Capítulo 74

La situación era tan difícil que sentía que no podía aguantarla. Para él era demasiado doloroso despedirse de sus seres queridos una y otra vez. No eran viajes normales como los humanos solían hacer, donde se despedían en el aeropuerto con algunas lágrimas pero sabiendo de cierta forma que pronto se volverán a reunir. Donde tenía la posibilidad de hacer una llamada telefónica ya fuera de audio o visual, donde podía decir escríbeme cuando llegues a tu destino a salvo para saber que llegaste bien.

Su corazón sufría como un familiar que mandaba a lo más querido al ejército, sabiendo que iba a luchar una guerra que quizás no libraría. Perdió años de relacionarse con su esposo, de criar a su hijo, ahora era un adulto que se valía por si mismo. Él no cuidaba a Jungkook, era al revés. Él no podía cuidar realmente de los suyos y eso, le molestaba aún más.

No quería dejarlo ir, agonizaba por su adiós, por esos ojos que contuvieron lágrimas para darle fortaleza y que siempre lo miraron con amor.

¿Cómo le explicaba a su corazón que su rey una vez más se había ido? ¿Cómo le decía que siguiera fuerte y que sin él tenía que seguir por sus hijos, por su nieto? ¿Cómo fingía para no darse cuenta que nuevamente, él, no estaba ahí? Ya Min Yoongi no estaría junto a él físicamente aunque supiera que sus almas jamás se separaban del todo. ¿Lo volvería a ver con vida? ¿Aguantaría su ausencia y estaría bien su Minrey sin tenerlo cerca?

En su mente estaba claro que su esposo marcharía esa noche pero era su corazón quien no lo aceptaba. Le hacía falta su cariño, compañía, sentir que ambos protegían a su bebé ya no tan bebé. Necesitaba moverse en la noche y sentir aquellos brazos que lo estrechaban y hacían mantener en un solo sitio acurrucado. Abrir sus ojos y que fuera esa pálido rostro lo primero que viera al despertarse. Le iba hacer falta su olor, su calor... ¿Cómo aliviaba el dolor?

Quería verlo emocionado y frustrado por los dramas, disfrutar de su comida, vera bañarse o vigilar a escondidas tanto a su hijo como su yerno para estar seguro que estuviera bien. Deseaba sentirlo gruñendo por cualquier cosa o sacarle una sonrisa a su serio semblante. Añoraría esos baños diarios que solían tomar juntos, los momentos de pasión y compenetración ya fuera física o emocional. Lo extrañaría a él, a su Minrey.

— Mafa, por favor, levántate. — Jungkook había estado sentado en el suelo abrazado a Jimin desde que su padre desapareció en la brillante luz que lo conduciría a su mundo. Tuvo que turnarse para también consolar a su esposo a quien la partida de su recién descubierta tía le afectaba más de lo que imaginó. Estaba atrapado entre los dos hombres que más amaba en todo el universo. — Sabías que esto ocurriría, debes ser fuerte, sabes que fada estará mirándote, recuerda sus palabras.

— N-No te imaginas como esto afecta mi corazón Eidon. Ustedes hacen mi corazón y no tenerlos es como no tener esa parte de mi corazón latiendo en mí. ¿Cómo crees que he vivido estos años? Nadie te enseña cómo lidiar con una separación. Revivo a cada instante toda nuestra vida juntos desde el momento en el que nuestras miradas se cruzaron por primera vez, nuestra boda, tu nacimiento, tus primeras palabras y pasos.

Taehyung trataba de controlarse y calmarse para ser de apoyo para su esposo y suegro pero aquella escena donde el padre era quien recibía consuelo en los brazos de su hijo como si fuera un niño partía su corazón en pedazos. Ver el sufrimiento en sus ojos, el dolor que sentía él y el que sentía Kook. Podía sentir su angustia y tristeza sin hablar con él, vivía ambas emociones, las suyas propias y las de su luniano. Se sentía incapaz de soportar aquello, si él tuviera que separarse de Eidon de esa forma, sin saber si lo volvería a ver vivo o muerto, colapsaría igual o peor que su suegro.

