Capítulo 81
Habían vivido tantos días grises que, aún sabiendo que vendrían más que ahora disfrutaban de los rayos del sol que se reflejaba junto al arcoíris.
Algunos tenían miedo a envejecer y estar sin pareja, sentir que viven sin rumbos y que no son suficientes para nadie o tal vez piensan que son demasiado para conformarse con tan poco, terminando siempre escogiendo cosas por capricho sin dejar elegir al corazón. Porque el mundo estaba tan lleno de traiciones, desamores, engaños y mentiras que ni teniendo a la perfección delante le creerían.
Sin embargo, ellos le temían a a las mismas cosas pero de diferente manera. Temían envejecer, muriendo de a poco sin la presencia de esa persona que los complementaba y ayudaba a ser mejor. Tenían miedo de no ser suficientes para proteger sus vidas porque sabían que de su amor no debían temer, el amor ello se cultivaba y crecía cada día más. Sus corazones y almas escogieron por ellos ignorando lo que sus razones dictaban. Sus temores no eran por ellos, sus temores eran por la persona que tenían al lado.
— De haber sabido que iba a ser tan elegante me hubiera vestido mejor. ¿Tuviste que utilizar nuestros boletos en este restaurante? — Taehyung miraba aquel exclusivo restaurante moderno de dos plantas sintiéndose fuera de lugar por su vestuario.
— Me dijiste que escogiera lo que quisiera y te sorprendiera, quiero hacer hoy cosas simples contigo, ya incluso te saqué de este mundo. No seas tan exigente y presumido, sabes que luces bien con lo que decidas usar. — Tae le hizo una mueca y no pudo evitar reír. — Si te quedaras paralizado de esa forma, sí que ibas a estar en serios problemas, feo, horrible. Me buscaría otro terrestre.
— ¡Oye! — Jungkook se carcajeó frente a él. — Ni volviendo a nacer con todos los poderes del universo juntos encontrarías un terrestre más hermoso que yo. Además... — Se acercó a su oído. — Ningún ser en este universo o en cualquier otro te iba a volver tan loco como yo o te daría un debito tan único y hermoso como Esir.
El luniano negó envuelto en risas y lo abrazó. Así, con algo tan banal como eso, los dos dejaron de pensar en todos sus temores y tormentos. Se tomaron de las manos y subieron las escaleras haciendo comentarios y bromas sin sentidos.
Una mediana habitación con finas y estrechas mesas blancas que bordeaban el espacio, adornadas con pequeñas lamparillas alumbrando a media luz pese a ser de día, todo perfectamente acomodado con pequeños búcaros que contenían naturaleza muerta, les dieron la bienvenida.
— Toma asiento. — Jungkook separó la silla y esperó a que un risueño castaño tomara asiento.
— Esto se siente como una primera cita. Es extrañamente lindo, me hace sentir algo nervioso cuando ya conoces de mí hasta el más mínimo detalle. — Siguió con la vista los agraciados y elegantes movimientos de su príncipe heredero hasta que se sentó. Entrelazó su dedos mientras acariciaban sus dorsos de turno en turno. — Gracias.
El pelinegro le dedicó una mirada un tanto sorprendida, no se esperaba esas palabras tan repentinas.
— ¿Por qué, amor?
— Pues porque sí, por todo.
Quedaron en un silencio cómodo, tranquilo, regalándose miradas furtivas como recién conocidos. Lentamente comenzaron a conversar como si verdaderamente de una primera cita se tratara. Contaban anécdotas de su pasado, se decían tiernamente lo que más amaba uno del otro, disfrutando de sus sonrojados rostros y ojos de iris rosáceas. Llevaban una clase de lentes para que los humanos no vieran sus tonalidades pero ellos si podían admirarlas. Estaban felices.
Pasta Penne, ensalada de lasaña caprese con cuatro quesos gratinados, otra ensalada caprese en salsa de soja, bistec de ternera y otros aperitivos eran los platos que acompañaba esa cita de hombres casados.
Silenciosamente el terrestre batallaba con un baguette de ajo que no lograba masticar. Cubría su boca con la mano algo avergonzado bajo los ojos alegres de un príncipe que moría por reír pero no se atrevía.
