Capítulo 89

Todo su cuerpo se encontraba en un frenesí de emociones que no sabía cómo explicar. En el momento que escuchó a Taehyung, en el momento que aquellas palabras fueron pronunciadas todo su ser se desequilibró. Estaba seguro que lo había escuchado, no fue una imaginación y podía poner las manos al fuego por ello pero, eso lo ponía aún peor.

Viajó a Luna Dorada con un propósito mismo que se vio pospuesto cuando vio que su hijo tenía una nueva esperanza de vida. Ahora, que la noticia de que sería padre por segunda vez su cabeza no lograba pensar con claridad. Eran muchos los pros y contras de tenía que valorar, razón por la cual sentía enloquecer a cada segundo.

Si regresaba a Tellus en esos momentos todo lo planeado y organizado en el tiempo que estuvo allí quedaba nulo, perdería todo ese año de esfuerzo. Hedas se había estado fortaleciendo y ese era quizás su único chance para enfrentarse a él, mínimo debilitarlo y rescatar a su suegro. Siendo sincero, todo eso le preocupaba y de no ser porque sabía que irse sin más era mantenerse con el miedo y la zozobra, ya hubiera estado preparándose para volver. Eso y bueno, lo más importante para él. Esir...

Su hijo definitivamente se encontraba en mejores condiciones, había logrado sobrevivir y se encontraba fuera del riesgo crítico mas, no era seguro viajar con él hacia Tellus, tampoco lo iba a dejar atrás. Quería que cuando fuera capaz de regresar a la Tierra, Taehyung pudiera no solamente volverlo a ver a él, sino ir con sus hijos en brazos y mostrarle el fruto de su amor. Que conociera finalmente a su hijo, que viera que no estaba muerto y que era tan bello como ellos, incluso muchísimo más que ellos.

Esir era un bebé no solo precioso, sino que pese a todas las adversidades se mantenía fuerte como un luchador que nos e rendía ante nada y, aún a su corta edad, hacía que su fada estuviera muy orgulloso de él. Era de valientes aferrarse a la vida como su pequeño ángel lo había hecho. Sin saberlo, lo había ayudado y enseñado varias lecciones de vida solamente con su presencia. Perseverancia, amor, valentía, confianza, eran tantas las cosas que su niño le transmitía que sería incapaz de enumerarlas todas.

Por otro lado lo estaba superando la incertidumbre de no saber el estado de su esposo, de sus hijos. Lo estaba matando no poder estar con ellos y le preocupaba sobremanera que Taehyung tuviese que lidiar con el embarazo sin él. Podía morir e incluso sus gemelos también.

— Oh darell! Swilli! Di kindars synd Swilli! — Kook sonreía feliz con su bebé entre los brazos que imitaba su sonrisa dejando ver sus dientecitos como si comprendiera todo lo que su fada le decía. No sabía que sería el hermano mayor de un par de hermosos gemelos pero su risa parecía sí estar consciente de ello. — ¡Gemelos mi amor, tu mafa y yo tendremos gemelos! Tendrás dos hermanitos, ¿puedes creerlo? — Besó sus cachetes y acarició todo su cuerpecito con su nariz. — Estoy tan feliz que daría todo por tenerlos a los cuatros en estos momentos entre mis brazos. Tu mafa Taehyung, tus hermanitos que aún no tienen nombre por lo que les diremos semillita y frijolito y por último pero no menos importante, tú mi amor. Seremos una familia de cinco por ahora, tu padre está obligado a convertirse en mafa según tu abuelo gruñón.

El rey Min contemplaba aquella escena desde la entrada sin atreverse a interrumpir aquel momento. Quiso gritar de felicidad y emoción cuando al llegar para visitar a su nieto — momentos religiosos de su día a día que tenían toda su prioridad — escuchó la increíble noticia de que Taehyung iba a darle otros nietos. Ni en sus más locos sueños se imaginó aquello. Siempre se sintió en el fondo de su corazón algo triste por no ser capaz de darle a Jungkook un hermano. Jimin, como cada hombre en su mundo, no podía gestar más de una vez y al ser terrestre, tampoco contaba con la capacidad física como para embarazarlo a él.