— Los dos estamos envueltos, te tengo a ti, a mi hijo abrazándome y estoy feliz de tener pero por alguna razón me siento solo y vacío. Ustedes ya son una familia que necesita su privacidad, no eres un niño que puede vivir pegado a mí. En cambio Yoongi... Minrey es mi compañero de vida.

Su cuerpo temblaba como si estuviera convulsionando. Pudo controlarse mientras se despedía, todo el día estuvo sereno a sabiendas de lo que ocurriría, pensó estar mentalmente preparado para verlo partir. Sin embargo, una vez que lo vio desaparecer, sintió su alma abandonar su cuerpo de la misma forma e irse corriendo tras él en su búsqueda. Se derrumbó sin poderlo contener y estalló en ese estúpido llanto que pensó que no tendría esa vez.

— Ma, estás frío. — Jungkook podía sentir como la temperatura de su cuerpo disminuía a la par que sus temblores aumentaban. Era como si estuviera agonizando.

Jimin sentía como si aquello lo estuviera matando, no entendía por qué eso le estaba pasando a él. ¿Por qué tenía que seguir viendo partir a las personas que más amaba? Se aferró a su hijo con fuerza y agradeció tener su soporte, tenerlo para colmarlo de cariño. Entre sollozos y espasmos miró a su alrededor notando a Hoseok abrazando a su yerno, lloraban porque también habían experimentado la lejanía y pérdida de seres queridos.

Su cabello fue acariciado por Jungkook, haciéndolo sucumbir en la placentera calma que le hacía una vez más darse cuenta que tenía que ser fuerte. Tenía padres, hijo, hermano, yerno y suegro por los que velar. No se podía dar el lujo de llorar por los rincones. Sí, era difícil aceptar el adiós de lo que amaba pero su corazón, nunca, pero nunca dejaría de buscarlo y esperarlo. Ese sentimiento llamado amor que tenía por todos sus seres queridos en general, era el que le daría la fuerza para sobrepasar los nuevos obstáculos y labrarse un camino hasta la meta.

— ¿T-Te sientes mejor? — Preguntó preocupado el luniano cuando vio a su padre ponerse en pie precipitadamente cuando hasta hacía dos minutos atrás lloraba desconsoladamente. Jimin lo miró sonriente y secó las lágrimas que corrían por el rostro del menor. Juntó sus frentes para después besársela y regalarle una sonrisa.

— Estoy bien, ya se me pasó el ataque de llanto momentáneo. Mismo si no lo crees, realmente estoy bien. — Se volteó para mirarlos a todos y sonrió con sus ojos ardiendo de los deseos de seguir llorando que aún tenía.

Ese era un dolor que tenía que cargar solo, no quería pasárselo a los niños que suficientes preocupaciones tenían ya. Aunque una parte de su interior se consumiera y su alma se desgarrara, tenía que protegerlos incluso de él mismo.

— Es normal que esté triste, pero créanme que estoy bien. — Miró la hora — Creo que es mejor que todos nos vayamos a la cama. Mañana se reanudan nuestras vidas, ustedes dos tienen una luna de miel a la que ir y yo tengo que regresar a la universidad. Hoseok se encargará de recoger a mi hermano a la estación de trenes y pasar el día con él hasta que yo esté libre. Así que ustedes olvídense del mundo y vayas a disfrutar. Aprovechen que se tienen el uno al otro.

Su voz se apagó y la incertidumbre se plantó en el pecho de Jungkook. Era imposible que su mafa estuviera bien y él lo sabía, así como sabía que insistirle no traería nada bueno. Pero, ¿realmente podía irse de viaje y dejarlo solo?