— ¿Está duro?
Taehyung asintió algo apenado pero luego comenzó a reír bajando el trozo de tostada. — Un lugar tan caro y elegante para nada. Con razón están regalando los boletos para una comida, creo que están buscando clientes y promoción. Mira, no hay nadie más aquí.
Justo en ese momento descifró que era mejor no decirle que fue a causa de él que el sitio no tenía a nadie, pidió que la planta alta quedara totalmente reservada para ellos. Si Taehyung lo sabía ahora que se estaba quejando de la comida, lo más seguro era que de un regaño no se salvara. Mordió sus labios y asintió, era gracioso verlo refunfuñón. — Será mejor que te detengas hermoso, se te puede partir un diente, estás muy joven para tener que usar prótesis o espigas.
— Tan gracioso, su alteza. — Kook rodó los ojos y él sonrió victorioso, era fácil ganarle una batalla. Lo admiraba, era hermoso incluso cuando le picaba su lasaña en pequeños trozos.
— Será mejor que comas esto ahora, algo suave para tu encía luego de algo tan duro como ese pan. Creo que es por el molino, demasiado viejo. — Tae tapó su boca y comenzó a reír bajo el mal chiste realizado por su esposo.
— ¿Qué fue lo primero que te gustó de mí? — Preguntó repentinamente, ya habían hablado de lo que más amaban del otro pero siempre quiso saber que fue lo primero que conquistó a Jungkook. — Ahora no me digas que mi hermosa mirada.
— No, no fue tu mirada sino tus labios. Tu boca, tu sonrisa, creo que me enamoré de tu boca primera vista. Odiaba ver como otros accedían a ella, creo que desde el principio la sentí mía. — Se alzó levemente y acercó sus labios a los ajenos para dejarle un tierno pico. — Creo que siempre supe todas las maravillas que esa boca era capaz de hacer.
— ¡Jungkook! — Exclamó sonrojado pero a la vez complacido mirando todo a su alrededor esperando que nadie los hubiera escuchado.
Los minutos transcurrieron de esa forma, chistes sin tanta gracia, bromas absurdas, risas sonoras que animaban todo el lugar y la compañía de ambos que era más que suficiente.
El clima era maravilloso, bastante caliente, con un sol que quemaba hasta las piedras pero que hacía ver todo mucho más colorido y resplandeciente. La brisa del mar era refrescante, podían sentirla en sus rostros con ese peculiar olor salino. El sonido de las gaviotas, del propio océano junto a las pequeñas lanchas recreativas que por allí navegaban.
Bajaban la colina caminando por el sendero, por eso bosque que quedaba paralelo al mar, tomados de las manos, cobijados por la sombra de los árboles frondosos que parecían unirse para guiarles el camino.
— Ya estamos en la quijada de ballena. — Mencionó el luniano sacando su móvil.
— ¿Quijada de ballena? ¿Dónde? ¿Cuál?
— Aquí, mira hacia arriba y a los lados. — Señaló la antigua mandíbula de ballena que alcanzaba los cinco metros de alto.
— Ah... Eso. — Rió avergonzado por su torpeza. — Si es un monstruo me come.
Daewangam Park, ubicado al final del Mar del Este era verdaderamente maravilloso. La vista de sus acantilados, colinas formadas por rocas, en especial aquellas que se comunicaban gracias a un majestuoso puente, los colores, todo era perfecto. Un bello panorama de rocas de figuras fantásticas de color ocre, las cuales estaban unidas por andadores y puentes fáciles de caminar.
— ¡Hermoso! Amor, ven, párate ahí. Sé que debes estar muriendo por tomarte fotos.
Jungkook se convirtió en el fotógrafo personas de su esposo aunque el favor fue retribuido ya que él también posó para la cámara, incluso tomaron algunos selfies en los que se podía comprobar lo felices que eran en esos momento.
— ¡Vaya! — Exclamó Jungkook cuando finalmente pudo ver el Parque Daewangam en todo su esplendor. — Ninguno de los mundos que he visitado tiene vistas tan hermosas como esta. Tellus tiene un balance perfecto y natural que he aprendido amar en este tiempo que llevo aquí.