No le importaba nada con tal de ser feliz junto a su alma gemela, ignoró los comentarios de su padre, de sus abuelos porque para él, Jimin lo era todo. Sus padres, al perder a su hermano en una batalla siempre quisieron que él tuviera lo que toda familia real tenía, dos hijos. Ellos también cuidaban y querían a Kore como si fuera su hija, mas esto no quitaba el hecho de que extrañaban a su hijo e incluso lo que siempre soñaron y anhelaron pero les era imposible, tener otro hijo.

Ver que su hijo no solo contó con la suerte de salvar a su nieto, sino que ya le había dado hermanitos, era no solo un orgullo sino también felicidad y admiración. Porque sí, admiraba la familia que pese a todo su hijo había logrado crear. Amaba que todo eso fuera un fruto de su unión con el humano más hermosos que sus ojos habían visto, el amor de su vida, su alma gemela, Park Jimin.

— Sí que has hecho un buen trabajo, por lo que veo no perdiste el tiempo. — Bromeó Yoongi alzando su voz mientras entraba para que su hijo lo pudiera oír. El menor se volteó sonriente yendo al encuentro con su fada, sosteniendo a su pequeño en un brazo, abrazando a su padre con el otro. Escondió su rostro lleno de lágrimas en el cuello de su padre quien le daba palmaditas en la espalda con una gran sonrisa pero llorando de igual manera. — ¡Felicidades, hijo!

— Padre, soy tan feliz que ni siquiera puedo hablar. — Se separó limpiando sus lágrimas, aunque eran de felicidad, no quería que su hijo lo viera llorar. — No sé cómo pasó pero estoy demasiado feliz.

— ¿Qué no sabes como pasó? Seguro fueron a uno de esos descansos no tan descansos que ustedes acostumbran hacer, en donde tú le introdu- — Jungkook se apresuró a taparle la boca.

— Mi hijo está presente, no digas esas cosas. No sabemos sus habilidades aún puede que ya esté entendiendo y tú con esas cosas papá.

— Bueno hijo, solamente te refrescaba la memoria ya que no sabes cómo fue que un embarazo pasó. — Se burló notando el sonrojo de su hijo. Estiró las manos y sonrió feliz de ver que su nieto imitaba la acción para cargarlo por un rato. — Así que Taehyung y tú tendrán gemelos. Vaya, creo que jamás dejarán de sorprenderme ustedes dos.

— Ni yo me lo puedo creer padre, siempre aprendemos algo nuevo desde que estamos juntos y eso me fascina, es estar siempre conociendo nuevos mundos con tu pareja, en un viaje interminable. — Arqueó una ceja al ver las muecas y caras de asco que su padre hacía, sacándole pequeñas carcajadas a su nieto. — ¿Qué haces?

— Este campeón y yo compartimos la idea de que el lado cursi de su fada es horrible, nos dio deseos de vomitar. — Arrugó su nariz sacando la lengua y el pequeño Esir lo imitó. — Tan hermoso como el abuelo.

— No sé si eso sea una metáfora o un insulto. — Yoongi hizo hielo en una de sus manos y se lo lanzó a su hijo dándole justo en la frente. — ¡Papá!

La carita del bebé que se había quedado como si estuviera sorprendido por el impacto, cambió a una de completa felicidad dejando ver sus dientecitos riendo con su abuelo, siendo acompañados segundos después por su padre. El rey tuvo en sus brazos al nuevo heredero hasta que este cayó en un profundo sueño y lo llevó a dormir seguido por Jungkook que besó la frente de su hijo y lo arropó.

— Fa, me gustaría hablar contigo de algo serio. — Habló mirando a su hijo, su padre asintió y se fueron hacia el otro extremo de la habitación. — Se trata de Esir. Como sabrás, no puedo seguir alargando mi ida al territorio Hedio. Debo seguir con mi plan pero no puedo irme sin saber que cuidarás de mi hijo como si me estuvieras cuidando a mí.