— Yo creo que no es necesario que vayamos a ese viaje. De hecho, yo ni siquiera pensé que haríamos uno por lo que no me dio tiempo a emocionarme mucho. Con que Kookie y yo estemos juntos, es suficiente. — Habló Tae sintiendo la angustia de su esposo recorrer su cuerpo.

— No estoy enfermo ni mucho menos. Se queden aquí o no mañana tengo que comenzar a trabajar porque las vacaciones para nosotros los profesores duran menos. Por mí no tienen que preocuparse y por mi hermano tampoco, él estará más que feliz y entretenido aquí con tu padre. Lo más probable es que se pasen esos tres días viendo películas sin fin en ese cine que tienen aquí.

— ¿Estás seguro?

— Como que me llamo Park Jimin. Ahora, váyanse a dormir de una vez. Hoy dormiré aquí pero ya mañana me regreso a mi casa. — Vio la cara de preocupación de sus hijos y sonrió. — De verdad estoy bien, no tienen que preocuparse por mí. ¡A dormir!

...

No habían dormido mucho, hacía a penas cuatro horas desde que se habían ido a dormir y ya se encontraban despiertos. Eran pasada las ocho de la mañana y habían planeado salir lo más temprano posible ya que no pudieron manejar en la noche para evitar el tráfico y de día mientras más esperaran para irse, peor se pondría, los atascos en las autopistas de Corea del Sur era algo que muchos deseaban evitar.

Por alguna razón, ambos estaban conscientes de que viajarían pero no parecían entusiasmados pese a querer compartir tiempo a solas. Sus cerebros permanecían en blanco actuando mecánicamente. Habían sido demasiados sucesos juntos que llegaron y se fueron en un abrir y cerrar de ojos pero que parecieron meses de agonía. Fue exhaustivo para los dos, para todos. Principalmente el día anterior donde tantas cosas habían ocurrido. Los ánimos no eran de emoción por la luna de miel, simplemente, eran neutros, actuando por inercia.

— ¿Te traigo algo más para desayunar? Creo que será mejor que desayunemos bien y llevemos algo con nosotros para detenernos la menor cantidad de veces posibles. Serán casi ocho oras de viaje ya que quieres utilizar la transportación normal.

— No te preocupes, amor. Estoy bien así, veo que será mejor que saques ya nuestras maletas a tu auto mientras que yo termino de empacar algo de comer. A los dos nos vendrá bien ir por la carretera contemplando la vista y relajándonos, entrando lentamente en ánimos y recibiendo las vibras de un viajero.

Le guiñó un ojo y se levantó para primero tapar el desayuno que le dejaron preparado a su padre porque Jimin, se había ido justo en el momento que se levantaron para irse a cambiar a su casa e ir a la universidad. Colocó los platos sucios en el lavavajillas hasta que se sintió rodeado por los tibios brazos de su esposo. No pudo evitar sonreír y sentirse tranquilo entre sus brazos.

— ¿Qué haces, Kook?

— Abrazando a mis dos amores un poco, desde que despertamos ni siquiera nos hemos besado o abrazado. — Acarició su vientre y Tae se quedó pensativo. Era cierto, era demasiado extraño que ellos no se dieran mínimo el beso de los buenos días. — Vine a buscar mi beso antes de irme a llevar las cosas al auto.

Taehyung se volteó sonriente y rodeo su cuello con los brazos, encontrándose con esos ojos que tanto amaba. Removió un poco el cabello que caía en su frente y acarició la misma con su nariz.

— Lo siento... — Tomó sus mejillas entre las manos y y lo besó castamente.

— ¿Por qué lo sientes? Ninguno de los dos hizo movimiento alguno y aunque es entendible porque tenemos muchas cosas en nuestras cabezas, ambos tenemos culpa, si es que deberíamos tenerla. No tienes que disculparte.

