Capítulo 79

Caminar siendo seguido por siete soldados, guardias o lo que fueran esos hombres, era algo a lo que Taehyung no lograba de acostumbrarse. Era su tercer día en Titán aunque el día en el cual llegó hubiera terminado perdiendo el conocimiento hasta el siguiente y el segundo día se lo pasara casi en su totalidad en la cama con Jungkook. Solamente salieron de la habitación para comer algo y ese fue un momento histórico para él. ¿Era posible llevarse una de esas máquinas mágicas a la que le indicaba qué quería comer y se lo preparaba a la perfección?

En ese instante recordó por qué su esposo no sabía siquiera preparar un té. No había hecho nada en su vida porque con esas máquinas las personas no eran capaces de por lo menos ver el proceso de la elaboración de los alimentos. Una comida que tal vez en Tellus pudiera demorarse tres horas para elaborarse en su totalidad, allí la habían tenido en diez míseros segundos.

Ese fue un momento entretenido y gracioso porque él lucía la misma cara de desconcierto que el luniano cuando lo veía cocinando. Supo que los caballeros que velaban por su seguridad iban a estar siempre cerca pero, cuando estaba junto a Eidon, ninguno se acercaba demasiado, se mantenían a prudentes distancias, bastante amplias. No como en esa ocasión que todos iban a centímetros de él, sin dejarle más que el espacio que quedaba frente a él para que pudiese ver.

Frenó sus movimientos y todos frenaron junto con él como si ya supieran con antelación lo que iba hacer. Los miró pero ninguno le devolvió la mirada, mantenían la vista al frente con las manos al costado de su cuerpo como estatuas. Suspiró con obstinación y continuó su camino observando y detallando cada detalle de esa majestuoso lugar.

Parecía no haber techo fuera de los dormitorios, siempre que miraba hacia arriba podía contemplar el cielo rojo que tenían durante el día con estrellas, al igual que en la noche donde lo único que cambiaba era ella color casi carmín por uno azul casi negro. Contaban con varios pisos pero de cualquiera parecía que estuvieran en el último, que la distancia entre él y el techo era casi infinita. Primero pensó que eran de esos escenarios creados por la tecnología, que eran imágenes falsas reproducidas, mas su luniano se encargó de demostrarle que era tan real como el hecho de que estuviera en esos momentos caminando por Satelles.

— ¿Dónde está Eidon? — Preguntó jugueteando con lo que parecía ser su suegro en un holograma.

Min Yoongi no era el hombre más risueño, a excepción de cuando estaba con su esposo pero, ese semblante le resultaba desconocido, al igual que el de Jungkook. Según lo dicho por uno de sus guardias, ese fue el momento en el que su luniano alcanzó la mayoría de edad y tomó el control de Titán, así como más actividades en Luna Dorada. Se veía verdaderamente genial, parecía aún mayor de lo que se veía en la actualidad, mas brusco y serio. No lo notaba feliz y recordando todo lo que sabía ya de él, no pudo evitar sentirse algo triste.

— El príncipe Eidon se encuentra en su nido de sanación. — Respondió de forma automática.

— ¿Sanación? No entiendo. — Se giró confundido tratando de buscar la mirada del sujeto que habló pero este la desvió hacia el suelo.

Era frustrante, sabía que eso era por respeto pero le incomodaba hablar con las personas y que estas miraran hacia cualquier lado menos a él. Como hablar con la pared, se sentía más que respetado algo ignorado.

— Esta mañana el príncipe sufrió un colapso y ahora se encuentra sanando.

— ¿Colapso? ¿Por qué nadie me dijo nada? — No supo en qué momento se molestó tanto, quizás por la preocupación de saber que a su esposo podía haberle pasado algo mientras él dormía y paseaba pensando de que se encontraba haciéndose cargo de actividades que requerían su supervisión o aprobación como él le había dicho al despedirse en la mañana. — ¿Dónde está? Llévenme con él ahora mismo.

— Su alteza...

— ¿No me escucharon? ¡Dije ahora! — Gritó caminando sin rumbo desesperado.

— Disculpe usted, su alteza. — Taehyung lo miró enojado y el caballero bajó la mirada. — N-No es por ese camino, es por el ala este.

