Capítulo 83
Taehyung bebía tranquilamente junto a su amigo Minjae después de tanto tiempo. Hablaban de todo, incluyendo su nueva relación que, para sorpresa del castaño, se trataba nada más y nada menos de Minho. Resultaba ser que se habían conocido en Kard un día en el que el grupo se reunió allí gracias a sus propias referencias. Su antiguo compañero de aula comenzó a visitar el local frecuentemente y de alguna manera, hacía dos semanas que ambos habían decidido darle una oportunidad a lo que fuera que estaban teniendo. Se podía decir que ahora estaban en una relación.
— Son tan opuestos ustedes dos. Todavía no me hago a la idea de que estén juntos. — Entre risas le dio un sorbo a su té.
— Yo tampoco me hago a la idea de que te hayas casado con ese hombre. Acepté a Minho porque ha sido el mejor apoyo en esta aventura de olvidarte. — Entrelazaba sus manos con una sonrisa perdida.
— Min...
— Hey, tranquilo. Sé perfectamente que tú y yo simplemente fuimos, somos y seremos muy buenos amigos. No se olvida tan fácilmente lo que se ha querido pero estoy consciente de donde reside tu corazón. A decir verdad, me siento bien con Minho, me gusta y nos entendemos muy bien en todos los ámbitos pese a nuestras diferencias.
— Eso me da mucho gusto, que te estés dando la oportunidad de conocer a alguien. Eres un chico muy bueno que te mereces muchas cosas buenas. Yo estoy seguro de que...
Su voz se fue en el instante que las imágenes de Jungkook tirado en el suelo con todos los escombros de la pared encima de su cuerpo llegaron a él. Su corazón se aceleró sintiendo la angustia, la rabia y la preocupación que sentía su esposo como si fuera él quien lo vivía. Todo su cuerpo empezó a dolorer, su krok le ardía en su interior debido a los fuertes golpes que su bebé daba intranquilo. Sentía su interior en llama y su cabeza estar al borde del colapso. Voces comenzaron a oírse, hablaban en luniano y podía entenderlo todo. Aquella mujer lo estaba buscando, quería matar a su esposo.
— Tae, TaeTae... — Minjae agitaba el cuerpo de su amigo que no se había percatado en el momento que cayó al suelo desde la silla, retorciéndose del dolor. — Aguanta, v-voy a llamar una ambulancia.
El corriente humano marcaba asustado los números de emergencia, escuchó atentamente las preguntas y cuando se viró para ver donde era que se tocaba su amigo para decirle a la operadora el área del dolor, lo vio caminar rápidamente en dirección al garaje. Dejó varios billetes en la mesa para la cuenta y echó a correr. Cuando llegó al nivel donde el automóvil azul de Taehyung estaba estacionado, ya él lo estaba encendiendo. Se apresuró y corrió con toda la fuerza que su cuerpo le permitió hasta llegar a él y montarse mientras daba marcha atrás.
— ¿Qué haces aquí, Minjae? ¡Bájate! — Gritó sosteniendo la caja de velocidad.
— No, no pienso dejarte marchar en ese estado, no me bajaré.
El castaño no tenía tiempo que perder, no podía ponerse a discutir por lo que tras golpear su timón se puso en marcha hacia el IPIAM. Maldecía haberse ido tan lejos a comer, debió haber estado allí.
— Calma amor, aguanta, no estarás solo. Yo voy en camino y juntos acabaremos con todos ellos. — Hablaba internamente con la esperanza de que sus pensamientos llegaran hasta el luniano.
En el instituto, Jungkook miraba desafiante a la mujer que había dejado que sus secuaces le sirvieran de ayuda, con la esperanza de debilitar al príncipe antes de atacarlo ella. Sin embargo, no contaba con que la rabia y la preocupación que sentía en su interior fuese tan fuerte como para provocar a la velocidad de la luz que todos ellos explotaran simultáneamente. El luniano tenía un color en su piel que desconocía, brillaba pero no era el brillo común que desprendían los de la familia real en batalla, era mixto, azul pero también púrpura y blanco. ¿Era eso producto de su unión con el descendiente de Kore?
Dos armas empuñaba en sus manos apuntándole a quien una vez fue su príncipe. Odiaba su rapidez, su agilidad, tenía claro que no podría matarlo fácilmente pero sin duda alguna lo haría, le llevaría su trofeo a Hedas. Ese día, habría sangre real derramada, ese día alguien moriría en sus manos. Disparó ambas a la misma vez pero el impacto fue contra una de las paredes haciendo un enorme agujero en ella.
Ellos habían modificado la genética de Klauber para que pudiera llevar a cabo su trabajo, no llegaba a tener la fortaleza de la familia Min pero sí era difícil de derrumbar.