— Lo cuidaré mejor que ti mocoso indisciplinado. — Agitó su cabello cosa que rara vez hacía. — Está demás que me digas eso, cuidaré a mi nieto con mi vida, ese es mi nuevo hijo, tu suplente así que tiene todo mi amor y cuidado. — Kook negó con la cabeza sonriendo y lo abrazó. A veces su padre tenía una forma un poco rara de decir las cosas. — Hablando seriamente Eidon, cuidaré de Esir con mi vida, no te preocupes. Entiendo que quieras apresurar las cosas y no darle largas al asunto pero tienes que prometerme que tendrás cuidado.

— Gracias padre. — Se volteó y sonrió a saber allí a su hijo, una parte de su pecho se sentía pesada frente a la idea de tener que dejarlo solo. — Estaré marchando en unas horas, así que espero estar de vuelta lo antes posible.

El brazo de Min Yoongi vibró y frente a él la imagen de su nuevo caballero tomó forma avisándole que tenían visitas. Padre e hijo se observaron y sin dudarlo fueron a aquel encuentro. Jungkook no pudo ocultar su sorpresa y extrañeza al ver a Taglionana de Eris allí presente escoltada con varios hombres. Se veía algo débil, el tono púrpura de su piel y puntas de su cabello le dejaban saber que nuevamente se estaba debilitando a causa de no tener a su alma gemela. Realmente lo sentía pero solamente esperaba que no estuviera allí por eso, sin su esposo, no era capaz de ayudarla.

— ¿Qué te trae por aquí? — Preguntaron fada e hijo al unísono en un tono cortés pero serio, ambos tenían la misma preocupación ya que los ojos de Yoongi no pudieron ignorar el aspecto de la chica.

— Varias cosas. La primera... Felicidades por tu nueva paternidad Eidon. — Los hombres se miraron sorprendidos al escucharla. — No me miren o se miren así, lo sé porque hablé con Taehyung, el motivo principal de mi presencia aquí. Cuando lo vi mis censores detectaron la vida que había en su interior, fue entonces que pude ver que estaba esperando Swilli como le dicen en este mundo. Un niño y una niña.

Jungkook sonrió feliz, orgulloso de saberse padre nuevamente. Le indicó que tomara asiento a la invitada, haciendo lo mismo una vez que todos estuvieron acomodados en ese salón. Sin embargo, su felicidad no era suficiente como para ignorar el hecho de que Nana estuviera allí. Estaba más que claro que ella no se tomaría el trabajo de ir hasta allí solamente para darle esa noticia o saludarlo.

— ¿Le sucedió algo a Tae? — Nana negó rápidamente con una sonrisa para tranquilizarlo. — ¿Entonces?

— Mi sobrino está preocupado por ti, tanto que me contó todo lo ocurrido y lo que habías venido hacer a Luna Dorada. Sé que sabes que esto es una locura pero te pienso acompañar en ella. No dejaré que el fada de mis sobrinietos cometa una locura de esta magnitud sin mi apoyo.

— ¿Perdón?

Jungkook agitó su cabeza con cierta confusión mientras que Yoongi trataba de mirar tras sus palabras para asegurarse que no tuviera segundas intenciones.

— Como ya debes de saber si has estado estudiando a Hedas para acercártele, este se ha unido a Kracius, líder de la galaxia lenticular Bukxosus. Si Hedas solo no es alguien fácil de vencer, con su apoyo está imparable. No voy a permitir que vayas a rescatar a mi hermana solo. Yo iré contigo.

— Te agradezco el ofrecimiento Nana pero si te soy sincero, creo que me ayudarías más cuidando de Taehyung y mis hijos en mi ausencia. Yo ta tengo planeado cómo haré las cosas. — Habló peinando sus cabellos con sus dedos.