El terrestre agitó su capa, esa que iba junto a los atuendos que debía utilizar en ese mundo y que le daba el mismo aspecto raro que tenía Jungkook el día en el que se cruzaron en Hong Kong. Caminó sin mirar atrás, cerrando sus ojos, dejándose guiar por el lazo que tenía con su pareja. No entendía por qué si se podían sentir y localizar perfectamente desde que estaban ahí, no pudo sentir que su príncipe había colapsado.

— ¿Cómo se abres estas malditas puertas? ¡Ábranlas!

— No podemos, Atojeon. Eso es algo que solamente puede hacer usted, como el príncipe está adentro, solamente su alma gemela puede abrirla. Debe ordenárselo usted, solamente reconocerá su voz.

— ¡Abrir puertas! — Exclamó ansioso y vio como aquellos inmensos cristales simplemente se desvanecieron. Era algo a lo que ya se iba acostumbrando.

Entró buscando a Jungkook desesperado, hasta que lo divisó acostado en algo que para él parecía un jacuzzi pero que claramente era algo más. Corrió hasta él y lo abrazó con fuerza. El luniano abrió sus ojos de golpe y sonrió al sentir los brazos que lo rodeaban. Los acarició con delicadeza y se volteó para tirar de él y hacerlo caer sobre sus piernas.

— ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías turisteando por todo el palacio. — El golpe en su pecho lo hizo abrir su boca en queja.

— Oh, qué hice... ¡P-Perdón! Perdón por pegarte, tú estás mal y yo estoy aquí golpeándote por la preocupación, pero... ¿Cómo es que puedes colapsar y yo no enterarme de nada? — Sus lágrimas corrieron por sus mejillas, cerrando sus ojos con fuerza para contenerlas se aferró al cuello de Jungkook y escondió allí su rostro.

— Hey, hermoso. Estoy bien, simplemente me pasó lo mismo que a ti. Estuve expuesto a tu explosión, cualquier otro ser pudo haber muerto, pero yo no, tengo los suficientes poderes como para aguantarlo, mas como recibí parte de los tuyo de forma no convencional, pues sucedió esto. — El entrecejo de Taehyung se arrugó dejando ver que no había entendido todo. — Normalmente los poderes se pasan de a poco, ya sea mediante el lazo de la gestación o mediante la copulación. La energía se va pasando a cada segundo, con cada movimiento pero cada parte de mí recibió el golpe de la explosión al mismo tiempo. Por eso estoy así.

— Pero ayer estabas perfectamente, estuvimos todo el día en la cama.

— Precisamente por eso. Porque estuvimos todo el día con nuestros cuerpos entrelazados. Ya no tienes solamente tu lado humano activo, tampoco estamos en la Tierra, absorbes demasiada energía, yo debo usar también mucho más y por ello mi cuerpo se debilitó un poco. Estaba tratando con la explosión pero no puede generar tanta energía como para tratar con dos grandes actos a la misma vez.

Taehyung lo abrazó sin decir una sola palabra, quedando ambos en un silencio donde lo único que se escuchaban eran sus leves respiraciones y el extremadamente agitado corazón del terrestre. Aún estaba asustado por pensar que a su esposo podía haberle ocurrido algo, todo su cuerpo temblaba. La sola idea de su vida sin Jungkook lo aterraba de sobremanera. Las suaves caricias entregadas a su persona, a su espalda y cabello lo ayudaban a recomponerse.

— Eres un maldito idiota Kook, odio que me hayas hecho preocupar de esta manera p-pero estoy feliz de que estés bien. Nosotros dos estamos felices de saberte bien. — Musitó contra su cuello y Jungkook no pudo ocultar su sonrisa, sintiendo la vida de sus dos seres entre sus manos. No había dicha mayor que esa. — No nos dejes jamás.

— Amor, por ti... — Cerró sus ojos y dejó que sus labios rozaran los húmedos labios contrarios. — Esto que siento es de por vida, no podría dejarlos ni siquiera muerto. No me dejaría morir tan fácilmente sabiendo que tengo que velar por ustedes. Pensé que ya estabas convencido y seguro de eso. No tienes otra salida escapatoria mi amor, vas a estar conmigo hasta que el reloj de nuestras vidas marquen el final, ya viejitos y arrugados en aproximadamente dos siglos terrestres.