Él la había estudiado, de cierta forma conocía sus movimientos y eso junto a su agilidad, le valían de escape frente a sus disparos. Debía desarmarla, debía tener algunos segundos libres para poder destruirla. No tenía tregua de sus malditos disparos. Dejar su cuerpo sin restricciones le permitía jugar con la gravedad de ese planeta por ello corría por cualquier lugar, ya fuera pared o techo, buscando gastar las municiones que parecían inagotables.
Liberó el magnetismo de su cuerpo utilizándolo para lanzarle sin mucho esfuerzo cualquier cosa de metal que tuviera en la mira. Sillas, mesas, ordenadores y escaparates donde guardaban documentos volaban por los aires entorpeciendo la vista de una enfurecida Limpiadora.
— ¿Dónde demonios estás, Eidon? — Gritó al no poder verlo cuando todas las hojas de papel cesaron de caer al igual que los muebles que iban hacia ella. No podía sentirlo, no podía verlo y eso la inquietaba. Apuntaba con sus brazos abiertos a cada lado de su cuerpo mientras rotaba sobre sus pies con destreza y lentitud extrema.
Jungkook la observaba desde uno de los agujeros de ventilación, estaba tardando demasiado para hacer caer a esa mujer. Estaba mejorada, aún más que cuando trabajaba para ellos y eso le dificultaba un poco más los movimientos. A eso añadiéndole que si liberaba todo su poder el edificio colapsaría y en el, todos los humanos que allá dentro se encontraban. Cada trabajador que brindaba sus servicios a su centro de investigación morirían si él liberaba todo su poder.
Esperó los segundos que ella se demoró en darse la espalda y caminar lentamente en su dirección. No se sentía siquiera su respiración por eso Klauber no pudo notar cuando este le cayó encima. Con fuerza la tiró de su ropa y la lanzó contra lo que quedaba de una pared. Perdió un arma pero seguía disparándole con la otra.
— Fue una mala idea venir a por mi familia. — Exclamó Jungkook con furia. Corrió hasta donde ella se había corrido y, como si de un jugador de beisbol se tratara, se lanzó al suelo logrando patear su brazo.
Un neutralizante fue instalado en su cuello en ese momento y maldijo en su interior, fue doloroso pero luchó contra este, logrando eliminarlo antes de que ella volviera dispararle pero, justo en ese momento, se desestabilizó.
No. ¿Por qué estaba ahí? Pudo sentir la presencia de su esposo entrar en el edificio, se desconcertó tanto pensando en qué hacer que no vio venir el golpe por parte de Klauber cayendo varios metros más lejos.
— ¡Kook! — Escuchó gritar a Taehyung.
Sintió la energía de su cuerpo drenarse por un segundo. No le hacía falta conocer el peligro para tener miedo, no necesitaba llegar a esa situación donde colgado de una pendiente, la vida de su familia colgaba de un hilo. Siempre le tuvo más miedo a lo desconocido, no saber cómo mantenerlo siempre a salvo era lo que lo aterraba, lo que más temía.
— ¡No vengas, vete a casa Taehyung! ¡No vengas! — Gritó retumbando todo el lugar, fue escuchado claramente por más de un presente.
Sin embargo el terrestre ignoró todas sus palabras se advertencia y lo único que hizo fue correr más rápido en su dirección. Jungkook se reincorporó velozmente pero se frisó al ver como su esposo era apuntado por el arma de quien un día juró defenderlos solemnemente. Siempre fue veloz, ágil y de corazón frío en las peleas pero, no razonaba de igual forma viendo a lo que más le importaba en la vida en esa situación.
En sus años más jóvenes, cuando creía a su mafa muerto, creyó firmemente en que la muerte en sí no era su mayor pérdida. La mayor pérdida que él afrontaba era eso que estaba muerto dentro de él mientras vivía, ese vacío que no era capaz de llenar con nada. Ahora, que nuevamente un ser tan importante como su alma gemela estaba en una encrucijada donde su vida dependía de cuán astuto y ágil el fuera par defenderlo, lo hacía temblar.
— ¿Quién demonios te crees para estar aquí maldita perra? — Preguntó Taehyung haciendo arder sus manos en llamas, su cabello brillaba tomando un color entre amarillo y rojo, mientras que la misma mezcla se reflejaba en sus iris.
— Tae, no. No puedes usar tus poderes en estos momentos sino perderás a nuestro hijo. — Habló temeroso Jungkook. Sabía que ellos dos juntos solamente tenían que tomarse las manos para barrer con medio ejército pero si lo hacían, Esir no nacería. — Klauber, es a mí a quien siempre han querido. Prometo cederle mi derecho al trono a Hedas pero... — Mordió sus labios. — Deja ir a mi alma gemela.