— Tienes razón amor, la vista es hermosa. cada planeta, planetoide, cada astro tiene su propia belleza peculiar que lo hace único. — Sacó una foto a escondidas de su esposo, su cara era un poema que deseaba recitar con su cámara. Le recordaba a ese viaje a Sokcho donde celebraron su cumpleaños hacía seis meses, donde Esir entró en sus vidas. — Siempre que ves algo que te gusta tienes cara de tonto.
— Ya lo sé, por eso siempre luzco como un tonto cuando te veo. Eres lo más hermoso que mis ojos han visto.
— Aigo..... Tan cursi. — Nalgueó a su esposo y echó a correr siendo perseguido por este como niños pequeños.
Corrieron hasta llegar a donde otras personas transitaban siendo la estatua del Yong lo primero que el castaño divisó.Aquel dragón que contaba la mitología de los dragones que salían del agua para defender la ciudad también, con un significado histórico para Shilla, antiguo nombre de Corea del Sur, fue uno de los sitios donde el terrestre más fotos tomó.
Caminaron a lo largo de las rocas extrañamente formadas que la naturaleza creó degustando dos conos de helado de mantecado.
— Sabes, Kook... — El mencionado centró toda su atención en su terrestre. — Aquí en el Parque Daewanggam hay una leyenda. Se dice que la reina del rey Munmu fue enterrada debajo de este lugar con el fin de proteger al país, incluso después de su muerte. Yo seré eso y más para ti, tú serás mi país e incluso después de muerto te cuidaré y amare como lo hice en vida, puede que más.
— ¿Por qué hablas de muerte en estos momentos? En todo caso será al revés pero... No hablemos de ese tipo de cosa, mejor pensemos en que envejeceremos juntitos, veremos a varias generaciones nacer, pasaremos nuestros títulos y genes orgullosos. Ya cuando llegue la hora de partir, lo haremos juntos porque no pienses que te librarás de mí tan fácilmente.
Lo abrazó obligándolo a esconder su rostro en su cuello porque pudo notar que sus ojos cristalizados amenazaban con dejar las lágrimas salir. No necesitó más palabras para dejarle saber que estaba ahí, con él y que contaba con su apoyo incondicional. Olvidándose de sus alrededores, permanecieron así durante varios minutos, con el viento uniéndose a su abrazo, con las olas aplaudiendo la escena.
— Amor, tu móvil. — El luniano se separó al sentir la vibración del aparato. — Atiende.
Desorientado y algo molesto por tener que separarse cuando más tranquilo y cómodo estaba en su lugar preferido, ahí, entre los brazos de su hombre. Miró con pesadez su pantalla y contestó bajo la atenta mirada de su esposo que enarcó una ceja al escuchar el nombre de quien llamaba. Agitó su cabello más de lo que lo estaba haciendo el aire y dio varios pasos hasta acomodarse en la baranda del puente.
— Ya podemos seguir amor. Hey.... — Tiró de su camisa — ¿Estás molesto o celoso porque escuchaste que se trataba de Minjae?
— No estoy celoso, tampoco molesto, es tu amigo y tienen derecho de hablar pero tampoco es que brinque de la emoción sabiendo que aunque haya decidido respetarnos, ese hombre tiene sentimientos por ti. No se olvida de la noche a la mañana, él tenía o tiene sentimientos verdaderos hacia tu persona.
— Yo solamente tengo sentimientos por ti y por nadie más. Además, ni aunque quisiera alejarme de ti podría. ¿No ves que literalmente sin ti me muero? — Su mirada se perdió hacia la cumbre de la colina de rocas. — ¡Kook, mira! Mira los gatitos que dicen que suelen vivir aquí, son hermosos, quisiera llevármelos para la casa.
— ¿Quién fue el que dijo que no quería mascotas?
— Amargado.
+++
Parecía un lustro que se había casado y había salido de luna de miel, incluso viajó al espacio exterior por una semana, sin embargo en la Tierra solamente habían pasado cuatro días. Ahora estaban de regreso a la realidad, tendrían otro día de descanso en casa para luego retomar sus vidas. ¿En qué momento pasó a tener tantas responsabilidades? Pronto sería un padre de familia, esposo y subdirector del IPIAM.