Tae abultó sus labios con otra lágrima rebelde que caía y lo besó. Un beso casto, suave, dulce. Unió sus frentes y jaloneó el cabello de Kook.

— Eso fue por preocuparme, idiota. — Acarició la zona de la que tiró y entrelazó sus dedos con las hebras de su cabello, disfrutando de sus mezcladas respiraciones. — Lored, Eidon!

Entre sábanas blancas, te he llevado a la cima de una luna perdida. Y abrazando tu cuerpo he encontrado la aurora que ilumina mi cielo. — Cantaba suavemente en su oído. — Entre sábanas blancas, hemos hecho locuras. Un desierto de agua, una simple aventura. Estrella no te vayas, regálame un deseo y quédate conmigo. ¡Quédate conmigo! Ay amor...

— Nunca había escuchado esa canción, casi nunca cantas y amo siempre que lo haces. Esta es la primera vez que cantas especialmente para mí. Me gusta que lo hagas. — Volvió a perderse en la curvatura de su cuello con una cálida sonrisa. — ¿Puedes cantarla otra vez?

Kook volvió a entonar cada nota mientras abrazaba firme pero amorosamente a su alma gemela. Sintiendo contra su vientre como su frijolito se removía feliz. Deseaba que esos momentos duraran para siempre pero, las visiones que había estado teniendo, le dejaban claro que al menor por el momento, eso sería algo imposible.

+++

¿Qué había sido ese sueño con su mafa? Por primera vez lo veía con su aspecto masculino pero ese no había sido uno de esos sueños que Kore ponía para poder comunicarse con él. Esta vez no vio su sonrisa, escuchó su voz y recibió su abrazo. Esta vez vio a un hombre llorando y sufriendo desnudo en el suelo, amarrado en algo que no logró descifrar. Tampoco reconocía a ese alto y musculoso hombre de larga cabellera roja vestido de azul, de tenebrosa voz y horripilante semblante. Era atractivo pero por alguna razón de solo verlo lloró igual o más que su mafa.

Secó sus lágrimas y se intentó levantar de la cama, quitando cuidadosamente las manos del luniano de su cuerpo. Lo tenía envuelto en un abrazo demasiado fuerte. Contempló su rostro y respiró profundamente, solo bastaba notar su presencia para sentirse mejor. Lo cubrió lentamente con la sábana pero perdió el equilibrio cuando Jungkook tiró de él para que volviera acostarse a su lado, pasando esta vez su pierna y brazo por encima, escondiendo su rostro en su cuello, aspirando ese aroma que tanto amaba.

— ¿A dónde crees que vas? Vuelve aquí, este será nuestro último día en Titán y quiero aprovechar el tiempo juntos aquí al máximo. Deseo perderme en tu aroma y sentirte calentito junto a mi cuerpo.

Los días pasaron rápidamente, más pronto de lo que ambos hubieran querido pero debían regresar antes de que la presencia de Taehyung continuara aumentando su energía. Debían regresar a lo que era su realidad momentánea, acabar con la mejor luna de miel de todas, en un lugar al que ningún terrestre podía ir. Tan único como ellos, como su amor.

Era un amor que estaba pasando y tendría que pasar por circunstancia y momentos nada alegres. Su amor y relación era como una flor. Para que floreciera, para que se diera, tuvieron y tenían que pasar por fuerte lluvias y vientos. Solo los más valientes, el amor más puro, la flor más fuerte lograban sobrevivir y alegrar el mundo con su belleza.

— Voy a limpiar mi cuerpo, Kook. Quedé hecho un desastre y todavía tenemos que terminar de configurar todo para los dos a lo largo de Titán. Nos queda poco pero será mejor terminarlo temprano y disfrutar del resto del día tranquilos.

— ¿Qué soñaste? Estabas llorando y no quise entrar en tus sueños para dejarte salir por tu cuenta, es algo que te pertenece pero veo que te ha afectado más de lo que pensé. — Se sentó en la cama notando como su esposo trataba de desviarle la mirada. — Amor, sabes que nunca te presiono para que me digas nada, si no quieres hacerlo lo entiendo. Pero si te hablo con franqueza me gustaría que te desahogaras conmigo. Pienso que te ayudará sentirte mejor y si en mis manos está ayudarte lo haré. Quiero que nuestro último día sea especial como todos los que paso contigo, pero aún más.