Sonrió al ver a su terrestre asentir y lo abrazó, perdiéndose en la curvatura de su cuello aspirando su aroma por largos segundos para después separarse y besarlo nuevamente. Esta vez, de forma más profunda, intensa y algo más duradero.

El peli-azul se separó mirando a su esposo y palmeó su trasero. — Vete ya a terminar de recoger todo porque sino saldremos de aquí en la noche. — Kook llevo su mano a la frente para fingir un saludo militar y tras robarle otro pequeño beso, dio la vuelta para salir de la cocina. — No olvides la cámara, por favor.

— ¿Para qué? No la necesitamos podemos grabar nuestros recuerdos par después reproducirlos con nuestra propia visión o utilizar los móviles. No entiendo para qué... — Calló al notar la seriedad en el rostro de Taehyung y su ceño fruncido. — Ya sé, lo siento. Debemos apreciar los pequeños y extraños placeres que vivir como humano tiene. Lo siento, ¿sí? Lo olvidé.

— Que bueno que recapacitaste solo, ahora dale, muévete.

Observó en silencio y con una sonrisa dibujada en su rostro como Jungkook se alejaba y entraba en el ascensor. Le parecía una mentira que el día anterior hubiera perdido los estribos a punto de pegarlo con toda la situación de Taglionana. Había recibido aquel medallón, mismo que había guardado para cuidarlo y que le pertenecía al futuro rey de Eris, que vendría siendo él según las palabras de su tía. Se había casado, había visto marchar a su suegro y al otro derrumbarse. Habías sucedido tantas cosas...

Negó con la cabeza y observó aquel anillo que semanas, bueno, meses atrás su esposo le había entregado tras regresar de hacer la primera compra para su frijolito. Acarició su vientre y sonrió.

— Tu familia está loca Esir y creo que tú también padecerás de lo mismo porque con tu ADN como que no lo veo otra salida. — Sonrió nuevamente antes de terminar de guardar los cubiertos en el friegaplatos.

Ya había terminado de recoger la cocina cuando su teléfono sonó desde encima de la mesa dejándole saber que había recibido un mensaje. Echó andar la máquina y caminó agitando su cabello con las manos hasta la mesa donde minutos antes había tomado el desayuno junto a Eidon.

"Muchas felicidades en esta nueva etapa de tu vida que comienzas al lado de Jungkook. Ayer en la tarde escuché de los Kim que te casarías en la noche. No quise importunarlos por eso hasta hoy mando este mensaje. No compré regalo de boda porque no lo sabía pero hoy lo haré para dártelo en la noche. ¿Puedo pasar por tu casa? Nuevamente... ¡Felicitaciones por la boda!" - Minjae

Taehyung sonrió al leer el mensaje de su amigo. Sabía lo incómodo que tal vez resultaría para Minjae ya que para él mismo lo era, recibir ese mensaje de su parte conociendo sus sentimientos era demasiado raro pero también agradable.

"Muchas gracias por las felicitaciones. Siento mucho no haberte avisado pero ni siquiera yo sabía que me casaría. No tienes que comprar regalo alguno, así que descuida. Lamentablemente esta noche no estaré en casa porque voy a viajar pero una vez que regrese me pongo en contacto contigo para que nos veamos. Saludos." - Tae

Bloqueó la pantalla de su celular y se quedó mirando a la nada unos segundos. Agitó su cabeza y terminó de organizar la mesa.

Para cuando bajó con las bolsas de comidas y aperitivos para el camino, ya el luniano había terminado de organizar todo e incluso se había cambiado el atuendo tomando por sorpresa a su esposo que pensaba irse exactamente como estaba, en ropa deportiva. Pestañeó varias veces seguidas ensimismado con su porte. ¿Por qué su esposo era tan contenidamente atractivo?

— ¿Te vas de pasarela o quieres conquistar a alguien?