Todavía no se podía imaginar desempeñando esa posición, sentía que le faltaba tanto, sin embargo, ninguno de los científicos allí presente conocía la verdadera historia y motivo de ese instituto de investigación. Ninguno era digno de confianza para ser la mano derecha de Jeon Jungkook. Suspiró algo agotado debido al agotador día que tuvieron y se acurrucó un poco más en su asiento mientras el padre de su hijo manejaba.
Tomó nuevamente si teléfono para chequear y notó que no tenía ninguna respuesta de Jin. Estaba intentando comunicarse con él para que se uniera al encuentre de él y Minjae y así ponerse al día pero no recibía respuesta, ni siquiera salía la segunda palomita de recibido. Miró la hora y se percató de que quizás ya era muy tarde, era casi la una de la madrugada pero aún así decidió marcar. Una vez más entraba directo al buzón.
— Mi amor. — Kook lanzó un sonido mudo avisando que le prestaba atención. — ¿Has hablado con Nam desde que se fue de Ulsan?
— Sí, hablamos en la tarde ya que quiero que sea temporalmente tu chofer. Él te llevará al trabajo y una vez que estés allí regresará ayudarme con algunos ajuste de seguridad e investigar algunos asuntos con respecto a los hedios. ¿Por qué?
— Mmm, nada importante. Simplemente que he estado intentando hablar con Jin todo el día pero no he podido comunicarme con él. No recibe o responde mis mensajes y las llamadas me entran directamente al buzón.
— Cariño no te preocupes, seguro está ocupado, molesto o simplemente no ha querido hablar con nadie. No es la primera vez que lo hace así que dale su espacio y espera a que se comunique contigo pero para que estés más tranquilo le diré a su novio que le haga saber que estás preocupado por él. ¿Contento? — Tae asintió sonriente. — Aún nos queda dos horas de camino así que descansa que sé que ese pequeño híbrido te tiene agotado, te despierto en casa si lo logro, sino nos veremos mañana.
Como lo predijo, Jungkook no fue capaz de despertar a su esposo. Era un efecto del embarazo luniano en su etapa final, es cuando más agotamiento sufrían y su terrestre parecía no ser la excepción. Pese a que su estado físico parecía estar casi igual, mostrando un nada exagerado aumente de peso como cambio, su krok si había crecido en su interior, ajustándose a su cuerpo y esto lo hacía sentirse agotado con mayor facilidad.
Llevó su cuerpo en brazos hasta la recámara que compartía advirtiéndole a quienes los esperaban ansiosos que no hicieran mucho ruido. No le importaba que no se fuera a levantar, deseaba que ambos tuvieran un buen descanso y sueño, tanto Tae como su hijo. Lo arropó correctamente, besó su frente y salió de la recámara para ver a su suegro junto al hermano menor de su mafa.
— ¿Cómo les fue sobrino? — El menor de los Park levantó las cejas de modo sugestivo. — Moría por verlos nuevamente, principalmente a ti. Sigo sin creer que tengo un sobre tan cool y grande.
— ¿En qué quedamos? Nada de tío y sobrino, es extraño. Puedes llamarme por mi nombre Jungkook, Kook, Eidon, como prefieras pero por favor, sobrino no.
— ¡Como mande su alteza! — Se paró en atención como soldado y luego le brincó encima para abrazarlo. — Bienvenido a casa.
— De acuerdo, de acuerdo. — Rió revolviéndole el cabello, haciéndole cosquillas para que se bajara.
— No soy un niño para que me estés haciendo cosquillas. Aprende a respetarme que soy tu tío, le daré las quejas a mi hermano.
— Sí, sí, como diga mi tío regañón.
Los tres rieron de forma sonora mientras se terminaban de saludar. Conversaron durante un rato y Jungkook les contó todo lo que habían hecho en el viaje, dejando por fuera el pequeño detalle de que también viajaron a Satelles durante una semana, claro estaba.
