutos, hasta que Taehyung miró a su alrededor buscando a su esposo y no lo vio, su corazón se encogió y de un brinco se levantó siendo seguido por sus padres. Volvió a chequear su alrededor y una extraña sensación se apoderó de su cuerpo. Sus padres sostuvieron sus hombros para que se sintiera protegido y él realmente lo agradeció pero tenía miedo.
— ¡Jungkook! ¿Dónde está mi esposo, a donde fue? — Cuestionó mirando nuevamente a su alrededor con su corazón latiendo velozmente. — ¿Dón-
Trastabilló en su lugar y sus pies fallaron al ver a su esposo entrar con un niño confundido que tenía una de sus manitas en la boca mientras caminaba erguido al igual que su fada. El pequeño se detuvo tirando del pantalón de Kook y este se agachó para retirar su manita de la boca. Besó repetidamente su cuello y el menor no pudo evitar lanzar una carcajada dejando ver su hermoso y amplia sonrisa. Sus largos cabellos multicolores se agitaron cuando corrió alrededor de su padre.
— Fa...
— Mi amor, ven aquí Esir...
Taehyung estaba hiperventilando, temblaba mientras lloraba y sonreía a la misma vez. ¿Estaba soñando? Ese hermoso niño frente a sus ojos lucía justo como el que él soñó varias veces, con su amplia y hermosa cuadrada sonrisa, justo como la suya. Él lo sintió una vez con vida pero creía haber enloquecido. Tenía tantas preguntas pero en ese preciso momento, lo único que quería era tenerlo entre sus manos.
— E-Esir...
Esir con papi Eidon 🙈
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LORED
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