¿Realmente había sido un sueño o algo más? Taehyung no sabía diferenciarlo y de ser una realidad no se sentía cómo diciéndole lo que había visto, lo que estaba pasando su mafa porque en su mente solamente estaban los peores escenarios que cualquiera pudiera imaginarse con solo ver esa imagen. Eso era lo que tanto le perturbaba, eso junto al hecho de no poder hacer nada para remediar eso. Tenía poderes pero era un idiota que no podía hacer nada nada por cuenta propia.

— Tae.

— ¿Puedo ir a tomar un baño? — Jungkook liberó su mano y asintió, viéndolo alejarse lentamente.

— ¿Qué te tiene así hermoso? — Musitó en un suspiro.

Agitó su cabello con frustración, no quería verlo así, quería ayudarlo pero no tenía muchas opciones en ese momento. Abrió el holograma del menú que habían organizado para ellos ese día y escogió lo que deseaban comer, avisando que lo tuvieran listo en treinta minutos. Quitó de su camino la sábana blanca que lo cubría y puso su pie descalzo en el suelo, caminando lentamente en dirección al baño.

Permaneció a pocos metros, observando como su esposo lloraba agachado en un esquina del gigantesco lugar, cubriendo su cara con ambas manos. Empuño sus manos y mordió sus labios controlando la impotencia que sentía en ese instante, de verlo afligido, solo aún cuando él estaba presente. De cierta forma se sentía insuficiente para su terrestre. Caminó lentamente hasta arrodillarse frente a él.

Taehyun alzó su vista encontrándose con unos ojos de color turquesa derramando lágrimas en silencio y de lanzó hacia aquellos brazos que podrían reconfortarlo. No quería preocuparlo, no quería que lo viera así cuando tenían que estar felices pero no podía contenerse más. El sueño con su madre y visiones de aquel sueño que desde hacía días no tenía, eso donde veía a todos morir luego de correr como loco en círculos, quedando siempre frente a los malditos hedios que lo humillaban hasta matarlos a él y a su frijolito. Eran simplemente demasiado para él, no podía permanecer fuerte frente a eso.

— K-Kook... — Lloraba en sus brazos sin poder hablar siquiera.

— Shhh... Llora, hermoso, llora tranquilo.

El príncipe se dejó caer en el piso para estar más cómo, meciéndose de atrás hacia adelante con la barbilla apoyada en la cabeza de su esposo. Lloraba junto a él porque sentía su dolor propio, no sabía qué lo tenía así cuando hasta hacía unas hora él tenía la más amplia y preciosa sonrisa adornando su único rostro. Desgarraba su alma saberse sin uso, al menos para arrancar el dolor del pecho de su terrestre aunque tuviera que hacerlo propio.

Esperó hasta que sus sollozos disminuyeran, hasta que sus lágrimas mermaran y a que su cuerpo se relajara más entre sus brazos. Un vez que esto ocurrió lo tomó en sus brazos y caminó con él hasta la bañera, entrando con él. Limpió cada zona de su cuerpo con sumo cuidado y amor, cantándole, besándolo castamente en cada lugar de su piel. Dibujaba figuras en su cuerpo con espuma que se movían cuando esta se corría como si tuvieran vida propia.

Lavó su cabeza, deseando que con cada toque se fuera cualquier pensamiento triste o negativo que pudiera perturbar su tranquilidad. Colmándolo de mimos y cariño, solamente quería volver a ver esa sonrisa resplandeciente, un momento sin verla para él era como un día sin sol, sin claridad.

Las paredes que su esposo construía para protegerlo a él del dolor y la tristeza, eran como esas que las personas levantaban para cubrir su corazón dañado o marchito, impidiendo que en él entrara la alegría o el amor que podía ayudarlos a sanar. Sabía que esos sentimientos dolorosos y tristes eran los peores, no quería que Tae los tuviera jamás, pero también sabía que en ocasiones eran necesario, lo ayudaban a fortalecerse.