Decían que los ángeles no existían pero para él sin duda, Jngkook era como la aparición de uno vestido de esa forma. Totalmente de blanco comenzando por sus botas y el resto de las prendas. Pantalón blanco ripiado, una camiseta que pese a quedarle un poquito ahogada marcaba exquisitamente su pecho, bíceps y espalda. Su cabello platinado algo alborotado y su viril brazo adornado por su anillo junto a un reloj del mismo material. Sencillo y bello.

— Eres demasiado exagerado, son solamente unos jeans y una camiseta. Además, ya conquisté a la única persona que quería pero nunca esta demás verse hermoso para todos. Después de todo, ya sea en Luna Dorada o en Tellus, sigo siendo el príncipe Eidon y tú mi futuro Atemin. — Tomó las bolsas que Tae tenía en la mano riendo de verlo como seguía mirándolo lascivamente. — Me vas a gastar con la mirada, ve a cambiarte para irnos ya.

— Qué te hace pensar que te estaba mirando a ti príncipe engreído. Que no se te olvide que yo también tengo una belleza asesina. — Mordió sus labios y se volteó para alejarse pero su esposo dejó caer las bolsas en el suelo y tiró de él para besarlo con cierto desespero. — Las bolsas, Eidon. Hay cristal en ellas, ¿cómo pudiste soltarlas así?

— Me provocaste con esa mordida, asesino que me mata cada día con su belleza y amor.

— Muy romántico y todo pero más te vale que no se haya roto nada. — Lo nalgueó y señaló las bolsas para luego agitar su dedo índice en negación frente a él. — Recoge todo en lo que me cambio. Iré a ponerme hermoso para estar a la altura del príncipe Eidon.

— Ya estás a la altura. — Se apresuró a responderle.

— Halagarme ahora no te salvará de tu castigo, así que prepárate. — Se alejó riendo pensando en lo infantil que a veces ellos dos podían ser. Era como si para siempre tuvieran ese toque de juventud e inocencia que les permitiría mantener una relación como la que tenían e incluso mejor.

Taehyung no tardó demasiado, es que no se tardó casi nada porque fue en busca de un atuendo exactamente igual al de su esposo por lo que no tuvo que perder tiempo en pensar qué se tenía que poner. La única diferencia fue que el optó por una camisa en lugar de una camiseta.

Miró a su alrededor esperando no olvidar nada que fuera necesario y salió hacia el garaje. Bordeó el vehículo llegando a la puerta del copiloto que su esposo mantenía abierta para él.

— ¿Tenías que hacerlo, cierto? — Se carcajeó y lo besó. — Eres único mi amor, gracias.

— A ti, mi Atojeon.

Esperó a que el terrestre entrara, cerró la puerta y se apresuró a subirse también al auto. Poco a poco sus ánimos iban cambiando, no habían olvidado lo sucedido pero estaban más centrados en lo que ellos estaban viviendo.

— Ya nos casamos, ¿por qué no soy tu Atemin? — Preguntó Tae cruzándose de brazos en una fingida rabieta.

— Porque ese es un título que solamente podrás recibir una vez que nos casemos en Luna Dorada. Sólo puede ver un Atemin rigiendo y ese en este momentos es mi mafa. Debe haber primero una ceremonia de coronación donde yo me convierta en rey y reciba el apellido Min de la familia, siendo el nuevo rey Min. Ahí entonces es que serás mi Atemin. el esposo oficial del Rey MIn.

— ¡Qué complicado son ustedes! Pero me gusta...

— Tú me gustas más. — Taehyung hizo una mueca que fue borrada por un beso duradero, de esos que ningún humano promedio podría resistir sin quedarse sin aire.

— P-Para... — Tragó profundamente y se removió en su asiento alejando la tela de sus pantalones que le estaba resultando molesta. — Mejor nos ponemos en marcha. — Jungkook asintió sonriendo y encendió el motor. — Por cierto... ¿A dónde vamos?

— Sorpresa...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top