— Veamos Eidon, dejémonos de heroísmos. Tú no podrás acercártele por muy bueno que sea tu plan. Mi sobrino está bajo el cuidado de quince erisianos que responden a él y están explícitamente en Tellus para cuidarlo a él y a sus allegados. Además, piénsatelo, tenerme de tu lado te da muchas ventajas, comenzando porque yo sé el lugar exacto donde tienen a Kore y el sistema de protección que están utilizando. Ya yo estuve ahí y mi tecnología podrá ayudarte a pasar por allí sin ser detectado. ¿Me dejarás explicarte y mostrarte todo?

Jungkook asintió , era cierto que cualquier ayuda extra que pudiera recibir sería a su favor. Nana haría todo lo posible por salvar a su hermana y contaba con que ya había estado en el interior del palacio de Hedas, incluso en zonas que su padre no pudo ver mientras estuvo allí capturado. De lo que iba hacer dependían muchas cosas, entre ellos, la vida de su suegro y de las personas que irían con él pero más importante, la suya. Si a él le sucedía algo su familia, esposo e hijos estarían también en peligro. Taehyung podría morir y sus hijos quedar huérfanos. No permitiría que nada eso ocurriera, él tenía que regresar con vida a los brazos de su alma gemela y sus bebés.

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Si decía que no estaba nervioso, mentiría. Jungkook no podía moverse con muchos hombres para evitar ser notados, menos en ese momento era más, podían llegar a ser mucho más efectivos. Miraba su alrededor y su única compañía era Nana. Estaba preocupado por su estado, si se sobre esforzaba y gastaba demasiadas energías su estado empeoraría con mayor velocidad. Estaba siendo egoísta porque aún a sabiendas de todo esto, realmente lo único que tenía en mente era utilizar sus sus poderes y tecnología para salir con bien de toda aquella situación.

— Shhhh... — Jungkook se volteó hacia nana que caminaba a su lado. Habían decidido trasladarse sin usar más transporte que el de sus piernas para no ser detectados. — Alguien nos está siguiendo. — Musitó dándole indicaciones para que fingieran seguir y esconderse para sorprender a quien fue que los estuviera siguiendo.

No habían transcurrido cinco segundos cuando un sujeto enmascarado pasó por delante de ellos sin poder presenciarlos debido a sus camuflajes. Caminaba con sigilo buscando retomar el rastro perdido. Jungkook saltó desde su lugar hasta quedar a la espalda del individuo, lo inmovilizó e hizo arrodillar.

— ¿Quién eres y por órdenes de quién me has estado siguiendo? — Lo interrogó haciéndole señas a Nana de que ya todo estaba en orden.

— Soy yo príncipe Eidon. — Jungkook le quitó rápidamente la máscara al escuchar su voz quedándose perplejo.

— ¡Namjoon! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo lograste escapar?

— No lo hice su alteza, el Atojeon me dejó libre para que viniera apoyarlo y aquí estoy para servirle. — Respondió cabizbajo sin atreverse a mirarlo a los ojos.

— Un traidor como tú no debería siquiera estar con vida. — Nana habló molesta sacando su arma para dispararle pero fue detenida por Jungkook. — Eidon, no deberías dejar a este hombre vivir.

— Déjanos solo. — Ordenó sereno, la erisiana iba a protestar pero su mirada la hizo guardar silencio y alejarse chasqueando su lengua. — No necesito de tu ayuda Namjoon y tu presencia no me da seguridad, todo lo contrario. Así que puedes irte por donde llegaste. — Liberó su cuerpo si se alejó.

— Lo siento, pero no me iré. Cumpliré la orden de mi Ato y cuidaré de usted. — Una sonrisa ladina abandonó los labios del lunasio. — Sé que no confía en mí pero deme una última oportunidad para demostrarle que a pesar de mis acciones pasadas, yo le soy fiel y puedo serle de mucha utilidad.