— Todos sabemos que eso no valdría de nada mientras tengas un heredero. Por derecho podría reclamarlo y eso no se puede permitir. Lo siento Eidon, debían haber realizado esta oferta antes de engendrar a esa cosa que crece en su vientre. — Los ojos de Taehyung viajaron hasta su esposo quien le estaba estaba dictando en su cerebro lo que iban hacer.
Si lograban entretenerla hasta que ambos la tocaran al mismo tiempo, podían hacer que sus energías colapsaran dentro de su cuerpo, causando una explosión como la de Titán, una a la que solamente ellos podrían sobrevivir. No derrumbarían todo el edificio pero sería suficiente para hacerla explotar a ella. No podría contener la energía de sus cuerpos.
— Mi hijo no irá a Luna Dorada, crecerá como un telluano más en este mundo. No será una amenaza para ustedes. Lo prometo. — Volvió hablar Jungkook notando como como Klauber los apuntaba lista para hacerlos desaparecer en cualquier momento.
— ¿Estás dispuesto a morir aquí y ahora? — Taehyung negó con la cabeza al no escuchar nada de parte del luniano.
— Sí.
— ¡No! — Gritó el castaño.
— ¡Taehyung! — Vociferó una tercera voz que corrió sin importarle nada hacia el cuerpo del castaño.
— ¡Minjae, espera, no!
Intentó detenerlo, empujarlo pero lo único que pudo ver y sentir fueron los trozos del cuerpo de su amigo en el aire mientras la sangre de su cuerpo corría por su rostro. Klauber había perdido el control por la visita inesperada, disparando automáticamente sin pensar.
— ¡No! — Gritó entre sollozos el terrestre. — M-Minjae.
Las paredes estabas bañadas en su sangre. Quería vomitar. Su amigo había explotado como una bolsa de polvo quedando solamente pequeños residuos esparcidos en el aire. Había corrido por y hacia él, para salvarlo. En un abrir y cerrar de ojos, ese chico que hasta hacía minutos antes sonreía con él, no existía más. La rabia lo llevó a querer arremeter contra esa mujer que le había quitado su vida, sus brazos nuevamente se prendieron en llamas y con una sonrisa ladina Klauber se dispuso a matarlo antes de que se atreviera hacer un movimiento.
Jungkook que miraba todo, dejó liberar parte de sus poderes y corrió hacia aquel hedio que tantos estragos había causado. Klauber disparó en dirección del terrestre pero no logró darle con el arma, solamente su cuerpo lo empujó casi volando a otra dirección debido a que el luniano le había caído encima y su pistola cayó al suelo. Se intentó agachar pero en ese momento Eidon atravesó su pecho congelando automáticamente su corazón y con gran fuerza, desgarró todo su cuerpo.
Todo ocurrió tan rápido que nadie pudo predecir lo que ocurriría. Un segundo donde los tres se debatieron entre la vida y la muerte, siendo la invasora quien perdió la vida. Su cuerpo cayó al suelo y el luniano no tardó en desintegrarlo como partículas en el aire. Dio un paso atrás sonriente y se volteó para ver a su esposo.
— Taehyung, T-Tae... — Ese era el peor escenario que pudo imaginarse.
Él había logrado que Klauber no le disparara, vio como la pierna del hedio lo había hecho volar en el aire, estaba a salvo. Estaba vivo, entonces por qué ahora... ¿Por qué el cuerpo de su esposo estaba siendo atravesado por una viga de hierro?
Taehyung había caído al salir volando por los aires sobre una de las vigas de hierro que habían caído del techo derrumbado. Esta atravesaba su columna y salía por su barriga. Chorreaba sangre casi negra con otro líquido azul mucho más claro y brillante.
— No, no, no ,no ,no maldita sea, no... — Jungkook corrió llorando hacia su esposo que se quejaba del dolor. — Shhh, no hables mi amor, todo estará bien, todo estará bien.
Se agachó en el suelo para poder meter sus manos bajo su cuerpo y lentamente lo comenzó a subir. Mientras lo levantaba y sacaba aquella viga de su cuerpo pasaba la mayor cantidad de energía que su cuerpo podía desprender. Eidon brillaba y estaba haciendo el cuerpo de su esposo brillar con la misma intensidad.
— M-Mi h-hijo... E-Esir... Sálvalo Kook, hazlo...
— No se va a morir amor. Yo, yo los salvaré, y-yo lo haré. — Cerró sus ojos con fuerza.
No podía llorar, no podía hacerlo, no podía desperdiciar ni una sola gota de energía. Estaba sentado en el suelo, con el cuerpo de su alma gemela sobre sus piernas, recostando su cabeza sobre su pecho, intentando regenerar rápidamente la piel y los tejidos de su interior, cerrando la herida causada al caer en ese lugar.