Taehyung durmió durante quince horas corridas, despertándose pasada las seis de la tarde. El día se le fue sin hacer mucho aunque su esposo sí tuvo un día productivo con su suegro y tío. Al menos si se le podía denominar así a ver películas, comer y jugar todo tipo de juegos que al pequeño Park le pasó por la cabeza.
Jimin cocinó junto a Hoseok, ambos insistieron en que deseaban hacerle una comida especial a sus niños y fue así como terminaron todos pasando la noche entre risas, comida y más películas en la sala audiovisual. ¿Para qué ir al cine si podían tener el cine en casa? Todos, sin excepción alguna se quedaron dormidos hasta que el luniano despertó y cargó a cada uno hasta su habitación correspondiente.
Tomó una ducha bien caliente, se metió en la cama y contempló a su esposo durante un buen rato. Destapó su cuerpo dejando su vientre al aire libre y llevó sus manos hasta él. Era hermoso reflejar la imagen de su pequeño heredero totalmente formado, verle las manitas, su cuerpecito, como se removía en el interior de la persona que más amaba. Era una bendición indescriptible. Se sentía feliz y completo. Habló durante un rato con él recapitulándole todo lo acontecido en el día y tras darle un beso de buenas noches, se quedó dormido.
— Kim, cuando lleguen al IPIAM por favor avísame. Yo iré ahora a llevar a mi mafa a su trabajo así como a mi tío a su universidad, después al apartamento que va a ocupar en el edificio de Tae. Regresa rápidamente una vez que lo dejes, así podremos terminar todo para esta noche. No quiero extender esto ni un segundo más. EL tiempo apremia y presiento que Hedas no se quedará tranquilo por mucho tiempo.
— No te preocupes, así lo haré. — Se volteó para observar a Tae pero al ver como la pareja se miraba negó con la cabeza y se fue a esperarlo al auto. — No te tardes, ya ves que tenemos mucho que hacer.
— No me podía ir sin darle un beso a mi esposo. — Rodeó el cuello de Kook y plantó un largo e intenso beso bajo las tímidas miradas de sus familiares. Limpió sus comisuras y sonrió. — Me siento como mi primer día de escuela, hoy será mi primer día como subdirector del IPIAM. ¿Cómo me veo?
Quienes permanecían detrás levantaron sus pulgares y el luniano simplemente rió y lo volvió a besar.
— Yo iré a recogerte en la tarde así que espérame y no dejes las instalaciones si yo no llego. Ya conoces todas las salidas de emergencias, a la mínima, te vas por la puerta de teletransportación. — El castaño asintió rodando sus ojos pero sin dejar de esbozar una amplia sonrisa. — De ahí iremos a pelarnos como deseabas. Ahora ve, no se ve bien que el subdirector llegue tarde en su primer día activo.
Tae asintió y se echó a correr hasta donde Namjoon ya lo esperaba. — ¡Jeon Jungkook! — Gritó como un adolescente y el aludido se volteó para verlo. — ¡Te amo!
— Lored!
— Creo que tomaré un curso de luniano. — Jimin golpeó la cabeza de su hermano y lo empujó hacia el auto de Jungkook.
— Tú lo que tienes que hacer es concentrarte en las materias que comenzarás a dar. Muévete que llegaremos tarde.
— Jung, yo me voy yendo, nos vemos en un rato, si quiere aprovecha para que duermas otro rato, de todos eras el único que no tenía por qué haberse despertado tan temprano.
— Esto es algo nuevo para mí de cierta forma. Ver a toda la familia irse a cumplir con sus obligaciones se siente bien, es lindo y renovador. — Sonrió palmeando su hombre.
— De acuerdo, entonces nos vemos más tarde.
https://youtu.be/jC_3ZwsFW90
Hola por aquí mis lunianos.
Estoy feliz porque llevo 3 días actualizando diariamente. Extrañaba eso en demasía.
En estos momentos estoy llorando como boba mientras aún escribo lo que serían los próximos dos capítulos. Estoy alterada, molesta pero a su vez feliz porque adoro escribir para mí y para ustedes. 🙈
Nos vemos en el próximo, cuídense y manténganse saludables.
LORED
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