Era extraño para Jungkook estar hablando con el que una vez fue su amigo con tanta formalidad. Se sentía incómodo y molesto consigo mismo por no tener la capacidad para matarlo pese a todo lo sucedido. Caminó dándole la espalda, sabía que a un enemigo jamás se le daba la espalda pero algo en su interior le aseguraba que ese hombre no iba a lastimarlo nuevamente.

Fue un viaje largo y agotador el que hicieron los tres hasta el territorio de Hedas a gran velocidad. Se tardaron cuatro horas en llegar al palacio corriendo sin levitar para no ser vistos, casi nadie caminaba o corría de forma normal en ese mundo por lo que casi nunca le prestaban atención a aquellos que lo hacían. Esto les valió una forma segura de poder llegar hasta el lugar sin ser divisados por los guardias que custodiaban en lo alto.

No perdieron tiempo, no podían hacerlo por lo que, siguiendo el plan trazado antes de abandonar el palacio real, rápidamente cada uno tomó sus posiciones, dejando a Namjoon vigilando la entrada para que les avisara en caso de cualquier movimiento extraño.

No les fue difícil llegar hasta la zona donde tenían prisionera a Kore pero una vez allí, comenzaba el verdadero riesgo. Nana y Eidon neutralizaron a cada guardia del lugar antes de se vistos por ellos. Los pasillos eran extensos pero todos ellos estaban situados en puntos claves que les permitía avanzar una vez que eliminaran a un grupo con gran velocidad.

— Es aquí. — Mencionó la erisiana señalando la puerta donde se encontraba la habitación o lugar de confinamiento de su hermana. Le entregó un rombo color lila y asintió. — Es tu turno.

El lunasio concentró gran parte de su energía en el objeto entregado y a este adjuntó una de las llaves maestras de Luna Dorada a las que solamente el rey y su heredero tenían acceso. La alarma se desactivó haciendo que el desvanecimiento de la puerta no atrajera compañía indeseada. Nana permaneció cubriendo la entrada mientras que el príncipe ingresó en el lugar dando de baja al único vigilante que allí había.

Miró a su alrededor en busca del mafa de su esposo hasta que finalmente divisó en la cama la silueta de una mujer que estaba encadenada virtualmente al sistema del lugar. Caminó lentamente hasta ella u removió un poco su cuerpo para hacerla despertar, cosa que logró en pocos segundos. La sorpresa de la mujer no se hizo esperar a pesar de que ya se había enterado gracias al lazo con su hijo que Jungkook había ido a rescatarla. Una parte de ella se había emocionado pero otra, solamente guardaba angustia y preocupación sabiendo lo que esa acción podía desencadenar.

— ¡Eidon! — Expresó una vez creado el velo para que nada de lo que allí pasara llegara a la vista de Hedas, asimismo impedir que lo que hablara fuera escuchado. — ¿Qué estás haciendo aquí?

Por fracciones de segundo Jungkook permaneció en su lugar desconcertado. Sabía de antemano sobre el gran parecido que su mafa y Kore tenían pero verla frente a frente en su estado femenino era desconcertante. Sinceramente era como ver a Jimin con peluca y eso era raro. Eliminó esos pensamientos de su cabeza, se apresuró acercarse con las llaves y el rombo, consciente de que el tiempo apremiaba.

— Le explicaré todo una vez que logremos salir de aquí, debemos apresurarnos. — Intentó abrir los grilletes invisibles pero no lo consiguió.

— Están reforzados, solamente alguien que tengo algo de hedio en su cuerpo podría ayudar para abrirlo. Necesitamos sangre de alguien que realmente esté dispuesto a traicionar a Hedas o que no lo apoye. No serviría utilizar la de algún hedio muerto o neutralizado. — Le informó con preocupación.

— Tengo a alguien así pero sería un riesgo ir a su encuentro ahora. — Su mente viajó a Namjoon. — Está aquí en el palacio pero contamos con el tiempo justo antes de que se den cuenta de lo que está ocurriendo.

— Tengo la solución.

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LORED
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