No lo dejaría jamás morir del dolor, estaría a su lado siempre para ayudarlo a levantarse y vivir con más intensidad. Él tuvo que pasar por mucho para llegar a donde estaba, su terrestre también, pero aún le faltaban lidiar con cosas que él no podía hacer por él. Necesitaban ambos toda la fuerza que pudieran ser capaces de reunir para poder juntos pasar por todas las adversidades.

— Volví a experimentar ese sueño del que una vez tuviste que sacarme, solo que esta vez no estabas ahí, no vivo.

Tomó las manos de Jungkook y comenzó a jugar con sus dedos el agua y la espuma. El luniano permaneció callado sin decirle que él había tenido la misma visión, dejándolo liberarse de todo aquello que estaba guardando en su interior.

— Soñé también con mi mafa, por primera vez lo vi en su forma masculina, fue tan triste que me causaba escalofríos. Diferente de todos los sueños que tuve antes o de las veces que ella buscó hablar conmigo en ellos. En ellos siempre vi a mi madre sonreír, recibí un beso y un abrazo de su parte, en este, por más que quise acercarme y abrazarla, no pude. Parecía que tenía grilletes invisibles en los pies, sus manos también estaban atadas y su cuerpo desnudo parecía dañado, como si hubiese sido golpeado.

— ¿Viste los alrededores de ese sitio? — El príncipe lo abrazó con fuerza.

No quería decirle que eso no había sido un sueño sino una visión ya fuera exacta o no, él tenía parte de su poder en el que podía ver ciertos eventos del futuro. No quería que cometiera alguna locura que los pusiera en riesgo pero él iba a investigar por su cuenta eso, quizás en sus sueños aparecían detalles que lo ayudaría a ver el sitio en el que se encontraba, una pista que podía desencadenar todo.

— Solamente había una cama y una ventana en un lado, encima de la cama había una ropa parecía a esta que usamos pero con otros colores, creo que no era solo azul claro, blanco y marrón como los que hemos estado usando. Era más no sé, se veía más lindo pero era púrpura y azul. También vi allí la imagen de un hombre alto y musculoso de cabello rojo, extremadamente largo, de mirada penetrante y sonrisa cínica.

— ¡Hedas! — Tae alzó la mirada y miró a su esposo. — Ese hombre que viste era Hedas, nuestro enemigo, lo que significa que en el sueño tuyo Kore era su prisionero.

— Sí, mi mafa temblaba desnudo pero no pude escuchar nada de lo que hablaban. No pude descifrar los movimientos de sus labios. — Lágrimas volvieron a caer pero Kook las limpió rápidamente.

— No llores amor, fue solemne un... Un sueño, no creo que debas preocuparte mucho pero si te hace sentir más tranquilo mandaré a investigarlo para estar seguros.

Lo que él realmente necesitaba saber era si lo que Tae había visto era en efecto una imagen del futuro, presente o ya había ocurrido. No sabía como mejorar la situación de Kore sin ir personalmente, sin abrir una guerra aún más fuerte que la que tenían porque, si algo mantenía a hadas más ocupado era que tenía con él a su alma gemela, la persona que él de su retorcida forma amaba o quería a su lado.

— Gracias por todo Eidon.

Jungkook lo abrazó y besó tiernamente, permaneciendo sentados allí por algún tiempo. Quería, necesitaba por qué sus visiones eran cada vez más recurrente y por qué su esposo también volvía a tenerlas. Esas imágenes parecían de la tierra pero, también Satelles, por ello quería salir de allí lo más pronto posible, en el estado que Taehyung se encontraba no podía darse el lujo de pelear. Solamente quedaban tres semanas para que ya estuviera en fecha de tener a su hijo, tres semanas mas donde debían mantenerse lejos de cualquier peligro.

💜💜💜

https://youtu.be/VLOVVnhDh5U

Esta es la canción de un cantante cubano conocido mío, es la canción que Kook le canta a Taehyung en este capítulo. Es hermosa y quise incluirla, espero que les guste.

Mi corazón late desenfrenadamente por todo lo que se avecina, cosas linda, tristes, emocionantes, dolorosas...

LORED mis Lunianos hermosos 💜

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top