— ¡Ahhhh! — Gritaba mientras seguía pasándole su enerrgía, era doloroso porque cada parte de su cuerpo estaba trabajando para pasarle energía a un cuerpo que no era el suyo. En otra situación hubiera sido más rápido y fácil mediante la copulación pero esa era una situación que no se podía resolver de esa manera. No podía lastimarlo, agitarlo, moverlo.
Lágrimas caían mientras veía como cada vez lo cerraba más, lo estaba logrando, la herida estaba sanando, tenía que salvarlos, tenía que hacerlo.
Taehyung que conocía bien su cuerpo, su krok, su hijo, estaba entrando en la desesperación, Sentía un bulto en su interior pero se sentía vacío, no sentía a su bebé moverse a pesar de sentir que en su cuerpo el dolor mermaba. Su interior no ardía y no sentía un líquido caliente recorrer su piel.
— K-Kook... — Su pecho ascendía y descendía rápidamente, una nuevo dolor se estaba formando en su cuerpo, podía sentir como nuevamente aquel líquido corría por su piel, por el interior de sus piernas. — Kook. ¡Eidon!
— Ya amor, ya logré cerrarlo. Ya nos vamos de aquí para atenderlos correctamente.
— ¡Jungkook! — Gritó entrando en la desesperación.— No lo siento, no siento a mi hijo Jungkook. ¡No siento a mi bebé! — Gritaba y sollozaba a la vez llevando una mano a su boca y la otra a su entrepiernas.
— Aquí estoy mi amor. — Un Eidon desesperado trataba de tocar el cuerpo de su esposo en busca de señales de vida. — A-aquí estoy.
— ¡Ahhhhhhh! ¡Mi hijo, mi hijo! ¡Esir! — Jadeaba del dolor y temblaba. — Perdí a mi bebé, perdí a mi bebé Kook.
El luniano lloraba desesperado tratando de sentir la mínima señal de vida, de esperanza pero tampoco podía sentirlo. No podía sentir a su hijo, a su frijolito.
— Mafa te está hablando Esir... ¡Esir muévete! — Un llanto desgarrador se había apoderado del terrestre que, pese a saber que en su cuerpo ya no existía vida, quería aferrarse a la idea contraria. No estaba en negación, estaba esperanzado. — No nos puedes d-dejar amor. Estoy aquí bebé, tus padres están aquí. R-Recuerda que solamente nos quedan días para vernos por favor, solo tres semanas para que estés en mis brazos, por favor.
Gritaba desconsoladamente mientras veía las imágenes de su interior ser reproducidas en un holograma. El cuerpo de su hijo estaba dividido en dos, su krok tenía dos grandes agujero y no quedaba líquido alguno. Alguien necesitaba decirles que no se encontraban en una película de terror, que todo eso no era nada más que un sueño del que iban a despertar.
Desgraciadamente, en algún momento de la vida todo ser vivo tiene que sufrir la pérdida de un ser querido pero por mucho que se mentalice, jamás están del todo preparado para ellos. Los hijos nacen y están conscientes de que en algún momento sus padres no estarán más con ellos pero, los padres intentan estar hasta su último día con sus hijos, no para verlos marchar antes que ellos.
Para ellos dos, que esperaban los días para conocer oficialmente el rostro del fruto de su amor, el dolor de la pérdida los estaba haciendo caer en el delirio, en la desesperación.
El dolor de su cuerpo era horrible pero el de su alma simplemente era inaguantable. Necesitaba sentirlo, necesitaba su energía, escuchar latir su corazoncito y verlo moverse como pez en pecera dentro de su krok como cada vez que Jungkook mostraba su imagen.
— Mami, tu mafa, tu padre, tu fada, nosotros te necesitamos bebé, te estamos esperando. ¿Me escuchas amor? — Lloraba Taehyung entregado a los temblores de su cuerpo. — Kook por favor, háblale, ¿sí? Nuestro frijolito siempre reacciona a tu voz, por favor. ¡Háblale carajo! Háblale...
— B-B-Be... — Intentaba pero no podía hablarle, de su boca no salía más que la saliva que se había creado por su llanto. — Fri-frijolito... E-Es papá, nos estás asustando amor, tu mafa está muy, muy molesto porque no reaccionas y yo... Yo siento que me voy a morir en este instante, por favor. Sé que soy un mal padre que no te ha sabido cuidar pero si me perdonas, si me perdonas prometo que daré lo mejor de mí, s-sólo... ¡Ahhhhh!
Su grito escalaba a cada segundo de volumen, abrazaba fuertemente a Taehyung mientras su cuerpo emanaba una energía de un color negro que crecía y crecía quemando todo a su paso. Su dolor salía disperso disfrazado de energía, tan fuerte, tan doloroso que provocó la explosión del IPIAM y diez kilómetros a la redonda. Sin querer, Jungkook había hecho explotar gran parte de la ciudad e Seúl.
🖤🖤🖤
No puedo escribir más en estos momentos, lo siento.😭
LORED
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